Este blog, en permanente construcción, hace parte de una revisión de los textos iniciáticos nadaístas con el propósito de mantener nuestra fe intacta en algunos de ellos. Podríamos decir que es una versión remasterizada, con inyecciones letales de cinismo y humor negro, de esta doctrina creada, simultáneamente, en Medellín y Cali.
Mantenemos la fe intacta en la creación libre. Somos icoñoclastas por naturaleza.
neonadaismo@gmail.com
La llamada sabiduría popular
proviene de una honda experiencia de la vida y de la muerte, del amor o de la desilusión
y es ésta la que fundamenta la obra de Cervantes, de Shakespeare, de Rabelais,
de Carrasquilla o Guimarães Rosa, escrituras de la verdad. En ella se
fundamenta el lenguaje para recordarnos que de esa experiencia de los límites
es de donde brota la moral que antes de prejuzgar, advierte. El dicho popular: “Y
¿Al alcalde quién lo ronda?” no se reduce en el refranero a una pirotecnia verbal,
sino que es la advertencia de que no podemos juzgar irresponsablemente a los
demás sin primero habernos convertido en jueces de nuestros propios actos, de
nuestros propios juicios. La degradación del lenguaje es entonces la
degradación de las responsabilidades personales ante lo que se dice, aceptar la
falsedad como verdad. Aceptar un error, una equivocación en una discusión no es
lo mismo que la irresponsabilidad de andar dando falsas informaciones, que
calumniar por calumniar sin que haya una sanción justa para el calumniador(a).
Y de esta irresponsabilidad se han contaminado ad infinitum los llamados y diversos
medios de comunicación, los boletines de grupos políticos., los noticieros de
t.v. La entrevista que le hicieron al Alcalde Quintero los periodistas
Vanesade la Torre y Pascual Gaviria es,
en contraste, un ejemplo periodístico de
lo que debe ser una entrevista a un personaje: la habilidad para de modo sutil
ir haciendo que el Alcalde se descubrierapolíticamente como lo que es, en
realidad rebatiéndole muchas de sus gratuitas aseveraciones, sacando a la superficie la
distancia que se da entre un jovenprofesional que llegó a la Alcaldía gracias al poder de grupos de
diferente ataduras político-económicas y no
pues con un programa de gobierno sino,
además, parapetándose en una difusaideologíapopulistaimpuesta por el
petrismo en su ambición de copar el espacio político de Medellín con mira a las
elecciones del 2022. La estrategia, como señalé entonces, del Caballo de Troya:
entrar soldados ocultos en el vientre del animal y soltarlos cuando están
dentro de la ciudad.Fue sincero cuando
de salida anunció que su objetivoera acabar con el Grupo Empresarial antioqueño
a
quien continúa señalando como un grupo corrupto, algo que hasta el momento ni
él ni sus asesores han podido comprobar.Por el contrario ¿No se hace claro que ha recurrido al caso Hidroituango
como un sofisma de distracción para disimular su desgobierno y permitir el
avance del petrismo? En esa entrevista
se ha atrevido a acusar con nombre propio a las grandes empresas antioqueñas
como Nutresa, Suramericana, Argos, o sea lo que para su populismo él identifica
como “el odiado l capitalismo de los ricos” recurriendo para ello a clichés chavistomaduristas, iglesistas y no a datos concretos, cifras concretas que
es lo que hemosvenido esperando. Su fracaso indignante paraenfrentar la pandemia con su elevada cifra de muertos sí
quees unirrebatibleargumento en su contra, el ”Entran
cien y salen cien” no solo es una descarada mentira sino la demostración
palpable de cómo este populismoesincapaz deacercarse a la
realidad de las calles, a las
largashileras de los condenados a
muerte por su negligenciayla falacia
de este grupo populista más preocupado porobtener gabelas burocráticas que
en mostrar su solidaridad humana.
Quintero no es él, él es su
grupo político que a control remoto le dicta lo que debe hacer, procurando eso
sí ocultar sus identidades para el caso
de quesi Quinterocomienza a ser víctima de sus propias contradicciones tal como lo pone de presente su escaso
vocabulario, ellos no puedan ser acusados de conspiradores. Y es este enfoque ético el
que ronda hoy al Alcalde: no asumirse como un individuo pensante que toma
decisiones por sí mismo si no queactúacomo el fonomimico que “abre la
boca fingiendo la reproducción de voces previamente grabadas”.
P.D Al estallar, lo vuelvo a
repetir, el escándalo de Hidroituango especialistas de la talla de Johel
Morenoy el ingeniero Ordoñez dieron un
informe científico sobre las causas y posibles responsables de ese fracaso. Las
investigaciones de la Contraloría que culminan ahora con este veredicto se iniciaron
desde las primeras denuncias. Quintero no existía entonces y lo que ahorabusca el petrismo – ideologizando el
problema- es sacarle beneficios políticos. Por eso, tal como lo había denunciado,
Quintero ha convertido a Tele Medellín en su canal personal, el de Cepeda, Sanguino,
Muñoz,etc .
He
sufrido intermitentemente de depresión desde que era un adolescente. Algunos de
estos episodios fueron sumamente agotadores y resultaron en autolesiones,
períodos de abstinencia (en los que podía pasar meses en mi propia habitación,
solo aventurándome a salir para cobrar el seguro de desempleo o comprar las
mínimas cantidades de comida que consumía) y estancias en clínicas
psiquiátricas. No diría que estoy recuperado de esa condición, pero me complace
decir que la frecuencia y la severidad de los episodios depresivos han
disminuido enormemente en los últimos años. En parte, como consecuencia de
algunos cambios en mi situación personal, pero también porque he llegado a
tener un entendimiento diferente de mi depresión y de sus causas. Comparto mis
propias experiencias de aflicción mental no porque crea que haya algo especial
o único en ellas, sino para apoyar la afirmación de que muchas formas de
depresión son mejor entendidas —y mejor combatidas— a través de marcos que son
impersonales y políticos más que individuales y «psicológicos».
Escribir
sobre la propia depresión es difícil. La depresión está en parte constituida
por una desdeñosa voz «interior» que te acusa de autoindulgencia —no estás
deprimido, solamente te estás lamentando de ti mismo, debes tranquilizarte—; y
esa voz tiende a despertarse cuando se hace pública la condición. Por supuesto,
no se trata para nada de una voz «interior»: es la expresión internalizada de
fuerzas sociales reales, algunas de las cuales tienen un interés particular en
negar cualquier conexión entre depresión y política.
Mi
depresión siempre estuvo atada a la convicción de que yo era literalmente un
bueno para nada. Pasé la mayor parte de mi vida, hasta los treinta años,
creyendo que nunca iba a trabajar. A los veinte, anduve a la deriva entre los
estudios de posgrado, los períodos de desempleo y los trabajos temporales. En
cada uno de esos roles, sentí la misma falta de pertenencia: como
universitario, porque era un diletante que en cierto modo había falsificado su
camino, no un académico con todas las letras; como desempleado, porque
realmente no estaba desempleado como aquellos que honestamente buscaban
trabajo; como empleado temporario, porque sentía que me desempeñaba
incompetentemente y, en cualquier caso, porque tampoco pertenecía realmente a
esas oficinas o fábricas, no porque fuera «demasiado bueno» para ellas, sino
cal contrario— porque era sobreducado e inservible, y ocupaba el puesto de
alguien que lo necesitaba y lo merecía más que yo. Incluso cuando estaba en las
clínicas psiquiátricas, sentía que realmente no estaba deprimido: solamente
estaba simulando la condición para evitar trabajar o, en la infernalmente
paradójica lógica de la depresión, la simulaba para ocultar el hecho de que era
incapaz de trabajar y de que no había ningún lugar para mí en la sociedad.
Cuando
eventualmente obtuve un trabajo como profesor en una institución terciaria,
estuve eufórico por un tiempo; pero por su misma naturaleza, esa euforia
mostraba que no me había sacado de encima los sentimientos de futilidad que
pronto conducirían a nuevos períodos de depresión. Carecía de la calma
confianza de quien ha nacido para ocupar un rol. En un nivel no demasiado
profundo, evidentemente todavía no creía ser el tipo de persona que pudiera
tener un trabajo como profesor. ¿Pero de dónde provino esa creencia? La escuela
de pensamiento dominante en psiquiatría ubica los orígenes de esas «creencias»
en fallos en la química del cerebro, que tienen que ser corregidos con
medicamentos; como es sabido, el psicoanálisis y el resto de las terapias
influenciadas por él buscan las raíces de la aflicción mental en el trasfondo
familiar; mientras que las terapias cognitivas están menos interesadas en
localizar el origen de las creencias negativas que en simplemente reemplazarlas
por un conjunto de historias positivas. No se trata de que estos modelos sean
enteramente falsos, sino de que le escapan —y deben escaparle— a la causa más
probable de esos sentimientos de inferioridad: el poder social. La forma de
poder social que más me afectó fue el poder de clase, aunque por supuesto el
género, la raza y otras formas de opresión producen la misma sensación de
inferioridad ontológica, expresada con exactitud en el pensamiento que articulé
más arriba: yo no soy ese tipo de persona que desempeña roles destinados al
grupo dominante.
A instancias de uno de los lectores de mi libro Realismo capitalista, comencé a
investigar la obra de David Smail. Smail —un terapeuta que plantea centralmente
la cuestión del poder— confirmó las hipótesis sobre la depresión con las que me
había tropezado. En su esencial libro The Origins of Unhappiness [Los orígenes
de la infelicidad], Smail describe el modo en que las marcas de clase están
diseñadas para ser indelebles. Para aquellos a los que desde la cuna se les
enseña a pensarse a sí mismos como inferiores, la adquisición de calificaciones
o riqueza raramente será suficiente para borrar —sea en sus mentes o en las
mentes de los demás— la sensación primordial de inutilidad que los ha marcado desde
su más temprana edad. Alguien que se mueve fuera de la esfera social que «se
supone» debe ocupar, siempre corre peligro de sufrir sentimientos de vértigo,
pánico y horror: «Aislado, desconectado, rodeado por un espacio hostil,
repentinamente te encuentras sin conexiones, sin estabilidad, sin nada a lo que
aferrarte para mantenerte erguido o en tu lugar; una vertiginosa y nauseabunda
no-realidad toma posesión de ti; te ves amenazado por una completa pérdida de
identidad, una sensación de absoluta fraudulencia; no tienes ningún derecho a
estar aquí, ahora, en este cuerpo, vestido de ese modo; eres una nada, y ser
“nada” es casi literalmente lo que sientes que será tu destino».
Desde
hace algún tiempo, una de las tácticas más exitosas de la clase dominante ha
sido la responsabilización. Cada uno de los miembros de la clase subordinada es
empujado a creer que la pobreza, las faltas de oportunidades o el desempleo son
solo culpa suya, y de nadie más. Los individuos se culparán a sí mismos más que
a las estructuras sociales, que igualmente han sido inducidos a creer que
realmente no existen (solo son excusas, esgrimidas por los débiles). Lo que
Smail llama «voluntarismo mágico» —la creencia de que está en poder de cada
individuo la posibilidad de ser lo que quiera— es la ideología dominante y la
religión no-oficial de la sociedad capitalista contemporánea, impulsada por los
«expertos» de los realities y los gurús corporativos así como también por los
políticos. El voluntarismo mágico es tanto un efecto como una causa del
histórico bajo nivel de conciencia de clase actual. Es la contracara de la
depresión, cuya convicción subyacente es que somos los únicos responsables de
nuestra propia miseria y que, por lo tanto, la merecemos. Una doble exigencia
particularmente despiadada es impuesta hoy sobre los desempleados estructurales
en el Reino Unido: a una población a la que durante toda su vida se le ha dado
el mensaje de que es inútil, ahora se le dice que puede hacer cualquier cosa
que desee.Debemos
entender la resignada obediencia de la población del Reino Unido al mandato de
austeridad como la consecuencia de una depresión deliberadamente cultivada.
Esta depresión se manifiesta en la aceptación de que las cosas empeorarán (para
todos excepto para una pequeña elite), de que tenemos suerte por el mero de
hecho de tener un trabajo (así que no tenemos que esperar salarios que le sigan
el paso a la inflación), de que no podemos permitirnos la provisión colectiva
del Estado de bienestar. La depresión colectiva es el resultado del proyecto de
resubordinación de la clase dirigente. Desde hace un tiempo, cada vez aceptamos
más la idea de que no somos el tipo de personas que pueden actuar. No se trata
de una falla de la voluntad, así como tampoco una persona deprimida puede simplemente
«sentirse bien» y cambiar de actitud. La reconstrucción de la conciencia de
clase es en efecto una tarea formidable, que no puede ser lograda a través de
soluciones existentes; pero, a pesar de lo que nos dice nuestra depresión
colectiva, puede ser puesta en marcha. Inventar nuevas formas de
involucramiento político, revivir las instituciones que se han vuelto
decadentes, convertir la desafección privatizada en ira politizada: todo esto
puede hacerse, y una vez que ocurra, ¿quién sabe qué es posible?
Londres,
Marzo de 2014
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Mark Fisher fue un escritor y teórico inglés especializado en cultura musical.
Colaborador regular de las publicaciones The Wire, Sight & Sound, Frieze y
New Statesman. Fue profesor de Filosofía en el City Literary Institute de
Londres y profesor visitante en el Centro de Estudios Culturales de Goldsmith,
Universidad de Londres. Entre sus libros se cuentan Capitalism Realism
[Realismo Capitalista. ¿No hay alternativa?] y Ghosts of My Life: Essays on
Melancholia, Hauntology and Lost Futures [Los fantasmas de mi vida. Escritos
sobre depresión, hauntología y futuros perdidos]. Mantuvo «k-punk», uno de los
blogs más populares sobre teoría cultural. “Bueno para nada” es uno de los
textos que se recogen en su libro Los fantasmas de mi vida.
Unllamadocolectivode “artistas urbanos”
acaba de tomarseel cementerio del
barrioBelén, un discreto cementerio de paredes blancas,
deausteros jardines, dominado por un el beatífico silencio, abstraído del ruido
vehicular para seguir siendo una invitación a la meditación, a la discreta visita
de los familiares, un lugar sagrado que antes de todo debería haber sido
restaurado respetando su espléndido planteamiento
neoclásico, la transparencia del peristilo con lacolumnata blanca y el templete de una insólita solidez formal imponiendo de este modo lapoética de un espacio íntimo que se abre al cielo. Bajo el falso señuelo de
un autocalificado “ arte urbano
revolucionario” - siempre hubo arte urbano en cada parque, plazoleta de
Medellín- sedisfraza la turbia intención de quienes la promueven e imponencon la demagógica grandilocuenciade lo totalitario, olvidandolos murales deFélix Ángel, Dora Ramírez, Pedro Pablo Lalinde,
los grandes grafitteros, verdaderas respuestas y aportes visuales para imponer por decreto unaofensa a los muros del cementerio pintándolos
con sus desabrochadas consignas: ”Vamos a traer aquí a nuestros muertos de la
Comuna Trece” dice enfáticamente una miliciana, señalando que bajo esta violentatomani siquiera los muertos de este cementerio tienen el
derecho a seguir en su diálogo eterno ya quedeberán aceptar el tropel de los
muertos inventados por estos Colectivos bajo el rótulo propagandístico de “víctimasdel conflicto” Este
atropellohace parte de una bien
planificada toma de espacios públicos, de edificios, iglesias,
museos, bibliotecas por los guardias de una memoria inventada y proyectadas desde
la Secretaría de Cultura del Municipio, bajo la consigna de imponer en la
ciudad lo que susteóricos y gestores petristas llamanla recuperación “para el pueblo” de monumentos
y lugares más significativos que fueron
la memoria del pasado “burgués” y que por lo tantoes necesario borrar para imponerlos nuevossignificados revolucionarios , lamanipulación ideológicade la
tradición oral, musical, científica, literaria imponiendo un caricaturesco folclorismode uso propagandístico, para una ” revisión” de narrativas e
iconologíasque son en el tiempo
nuestraverdadera y necesariatradición, mostrando esta tradición de
cultura como altamentepeligrosa para su “memoria
colectiva” y para los objetivos políticosestalinistas que tratarán de imponer los ComisariosCulturalesen el comienzo de su”
revolución cultural” buscando borrar “todo vestigio del pasado” cualquier presencia
de “las clases dominantes. ”Para ello
estarán escuelas y colegios, centros de cultura barriales, bibliotecas donde
desaparece la raza blanca en la historia y los Reyes Católicos, Fernando Cortez
son considerados como “sanguinarios
imperialistas”y la mayor causante de
nuestras desgracias fue la llegada de
Cristóbal Colón. Este es un programa copiado de los modelos soviéticos, cubanos
y sacado de la manga gracias al tartamudeo mental de López Obrador y su chistosa demanda contra España “por los males causados por haber descubierto y
conquistado México”. Y que son los modelos pedagógicos que maneja FECODE y los que ahora los consejeros de Cultura están imponiendo en
Medellín como lavado de cerebro a
nuestra niñez y juventud.
Teorías convertidas en
proclamas revolucionarias tal como lo vemos en el estallido social mapuche
oponiendo la “ ciencia ancestral” frente
al coronavirus frente a la “ciencia
imperialista”, tal como lo vemos en el lenguaje primario del campesino que en
el Perú funge de líder revolucionario y ni siquiera sabe el nombre de las cosas.
P.D.Solicitamosun inmediato
pronunciamiento al respecto de la Filial de Monumentos Nacionales, de la
Sociedad de Arquitectos e Ingenieros, de la Academia de Historia, de las
Facultades de Arquitectura, de los espíritusdemocráticos para impedir que
continúe con la impunidad que le concede la Alcaldía este intento de
destrucción de nuestra verdadera memoria, de nuestro verdadero patrimonio.
Capítulo de la más reciente novela de Félix Ángel, próximamente en circulación
Mike escuchó el ronroneo del
teléfonocelular de uso personal puesto sobre el escritorio, y echando
una ojeada a la pantalla descartó la llamada, sin pensarlo dos veces, al no
reconocer el nombre ni el número de dónde provenía.
Sin darle
importancia y olvidando inmediatamente la distracción, el sonido del celular
anunciaba esta vez un texto de la misma persona que había hecho la llamada:
Prescott Lewis.
Mike pensó en voz
alta antes de abrirlo. “Prescott, Prescott, Prescott Lewis… Who in
the hell is Prescott Lewis?”. Curioso, se atrevió a abrirlo, esperando una
oferta de ventas.
El mensaje decía:
“Miguel, I just called you, but you must be
busy. If you remember me, please give me a call. I hope you’re not following
the lyrics of the song we heard together the other day, the one it seems you
like so much: Don’t talk to me. I
hope you do this time!”.
“Uhm! Shit! This guy must be already
convinced I’m a real jerk”.
Automáticamente
devolvió la llamada.
“Hola… Prescott.
Qué bueno que llamaste. No reconocí tu nombre”… cayendo en la cuenta de la
metida de pata, aunque de buena fe, hizo una mueca con el rostro sin emitir
ningún sonido, dando a entender“la
embarré otra vez”.
“¿Qué tal
Miguel?. Estaba pensando en la invitación a tomar café que me hizo el otro día.
Hoy dispongo de tres horas entre la salida del trabajo y la universidad. Se me
ocurre que podríamos tomarnos hoy ese café, si quiere”.
“Trátame de tú, por favor. ¡Por supuesto! ¡Un café!
¡Estupendo! ¿Qué tal si nos encontramos en Paul a las cinco de la tarde, el de
la Avenida Connecticut? No queda lejos del Mayflower. Estaré un poco ocupado,
pero llego a esa hora. ¿Te parece bien?”.
“Estaré
esperando”.
Un “poco ocupado”
era un embozo. Miguel se comunicó de inmediato con su secretaria para revisar
la agenda de la tarde. Todos los compromisos internos y un par de conferencias
telefónicas inamovibles que no interferían, menos mal. Le ordenó ajustar
algunas citas domésticas para salir quince minutos antes de la cinco. Pensaba
tomar el metro hasta Farragut North. Dejaría el carro en el garaje. Por esa zona
no había chance de aparcar. En cualquier caso, regresaría a la oficina a las
siete de la noche y, si quedaba pendiente algo urgente, debía avisarlo si era
el caso.
Al llegar al café
Miguel se detuvo frente al ventanal de la fachada. Echó un vistazo para ver si
Prescott se encontraba adentro y lo reconoció. Esperaba, como prometió, dando
la espalda a la calle de forma intencional, dedujo Miguel. ¿No quería que le
vieran con alguien? ¿Mayor? Parecía un colegial. Era un colegial. Hermoso, con
esa personalidad mezcla de arrojo e impaciencia, a la par vacilante, sin duda
confundido consigo mismo.
La brisa fresca
anunciaba discretamente la proximidad del otoño. Miguel puso su mejor cara,
entró y se arrimó a Prescott, golpeándole la espalda con la mano.
“Veo que ya
pediste un café, pero te recomiendo el
latte o el chocolate. Aquí los dos son deliciosos. Te aconsejo que
acompañes con una tarta de frambuesa y crema. De pronto prefieras la de
ruibarbo. El agridulce es misterioso. Ya sabes que la invitación es mía. Me
sentiré ofendido si no aceptas”.
“Va llegando la
hora de cenar y no tendré tiempo de comer nada hasta que salga tarde de la
universidad. ¿Te importa si le sumo un sándwich de jamón y queso?”, preguntó el
chico con los ojos abiertos y expectantes, alguien a quien frecuentemente le es
negado lo que quiere.
“Por supuesto,
Prescott. Por favor. Lo que te apetezca. Yo comeré lo mismo, tengo hambre.
Espérame aquí. Voy a poner la orden”.
Al pagar, dio una
propina desmedida a la muchacha que atendía pidiéndole el favor de llevar la
bandeja a la mesa donde estaba el chico. Non,
je ne regrette rien, por Edith Piaf se escuchaba débilmente, dando la
impresión de originarse en el local de al lado.
“OK”, dijo Miguel al regresar a la mesa.
“Cuéntame. ¿Qué estudias en la universidad? A propósito, me gradué en
Georgetown. Ya tenemos algo en común”.
“Espero que así
sea...”.
“Es normal tener
dudas sobre alguien que no conoces bien”.
“Lo que tengo es
mucha presión. Estudio derecho, becado por la universidad. Me esmero para dar
buen rendimiento. Mi padre no podría pagarme el estudio y menos en un centro de
tanto prestigio”.
“Te entiendo
porque yo también estudié becado. Viví literalmente esos años en la
universidad. Sin embargo, ahora que lo pienso, nunca me asaltó la idea de perder.
Me sentí muy seguro enfocado en el estudio. Le dediqué todo el tiempo. Mi padre
me dejó algo de dinero cuando regresó a Irlanda, aliviando parcialmente la
necesidad de trabajar para contar con dinero extra. Igual, tuve diversos
empleos”.
“¿Tu padre
regresó a Irlanda? ¿Y te dejó solo?”.
“Es una larga
historia que te relataré otro día. Por el momento, lo importante es que tienes
una oportunidad única y debes aprovecharla. La presión es normal”.
“Tienes razón.
Otros becarios me dicen lo mismo”.
“¿Y qué haces?”.
“Soy economista”.
Miguel estiró el cuello por encima del brazo de la empleada que traía la
bandeja, para no perder contacto visual con Prescott.
“Algo así me
imaginé”. Y luego de una pausa agregó: “Eres una persona amable por encima de
lo que inicialmente pensé cuando te conocí. Estabas molesto”.
“Y muy borracho.
Molesto es un término muy suave para referirse a la indisposición que cargaba
ese día. Puedo decir lo mismo de ti, no solo por esa tarde sino por la segunda
vez que te vi, en el Mayflower. No calificaste ninguna de las dos veces como Mr. Congenialidad”.
Prescott bajó la
guardia. “Es que amedrentas de alguna forma, pero al mismo tiempo tienes algo
que atrae. ¿Puedo preguntar qué era lo que te molestaba?”.
“La persona que
más quería, con la que compartí a diario los últimos cuatros años, decidió
dejarme”.
“¡Dejarte! ¡Qué
tonta!”.
“Quedamos en que
ese día recogería las últimas pertenencias y dejaría el apartamento para
siempre. Me sentía confundido y ansioso. No sabía cómo reaccionar cuando
llegara solo a casa. No me he recuperado. Me siento mal”.
“Hoy no se te
nota”.
Miguel sonrió,
con esa risa que sale por la nariz. “You
are so sweet”.
“¿Y ella, cómo
está?”.
“No ella. Él”.
“Are you gay?”. Prescott lanzó la
pregunta con un incremento en el volumen de voz que Miguel encontró
característico cuando algo lo sorprendía, atrayendo la atención de la gente
sentada en las mesas vecinas. Miguel no se inmutó.
“Por supuesto
Prescott que lo soy. ¿Tú no lo eres?”.
“¡No!”.
“Is it not what this date is all about?”.
“¡No!”, respondió
enfático, mirando a lado y lado para asegurarse de que, esta vez, su respuesta
no incitaba la curiosidad de los demás alrededor. “Mejor dicho, no sé… No creo…
Sí… Puede que sí… No sé… Nunca he estado física ni íntimamente con un hombre”.
“¿Pero
mentalmente sí?”.
Prescott no
disputó ni estuvo de acuerdo. Guardó silencio.
“Tranquilo. Eres
un chico muy guapo y bien plantado. No me extrañaría si me dijeras que en el
hotel te echan el lance con frecuencia. No es un asunto tan complicado. Vivimos
en el siglo veintiuno. Ya enviamos telescopios a lugares remotos del universo,
robots a Marte y otros lugares buscando posibilidades de mudarnos. El planeta
se despedaza con el cambio climático. Las guerras promovidas por ideas
fundamentalistas e intereses económicos y los virus que han surgido por falta
de higiene –la gente ha perdido el concepto de la limpieza–, están acabando con
buena parte de la población mundial. La sobrepoblación tiene prendidas las
alarmas porque no hay agua, comida ni trabajo para tanta gente.
Paradójicamente, la economía no puede prescindir de los consumidores. ¿Y tú
estás preocupado porque te gustan los hombres?”
“Estoy preocupado
por lo que piense mi padre. No quiero imaginarlo”.
“Ya veo. Tarde o
temprano es mejor que lo sepa”.
“No veo la
forma”.
“Cuando conozcas
a alguien que te haga parar en la cabeza, te roce el brazo por accidente y
sientas una descarga eléctrica y en las noches su recuerdo no te deje dormir
hasta que te masturbes, pensando que están juntos en la cama, sabrás que es el
momento de decírselo a tu padre porque, desde ese instante, no hay marcha atrás
y la única alternativa es vivir una mentira”.
“Ese alguien
tiene que ser una buena persona”, dijo Prescott, más relajado. Si voy a salir
del closet no quiero hacerlo por la parte de atrás. No quiero sufrir
desilusiones y menos en este momento de mi vida. En el hotel, tienes razón, a
toda hora hay gente que arroja el anzuelo para ver si lo muerdo, pero yo me
hago el desentendido. Me inspiran miedo. Me muero del susto. Son gente de paso.
No tienen nada que perder. Buscan un puto, alguien que no les cobre, alguien
que quede contento con una propina extra, una aventura como complemento al
motivo que los ha traído a la ciudad. En la universidad hay tipos lindísimos,
pero la mayoría son chicos que buscan hacerlo como practicando un deporte. Debo
tener prejuicios al respecto, o soy un idealista. Imagino que tú pasaste por lo
mismo”.
Prescott
permaneció en silencio escudriñando inquieto los impenetrables ojos negros de
Miguel quien respondió a la mirada con tranquilidad y embeleso. Prescott podía
quedarse mirándolo así, por el tiempo que quisiera. Si persistía, probablemente
le daría un beso allí mismo, delante de todo el mundo, y se deleitaría con el
sabor de frambuesas con crema y cappuccino.
Nathan en ese momento no existía. Prescott le recordaba las veces que lo hizo a
escondidas con esos “tipos lindísimos”, en el dormitorio, en closets, en
coches, en apartamentos compartidos, en casas de amigos, donde podía.
Un atisbo
advirtió Prescott, quien reaccionó mirando el reloj. “Va siendo hora de irme
para la universidad. Me pregunto si te importaría que nos viéramos de nuevo, en
otro momento”.
“De mi parte,
encantado”.
“Gracias por el latte, el sándwich y la torta”.
Miguel continuó
sentado observando al chico recoger prolijamente los libros, el computador
portátil y la chaqueta. Miguel era de otro estilo. Brusco, seguro, casi el
estereotipo de lo varonil, luchando últimamente por no resquebrajarse.
Apreciaba la diferencia, pero no se arrepentía de nada. Era quien era. Las
vivencias de otras vidas se atropellaban en el cerebro. Lo único que se le
ocurrió decirle a Prescott al despedirse fue “cuídate, nene”.
LOS JUEGOS Y LAS ESTRATEGIAS
DE PODER DEL POPULISMO
Darío Ruiz Gómez
A estas alturas y ya en
pleno juego electoral seguimos cayendo en la trampa tendida por el madurismo y
Podemos reduciendo los hechos de violencia por parte de las Disidencias de las FARC
y el ELN a simples escaramuzas entre “grupos al margen de la ley” y sobre todo
reduciendo el ejercicio de justicia por parte de la JEP aun deshilvanado desfile de actores sin que
previamente sehaya establecido de por
medio la clara condena de esas metodologías del horror, de esos causantes de lo
peor. Olvidandoque
detrás de estas escaramuzas lo que se esconde bajo el propósito de tomarse el
poder es implantar un régimen populista como los de Argentina, Nicaragua, dictaduras
infames alabadas por algunos comentaristas de nuestra izquierda craqueta como modelos del llamado
socialismo del siglo XXI. ¿Qué defendemos entonces sino los valores de una
tradición civilista? En Argentina la noche del comienzo de la más tenebrosa
vida argentina como lo señaló Juán José Sebreli con la compra de la justicia
por parte de Cristina Kirchner ya ha comenzado con la devolución de todos sus
bienes, con la libertad de Amado Buduouel íntimo Vicepresidente de Cristina acusado y sentenciado a cinco
añospor delitos comprobados como el
llamado caso Ciccone donde se quedó con el 70% de la mayor imprenta argentina
en la emisión de billetes. Toda esta parafernalia de enriquecimiento de una
minoría de corruptos como los grandes dirigentes sindicales a coste de la
alarmante miseria de la población, de la
niñez abandonada y la persecución contra la cultura. Ábalos el Ministro socialista que recibió en el
aeropuerto de Barajas a Delcy Rodrígueza quien la Unión Europea le ha vetado la entrada a sus territorios, ha dado siete versiones diferentes sobre este encuentro nocturnoque no fue condenado por unos jueces que lo
consideraron como un encuentro político y por lo tanto sin ninguna relevancia.
¿Por qué recientemente Pedro Sánchez envió a otra alta funcionaria a hablar en
Caracas con la siniestra Delcy Rodríguez? ¿Por qué el gobierno socialista le
concedió una ayuda de cincuenta y tres millones de euros a “Plus Ultra” una
compañíavenezolana de aviación con un solo avión y de
la cual es accionista principal la esposa de Maduro? Ya conocemos las bien pagadas asesorías que
los dirigentes de Podemos recibieron de Chávez y de las ayudas que les dio el
régimen iraní de los ayatolás. Pero la justicia española tampoco se ha
pronunciado sobre el llamado caso Morodoentonces embajador de Zapatero en
Venezuelayen el cual treinta y cinco millones de euros están desaparecidos. La
desorbitadafortuna del matrimonio
Ortega en Nicaragua es ya conocida mientras la población se muere entre el
hambre y la miseria. Conclusión: estas degradadas versiones del populismo están
mostrando que suspolíticas de
abiertacorrupción constituyen su
verdaderacarta de presentación en este procesodel “nuevo socialismo” para el cual mantener
al pueblo enla miseriarespondea la estrategia deque un
miserable carece de conciencia de clase y por lo tanto es una fuerza políticamentemuerta yen esa precariedad, manipulable.
Esta flagrante inmoralidad
la ha puesto de presente Pablo Iglesias con su enriquecimiento personal
mientras fue creando, contando con la debilidad de Sánchez, espacios de poder
que determinarán la política nacional e internacional de España hacia el futuro
inmediato. Enrique Santiago ha sido nombrado Secretario de Estado para la
Agenda 2030. El mismo personaje que declaró en una entrevista que si en España
se diera una situación como la de la revolución soviética, estaría de acuerdo
con fusilar a la familia real, haciendo un elogio de Lenin. Santiago es el
mismo personaje que impuso en las conversaciones de paz en la Habana el acuerdo
del gobierno Santos de no condenar a los asesinos de las FARC e imponer una
cuota de ellos (ellas) en el Congreso.
Santiago es amigo de Márquez desde hace treinta años, fue asesor de Derechos
Humanos de las FARC por recomendación de Piedad Córdoba. Santiago es un avezado
abogado comunista, el que sedivirtió a
placermanipulandoa su antojoa los folclóricos defensores de la Cultura Occidental, Sergio Jaramillo,
Roy Barreras, de la Calle, luminarias de
la mediocridad burocrática santista. Amigo
y defensor declarado deEvo Morales, de
Ortega, de la Kirchner y sobre todo admirador y defensor de Maduro tal como lo
he venido señalando ¿No es hora de que
ante la JEP y ante el país nos aclare de qué manera “un campechano madrileño” nombrado
hoy como Secretario de Estado, logró colocar
a la justicia colombiana ante unamalévolatrampa jurídica que leimpide condenar alos
genocidas, a los violadores, a los autores de los mayores desplazamientos de campesinosen Latinoamérica y conservar sus inmensas gananciasobtenidas con el secuestro, el narcotráfico? ¿Cuáles son hoy sus conversacionesy consejos a Márquez? Hay que hacerlo antes
de que comience a mover la agenda española 2030 bajo el objetivo de fortificar
a la “democracia bolivariana”
Medellín:
Destrucción y abandono de su Patrimonio histórico (85)
La Casa en El Poblado / La Casa
Gutiérrez /o La Casa Roja de Rogelio
Salmona
Víctor Bustamante
La
pérdida de poesía de las ciudades colombianas es consecuencia del abuso de los tecnócratas,
de su prepotencia, y de la avilantez de algunos urbanizadores y la pésima
gestión de los administradores...
Rogelio Salmona
No sabía de la existencia de
la Casa Roja de Rogelio Salmona, hasta que leí una denuncia en el Facebook
sobre su destrucción. Para algo valioso sirven las redes, dan a conocer una
noticia que ningún periódico local ha publicado. Al otro día, 30 de marzo, henos
de visita, es decir, en búsqueda de la Casa Roja por la calle 10 con la 27.
Subí, subimos en taxi con Luisinha por las estribaciones del Poblado, además el
taxista, cosa rara, César León Madrid, le interesa el tema del patrimonio.
El lugar, la casa solariega, luce
su abandono costoso cercada por mallas; las mallas en la parte alta de la
entrada hostigan con sus rollos de alambre de púas para prevenir a los intrusos
y dar seguridad a sus dueños de que ese botín, la Casa Roja de Rogelio Salmona,
junto a los carteles perentorios nadie se las arrebatará. Desde afuera solo es
posible observar sus paredes de color rojo, se me antoja frambuesa, aunque
desvaído por los años, así como algunos vitrales rotos de los ventanales. Desde
el interior nadie parece escuchar el saludo de los visitantes, o, a lo mejor,
la casa está deshabitada. Junto a la reja, afuera, en la entrada, los avisos con
todas las disposiciones legales anuncian la próxima debacle para iniciar lo que
sabemos, la construcción de unas torres de apartamentos. En esos carteles, el de color verde, unas palabras que son eufemismos, que es presencia,
legitimación y connivencia en este tipo de casos. “Aprovechamiento de árboles
aislados”, que sígnica en el lenguaje real nada menos que arrasar, talar este
pequeño bosque que aísla la Casa Roja y le da esa donosura. Quien haya vivido
en ella, sabe de la paz que fructificó en el curso de su vida, en este oasis
porque lo era. Pero la especulación por la desmesura y la rentabilidad por el uso del suelo, no
tiene en mente lo que es el Medellín histórico.
Aquí en lo alto de estas
colinas de El Poblado se erige una multitud de torres de apartamentos que
masacraron con esa especulación inmobiliaria las casa fincas de los millonarios
paisas que se habían refugiado en el solaz de sus mansiones. Por supuesto
cuando llegó el boom de la construcción en la década del 80 con el arribismo de
opereta y los oropeles de los medellinenses, con la mafia tras bastidores, destruyeron
muchas casas de Eduardo Caputi y Rafael Uribe, para citar dos arquitectos, y
convertirlas en anónimas colmenas de apartamentos, debido a la voracidad y
urgencia de quienes querían vivir en El Poblado cerca al prestigio que da el bon vivant, reflejo tardío, así sea el de
la mafia que cambió y trastocó las costumbres de esa ciudad con sus utopías de
hojalata y vidrios ahumados, ademanes descarnados y los bultos de dólares
olorosos con que convirtieron este barrio de casa fincas en el hacinamiento más
costoso de la ciudad.
Eso sí a los millonarios
paisas nunca les ha importado la ciudad, primero vivían en el barrio San Benito,
luego fueron a La
Playa, luego siguieron a Prado, luego pasaron el río, Otrabanda, a Laureles, luego
se marcharon a El Poblado, siempre huyendo de sus barrios mientras la guacherna
esnobista iba impávida tras de sus apariencias. Pero ellos luego se fueron para Llano grande o Sajonia y de ahí, en ese espejismo de alquitrán, se marcharon para
Miami. Esa es una de las razones por las cuales algunos medellinenses no
sienten su ciudad, detestan sus barrios. Muchas de las casas de Prado fueron
vendidas por sus dueños para irse a otros lugares. A muchos de ellos cuyos
descendientes aún viven no les interesa su arquitectura, es solo para
algunos que buscamos a Medellín desde otra perspectiva donde la historia habla,
nos habla. Lo mismo ocurrió con Laureles y con El Poblado, fueron destruidos de
una manera total ya que los urbanizadores con sus harapos elegantes y el festón
publicitario para vivir allí, cautivaron a miles de medellinenses que querían respirar
la aureola del barrio, para ellos, de más prestigio. Ilusos querían aparentar
ser vecinos de los Echavarrías, y terminaron viviendo junto a los diversos Escobares
de la mafia.
En este Poblado agresivo con
su patrimonio, -ya sin historia ni pasado, ni presente porque al medellinense
raso no le importa sino el eterno futuro en que han sido cebados por el blasón de lo nuevo para sus mentes
edulcoradas, blandas, repetitivas y cómodas como las series de Netflix con sus
argumentos truculentos sinónimo de lo baladí-, aún posee una de las casas del
mayor arquitecto de Colombia, Rogelio Salmona, que ha sido nombrada de acuerdo
al año y al uso: La Casa en el Poblado,
la Casa Gutiérrez y luego la Casa Roja, pero esa casa de 1968 va a ser
destruida para erigir otra torre de apartamentos. Aquí surgen varias preguntas
que en ninguna oficina de la Administración municipal van a responder: ¿Por qué
razón siempre los encargados de patrimonio no saben la riqueza histórica y
patrimonial de esa ciudad?¿Por
qué motivo se hacen los de la vista gorda, y siempre llegan tarde? ¿Qué y
quiénes hay detrás de ese detrimento y de ese silencio para que la ciudad sea
tierra arrasada? ¿A quién se acude para este tipo de reclamos, a la Secretaría
de cultura, al EDU, a Planeación, a la Agencia de Patrimonio y Paisaje, al
Alcalde mismo?, pero ya sabemos que estos funcionarios en términos de patrimonio,
es decir de conocer su ciudad, solo pueden lucir su evanescente torpeza
matizada de una ignorancia crasa, ya que deben andar mirándose al espejo portátil
de su soberbia de pavos reales de ocasión para ascender en sus carreras
políticas mientras el patrimonio de la ciudad les resbala.
Hace poco se creó la Agencia de Patrimonio y Paisaje, pero aún no sabemos
la definición de patrimonio para esta oficina que supuestamente iba a velar por la
conservación del patrimonio, ya que en un giro, que es una burla, ya exhibe
como si fuera un gran proyecto con muchos likes los planes para remodelar el
estadio Atanasio Girardot, mientras la ciudad en su riqueza histórica se
deteriora, no les da ni pena a estos funcionarios que así no se engaña la
ciudad, que hay hitos más importantes, pero a un funcionario y a su equipo sin
ideas claras sobre la ciudad solo les quedan las mega obras para esconder su
pusilanimidad y su falta de ilustración sobre el tema y olvidan se les ha asignado
una responsabilidad que evaden. Estos funcionarios deberían caminar el Centro y
conocerlo primero, y eso sí averiguar quién fue Rogelio Salmona. Estoy seguro
que estos funcionarios de esas entidades no saben quién es Salmona, y que una casa
donde se origina su proyecto creativo que desemboca en la Casa de Huéspedes Ilustres en Cartagena se haya en Medellín.
El otro caso despreciable y
turbio es el de las curadurías. ¿Cuándo ellas se han dispuesto a proteger el
patrimonio de la ciudad? ¿Cuándo se han preguntado
si un bien urbano posee riqueza histórica que avale su conservación? ¿Son las curadurías entes sin ningún control?
¿Qué hay allí en esos nidos de destrucción, que tanto poder tienen para decidir
qué se tumba o no en la ciudad? Uno de
esos curadores que fue en la UPB profesor de derecho urbano que con su salacidad
y ramplonería decía ante una requisitoria de parte de una alumna que para construir
una torre de apartamentos en un humedal, supuestamente protegidos, la iban
a construir como fuera ya que allí solo vivían unas ranitas. Ese curador, avivato
y negligente, es el mismo que ha estadodetrás de los permisos para la
construcción de los edificios de estilo traquetusmiaminsis que ahora ocultan el Palacio Nacional.
Estos funcionarios sin
responsabilidad ni entereza por sus cargos, desde el Alcalde, los funcionarios
de la Agencia del Paisaje y Patrimonio, de la Secretaría de Cultura, y los
diversos curadores no tienen el valor civil de frenar las agallas del sector
privado que hace lo que quiere en materia de patrimonio. Todos ellos, en su enjambre, parecen habitar el
mundo de un video juego, de Love city,
encandilados no junto al amoroso fuego del hogar sino por esa luna cuadrada de
tungsteno que los hipnotiza y aun los obnubilada
con su idea de la construcción permanente sobre planos de ciudades repetitivas,
entre comillas hipermodernas, monótonas, con una sola clase social, la fila de
consumidores, no solo de vituallas en los supermercados, sino en los parques con
edificios ideados de cualquier manera sin historia, donde esos consumidores
hacen sonar constantemente la registradora para aumentar las ganancias y seguir
construyendo ciudades higiénicas, con paisajes similares, tediosos, debido a
esa perfección de los video juegos donde no existe quién piense sino quien
haga fila con una utopía común: consumir para que suene de nuevo la
registradora.
Ante esta pobreza creativa,
falta de responsabilidad, falta de entereza y de amor por Medellín solo nos
resta esta denuncia pública que no leerán esos funcionarios que solo viven en
su ceguera mediática, que no arriesgan un ápice por conservar la ciudad y que
no salen de sus autos blindados con vidrios polarizados, así como blindados
tienen el cerebro con hormigón para saber cómo la ciudad se diluye sin que
ellos se den cuenta.
Mejor sigamos son estas tres
de personas que desde diversos puntos de vista han valorado la obra de Rogelio
Salmona en Medellín. Uno de ellos es Daniel Arias en su blog, EL KILO. NUESTRO MUNDO. MI VERSIÓN. En
el 2007, añade:
Casa
Roja
Ese fue el nombre que se me
ocurrió. Bueno, no se me ocurrió a mí, se le ocurrió al genio recientemente
fallecido de la arquitectura colombiana Rogelio Salmona, único ganador
colombiano del premio Alvar Aalto, que solo se lo han ganado 9 personas (es más
difícil ganarse un Aalto que el nobel, realmente, y el no jodía tanto como
García Márquez). Aalto también es de mis diseñadores favoritos, y su vaso será
el vaso de mi restaurante cuando yo tenga un restaurante.
Alvar Aalto era un diseñador
y arquitecto finlandés y creo ese vaso con su esposa. El tipo es el padre del
modernismo, y es tan influencial (sic), que en su honor la asociación
finlandesa de arquitectos creo el premio, el mismo que se ganó Salmona.
La Casa Roja es una de sus
obras. Queda en la calle 10 de Medellín, arriba de la Transversal Inferior. No
se puede ver porque está completamente cubierta de maleza y está francamente
abandonada. Hoy vi que abrieron una especie de tienda ahí. Sin embargo, en eso
que los gringos llaman "daydreaming" (no encuentro la palabra
adecuada en español) me imaginé un restaurante ahí, en esa preciosa,
probablemente super-costosa y antigua casa.
Como mi mente funciona como
por asociación, como la Wikipedia, hago click en ideas que me salen de ideas,
mis pensamientos idiotas. Ahí pensé que mi restaurante, que tendría vasos de
los de Aalto, precisamente en la Casa Roja de Rogelio Salmona. Inmediatamente
click al nombre del restaurante. ¿Cómo lo llamaría? y ahí se originó este post.
Se llamaría Casa Roja. Es una casa roja, es La Casa Roja.
¿Por qué tanta alaraca con
la Casa Roja? por el nombre, precisamente. Y es que mientras escribo, tengo
abierto el directorio de Medellín, sección restaurantes: Chop Chops, Yakitori,
MarlDonals (no es un error de tipeo, lo juro), Porkys, Sushi to Go: the new
concept in fast food, Angels Italian Gourmet, Krusty Burger”.
Por supuesto la Casa Roja
llegó a funcionar durante unos años, en Facebook 2011 se anota. “En La Casa
Roja podrás encontrar nuestras líneas Taller de Linos y Le Petit Prince. Taller
de Linos ofrece una variedad de lencería de mesa, accesorios de cama y baño y
cojines decorativos. Le Petit Prince se especializa en decoración infantil y
lencería. Cita Previa”.
Pero ese lugar que con tanta
donosura ha cautivado a quien regentó la Casa Roja posee una historia de más
peso, ya que se trata de la Casa Gutiérrez (1968) diseñada por Rogelio Salmona.
Germán Téllez, arquitecto e
investigador, da su reseña en Rogelio
Salmona: obra completa 1959/2005: “La Casa Gutiérrez, en las inmediaciones
de Medellín, se benefició inicialmente de un lugar de notable interés
paisajístico y ambiental, así como de vista lejanas entonces atrayentes. de ahí
la decisión de enfocar el panorama con la apertura de todo un lado de lo que,
de no mediar otra cosa, sería una versión de del patio interior tradicional. La
Casa Gutiérrez, en el fondo tiene aires histórico- funcionalista en la sencilla
claridad de su organización utilitaria, y en la modestia de su lenguaje formal.
Más que reflejar el uso de un “Tipo” o
“Modelo”, la Casa Gutiérrez replantea sin alharaca formal el tema, sencillo y
complejo a la vez, de cómo albergar cierto estilo de vida”.
Es cierto en ese tiempo El
Poblado era campestre y el paisaje era lo más logrado para sus habitantes, unos
años más tarde es posible notar el desarrollo de la ciudad con sus colmenas que
parecen construidas con un mismo plano y donde ha desaparecido el concepto del
arquitecto como artista.
En otro texto es posible
rastrear el valor arquitectónico de la Casa Roja en otros tiempos La casa en El
Poblado, lo notaremos en un trabajo de la arquitecta Clara Mejía Vallejo: Elementos para una búsqueda: Le Corbusier
y Rogelio Salmona:
“Salmona comienza a
proyectar a partir del patio, y este se haya en su primer proyecto que es la
casa de El Poblado
En un texto “Allende los
patrones”, Rogelio Salmona, refiriéndose a un proyecto ajeno, anticipa y compendia
los principios de lo que se convertirán en las directrices de su trabajo:
•La necesaria consideración del paisaje y de
su imbricación con la arquitectura.
•El entendimiento de la arquitectura desde su
vivencia eminentemente espacial.
•La incorporación de los espacios abiertos
como articuladores de la arquitectura.
•La consideración de cuestiones como la luz,
la sombra, la decoración o los materiales como materiales de proyecto.
Desde el proyecto de la Casa
en El Poblado, es perceptible la aparición de una retícula métrica que, sin
introducir propiamente una modulación, ordena la composición. Esta retícula
varía ligeramente en las distintas casas, no obstante, permanece siempre
presente como una herramienta clave en la proporción de los espacios”.
..
“La Casa en El Poblado es la
única a la que se accede a través del patio. Esta decisión es esencial en su
percepción y experiencia al convertirse necesariamente en un espacio
direccional y de tránsito obligado. Tras el ingreso, y a nivel del patio, se
encuentra un deambulatorio perimetral que da acceso a las diferentes
estancias”.
Menciono solo las anotaciones
y reflexiones de la arquitecta Clara Mejía Vallejo de la Universidad Politécnica
de Valencia, que realizó sobre la Casa en El Poblado (1968), ya que su
investigación la tiene en cuenta para la evolución del diseño creativo de
Salmona y su relación con Le Corbusier junto a otras casas diseñadas por el arquitecto
colombiano como son La Casa en el Refugio (1968-69), la Casa en el Chicó
(1969-70), la Casa Franco (1978-79).
“Dejad hacer, dejad pasar” es
una de esas palabras que se convirtieron en consignas para los fisiócratas con
respecto al libre comercio, que luego se extendió bajo otra óptica a las
diversas esferas de la vida pública en el país. Desde esta definición algo es
cierto, Medellín la ciudad de las siglas, no es la ciudad que tiene rostro de
muchacha bonita como alguna vez escribió Uriel Ospina, sino la ciudad de la
hipocresía, de las coimas, del incumplimiento, de las mentiras en las entidades
que se crean para proteger el patrimonio y son solo una estafa para la misma ciudad
por parte de administradores sin carácter donde el sector público y privado
la exprimen en su rentabilidad como norma por encima de la historia misma de
un patrimonio que merece mejor suerte, su preservación.
Bibliografía:
-Mejía Vallejo, Clara: “Elementos para una búsqueda: Le
Corbusier y Rogelio Salmona”, en
Colaboradores de le Corbusier N.1, dearq
14. Julio de 2014. ISSN 2011-3188. Bogotá, pp. 136-157.
http://dearq.uniandes.edu.co