domingo, 26 de septiembre de 2021

José Horacio Betancur

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El Cristo de los Andes de José Horacio Betancur necesita protección.

Víctor Bustamante

La fotografía enseña a José Horacio Betancur en el interior de su casa en Buenos Aires en la calle Uribe Ángel, donde también funcionaba su marquetería y su taller, junto al Cristo que talla en cedro. La escultura apenas está bosquejada pero ya se nota su factura; él sabe cómo va salir la obra final, sabe con certeza que cada que da un golpe con su mazo de madera al formón o escoplo, este se deslizará atenuado para ir sacando poco a poco esa figura, ese cuerpo de Cristo, que precisamente el escultor sabe de qué manera debe irlo buscando. En esta fotografía de 1956, es notorio el cuerpo, la cabeza inclinada, aún los lazos gruesos no se definen, aún falta el detalle de los músculos crispados, aún la cara no se ha definido, así como el cóndor posado sobre el hombro ded este Cristo que ha sido golpeado con saña. El escultor de boina y con traje de trabajo, un mono, recuesta su codo derecho sobre el costado de su escultura, en su mano el mazo cilíndrico para aminorar el deslizamiento del escoplo que mantiene firme en su otra mano. José Horacio no mira hacia el fotógrafo, ya que está concentrado en su talla. A lo mejor este momento de relax lo condujo a un pequeño intervalo donde es interrumpido para la foto. En el piso la viruta que se ha desprendido es señal inequívoca de que ha trabajado con ahínco alrededor de la madera, arrancándole su gran secreto, esta imagen, este Cristo al cual él da su versión del momento en que los azotes inician el camino al sufrimiento.

La beata Ana Catalina Emmerick vio en revelaciones que al ser aprehendido en Getsemaní “los esbirros ataron a Jesús con la brutalidad de un verdugo” y que le ataron “las manos sobre el pecho con cuerdas nuevas y muy duras".

Le ataron el puño derecho debajo del codo izquierdo, y el puño izquierdo debajo del codo derecho. Alrededor de la cintura le pusieron una especie de cinturón con puntas de hierro, al cual le fijaron las manos con ramas de sauce; al cuello le pusieron una especie de collar de puntas, del cual salían dos correas que se cruzaban sobre el pecho como una estola, e iban sujetas al cinturón”. (1)


Cristo de los Andes (Miguel Angel Betancur). 2019


José Horacio da su versión sin haber tenido revelaciones. Ya terminada la obra acaso es el reflejo del mismo artista, su concepción, donde lo sagrado se pierde y ese Cristo atado de pies y manos, es un Cristo real. Un Cristo donde se contraen los músculos de su cuerpo, no solo por ser atado de pies y manos sino por los azotes. No vemos sangre ni llagas, pero en su rostro es preciso saber que el sufrimiento ha sido temerario y lo ha apresado en su territorio. En este instante él no puede zafarse, está solo en lo absoluto de sí mismo. Está solo y sufre aún más, debido a que al secarse las cuerdas de bramante que lo atan apretarán más. Betancur lo concibe atado de pies y con las manos atrás con un lazo que le ata la cintura y le sirve de protección a su desnudez total. No solo se le causa una inmovilidad total sino que se le humilla. Él ha sido admitido de rodillas en el gesto más cruel para un ser humano donde se le piden cuentas, pero él no tiene que rendirle nada a nadie. Betancur en esta escena le otorga a su rostro no solo el dolor total sino ese instante en que la muerte augura sus premisas. Sobre su hombro derecho, inclinado, un cóndor.

Un amigo suyo, Rodolfo Pérez González, no dejó pasar esos días en que el escultor se hallaba imbuido en este proceso: “José Horacio era de mediana estatura, con una constitución leonina, maciza. Era recio y fornido. Cuando empezaba a tallar el Cristo de los Andes, nunca pensaba en un Cristo que pudiera servir a las devotas beatas de Buenos Aires para alcanzar algún favor del cielo. Cristo era para él un rebelde, un revolucionario de la estirpe de Jorge Eliécer Gaitán. Sin mucho fervor místico, pero sí seducido por su escalofriante imagen de dolor, copió la cabeza del Bautista, de Alonso Cano, en un tronco de cedro. Los sábados, después de concluir la jornada, anunciaba el descanso, invitando a varios de sus trabajadores para tomarse unas cervezas y comer sabaletas donde el pícaro Benedo. En sus etílicas euforias se destapaba con algún grito de ¡viva! al partido contrario al de la policía, lo que desencadenaba una trifulca que siempre terminaba con dos o tres policías maltrechos y él con las costillas molidas a bolillazos y el ojo derecho (siempre el mismo) tumefacto y amoratado. Después de la batalla, regreso a casa, con la insistente recomendación de que no le contáramos a Rica (su esposa Enriqueta) la verdadera causa de su deterioro”.

Hasta Alberto Aguirre, que conoció a José Horacio Betancur se conmovió: “Arte popular, arte entero. La expresión del Cristo de los Andes, en esa maravillosa proporción del cuerpo, en ese espasmo agónico de cada músculo, refleja la violencia que sufre el hombre americano. Aquí, en su esencia, el grano popular, en estas obras, a más de la ira, de la angustia y el dolor, también la alegría prístina de mitos y leyendas, el vigor en los animales, en el entorno primitivo. ¡Cómo padecía José Horado Betancur!“.

Pero ya en septiembre del 2021, un correo electrónico de José Raúl Jaramillo R., indignado, reclama por el abandono de esta talla situada bajo una suerte de templete en Jardines Cementerio Montesacro. Allá vamos a ver una obra maestra, entre tantas que esculpió José Horacio. El lugar con césped y al sol de domingo se nota sereno con los deudos disponiendo flores en las tumbas de sus seres amados. En un cementerio en la forma que sea, así en este campus, la serenidad es aparente porque el dolor es mutuo. Alguien, al frente de una tumba, reza a sus allegados, otros pasean advirtiendo de la pena de las ausencias; otros buscan en el césped una lápida, pero a pesar de esa apariencia hay un dolor subterráneo, la presencia de la señora muerte que corta de tajo una presencia.

El templete se nota desde lejos como una obra precisa para resguardar la escultura, nada menos que el Cristo de los Andes, de José Horacio Betancur, con una placa sobre el pedestal con su nombre y la fecha de elaboración. Pero, y este, pero, es un reclamo, al mirar la escultura caemos en la cuenta de que José Raúl tenía razón, el abandono es total, las escoriaciones sobre el pecho de la escultura, así como en sus rodillas, el polvo y las suciedades que la cubren son sinónimo de indolencia y abandono. Si dejamos que siga en este estado en unos pocos años se perderá. Bajo el techo que cubre la escultura las telarañas ya ejercitan su legado, señal inequívoca de que, por aquí, quienes deben de cuidar esta obra, nunca aparecen. O, a lo mejor, se hacen los locos. No sabemos si la obra está en comodato o a quién pertenece porque si no se toman medidas efectivas se destruiría, sería mejor que fuera llevada al Museo de Antioquia donde sería resguardada de tantas alimañas, entre las cuales se encuentran los insectos que la carcomen, los pájaros y murciélagos que la ensucian así como los encargados de protegerlas en este abandono. Sabemos que el negocio de la muerte es rentable, y nada hay más atractivo que estar aquí bajo el césped inimitable, pero en otra ocasión. ¿Será que andan mal las finanzas de Jardines Montesacro o no quieren gastar en preservar la escultura que es la más valiosa por estos pagos y por estos céspedes del sur? Sabemos que la muerte para los contabilistas de la empresa es siempre anónima, ya que quienes llegan no reclaman, pero dejar en este estado una gran obra, nos llena de preguntas: ¿Hay administrador en este lugar? ¿Hay responsable de los bienes o están a la espera de que los reales dueños de la escultura le hagan una suerte de mantenimiento para preservarla?


Cristo de los Andes. (Babel) Sep 20 / 2021


Desidia y negligencia es la palabra que les toca a los dueños de Jardines Cementerio Montesacro, que de sacros no tienen nada, sino ver como fluye la prosperidad de su negocio, pero de ninguna manera preservan el emblema de este lugar, el cual debería ser llevado de allí si no lo cuidan de una vez para su protección a un lugar más seguro. Lacas y resinas y un experto dejarían esta escultura como les fue entregada bajo el brillo de su protección. Si Jardines Cementerio Montesacro no quiere rehabilitar y proteger la escultura podríamos iniciar una colecta con ponchera, o una rifa para buscar los fondos. Además, no sabemos si en la capilla de este lugar hay un cura doliente con sensibilidad a una escultura de Betancur, que no es cualquier escultura sino la obra de un gran maestro que le dio, además, presencia a los mitos de Antioquia.

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Dice eL PEMP:

Capilla y Conjunto Escultórico Jardines Montesacro (Bien Interés Cultural) Ficha Pemp 2012 BIC (Bien de Interés Cultural) Capilla y Conjunto Escultórico Jardines Montesacro –Ficha Pemp 2012-. Documento técnico PEMP –Plan Especial de Manejo y Protección del Patrimonio – recepcionado por la administración de #Itagüí en 2012… Aún en proceso de lleno de requisitos por la administración municipal para surtir trámite de visto bueno por el Consejo Departamental de Cultura y aprobación administrativa municipal.

360-032 Jardines Montesacro.pdf

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"El Cristo de Los Andes es una obra escultórica tallada en pino, de tres metros de altura, elaborada por el maestro José Horacio Betancur en 1956. La obra se recuperó de una casa de arte de la ciudad y la restauración estuvo a cargo del maestro Miguel Ángel Betancur, hijo del autor".

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(1)(RobertoO'Farril en:

 https://www.capitalmexico.com.mx/opinioncapital/cuerdas-con-que-fue-atado-jesus/)

 


sábado, 25 de septiembre de 2021

 


LA CIUDAD SIN CIUDAD

Darío Ruiz Gómez

El problema más importante  de Medellín es hoy, como lo he venido  diciendo, el de ser una ciudad que contó con una estructura urbana  y que hoy  ante la acumulación de distintas problemáticas como el impacto ambiental,  la pérdida de  su centralidad histórica, ha venido cayendo en una preocupante  dispersión urbana sin que exista de por medio un  proyecto de ciudad  mientras  las Comunas dejadas al garete  en remotas periferias sin corredores viales, puentes que impidan su guetización, con una vida social ensimismada sin ejes espaciales cívicos  que convoquen a sus ciudadanos a reconocerse en un intercambio social donde se puedan identificar desplazados, marginados, bajo nuevas  hibridaciones es el espejo de la ciudad que desaparece. La Pandemia  vino a corroborar la muerte de la ciudad peatonal en un territorio donde el espacio público le pertenece hoy en un  60%  a la delincuencia organizada. De este modo el  lenguaje urbanístico al cual recurríamos en los diagnósticos sobre  la complejidad urbana,  se ha hecho obsoleto sin que podamos contar con un lenguaje adecuado para nombrar estas  desenfrenadas desterritorializaciones, estos colapsos viales; de manera que se ha hecho insuficiente  cualquier intento de  prevención en el momento de calificar los fenómenos de cruda  violencia  fijados  a partir de las nuevas  Fronteras Invisibles  y que constituyen un doloroso lastre  cuya solución no se ha tomado en serio por  esta Alcaldía, precisamente porque  para favorecer malignos intereses se los ha convertido en un tema tabú. El urbanismo y la Planeación  que nacieron  para enfrentar  el reto que supone esta desconfiguración, este  caos, afianzando la propuesta  de un hábitat democrático hoy son disciplinas deliberadamente olvidadas bajo objetivos  políticos aún  más  oscuros. Las calles desiertas despiertan  la añorada presencia de los flujos peatonales, la necesidad de la cultura de la noche  pues la ciudad ha desaparecido al desaparecer la seguridad y quedar la ciudad en manos de los malhechores. En esto tiene que ver en principio  el aislamiento causado por la pandemia pero también –tal como está  sucediendo en Bogotá y Cali y sus gobiernos populistas- por una estrategia política de dominio, no lo dudemos, a la cual le beneficia mantener el caos, la inestabilidad, el miedo, para someter a su arbitrio los distintos territorios. Dense cuenta del aumento desproporcionado de la criminalidad en Caracas a partir de Chávez y ahora Maduro, del auge de esta criminalidad en los gobiernos populistas argentinos y de lo que estamos viendo en Colombia con las alcaldías populistas de Claudia López y de Iván Marino López y  de Quintero. ¿Qué se buscaba acaso con darle identidad y territorios a la llamada Primera Línea?

El aumento  del parque automotor  es directamente proporcional al desarrollo económico de las nuevas economías familiares ¿La respuesta fue acaso un extenso y planificado incremento de vías, una resignificación del concepto de calle, de avenida, de vía rápida?  El proyecto planteado por Quintero en el aeropuerto Olaya Herrera es un proyecto de simple especulación  comercial  que carece de la voluntad de hacer ciudad, que niega la escala  que reclama el nuevo espacio. Estamos padeciendo una ciudad panóptica bajo nuevas formas de represión ya por parte no de la “odiada oligarquía” sino por parte de los nuevos capitales. Objetivo de este populismo: hacer desaparecer el concepto de autoridad ¿Para qué entonces Dr Johel Moreno una Oficina de Planeación o una Oficina del Área Metropolitana si lo que se busca es destruir toda idea de planeación, de oponerse a cualquier propuesta de racionalizar  una problemática que en manos de burócratas ignorantes ya nos desborda y en lugar de contar con un proyecto de rescate de la ciudad para los ciudadanos(as)  lo que disimula con sus intervenciones puntuales, el maquillaje de algunos espacios, es incrementar el imperio de lo peor.    

TANATOFOBIA / Antonio Arenas

      


                                                           TANATOFOBIA

Antonio Arenas

 

Una mujer va al consultorio de un prestigioso médico después de la pandemia y le manifiesta lo siguiente: doctor me duele todo el cuerpo. Me duele la cabeza. Cuando voy al baño me duele el estómago. Me duelen las rodilladas, me duelen los pies. Todo me duele. Le revela además, que tiene un esposo adorable, que ella le cumple con los quehaceres como toda esposa abnegada. Mi marido no sabe que he venido donde usted, ni debe saberlo nunca, mi familia tampoco. Doctor, tengo un poco de desasosiego, me siento en un estado extático, en el que juzgo como si no existiera. Estaba acostumbrada a vivir junto a los míos, a mirarlos de cerca, ahora salgo a la calle y me perturbo. Creo que cualquier lugar está bueno para pasar de largo. Desde que era joven - le confieso - me gustaba salir, me apasionaba estar con la gente. Hoy lo confieso, tengo miedo cuando se aproximan a mí, ya no me gusta tanto la multitud prefiero estar sola. Ha pasado algún tiempo. El tiempo pasa y a muchas mujeres no les deja nada. ¿Canas y arrugas a lo sumo? El miedo deja un vacío. El tiempo es como el agua nos va gastando hasta que ya no somos trasparentes. A mi abuela en el pueblo, todos la llaman “loca” cuando se pone a cantar y a decir: “Yo veo la luna y me duele el fondo de mis ojos, ahora lo dirán mis hijas y tendrán que ir  corriendo donde el clínico”. Mi abuela, también recita una elegía: “Bajo un mismo techo, dormían también; las prostitutas; las flores… y la Luna”. Los habitantes de mi pueblo somos realistas. Aceptamos en principio que la liebre es un gato. La mujer es tan carente y corruptible que puede volverse maniática mediante su razón. La vida de una mujer es demasiado corta para no poder gozar de ella. Mi doméstica y cocinera, me comenta que no se casó porque no tuvo mucho tiempo para amoríos. Siempre ha estado trabajando con familias que solo le permitían salir ocho horas cada quince días. Le digo que salga cuando quiera y se queda en casa. No conoce el amor y los hombres solo le hacen insinuaciones malas que no la favorecen. He vuelto monótona mi existencia para que no sea monótona, me explica cada que le pregunto por su vida amorosa. No soporta ver las películas de amor. El médico observa a la mujer de la cabeza a los pies y luego le dice: desvístase. La mujer se desnuda. Su cuerpo está bien formado y sin  desiguales grasas, mide uno setenta de estatura, su  cara es hermosa, su cabello es largo y negro, su piel es blanca y pulcra. Sus labios dibujan una sonrisa perfecta y una atractiva dentadura. El médico se agita, respira muy hondo y rápido. El médico la examina muy meticulosamente y exclama: Tu cuerpo es precioso y está bien formado pero tienes que fenecer en mis brazos para poder salvarte.


jueves, 23 de septiembre de 2021

POPULISMO Y DEGRADACIÓN SOCIAL Darío Ruiz Gómez



POPULISMO Y DEGRADACIÓN SOCIAL

Darío Ruiz Gómez

El triunfo inesperado y arrasador de la Derecha argentina contra el kirchnerismo y sobre el Presidente Fernández ha tomado por sorpresa al populismo latinoamericano y no solamente al argentino. Y esto a pesar de los grandes errores de Macri para apuntalar la permanencia de la Democracia e impedir el retorno de las cada vez más siniestras Cristina Kirchner, la Cámpora y de sus gorilas  tal como por desgracia sucedió lo cual supuso algo que una mente civilizada no podía esperar: el retorno a un pasado de más miseria, más destrucción social. Argentina es hoy el único país que ha sido capaz de regresar a la pobreza de una década anterior gracias a esta corrupta dirigencia. Y aquí el empobrecimiento es ante todo ofensa deliberada pues mientras la miseria se ha apoderado de la vida social argentina el grupo de gorilas populistas como presencia legalizada del crimen organizado ha mostrado sin pudicia alguna su vulgar enriquecimiento. Los ataques malévolos a la cultura se han venido escalonando con la dolorosa quiebra de alguna de las más importantes editoriales, con la intervención oficial de cualquier institución de pensamiento libre. Y una vez más se hace presente aquel dilema entre civilización o barbarie que enunció Bartolomé Mitre. El peronismo es precisamente la demoníaca estrategia de aplastar al pobre para, bajo una nueva forma de totalitarismo,  “redimirlo” buscando en realidad borrar la Democracia, acabar con las libertades,  tal, como lo sigo  repitiendo  se está dando hoy en  el caso de nuestro  regresismo  cultural. Pero aquí me detengo señalando que lo que acaba de suceder en Argentina viene a romper con los dogmas  de nuestra religiosa izquierda populista según los cuales  el populismo era invencible. Borges, ese soberbio solitario, fue siempre para el populismo  una piedra en el zapato y si ayer lo persiguieron con la furia del ignorante hoy lo continúan haciendo  bajo el odio acumulado de todo frustrado social.

La pandemia le ha jugado una mala pasada a nuestra oposición pues al sacarla de las sombras donde se escondían y mostrarlos tal como son,  la pantalla de t.v. nos ha permitido descubrir  no a unos dignos  “representantes del pueblo” sino a una caterva de vulgares y vulgaras repitiendo histéricamente  la misma monserga: los bárbaros(as)  y su carnaval de incitación a la violencia. Con el señuelo  de recuperar los derechos de “el Pueblo” el nacionalsocialismo  justificó la persecución contra los judíos y las élites, contra los católicos, contra  la gran clase media histórica de donde surgieron los mayores representantes de las conquistas del espíritu humano; políticas de demagogia criminal  que  es lo que se está haciendo  en Colombia desde hace algunos años y a través de la educación pública y privada, de los fanatismos políticos infiltrados a través de los llamados estudios culturales. Por eso cuando digo que la guerra cultural  desatada en Colombia por la llamada “izquierda caviar”  está de nuevo en marcha es porque lo que el populismo buscaría  culminar  si se diera su triunfo electoral en 1922,  consistiría  en destruir para siempre  los legados de la Democracia contando para ello -  no lo olviden- con la bobería de cierta  clase política que  hasta el momento ha sido incapaz de darse cuenta de lo que supondría el triunfo de estos bárbaros, ya que  vivimos  en  lo que Jean-Francois Revel llama  acertadamente  una “democracia boba”. D. Mi apoyo total a Sergio Ramírez y mi condena a la dictadura de Ortega.


miércoles, 15 de septiembre de 2021

El Caminante – Ron Riddell / Fragmentos del poemario

 

Ron Riddell y Saray

El Caminante 

 Ron Riddell


(Fragmentos del poemario)

 

IX Las Ramblas

 

Puede suceder en frente tuyo

mientras miras hacia el otro lado

tal vez estés almorzando ya tarde

bajo la luz llena de palomas, muchos muertos

 

estábamos demasiado ocupados eludiéndonos el uno al otro

buscando bares, playas, mercados

no nos dimos cuenta de que nos habíamos convertido en blancos

y no vimos nuestras vidas pasar

 

más allá del día, más allá de las flores

las cartas, las lágrimas, los candelabros y abrazos…

 

no vimos que nos habíamos convertido en blancos fáciles

de carne y hueso, falibles, vulnerables

confundidos, expuestos, buscamos vías de escape

de entre la jungla de muros y túneles

 

las alcantarillas y mazmorras, el aire sombrío

de callejones sin salida, la mano oscura

de los forajidos, robándose la luz

del día, su color vestigial…

 

 X

En la procesión

la gente está sosteniendo números

con la esperanza de ser identificados

analizados, clasificados

con la esperanza de ser liberados

 

como ejemplo de lo que el viaje

revela acerca de nosotros

el reto de la reconciliación

aceptado, realizado

 

aunque existan pocas para celebrar

lo debemos hacer a pesar de todo…

 

 XI

Algunas cosas son tan misteriosas

es como si no existieran, como si no hubieran sucedido

 

como si nunca se hubiera derramado sangre

como si nunca si hubiera cometido ningún crimen…

 

como si las muñecas de las niñas

no yacieran en pedazos en la calle

 

como si los candelabros todavía estuvieran encendidos

y las rosas descansaran a nuestros pies…

 

los dolientes todavía están reunidos

con pancartas protestando en paz

con pancartas que profesan hermandad:

¡No tenemos miedo! No, No, No pasaran.

 

 XII

Tantos gestos extraños, señales

que me dado la vida

este viaje, para yo interpretar

para establecer su autenticidad

 

tomado de la mano con extraños

como yo lo hago a lo largo del camino

quienes se han convertido en amigos

oportunidades a prueba para crecer

 

¿Y dónde vive ahora

pregunto, ese viejo curtido, mezcla de

(caminante y autor)?

¿En alguna parte de estas calles escondidas?

 

¿Si tomamos el auto, tal vez lo podamos encontrar?

Nosotros podríamos preguntarle algunas cosas

acerca de su nueva morada

las formas impregnadas que deja en el aire

 

su cualidad de despreocupación, ahora por fin

ha encontrado su pobreza

y ha pospuesto sus pretensiones

sus sentidos anticuados

 

su falta de ingenio y armonía

resueltas en melodías recién encontradas

en una arquitectura de esperanza & canciones sencillas…

 

XIII

Alejados de los escombros de la noche

de la decadencia brillante de la luz intermitente

¿Cómo adaptarnos a

estas nuevas urgencias de ser

en formas que se conviertan en nosotros y otros?

 

el chal de la hermandad (presagiando un acuerdo)

tirado sobre nuestros hombros

 

de tal forma que nosotros, tomando

palos para caminar, nuestros palos para hablar

podamos bailar, podamos cantar a cada rosa

a cada nuevo cielo, a cada nuevo final

a cada abstención, a todo

 

inscribirnos en un nuevo comienzo

que se levanta al tiempo que nos levantamos de las cenizas

de nuestras confusiones; encarnaciones

y humillaciones

sonrientes nos devolvemos hacia el futuro…

 

 XIV

De los vasos vacíos, suficiente

de las tierras baldías, abundancia

exuberancia, desintegración pacifica 

 

(He estado buscando todo este tiempo

a mí mismo, a mi propia casa

cerca del agua, cerca del mar) …

 

en la unidad de una vida soñada

en la unidad de un tiempo soñado

nos despertamos

después de una etapa de nuestro viaje

en medio de nuestro viaje

 

tomamos nuestros garrotes, herramientas & taparrabos

y observamos el cielo relampagueante

 

sobre granos de polvo, piedra & barro

saludamos las formas del mundo

 

no más, no menos, saludamos & seguimos adelante…



Mejorada del Campo

Una curva en el camino

cerca de la cima de la colina

refleja la luz

las nubes navegan, nuestra casa está cerca

sin decir nada, diciendo adiós a

la hierba seca, los pinos secos

las hojas del álamo crujen, murmuran

 

el viento seco nos recuerda:

llegamos por este camino, llegamos por este camino

donde el olor a comida & a vejez perdura

 

donde al lado del camino peluches deshilachados

y cochecitos maltrechos permanecen abandonados…

 

no hay recompensa, el vaso está vacío

no hay trofeo, no hay tesoro

sino en los momentos de felicidad:

 

un grupo de niños quejumbrosos

que escenifican un circo en la calle…



Lisboa y más allá

para Catia & Wilton

 

I

Lo que existe en la memoria

existe en el presente

y en el futuro

no importa el lente que usemos

siempre tendrá el mismo tamaño

 

por ejemplo, el puente suspendido

El Puente 25 de abril

que abarca el río Tajo

parece más grande ahora

que cuando lo vi por primera vez

 

tan alto, que un salto desde él

sería como caer sobre concreto

una caída hacia un muro

hecho de tiempo y espacio

memoria, agua

 

pero con la esperanza de un descubrimiento

en la profundidad fresca del océano

un punto de entrada, una idea acerca

del paso del tiempo en el espacio

en el agua, en el aire.


II

Voces del pasado tienen derechos

y hacen sus reclamos:

en medio del estruendo de un

tren que se desplaza temprano en la mañana

 

bajo el cacareo de los gallos

en los patios polvorosos

las golondrinas cuchicheando sobre las cornisas

los canarios cantando desde los balcones

 

la luna llena todavía está en su esplendor

los colores de Lisboa

los campanarios, palmeras, y parapetos

resplandeciendo con la promesa

 

de un nuevo mundo que espera

más allá del horizonte

el mar picante y brillante

también está esperando a que la luz cante.

 

Pero ten cuidado al caminar

hay fantasmas durmiendo aquí

que no se alegran si los despiertas

(aunque ellos si nos pueden despertar)

 

 

Al final hay una pequeña diferencia

entre amantes, esposos, amigos:

los ojos dicen la verdad, algunas veces la mentira

siempre nuestras preocupaciones.

 

III

El acueducto pasa por encima

los palacios de príncipes

exploradores, comerciantes, papas…

 

En el viaje, a medida que continúa

tiene pocos momentos

de descanso, contemplando

 

el compromiso de aprovechar el momento

teniendo siempre que conocer

siempre dispuestos a ceder

 

y entonces avanzamos, continuamos

siempre con la promesa de rosas

a nuestro alcance

 

nos sentimos agradecidos

a medida que la autopista nos revela

mensajes habituales:

 

 McDonald’s, Macro, VW

los productos que definen

nuestros hábitos e historias

 

mezclados entre castillos

de Romanos, Moros,

Cristianos y Visigodos…

 

viajando por la tierra azotada por el viento

el suelo reseco por el sol

esta vez

 

los olivos se ven por todas partes

los viñedos y las figuras de hierro

que marchan sobre la tierra…

 

¿Por qué no dejamos de amargarnos el uno al otro

y dejamos que nuestras vidas incidentales

continúen su rumbo?

  

IV

El momento florece

el momento pasa

 

a través de paisajes grabados

sobre ríos de cauce seco, ductos desechos

ganado loco por el calor…

 

él dice adiós con el último fado

que le canto a ella en Evora

 

en Evora él se para sobre el parapeto

y fija su vista desde Extremadura

hasta Extremadura; de un extremo a otro:

 

las murallas blancas, las baldosas de terracota

las llanuras saladas y resecas— ¿Cuántas vidas

vivió él así— ¿Hace cuántos

imperios, cuántas masacres

plagas, profanaciones?

 

De todas estas conexiones laberínticas

su voz regresa, su guitarra lenta…

este amor devuelto, este amor rechazado

está vigilia que todavía mantenemos

 

uno para el otro

hasta que salgan las estrellas

hasta que la lluvia suelte el hielo

sobre el puerto del pueblo viejo

 

ciudad de espías y etiqueta desvanecida

todavía un puerto para príncipes de África y Asia…

 

el fado que desaparece, de una vez por todas

por entre las calles adoquinadas

más allá de las calles de mercaderes harapientos

los rostros demacrados de los pobres

 

el cielo azul pálido y morisco

la tierra parchada de paja, completamente seca

donde las sombras brotan de las uvas

 

 el repentino rojo de la granada

en el sol del atardecer

 

más allá los viñedos los desechos de España

demasiado secos hasta para los buitres.