sábado, 10 de septiembre de 2022

Poemas de Marcela Atehortúa Flórez

 



 1.      El deseo

¿Qué hacer con el deseo?

¿Dónde llevarlo, dónde depositarlo?

¿En qué ánfora o tinaja llenarlo?

¿Con qué bálsamo o almizcle untarlo?

¿A qué hombre entregarlo?

¿En qué cuerpo encender el deseo?

¿En quién despertar los pecados?

 

2.      Me invitas

 Mis manos como mariposas monarca se posan en tu pecho

Para anidar en él, abrirlo con caricias y resguardarme de la fría noche.

Las cortinas abiertas, aletean como un colibrí a la brisa noctámbula

Comienzo por descubrir los nudos de las raíces que yacen en la manigua, las inundaciones de los ríos, los animales que trepan por árboles en busca de los nidos de las aves, las lianas como cabellos que cuelgan del techo de la selva y se desgajan los brazos de los grandes árboles.

A través de mis palabras puedes ver, oír, oler, sentir y saborear lo que tiene la selva para ti, los seres originarios embarcar río abajo, descifrar las pinturas rupestres que se esconden en lo profundo de la espesura vegetal, escuchar los trinos de los pájaros de todos los colores, los monos aulladores y ver saltar las grandes arañas.

Puedes alcanzar a saborear en tu lengua la carne de tortuga y de reptil que te sirvo, los zumos de frutos desconocidos y hongos sagrados, percibir los aromas de las yerbas aromáticas ancestrales que se instalan en tu cerebro.

Sueña, vive, viaja, pero no demores en regresar a la cama.

 

 3.      Geografía de la sensualidad

¿Hay algo malo en nuestros cuerpos que siempre van cubiertos?

Sólo cuando nos amamos, nos descubrimos sin vergüenza

Para viajar por la geografía de nuestros cuerpos

Explorar cada día sus honduras, sus declives, sus llanuras y colinas

Para desentrañar las vetas de sal que permanecen ocultas en lo profundo de mi planeta

Para lisonjear el fuste que gobierna el edificio con su resistencia

Tu cuerpo se ocupa de cada centímetro del mío, te tomas tu tiempo para emprender el viaje y arribar a puertos fenicios, encontrando perfumes miles y delicados

Redescubres mis senos día a día y mi sexo se regocija con el tuyo

Me invitas a soñar cada vez diferente

Mandando los cuerpos a reposar extasiados, embebidos de la voluptuosidad de cada uno, en los egoísmos de sensualidad.

 

 4.      Devoción al hedonismo

Gustable para el goce y el deleite

Comestible cuando de hambre se trata

Besable cuando cae la miel de tu boca

Acariciable cuando te crecen ramas y hojas

Erotizable cuando me das calor y tu hombría

Masturbable cuando me encuentras y me pierdes en los caminos del jubilo y la gloria

Consagrada al placer, bebiendo de los aljibes de la dicha

Devota a Eros, sierva de la felicidad, vasalla del deleite.

 

 5.      Hombre de dormitorio

Entras al dormitorio envuelto en la penumbra de la madrugada

Escucho tus pasos menudos y vaporosos en el corredor

He pasado por alto poner el cerrojo a la puerta

Estás ahí a un lado de la cama

Te sumerges en el abismo de las sabanas

Te acomodas a mi lado

Te acoplas a mi cuerpo

Tu mano voraz hurga entre los pliegues de mi intimidad

Encontrando los artesones de mi feminidad

Que con arrojo son sitiados

Se tiende el puente levadizo que nos separa

Intercambiamos delicadezas de ternura y amor

Nos alcanza la noche alta

Huyes en complicidad de la oscuridad.

 

 6.      Noche loba

 Noche, lúgubre y metálica

Afilada como colmillos de cerril

Alumbrada bajo una luna negra

Con mirada de loba a lo lejos

Olor a perra mojada

Resoplando con su respiración bestial

Oculta tras los arbustos.

Pájaros negros en picada desde lo alto

Se aproximan como proyectiles emplumados

Se encrespa el cielo

La loba, ataca, fiera

Se apaga el fuego

La noche vuelve a ser suya.

 

 7.      Distintas, pero no distantes

 Nos han habituado a no encontrarnos, a no juntarnos

Con la excusa que entre nosotras mismas somos arpías

Reconozco que somos distintas, muy diversas, pero no somos distantes.

Tenemos más de coincidencias que de diferencias.

Hay que salir del fogón, del encierro de la cocina.

Allí mientras se cocina la sopa, hierven las ideas, se desata la ira.

Arranca de tu pecho el delantal como una costra pegada

Empuña un esfero, aprieta contra tu pecho un cuaderno, toma un libro.

Lánzate a la aventura de escribir todo lo que piensas

O lee todo lo que te place, soñar todo lo que te venga en gana.

Virginia Wolf e Hipatia, entregaron sus vidas, una por las letras, la otra por la filosofía

¿Detrás de ese delantal o ropa de casa, cuántas virginias e Hipatias habrá escondidas?

Esperando en la oscuridad de la habitación o un baño, entre lágrimas, una oportunidad para aferrarse a las letras, a un libro o un tiempo para ella.

Sacúdete mujer, suelta todo lo que te conmueve, emprende la aventura e inicia tu búsqueda.

 

 8.      Matriz

Precioso tesoro que no habita en mina alguna y su precio puede llegar más lejos que cualquier moneda de cambio

Surtidor rojo, como fuente de sangre bañas mi entrepierna y te cobijos con paños.

Tierra fértil, semilla que cae en tu era, brota con toda la fuerza de la vida.

Copa de vino, para beber el licor de la atentación borracho que abraza tu herejía.

Páramo, húmedo como musgo y bañado desde adentro con aguas bendecidas con abundante limo.

Loca, sin importar nada buscas calmar tu sed de bríos.

Sosegada, conoce la calma, llega por fin después de la tempestad y te cobijas como una caracola donde se escuchan las olas llegar.

 

  9.      Amor monstruo

Mi amor es un amor ideal

Confeccionado a la medida

Con las partes de todos aquellos hombres

Que admiro, respeto y amo

Es un amor Frankenstein

Como el de Mary Shelley

Con un pedazo de brazo de uno, el torso de otro, mitad de cabeza de alguno y la pantorrilla de aquel.

Es un amor monstruo, no por su origen

Sino por su aspiración a ser arquetipo de mi corazón.

 

10. Las horas de Scheherezada

 La noche tiene una cúpula azul turquesa

Vistes de tul verde con amarillo

Adornada estas de ágatas y amatistas tu piel morena

Tu lengua se despliega como una alfombra enrollada

La Scheherezada que habita en mí 

Cada noche hace dulcificar la ira del rey Schahriar

Escribiendo leguas de historias y poemas para él.

Scheherezada con su arte de narrar y yo, con el mío también de inventar

Buscamos convencerte de no cortarnos la cabeza

Para ver clarear otro día de ensueños y de proezas.

 

 11. Herencia

 Mis sueños están en la sangre de sus uvas,

En las raíces de sus cedros,

En las espigas doradas de sus trigales,

En el inmigrante que jamás volvió a pisar el bled.

Ese país de mis sueños, casi mítico,

Fruto de mis fiebres de imaginación.

Ese árbol que fue plantado en Beirut

Pero que floreció en Barranquilla.

¿Qué artes y oficios traerías descendiente de los fenicios?

¿Con qué palabras habrás enamorado heredero antiquísimo y lejano de los contadores de cuentos de Las Mil y Una Noches?

 

 12. Amor a la Manson

 Toda una carnicería

Un brazo aquí

Una pierna allá

Una nalga

Un seno

Un miembro monstruoso que se enterraba como una estaca en la carne casta

La sangre afloraba como un surtidor

Un dolor en las entrañas

En todo el cuerpo

En el alma

Le dolía hasta el pelo

 

13. El amor y los dioses

 Como cuenco sagrado

Donde se ha machacado

Las siete hierbas sagradas

Te recibo con tu semen generoso

De espuma marina que trae caracolas enredadas

Que encantan a mi oído

Con música de las profundidades

Donde se acunan navíos náufragos.

Es el momento de sahumar tu cuerpo todo

Que yace cansado como guerrero a su regreso

Con rosas, magnolias, jazmín y albahaca sahumaré tu cuerpo

Para devolverte el ánimo vital

Esa hombría que me fascina.

Prométeme que no partirás

Las cabezas de los dioses han rodado

¡No hay quién te proteja!

Cuidaré de ti.


14. Háblame…

De los ríos turbulentos que empujan las canoas.

De las lianas que penden de las ramas de los grandes samanes que dan sombra a la selva.

De las exuberantes boas que nadan bajo el agua y trepan a los árboles.

De las hormigas que recorren toda la selva y llevan sobre sí, los cortes de hojas y madera.

De esos mamíferos superiores que andan sin pelaje con el pecho al viento.

Del tigre mariposo que deja su huella profunda en la tierra mojada.

De setas y hierbas secretas que nos hacen ver para adentro y volar sobre los tulipanes africanos.

De las clases de pescado que se descaman y se limpian sobre una roca del río.

De los cielos estrellados que se cuelan entre las hojas tupidas de los árboles.

Háblame de todos ellos, con los que sueño.

 

 15. Rehén del tiempo

 La vida me ha expulsado por segunda vez

¿Acaso merezco ser acogida nuevamente?

El pasado habita mi presente

Mora en él

Domeñando mi existencia.

El olvido se niega

Al tiempo vivido.

¿Qué tiempos son estos?

Los tiempos del despojo

 

16. Bajo un cielo de fuego

Bajo un cielo de fuego, la vida de los niños yemení resiste

Escuelas y hospitales bombardeados, casas derruidas

Un pueblo que nada debe

Tienen el pecado de estar nadando bajo un subsuelo de crudo

Por el que las potencias luchan por apropiarlo.

Misiles caen sobre el cielo yemení

Después del golpe aturdidor del bombazo

Todo se vuelve humo, polvo, llueven escombros

Hay sombra, muerte y desolación

Enterrados bajo los escombros, surge una nueva vida

Un pequeño niño golpeado, herido y ensangrentado

Será el combatiente del mañana

Vengando, sus padres, su familia, su patria, su matria

Se le agregará otro eslabón a la guerra

Un cielo de fuego llueve sobre Yemen

 

 

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