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Invitación. 5 Festival Alternativo de Poesía de Medellín / Rubén Vélez
http://neonadaismo2011.blogspot.com.co/2016/06/5-festival-alternativo-de-poesia-de.html
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Poemas de Rubén Vélez
Decálogo del escritor arisco
1. Amarás la
invisibilidad sobre todas las cosas.
2. Amarás a tus
colegas y críticos, pero no tanto como a tu prójimo.
3. Respetarás la Academia, pero, eso sí, te cuidarás de ser
un académico más.
4. Celebrarás el
día del idioma en el inodoro.
5. Honrarás de
vez en cuando a un clásico.
6. Matarás de
vez en cuando a un clásico.
7. Te acostarás
con todas las palabras, sean o no castizas.
8. Robarás
temas, estilos y hasta títulos, pero, eso sí, te cuidarás de ser un plagiario
más.
9. Levantarás
toda clase de falsedades, ojalá sin chistes flojos ni moralejas.
10. No desearás a
tu editor.
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Al
primoroso oído de Borges
Libros cargantes y libros encantadores.
Libros para cuñar la mesa y libros que desquician.
Libros con un dedo de esto y de lo otro
(modelos de
equilibrio),
y libros a los que se les va la mano.
Libros y más libros
de librea
(siervos de la academia o de la moda
o del qué dirán),
y libros a tu albedrío.
Libros de medio pelo y libros que pelan.
Libros mortales y libros muertos.
Libros uf y libros huy.
Libros en veremos y libros ya vistos.
Libros que líbreme Dios y libros con ángel.
Libros, póngame otra vez el viejo disco
que no los pone por las nubes.
La muerte
a la hora del té
Pasa, que estás en tu casa. ¿Qué casa no te pertenecerá?
Pasa, que tu presencia me sirve de ansiolítico.
Cuando me veo contigo, los asuntos que me desvelan se
vuelven irrisorios.
¿Qué asunto no se volverá irrisorio cuando uno se ve
contigo?
Hoy pensaba discurrir a lo Heidegger sobre “El ser-para-la-muerte”
(ser por fin profundo),
pero tu presencia me ha obligado a cambiar las palabras de
oráculo por un eructo de cómic.
Bah.
Darling ¿con o sin azúcar?
Abajo el
ego
Arriba la filosofía de Río.
Kant se disfraza de Juana la Loca
Y arrastra el cadáver de la personalidad
Por todos los salones de Occidente.
Arriba el derribo de las barreras
Que impone la máscara de hierro.
Calígula se disfraza de Salomé
Y pide la cabeza de todos los ególatras.
Arriba el arribo del Buque Fantasma.
Luisa
vuelve y baila
Enfrente de mi casa vivía una abuela
Que se las arreglaba para no dar la impresión de vejez.
Como era medio francesa,
Todo el mundo le decía “Madame”.
Daba muchas fiestas.
Cuando sus acciones empezaron a devaluarse
(A mediados de los setenta),
Su salón tuvo vida sólo los sábados.
Gracias a un almuerzo a lo cordonbleu,
Volvían la risa y el color.
Cada vez había menos comensales.
Menos trabajo para María,
Que cada vez tenía más várices.
“Madame” murió hace un cuarto de siglo.
Pero existe su diario de fanática del baile,
Del flirteo y del muchacho con el cual se casaría.
Cuando lo hojeo me da la impresión
De que ella no ha sido derrotada.
Ni ella ni el París de los años veinte.
Mademosille Sánchez,
¿Tendría usted la gentileza de enseñarme a bailar foxtrot?
Manifiesto
de una muchacha entrada en años
Un minuto más en esa poltrona
Y se te oxidarán los pies.
Upa, levántate de un salto
Y sácame a bailar.
¿No sabías que Nietzsche se moría
Por cogerle el paso al dios de la danza?
Dirán ahí va Dionisio
O el espíritu de la ligereza
O lo mejor de Grecia…
Upa, levántate de un salto,
Y deja atrás la filosofía
Y el qué dirán
Y las consignas de la época.
Muchacho, ¡que estás cogiendo cara de señor!
El virus del siglo
Primero que todo,
Guantes y mascarilla,
Y después,
Un talismán de siete poderes.
No quiero que te infectes por
mi culpa.
Oh, no me lo perdonaría.
La ciencia no tiene palabras
Para describirlo.
¿Y la poesía?
Digamos que se trata de un
monstruo
Que no duerme.
Atila sin titubeos.
“No vuelve a crecer el
entusiasmo”
Se extiende a expensas de la
sangre,
Los nervios
Y los huesos.
¡Hasta de la materia gris!
(Hay días en que no encuentro
razones
Para dejar la cama).
Todo parece indicar
Que para acabar con eso
Hay que volverse extremista.
Por ejemplo, una cápsula de
cianuro…
Nombre vulgar: el vacío.
Un flirt
con la candente realidad nacional
Llevas treinta años hablando de tus problemas.
Que el Tiempo.
Que el Deseo.
Que la Obra.
¿No sabías que hay casos más apasionantes?
Tu casa, por ejemplo,
Que siempre está en llamas.
No te pido un panfleto
Ni una explicación.
Después de treinta años de indolencia,
Es apenas natural que uno eche de menos
Mataron a Rubén
Él sabía que no iba a llegar a viejo.
Cuando se lo advertían, se encogía de hombros.
Parce, cosas que pasan.
Lo suyo no era guerrear,
Sino pasarla bien,
Pero él no se movía
Por el país de Mickey Mouse.
Parce, ya oigo el zumbido
De la bala que me tiene ganas.
El mismo día en que lo mataron,
Sus parceros
escribieron en una pared
De su territorio del alma
Algo así como una declaración de amor.
“Rubén, siempre estarás vivo”
“La Guarida nunca te olvidará”
Pero tampoco esos muchachos
Llegaron a viejo.
Parce, la guerra no perdona.
Algo así como un hay
Los que leen manuales de autoayuda
Piensan que la vida empieza a todas horas.
Los que acaban de cumplir treinta y nueve años
Piensan que la vida empieza a los cuarenta.
Los que comulgan con la hostia del Credo
Piensan que la vida empieza después de la muerte.
¿Y podría saberse qué piensa al respecto
El poeta que no habla como un poeta?
El poeta que no habla como un poeta
Lanza de pronto una nota de réquiem.
Sucede que desde hace un sinnúmero de años
Su espejo de confianza le ha hablado claro.
Clarísimo, como no manda la poesía:
“Muchacho, no hay día en que no perdamos puntos”.
Palabras
malolientes para embaucar a las hienas
Las hienas preguntan por mi poesía.
Mi cadáver sale y les dice que vuelvan el lunes,
Que me falta pasar en limpio un poema, sólo uno.
Vuelven el lunes y mi cadáver les dice
Que he tenido problemas con la última estrofa.
Lo de siempre:
Problemas con la última estrofa.
Medellín, junio de 2016