martes, 18 de febrero de 2025

El Edificio Continental Víctor Bustamante / Patrimonio de Medellín

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El Edificio Continental

Víctor Bustamante

 

En esta casa de bahareque se vivió esa experiencia percibida con trazas de gravedad absoluta, también podría catalogarse como la posibilidad de ser definida como algo circense, presentada por una persona itinerante. La casa era de un solo piso con puertas y ventanas de madera, colonial, con el mismo diseño de las otras casas, las primeras. La calle estaba empedrada y se puede percibir de soslayo en algunas fotografías de Melitón, una es la del hato de ganado con sus caporales en mitad de la calle; en otra es notorio ver como el puente de Palacé es la barrera para lo que sería la Avenida Primero de Mayo. en otra vista que apunta hacia el sur, a la iglesia de La Candelaria, solo se ve un alero de esta casa.

Luis Latorre Mendoza con alguna duda narra que, en 1882, en esa casa habilitada como teatro, en la esquina de la Avenida Primero de Mayo con Palacé donde años más tarde quedaría el edificio B. Ortiz, y funcionaría un hotel de postín, El Continental, se exhibió el primer fonógrafo parlante que había llegado a la ciudad, como uno de los inventos de Tomás Alva Edison en 1877. Este artificio sería traído por el señor Próspero y su ayudante, rebuscadores, viajeros ilusorios, no para enseñar el avance de la ciencia, sino para recoger algún dinero por hacer demostraciones de cómo se copiaba la voz. Esa era una costumbre acendrada que permitió que Medellín entrara y se pusiera a tono entre dos siglos. Todo avance de la ciencia era un reto, y más que todo una curiosidad, lo atestigua los inicios de la fotografía, la electricidad, el automóvil y la aviación, sobre todo esa fotografía de Benjamín de la Calle donde los paisas miraban con un vidrio ahumado un eclipse de sol. Eso sí, llama la curiosidad que don Manuel Uribe Ángel, tan erudito y científico, no estuviera ahí, entre los elegidos.

La Villa había sido empapelada con carteles en sus esquinas centrales que invitaban a ver el fonógrafo parlante. Unas cuarenta personas, curiosas e incrédulas, acudieron a ver el invento del Brujo de Menlo Park, que consistía en un rodillo de cera y su aguja. El presentador y dueño del aparato novedoso explicaba con donosura el invento, a los espectadores curiosos, con esa seriedad necesaria, pura impostura, para ser creíble.

El míster dispuso el aparato sobre la mesa, comenzó a darle manivela y a preparar los cilindros, acomodó, "Mary had a little lamb", la primera canción grabada por Edison en inglés, y de una se sobrecogieron los asistentes. El míster explicó a renglón seguido lo que significaba la canción, y con parsimonia llamó a alguno de los asistentes para que accedieran a ser grabados. Un arriesgado hombre de negocios, muy de levita y de muchas patillas de general se dispuso a recitar junto la bocina.

Dicen que el águila real

cruza volando los mares:

ay, quién pudiera volar

como las águilas reales

Estas coplas popularizadas y atribuidas a Salvo Ruiz, pertenecen a Ricardo León y son de su libro Los Caballeros de la Cruz.

Años más tarde donde quedaba esa casa, el estilo colonial seguiría su derrota, pero en caída libre, la llamada modernidad, esa palabra que siempre regresa, momentánea y superficial, con cánones nuevos y acomodados, aparejaría otros estilos y diversidades, y se construiría allí mismo sobre esas ruinas, el edificio B. Ortiz, corresponde a Bernabé Ortiz Cárdenas que había empezado a estudiar medicina en la Universidad de Antioquia, pero por motivos de las guerras civiles se alejó de los claustros. Él no quería asumir el oficio de su padre José Ortiz como constructor de iglesias. En 1906 con Luis Cardona crearon la afamada Cantina de los Mora, en Junín con Colombia, luego se la venderían a Oliverio Philips. También don Bernabé poseía una pulpería y se dedicaría al negocio de importar cigarrillos desde La Habana y aquí los contramarcaría con su timbre, Ortiz y Compañía. Su fábrica quedaba en Boyacá cerca a la Veracruz. Luego se había asociado con sus competidores, que convocaría para frenar la competencia y la baja de precios. Esos magnates serían nada menos que Bernardo Mora, Bernabé Hernández, Rafael Posada Villa, Benjamín Escobar, Juan C. Restrepo y Lizandro Ochoa, su marca se llamaría La Legitimidad Antioqueña, la cual fue rechazada por el Ministerio por ser demasiado parecida a La Legitimidad de La Habana. Olvidaba Ortiz que los cubanos habían inventado el Habano y sabían cómo el que más de las clases de picaduras de tabaco. Pero Bernabé Ortiz tenía la respuesta a la mano y los llamaría La realidad antioqueña. Era la época en que fumar era un placer, y los cigarrillos La amistad enviaba postales con paisajes de Medellín, y cigarrillos Victoria y Cóndor publicaban albúmenes con fotos de hombres y mujeres, como una manera de atraer nuevos consumidores al darles reconocimiento. Mucho más tarde y después de fundar varias empresas se daría nacimiento a la Compañía Colombiana de Tabaco. Don Bernabé, activo en el negocio de los cigarrillos, moriría en 1915.

Esta construcción conocida ahora como el Edificio Continental llevaría su nombre B. Ortiz en la parte central de una columna dividida por su arista. Este edificio fue diseñado por la compañía de HM Rodríguez en 1932. En el Álbum de Propaganda de la ciudad de Medellín, de 1935, se ofrecen los servicios del Hotel Continental en tres idiomas, español, inglés y alemán, su diseño es aún el original, con esa parte sobresaliente, el ochave, y en su interior cuatro columnas, y sobre ellas una solución arquitectónica, una terraza semi redonda y allí una suerte de semicírculos de ladrillo y en la mitad una columna con el nombre B. Ortiz, luego las columnas del primer piso se perdieron para aprovechar el espacio, y se refaccionó, en 1947 para aprovechar más espacio, es decir situar un cuarto piso en los laterales y estirar los balcones hacia la calle, hasta casi hacer desaparecer la parte redondeada del ochave en el segundo piso.

En julio 22 de 1932 El Tiempo publica dos anuncios. Uno del Hotel Palatino que abre sus puertas reemplazando en el mismo lugar el anterior Hotel Continental que funciona desde 1890 al frente del Edificio de Alejandro Echavarría en la calle Colombia, y como ahora se renueva, anuncia la apertura del Hotel Continental en un nuevo edificio donde dará sus servicios en 40 habitaciones. Entonces para darle status comienza en la prensa esa publicidad que se hace notoria para aclamar los visitantes que se hospedaban allí, así como los sucesos que nombran la ciudad. En mayo de este año fue agasajado por profesores y alumnos el rector de la Universidad de Antioquia. Gustavo Uribe Escobar. Hay propaganda en El Tiempo para situar a este hotel como el más solicitado de Medellín. En 1933 vivía en el Hotel Continental el gobernador Uribe Gaviria. En noviembre de ese año hubo un agasajo, despedida de soltero, con una cena al señor Pablo Pérez R. Los amigos de Alfonso Mejía Latorre lo recibieron por su llegada de Bucaramanga. En diciembre la colonia alemana comandada por su cónsul ofrece una cena de gala para la despedida del año. El señor Luis H. delgado fue festejado por sus amigos de Medellín con una cena. Hernando Echeverri a su regreso de Barranquilla fue atendido por sus amistades. 

En el año de 1934 en el Hotel Continental, un grupo de amigos y de admiradores de la poetisa Laura Victoria la visitaron y la atendieron con una taza de té. Entre las personas invitadas estaban Inés de Greiffestein, Fita Uribe, Alfonso Castro, Antonio J. Cano, Francisco Villa López y Jaime Barrera Parra. Luego, en la noche, sería festejada en un acto privado en el Club Unión, con el aplauso de los millonarios paisas en su sede. En 1937, el ministro de educación nacional, Joaquín Castro Martínez, llega para mediar en el conflicto con los padres de las alumnas del Instituto Central Femenino, ante un ensayo educativo impuesto por el gobierno liberal.

En 1941 se agregó el Hotel Continental a la Lista Negra de la América Latina. Estas compañías y personas incluidas eran sospechosas de tener algún vínculo con la Alemania agresora, ya fuera económico, de propaganda o simpatía. En Latinoamérica fueron detectadas por el Departamento de Estado de los Estados Unidos unas trescientas firmas incluidas desde Argentina, Brasil, Chile, Centroamérica y, por supuesto, en Colombia donde encontraron 32 adeptos al nazismo. En Medellín fueron detectados inicialmente dos casos de adictos a Hitler, Adolf Stober, comerciante, quien desde 1935, dirigía la parte cultural de la colonia alemana en la ciudad, casado con Anne Marie, tuvieron su primogénita en 1933. Ambos participaban como cantantes líricos en los eventos de música clásica en Bellas Artes. Estos saldrían deportados con sus tres hijas, acompañados de Gerda Moelher, y en 1942, como caso curioso en Copacabana fue descubierta Manufacturas Delta Ltd., como la otra compañía con lazos nazis. Llama la atención el motivo por el cual un hotel es considerado objetivo de discordia y de sospecha para un país lejano. La respuesta es sencilla, luego de cada triunfo militar del Reich, cada que habilitaban un evento donde la raza aria mostraba su grandeza, en Medellín, la colonia alemana partidaria al régimen, así como algunos nacionalsocialistas paisas se acercaban a estas fiestas a celebrar al invasor de Europa.

Cada ciertos días, la Lista Negra se iba agrandando debido a que se detectaban más adeptos. Uno de ellos era un espía local, el detective 100, que se colaba en las fiestas como militante activo, ya en el Hotel Continental, a puertas cerradas, nazi confeso, pura apariencia, salía con su brazalete con la esvástica incrustada y el saludo nazi, con sus rudimentos de alemán gritaba, Heil Hitler. No había nadie más germanófilo que él. Las fiestas alemanas eran sencillas con música clásica que amaban los oídos de los nazis, como la de Wagner, algunas arias de Nietzsche. Una marcha lo conmovía entre las marchas Erika.

Todo este ambiente era digno de una cofradía y de sentirse en un pais lejano del trópico montañero como si fueran miembros de la aristocracia del Reichstag. Allí en el interior del Hotel Continental algunos paisas adeptos al partido conservador dejaban caer sus máscaras de montañeros rezanderos y se pensaban ciudadanos germanos. Nada. El Detective 100, al otro día entre el guayabo del vino y las viandas alemanas, en secreto, comenzaba a anotar el reporte que enviaría no solo al consulado americano, sino con mucho sigilo a su director. La Lista Negra seguía con Antonio Morales, Santiago Giraldo, Sinvilla, Bernardo Villa B., Carlos Villa V., Hermanos Villa, Guillermo E. Molina, Gabriel Soto Franco, Restaurante Bavaria colindante con el hotel ahí en Palacé. Su acucioso desempeño llevó a detectar que el personaje fundamental era Adolf Stober, intermediario entre firmas comerciales y personajes de sociedad y nazis de postín muy comprometidos, como Reinhard Gundlach, Enrique Kausel, Karl August Kanterreit, Guenter Mundt Sander, Hans Simon, Teodoro Sohn, Hans Schwerdtfeger, Adolf Stap, Otto Thiel y Erhard Ziegler. En otra ocasión llegó a la Lista Negra la Casa americana, Jacob Hans, Barr Hans y Miguel Tauder.

Debido al grado de confianza del Detective 100, antes del afamado 007, con su máscara de traidor, fue considerado como uno de los adeptos más cercanos, casi al borde de ser un germanófilo confeso, que fue invitado, después de pasar todos los filtros por sus propios amigos nazis a El Retiro, población cercana a Medellín, aislada y fría, donde cada mes en una finca de un millonario paisa, escuchaban a todo volumen marchas militares, organizaban eventos de tiro al blanco, y jornadas de campaña militar entre dos bandos. En la finca había un cuarto con una caleta atiborrada de armas militares, de mapas de Alemania, diversas ediciones de Mi lucha de Hitler que era leída y analizada como una nueva Biblia, también era posible oír una completa colección de marchas de música militar y aparatos para escucharlas, así como beber cajas de cerveza importada de Bremen, de vinos y de banderas, y por supuesto, de uniformes, alfombras y banderas del Tercer Reich que ocupaba a sus adeptos hasta la médula de sus magras intenciones de ver algún día al propio Furher paseando en un descapotable por las calles de la Villa. Todos allí vestidos en esa suerte de actuación para un teatro portátil con ropa militar, uniformes de la SS.

El Detective 100, desagradecido y procaz, no le bastaron las atenciones del cónsul y gerente del Banco Alemán-Antioqueño, Reinhard Gundlach, sino que lo delató por su otro rol de propagandista, ya que impartía la distribución de libelos nazis, impresos en la Tipografía Mercurio. Además, había diseñado una red militante que incluía algunos cerveceros, comerciantes e industriales farmacéuticos. También denunció a Fred Hansky dueño del Restaurante Bavaria, donde acudía a almorzar. Debido a esta incertidumbre en 1942 el Banco Alemán Antioqueño cambiaría de nombre, puro maquillaje, para llamarse Banco Comercial Antioqueño. Los patronales paisas que habían invitado a los alemanes a fundar este banco, no querían perder sus inversiones debido a la guerra; en los negocios los amigos no existen.

Pero el otro rostro del Hotel Continental, en 1942, aparece en la prensa en anuncios donde se indica a los choferes que cuando llegue un turista los lleve al Hotel Continental, que ofrece sus bueno servicios…. Este ya es administrado por su nuevo propietario Luis Gómez T., que trabajaría unos 52 años en el sector del turismo hasta poseer una de las más afamadas agencias en Medellín. Don Luis, emprendedor desde joven, fue profesor de baile para las debutantes en sociedad, también fue actor de teatro. En los años 30, con la guía de un sacerdote organizó visitas religiosas en camiones por la ardua geografía de un país con pésimas carreteras, a Chiquinquirá, a Las Lajas, a Zipaquirá. Visitas piadosas conformadas hasta por trescientas mujeres que viajaban desde la piadosa Antioquia a sitios piadosos para prolongar su fe en el resto del país. Al costado que da por la Avenida Primero de Mayo, en el cuerpo del edificio, hay un almacén ya en funcionamiento con un nombre encantador, Almacén de Colores, que se presta para cualquier ensoñación.

Luis Gómez Tirado, también fue gerente del Expreso Ribón, que despachaba encomiendas y mercancía en mulas, balsas y automotores entre la Costa Atlántica y Medellín, asimismo se encargaría en 1935 de llevar hasta Buenaventura el cadáver de Gardel. Luego creó y dirigió su propia compañía Expreso Antioquia. Además, fue el interventor durante la construcción de la plaza de toros La Macarena. Fue pionero de las agencias de viajes, creando la suya en 1946, llamada, Turismo y Espectáculos Colombia. En 1948 organiza un proyecto más ambicioso con otro sacerdote, como guía de excursiones a Europa y a Tierra Santa con estos peregrinos paseadores, aún más piadosos y fiesteros de la Villa.

En 1944 se organiza un evento a nivel nacional de mucho fuste, la Exposición Nacional de Medellín, donde se invita a participar a todas las industrias de la más diversa índole, ya sea manufacturera, agraria, ganadera o artística. Don Luis Gómez T., no solo ofrecía en su hotel la alimentación, su hospedaje sin subir los precios, sino que en el segundo piso del teatro Avenida dirigía la Oficina de alojamiento, centralizada en atender a las personas en cuanto a la consecución de hospedaje, y a recibirlos en la Estación Central del Ferrocarril. Esta oficina transitoria era dependiente del director de la exposición. Previsores, para explorar un evento de magnitud mayor y para aprender a implementar el renglón del turismo como actividad rentable, habían comprado colchones, sábanas, cobijas, implementos de cocina para atender bien a la posible avalancha de turistas. Todo este menaje para que las diversas pensiones, hoteles, casas de familia, colegios, incluso la Universidad de Antioquia, se alinearan con un objetivo primordial, atender de una manera plausible a los visitantes. No solo los acogerían, sino que debían ofrecer los precios adecuados para el buen nombre de la ciudad. De ahí que don Luis Gómez T., el hombre de las excursiones religiosas sea el encargado de esta labor.

Estos apuntes son solo esbozos recogidos, puntuales, con detalle de esa historia a la mano que se deslíe ante nuestra indiferencia, ya que cada uno de esos edificios, cada calle, cada parque, cada anuncio comercial, cada aviso político, cada acera, cada fachada, y sobre todo, aquellas personas relevantes que lo habitaron, son los sinónimos de una ciudad que ha mantenido su pulso, y ante la cual pasamos de una manera impasible. De ahí que la historia devuelva, algunos momentos, ya que lo demás, la valiosa vida cotidiana se disuelve en el olvido como eje fundamental de una ciudad, que vive su presente eterno, fugaz y vacuo, como señala Luis Fernando González.

Ahora he caminado sobre recuerdos, historias, datos, memorias ajenas pero recobradas en los libros y en los diarios que entregaron su presente en noticias que luego fueron sepultadas por otras noticias en ese maelstrom del tiempo que da sentido a la vida, al definir y mirar uno de estos edificios de la ciudad, de Medellín, que no posee una arquitectura que

lo dignifique debido a esa reforma que le cambió la fachada en los años 40, a lo mejor porque se parecía al de la Droguería Aliadas en Carabobo con sus dos torretas en ladrillo desnudo incrustadas en la fachada, a la Droguería Bedout en la calle Boyacá y muy cercano al del Teatro Metro Avenida. Solo he logrado arrebatar al fuego fatuo del abandono algunos eventos que ya he contado.

Ya en los años, de 1972, mi afición a la lectura me llevó a este edificio, a su tercer piso, buscando una edicion de libros de economía, allí en lo que podría ser una librería, pero solo era un salón que parecía que apenas lo adecuaban, encontré un señor bajito de anteojos, que era el administrador y vendedor a la vez, que más tarde supe que era Walter Correa, también curador de arte, que salía con el poeta Amílkar U., provocadores, en la década de los 60 por las calles de Medellín, vestidos de sotana negra como sacerdotes lujuriosos y contentos. Este lugar era la sede de la Oveja Negra, cuyo primer logo, lo realizó el poeta Luis González de Guzmán. Aquella editorial se erigía como centro de atención en las universidades al publicar y vender libros sobre crítica a la sociedad en un intento de crear otros espacios de discusión.

En Medellín con la creación de la Oveja Negra debido a Moisés Melo, Jorge Orlando Melo, Gloria Mercedes Arango y José Fernando Ocampo, se crearon otras editoriales llamadas rebeldes como El Tigre de Papel, Zeta, Tiempo Crítico, La Carreta, Cuadernos de Teoría y Práctica, El Tigre de Amalfi, y en Bogotá nada menos que Estrategia, La Soga al Cuello, Círculo Rojo, Margen Izquierda y Sihuasinza. Un éxito editorial les da nombradía, Estudios sobre El subdesarrollo colombiano de Mario Arrubla.

Pero hablaba era de la Oveja Negra, de su publicación de libros que no se vendían en las librerías tradicionales sino en las universidades que tenían un público de comer, beber, soñar con textos del marxismo como lo último en guarachas. Luego, la editorial Oveja Negra fue dirigida en Bogotá por José Vicente Kataraín y tomó otros rumbos: la literatura, así como a editar a García Márquez.

También en su segundo piso existieron oficinas de abogados, y además otra editorial, El Camello, dirigida por Jorge Salazar, sus amigos le decían Jorge cuentos chinos, ya  que hablaba de Mao todo los días, vendía libros extranjeros de izquierda, chinos y rusos. En su rudeza ideológica perseveraba en contra del abuso de la plusvalía por parte de empresarios, y en contra de la propiedad privada. Pero Jorge era sabio,  astuto y directo, comía de los libros de izquierda, pero amaba el capitalismo.

Pero si algo distingue este edificio es destacar la existencia de la Librería Continental, la de más peso y renombre en la ciudad. Esta librería había deambulado por Maracaibo con Junín y en Junín cerca a La Playa y recalaría aquí, en este edificio, en la década del 50. Total, entré, entramos a ese sancta sanctórum a buscar libros, así en general, pero el que buscaba era TTT de Cabrera Infante que me había infectado por su alegría en las calles y lugares de La Habana, y eso sí al entrar vi filas de estantes, de libros y libros, quería leerlos todos. Si en las bibliotecas sobre todo en la Piloto y en Comfenalco de La Playa los prestaba durante unos días, aquí en la librería los compraba, eran míos, y podía subrayarlos, y volver a ellos en esas noches estivales cuando eran esa compañía que quevediana desde los estantes.

Y como no decirlo, Miller, Proust, Caín, Joyce, Adorno, Benjamín, Borges, Ruiz Gómez, todo el nadaísmo, torció mi camino hacia la vida desde esta librería, lejos de los textos militantes, feroces, pesados, aburridos. Pero la Librería Continental que merece un capítulo aparte debido a su valoración, me abría otro camino, aquel cercano a la biblioteca familiar. Algo es cierto, esta librería le dio lustre a este lugar, a este edificio, y, además, era un punto de referencia en el Centro, cuando este era decente, ha permitido educar varias generaciones de lectores, que como transeúntes pasamos por las páginas de sus libros, explorando mundos, universos paralelos, y eso sí esas geografías ocultas a las cuales no accederemos. Pero sí al Almacén Oduperly en el costado de la Avenida Primero de Mayo donde llegué a comprar rollos en blanco y negro, así como llevar a revelar rollos a colores o a que me realizaran ampliaciones para algunas fotografías para uno de mis libros. Pero toda esa historia que le da estatus a este edificio desde diversas ópticas ha sido mancillada ya que es este local de la Librería Continental, existe ahora nada menos que el Parqueadero Continental como la máxima expresión la cultura paisa, de ese Medellout al desgaire, como afirma Néstor López, anteponiéndolo al Medellín que se expande hacia el sur en esa línea divisoria que tiene como punto límite La Alpujarra, que delimita dos ciudades nunca a la manera de Dickens. 

Aquí, una noche, llegué a este edificio, santuario de los libros, y conocí un lugar, era un sótano en el cual existía una taberna a media luz, es decir cuando me refiero a media luz como en el tango, a media luz los dos, entré aquí con una mujer de color, como se dice hora con la fachada woke, en realidad una negra, bella, bellísima que había encontrado en la parada de los buses por la calle Colombia y aquí recalamos.  El sitio era una taberna donde se podía beber y bailar. Y eso sí conversar y escucharla. Ella era guerrillera en Apartadó y como que le daban un mes de descanso y le gustaba venir al escondido a Medellín de rumba brava. No veía la hora de desmovilizarse, de huir, pero la pena capital se la aplicaban y como según ella, no sabía hacer nada más, tocaba proseguir en las filas con fillat militar y rifle y mochila en el hombro. Ahora en esta noche era una mujer diferente, llena de vida, con expectativas en la ciudad y en sus calles y, sobre todo en sus noches. De verdad el rato fue agradable y ya la llevaba a otra dehesa lejos de la militancia, cuando me anotó el teléfono para decirme, hablamos mañana, que tenía una cita en el Bar Atlántico, allá en San Juan con Bolívar. Esquina de fiesta de morenos, la vi con sus jeans azules, su risa blanca su blusa verde olivo, y ese su cuerpo, su cuerpo fino, tostado, viendo subir las escalas y desde la esquina de la Avenida Primero de Mayo con Palacé, estamparme otro beso, y así, verla cruzar la calle hacia el Parque de Berrío, hacia El Atlántico, no hacia el olvido, sino hasta la mañana.

La dinámica citadina sigue su marcha, el Centro adquiere una fisonomía diferente en su interior, ante el hacinamiento que prosigue. Su caída espiritual prosigue, ya sin emisoras, sin teatros, sin librerías, sino con parqueaderos y Todo a 1000, y ante el hampa que araña cada calle, cada fachada e incluso la noche misma.  

El 14 de agosto del 2009 fue asesinado el empresario de chance Argemiro Salazar a las 3:50 de la tarde, cuando llegó a revisar las actividades cotidianas en el Hotel Continental. Él se transportaba, sin escoltas, en un Toyota Prado blindado. Antes de bajarse, fue obstruido por un Renault blanco que lo seguía, del cual se bajaron dos sicarios. Añade el informe de El Colombiano: “Un empleado de seguridad del hotel y el celador de la cuadra corrieron para auxiliarlo, y fueron repelidos por los tiros de los agresores. El empleado recibió un balazo en la parte baja de la espalda, pero sobrevivió. Fue llevado a la clínica, mas no fue posible salvarlo.

14 de agosto de 2009, Argemiro Salazar, el nuevo propietario del Hotel Continental, fue asesinado a las 3:50 p.m. al llegar al establecimiento para supervisar las actividades diarias. Salazar se desplazaba sin escoltas en un Toyota Prado blindado.

El empresario poseía negocios de hotelería, parqueaderos, bares, venta y compra de propiedades, institutos de capacitación laboral y juegos de azar. Muchos de ellos ubicados en el Centro. En el negocio del chance se hizo popular y en la actualidad era accionista de la empresa Gana S.A., que lidera esta actividad de manera legal en la región”.

En la actualidad en el Hotel Continental opera en los pisos superiores un centro de protección para ancianos regentado por el municipio de Medellín.

Hoy, en este febrero del 2025, el desenlace de este meritorio punto de encuentro, y sobre todo, de referencia poco a poco es abandonado, por supuesto queda una ciudad desconocida en su interior, aparentemente sin historia, y así, sin apropiación. Los baratillos carcomen el primer piso del Edificio Continental, como colmenas depravadas, y así mismo esa pintura crema y rojo, ¿Graniplast?, da la impresión, mejor la certeza de un retoque fatuo a la fachada que lo deprecia. Pero ahí está su historia Medellín, tan indeleble, tan perenne, tan contradictoria.  

 

EL SIMULACRO POLITICO / Darío Ruiz Gómez

 

EL SIMULACRO POLITICO

Darío Ruiz Gómez

Me pregunto el ¿porqué de tanta alaraca y tanta inusitadas condenas  de algunos medios de comunicación y de algunos comentaristas sobre lo sucedido el día 23 en el Consejo de Ministros presidido por Petro? En la instalación del Congreso el espectáculo de ordinariez brindado por los representantes de algunos Partidos petristas ya marcó la pauta de lo que sería la estrategia a seguir por este populismo. ¿Recuerdan aquel despliegue de ollas express con sancochos, estofados, hamburguesas y con algunos Ministros y yendo de un lado a otro probando desatados las comidas regionales? El despliegue de ordinariez no ha cesado durante estos años con los  turbantes, batones, grandes aretes, sombreros comprados en almacenes de artesanía y el  desagradable manoseo de las etnias, las comunidades afrodescendientes inventadas para la ocasión tal como no he  dejado de analizarlo como la muestra de incapacidad de los Comunes o de ese Partido Frankestein que es el llamado Pacto Histórico: “el pueblo, vengo del pueblo, hablo desde el pueblo y por lo tanto “soy progresista” Lugares comunes  repetidos en una frenética demostración de indigencia lingüística, de incapacidad de búsqueda de un lenguaje político donde se reconozcan lo que predican sin llegar a practicarlo. Lo que las cámaras de t.v. desnudaron implacablemente este 23 fue el rostro de los protagonistas de esta farsa donde Petro juega con habilidad histriónica el papel del charlatán que distrae al público de los verdaderos problemas según la lección aprendida de Castro, de Chávez o Maduro. Militantes la mayoría de teorías que ya habían mostrado su inocuidad tal como sucedió con el M19 y su entrega de armas o sea su rendición ante la Ley. ¿Porqué, se preguntaba hace poco un pensador español, la temprana predisposición hacia el enriquecimiento ilícito de los políticos populistas o sea hacia la corrupción? El caso de Podemos es muy claro.

Falaz argumento de enriquecerse primero y luego “volver al pueblo” Y la corrupción desde el primer día del gobierno Petro ha sido un atentado afrentoso contra la salud de los niños en la Guajira, el robo del agua y su negación de los servicios de salud con protagonistas groseros y  energúmenos como el Ministro de Salud que tiene hoy a millones de colombianos padeciendo lo indecible ante la escasez de medicamentos esenciales, de atención médica. ¿Son estas lecciones de igualdad? Voz Populi el gran periódico español informa el día 29 de Diciembre de 2024 que; “Exteriores del Gobierno de Sánchez financió mediante convenciones el 25% del  Presupuesto gastado por el Ministerio de Igualdad de Colombia, cifras de ayuda que fueron destinadas a pagar salarios y no acciones que promovieran la igualdad”. La folclórica Francia Márquez cuyo Viceministro es un reconocido torturador de la Primera Línea recibió un total de 2334 millones de euros de los cuales al día de hoy apenas ha gastado 915 millones. ¿Cuántas mujeres y niños, indígenas o negros han tenido que huir ante los desmanes de Iván Mordisco y sus secuaces y qué ha hecho esta señora al respecto para rescatar sus derechos de igualdad? Hoy ya los periodistas dedicados al cotilleo político han reducido estos hechos de puro populismo   a “enfrentamientos triviales” entre militantes de una ideología desacreditada olvidando que  este tipo de Consejos de Ministros deriva  en las “Democracias Populares” en Tribunales revolucionarios donde públicamente se convierte a la justicia en una farsa. Recordemos la definición de simulacro: “Acción que se realiza imitando un suceso real para tomar las medidas necesarias de seguridad en caso de que ocurra realmente” ¿Alguien habló de los cincuenta mil desplazados del Putumayo, de las atrocidades del ELn y de las Disidencias? Simplemente recordemos que se llama Kakistrocracia  al gobierno de los peores. 

domingo, 16 de febrero de 2025

REENCUENTRO / Antonio Arenas Berrío

 



REENCUENTRO

Antonio Arenas Berrío

Bésame, bésame mucho, allí donde nadie me ha tocado y he de sentir tus caricias y tu lengua. María, usaba esa noche un pijama blanco estampada y una especie de braga corta, de su pantaloncito ajustado se desprendían dos nalgas amplias y se notaba que sus pies quedaban totalmente descubiertos. Los chinos piensan que los pies pequeños son la parte erótica de una mujer. Las mangas de su pijama eran cortas y dejaban ver la sutileza de sus brazos y unas manos suaves y tersas. La noche de ese día, era calurosa y no había posibilidad de lluvias. El calor incitaba, sentí que mi corazón latía cuando nos dejaron por fin solos. Ella estaba en el sillón acostada y observe de repente que asumía una posición de lado acurrucando sus piernas como queriendo sumergirse en el sofá cama. Luego ella, se giró boca abajo mostrando sus alegres nalgas. “Yo” comencé a jugar con mi imaginación y pensé que, ese trasero era para mí, podía besarlo y recorrerlo con mi lengua. Luego entendí que, también, poseía una deliciosa fruta y estaba esperando para ser devorada y lamida. Hacía casi dos años que no teníamos un tropezón furtivo y esto era una coincidencia. Mi corazón se disolvía al mirar sus nalgas a plena vista y su piel creí florecía con el calor sofocante, Fingí interés y me acerqué a ella, y pensé que no reaccionaria mal puesto que, hacía tiempo no teníamos un encuentro sexual y este era más bien un reencuentro. Reaccioné ante aquellas altivas nalgas, me acerqué más y mis labios las recorrieron y besaron lentamente, al igual sus muslos y la parte trasera de sus piernas. Sentí esto como una bruma luminosa y ella con una candidez impecable se dio vuelta, quedó boca arriba y extendió sus piernas para que su fruto quedara frente a mi boca. Lentamente le quité las bragas y en un estado de excitación que esparcía la locura, mi falo se erizó, pero conservé el control de mi boca y mi lengua. La aprecié en ese sofá boca arriba y le abrí suavemente sus piernas e ideé una aproximación a su clítoris y sus cándidas piernas cayeron sobre mis hombros. Atreví una serie de movimientos recónditos con mi lengua hasta llegar a su pequeño e íntimo fruto. No era fácil que distrajera mi atención de su clítoris, pues, el recorrido anterior, con mi lengua en sus piernas y sus nalgas la excitaron. Hablamos rápidamente del miedo, y si nos veían, contuvimos la respiración arguyendo un repentino placer y un tanto confuso di una mirada la exterior y luego un poco delirante puse de nuevo mis labios en su abertura, iba y venía lentamente y decidí lograr mi meta y sigilosamente fui encajando mi lengua en su parte más íntima. Con mi lengua, el jadeo se hizo rítmico y ejercitaba para ella todo el placer del sexo oral. Siempre buscaba su pequeña fruta y así fui introduciendo mi lengua por algún rato. Tanto más nos asaltaba el miedo, mi lengua seguía su camino placentero y todo mi cuerpo estaba concentrado y ella sollozaba. Dichos quejidos me obligaron a que mi lengua trabajara con más precipitación de lo conveniente. De pronto ella, me susurró que se lo metiera y mi falo erguido de la emoción penetró su gruta. Su voz y sus gemidos producían una dulzura musical, sus piernas se estremecían y noté en ella un mayor goce. Tendida en el sofá la iba devorando con mi falo y era dueño de su gruta notando pronto como su néctar y mi falo se confundían en un solo abrazo. Mi falo entraba y salía, se movía rápido y de una forma profana en aquella pequeña caverna florecida. Creo que los besos transmitidos antes en sus nalgas, muslos y clítoris establecían para ella una pasión extrema y esto no era ningún problema porque algunas mujeres al ser acariciadas y erotizadas no rechazan el sexo oral y lo pueden pedir cuando lo anhelen. Un reencuentro mutuo ha erotizado una experiencia única y será radical para el goce femenino. Un hombre y una mujer pueden llegar a un orgasmo juntos, pero esta vez fue ella, tendida en el sofá con sus pies sobre mi pecho la que llegó primero y su excitación fue plena. El largo beso genital y las caricias lenguales en sus nalgas y piernas excitaron su cuerpo y supe que pudo haber tenido un orgasmo y su deseo se había complacido. El punto innegable, es que, su vulva se vio inundada y quizás pudo experimentar un clímax total. “Yo”, logré una penetración profunda. El contacto preliminar del clítoris, su pequeña y deliciosa gruta, es el más bello de los rencuentros. El placer mezclado con el miedo coexistió tal que ella misma se sorprendió al punto que expresó: ¿pero tú también te has venido? Es posible que algún día en sus recuerdos se maraville de aquel rencuentro, de la continuidad, de su exaltación y se pregunte: ¿Cuándo lo haré de nuevo? Ella lo quería. Él lo quería…

 



MÁS IMPORTANTE QUE LA PAZ ES LA VERDAD Darío / Ruiz Gómez

 

MÁS IMPORTANTE QUE LA PAZ ES LA VERDAD

Darío Ruiz Gómez

Esta afirmación de Don Miguel de Unamuno nos recuerda la tarea fundamental que tiene el pensamiento sobre todo en un tiempo como el que vivimos donde los agresores enarbolan la bandera de la paz y pretenden mediante un acuerdo entre ellos mismos, hacer que se olvide la verdad de sus crímenes, de sus desafueros y de sus estrategias para seguir matando sentados en una mesa de conversaciones. ¿De qué Paz se puede hablar sino está de   primero la verdad? La tragedia del Putumayo mediante la manipulación ideológica del lenguaje de los Medios  carece de responsables con nombre y apellido y un debido prontuario de sus fechorías: heridos, niños asesinados, responsables de atrocidades de inmediato nos son negados en su rostro y su apellido como niños de la guerra. ¿Qué es una mujer que huye despavorida con sus dos hijos o ¿quién es la anciana que desfallece en una larga marcha al escapar de los bandidos? ¿Una noticia o una metáfora sobre la desventura de ser humano? Un entorno construido por un colono con su esfuerzo se rompe brutalmente, se rompen una geografía, unos caminos, para ser olvido, aquí sí, en el olvido. La violencia contra los campesinos esl padecimiento humano que desaparece bajo algo tan abstracto como lo que supone reducir ese sufrimiento a una serie de flash noticiosos impersonales. “La guerra estaba y sigue afuera ” ¿Pero no han llegado estos grupos de desvalidos a las ciudades? ¿No los han visto los caleños, los bogotanos, los chocoanos, los medellinenses? La fotografía de nuestro Ministro del Interior con gesto de atembado estrechando la mano de Padrino un miembro del Cartel de los Soles por el cual se ofrece una recompensa de veinticinco millones de dólares nos deja turulatos ya que sería como imaginar que un Ministro francés en plena guerra mundial contra los nazis le solicita ayuda a Goebbels.

Para leer entre líneas tal como le gusta presentarlo a nuestro Presidente acaba de insinuarnos  que una tercera fuerza está actuando  en los enfrentamientos del Putumayo y esa fuerza para cualquier analista de estas confrontaciones no puede ser otro que el Tren de Aragua que comenzó su historial delincuencial precisamente  en el Arco Minero de Venezuela y fue transformándose en una formación paramilitar al servicio de Maduro, extendiéndose hacia muchos países. Hace unos dos años estos asesinos mataron a un militar venezolano que se había refugiado en Chile donde después de secuestrarlo y torturarlo lo degollaron. El Gobierno de Chile rompió relaciones con Maduro cuando éste cínicamente les dijo que el Tren de Aragua no existía y era un invento de la derecha fachista.  Un ejército de mercenarios provenientes de Ruando acaba de tomarse la ciudad de Goma en la República Democrática del Congo para apropiarse de una mina de Coltán. ¿Cuál es el precio de la mina de Coltán que se están peleando en el Catatumbo el ELN, las Disidencias y ahora el Tren de Aragua? Tranquilos pues como recuerda Umberto Eco en una sociedad donde ya la verdad a nadie le interesa, haciendo zapping y cambiando de canal dejamos de ver estas molestas informaciones y tenemos la sensación de que aún somos ciudadanos (as) libres.

 

 

Robert Swanson Platt / Víctor Bustamante

 

Robert Swanson Platt



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Robert Swanson Platt

Víctor Bustamante

Robert S. Platt, solo tomó en Medellín unas veintidós fotografías, lo cual da indicios de que solo estuvo aquí en un mero trámite turístico, ya que la ciudad parece no haberle embargado mucho, si lo comparamos con su trabajo en otros lugares. Su esposa Harriet le servía de guía y traductora.

Hay una fotografía de Robert Platt, que define su acercamiento a Medellín; esta es realizada desde el Hotel Europa, y esa imagen, es única, ya que tiene de marco la ventana de lo que puede ser su cuarto. Desde allí atisba, en picada, el aviso de cine junto a una ceiba, y más allá pasando la calzada un anuncio de una Planta de Hielo, dos autos. Luego un niño que camina por la acera, cuidado por un señor elegante de sombrero, y casi junto a él tres adultos que miran a otro menor que los acompaña. sigue el lugar vecino, recortado de lo será el Café la Bastilla, pero esta fotografía llama la atención por lo que no deja ver, ese lugar sagrado de Medellín con su tertulia. Luego hay otra fotografía con un plano hacia su izquierda donde se denota y ubica un sitio nunca mencionado, Noches vienesas, y afuera tres autos; luego, desde el Puente de Junín, denota un paisaje de La Playa, con sus casonas evocadas tras las ramas de los árboles y de la tarde, y la quebrada que muelle, transita por su canal, y eso sí su mejor fotografía, un paisaje de idilio, donde se erige el teatro Junín.  En la otra esquina, Cardesco, y la Santa Elena que fluye. Luego otra toma con la esquina de Junín hacia el sur. Estas fotos dan una idea como si fuera el primer acercamiento de quien explora un sitio desconocido. Pues bien, en esta mirada fugaz fotografiará los alrededores, es decir, ya en la calle, la caminará hacia la Playa arriba hasta donde tomará una fotografía, donde estaba el puente de Boston y ahí mismo ahora el teatro Pablo Tobón. A Platt seguro le divierte conocer el núcleo central, el Centro ya configurado como tal, pero solo mirará las iglesias principales como son la Metropolitana, la Candelaria y la Veracruz, así como el Club Unión y la carrera Junín.  También le embargarán las afueras donde se nota una fotografía con las casitas de pesebre que arañan la montaña, las calles que, en la Avenida los Libertadores caminan hacia Otrabanda, el paisaje desde la terraza de Agronomía, y eso sí, va a la Plaza del Poblado y desde allá desde lo alto logra un paisaje profundo, pronunciado, y allá al fondo, nada menos que la Villa acunada por las montañas. Ya lo relevante de su viaje a San Antonio de Prado es saber cómo se comienza a diferenciar el paisaje citadino, con el de los caseríos.

Algo es cierto lo que se afirma de él: “Platt era un ávido coleccionista de postales con vistas geográficas, sobre todo en los primeros años de su carrera. Además de servir como coloridos recuerdos de sus viajes, las postales también satisfacían sus necesidades de investigación: las que mostraban las formas del terreno, la flora y las industrias de las Bermudas, por ejemplo, resultaron útiles para la redacción de su tesis”.

A lo mejor estoy equivocado sobre Robert Swanson Platt, y en sus archivos existan más fotografías sobre Medellín, ya que hay algo inexcusable y es lo que afirman en la Universidad de Wisconsin: “Debido a un mal funcionamiento de la cámara de Platt, la mayoría de sus primeras 8.000 imágenes, que datan de 1919 a 1933, tienen zonas borrosas en las que la película no expuesta no estaba colocada plana dentro de la cámara. Su fotografía en 35 mm posterior a 1933 no presenta este defecto, pero el estado de la película es bastante deficiente, ya que ha estado guardada entre hojas sueltas de papel en cajas de cartón durante más de 50 años. La mayoría de las imágenes que tomó entre 1933 y 1963 están muy rayadas. Por lo tanto, sólo se ha seleccionado una pequeña parte de las fotografías de Platt para su presentación en línea”.

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Un viaje que quedó en fotos

Entre 1922 y 1941, el estadounidense Robert Swaton Platt emprendió una travesía junto a su esposa, a través de Suramérica. Durante casi 20 años llevaron a cabo siete viajes, en los cuales visitaron varios países, estudiaron sus culturas y fotografiaron una amplia cantidad de lugares.

En 1933 la pareja arribó a Colombia y a su paso por el país, visitaron Medellín, donde retrataron varios puntos del Centro de la ciudad, En la colección, hay un total de 22 fotografías de Medellín

 Agradecimientos:

 Estas fotografías pertenecen al archivo fotográfico digital – América latina (AGSL), divulgado por la Universidad de Wisconsin (Uwmilwaukee). Además, esta recopilación hace parte de la Biblioteca de la Sociedad Geográfica Estadounidense

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CIEN AÑOS DE SOLEDAD O MÁS… Fredy Fernández Márquez

 

Fredy Fernández Márquez

CIEN AÑOS DE SOLEDAD O MÁS…

 

Fredy Fernández Márquez[1].

A Eduard Alejandro Tobón Vargas: Este ensayo que reflexiona, cuestiona e invita a pensar en los afectos que llenan los sentimientos de la soledad, que están más allá de toda ficción macondiana, pero que es una plena realidad para entregarlo a la compañía que siempre te espera con los brazos abiertos sin consuelo ni dolor en la soledad de los dos.

 

  Hola soledad, no me extraña tu presencia, casi siempre estás conmigo, te saluda un viejo amigo, este encuentro es uno más. Así inicia la canción: Hola soledad, interpretada por el cubano Rolando Laserie, grabada en el año 1972, con la orquesta La Sonora Veracruzana, junto al conjunto de Cuco Valtierra, bajo el sello disquero Musart. El autor de la letra, el argentino Palito Ortega. Que dolor describe Ortega, a través de la voz de Laserie, desde lo más profundo de su alma, sólo él sabe lo que escribe en su canción y siente.   

     La voz melodiosa narra la tristeza, el dolor, las heridas de un ave que ha perdido la capacidad de volar. Se contempla en su propio refugio, para calmar su propio desconsuelo, su propio llanto, su propio eco que repite su karma, que sólo encuentra un llanto más. Invita a charlar a la soledad. Su presencia hace parte de él, la soledad conoce el dolor con quien comparte una conversación.

     Finaliza la canción: Hola soledad, hola soledad, hola soledad. La palabra proviene del latín solitas, -ātis. Es una falta, vacío, sin compañía de alguien, que se convierte en un tormento o calvario, congoja que sólo lo entiende quien lo vive. Esto deja claro el autor, a través de la voz de quien lo canta. Allí subsiste un vínculo intrínseco, continuo que altera los estados emocionales, para que emerjan las pasiones, ya sean alegres o tristes, más tristes por supuesto.

   Con el humano nace el dolor, acompañado de la soledad. Dos momentos que hacen parte de las vidas de todo ser terrenal, que encuentra en ella su compañía, su pena. Angustia de sí, soledad de sí. Dijo Hegel: Nada grande se ha hecho en el mundo sin una gran pasión (2009). Por ejemplo, el dolor, una pasión triste en palabras de Spinoza. Esta pasión es una imperfección del alma, melancolía que afecta el alma. De acuerdo con la canción, quien padece de soledad está acompañado de aversión, indignación, menosprecio y otros sentimientos más, como una carta o menú de un restaurante. Sólo falta padecerlas. Porque: Las acciones del alma surgen sólo de las ideas adecuadas; las pasiones, en cambio, sólo dependen de las inadecuadas (Spinoza, 2009. P. 131). De alguna manera, se está permeado por las pasiones tristes como la soledad. Tan fácil de padecer, tan difícil salir de ella, pero a su vez elemental, no desearla. Deja impregnado su olor en los cuerpos hasta el alma. Cien años de soledad o más… son tiempos que pasan juntos, urdimbre que teje un erotismo nada fugaz que se deja en sí. Fiel compañera, incondicional en términos kantianos (2017). Convirtiéndose en la veneración de la existencia, como en un sueño freudiano, del cual el amor a la soledad se ha quedado en los personajes de la obra de Gabriel García Márquez: Cien años de soledad o más…….

     La obra está dividida en cinco (5) capítulos, narrada a través de siete (7) generaciones. Además, se presentan otros individuos o sujetos dentro de la obra y fuera de ella. En la primera prole, emerge la figura de José Arcadio Buendía, el creador de Macondo. Se desposa con Úrsula Iguarán, con grados consanguíneos cercanos: primos. José Arcadio Buendía, corpulento y fuerte en su carácter. Se inclina por la ciencia, la alquimia y las cosas más ocultas. Macondo nace a través de una pelea de gallos al huir del pueblo, que ganara José Arcadio a Prudencio Aguilar. El perdedor irrespeta a Buendía. Le dice en voz alta: Te felicito-gritó-. A ver si por fin ese gallo le hace el favor a tu mujer (2007). Luego es asesinado por el autor principal de la obra. Por la ofensa a su virilidad se hace presente la muerte y por el honor de una mujer se le da vida a Macondo. Luego, aparece la figura de Úrsula Iguarán. Ella es quien finalmente, le da la fuerza y existencia a la familia Buendía. Preocupada por el bienestar de todos a su alrededor, mujer fuerte, vive hasta los 120 años. En su muerte, le acompaña un fuerte y duro calor que se siente en todo el pueblo.         

     En la segunda generación, aparece la figura de José Arcadio. El primer hijo de       Úrsula Iguarán y José Arcadio Buendía. Se asemeja a su padre. Es quien inicia la consecución de la familia junto a Pilar Ternera, queda embarazada por él, quien le abandona por una gitana. Hacen parte de esta generación Rebeca, el coronel Aureliano Buendía, el segundo hijo de la familia, siendo el primero que nace en Macondo, posee la facultad de una pitonisa y por su espíritu profético era deshabitado que vivía su propia soledad, de carácter retraído, cercano a los acontecimientos o fenómenos paranormales. Hacen parte de esta lista Amaranta y la misma Rebeca.

     En la siguiente generación, la tercera, hacen parte: Arcadio, Aureliano José y 17 Aurelianos más. En la cuarta Remedio la Bella, José Arcadio Segundo y Aureliano Segundo. En la quinta, Renata Remedios conocida también como Meme, José Arcadio, Amaranta Úrsula. En la sexta, Aureliano Babilonia y en la séptima Aureliano. Hacen parte de la obra: Remedios Moscote, Fernanda Del Carpio, Prudencio Aguilar, Melquíades, Pilar Ternera, Santa Sofia de la Piedad, Nicanor Ulloa, Rebeca Montiel, Pietro Crespi, Gerineldo Márquez, Petra Cotes, Mr. Herbert y Mr. Brown, Mauricio Babilonia, Gastón, Nigromanta, El sabio catalán, Álvaro, Alfonso, Gabriel y Germán, por último, Apolinar Moscote.




     Acá encontramos la génesis de Macondo, generación tras generación. Una obra realista de la vida del Caribe colombiano. Realidad literaria nada mágica. Allí se delinea el vivir real y cotidiano de toda una comunidad, que no es mágica como lo sostiene la crítica literaria. Se la adjudican a su progenitor: Gabriel García Márquez. Sólo se considera un estilo literario. Allí brota la magia real que abre el portal entre lo habitual con lo mental imaginario. Toda una relación ininteligible, como si se hubiese sacado de una de las obras de Pablo Picasso. El surrealismo también sembró su historia a través del arte, como lo hicieron André Breton, Salvador Dalí, René Magritte, Joan Miró, Remedios Varo, Leonora Carrington y Max Ernst. Así mismo en cada una de sus obras, García Márquez se impregna con un surrealismo-realismo-mágico, como si cada párrafo fuese una pincelada de los maestros del surrealismo en las obras como: El otoño del patriarca (2022), Crónica de una muerte anunciada (2020), El amor en los tiempos del cólera (2003), El General en su laberinto (2023), Del amor y otros demonios (2003). Memoria de mis putas tristes (2014). La hojarasca (2022). El coronel no tiene quien le escriba (2022) Los funerales de la Mamá grande (2003) y La mala hora (2022). Pareciera que todos los personajes, de las obras del autor colombiano, hubiesen habitado en Macondo. Casi todos sus personajes fueron presa de la superstición. Por ejemplo, en Cien años de soledad, Úrsula, en sus asuetos nocturnos, le asaltaba el espectro temporal de Prudencio Aguilar, en sus descansos.

     Pero por qué ¿cien años de soledad? ¿acaso fue el eyectar al irse huyendo del pueblo? O ¿por la distancia de la civilización? Cien años o más ¿no es el olvido al coronel por qué no le escriben? A lo mejor una intempestiva erotomanía llevó al autor a plasmar las imaginaciones cotidianas de su pueblo natal Aracataca. Una condena como si fueran los suplicios de Cristo, al ser supuestamente castigado por ser culpable de los pecados de la humanidad. ¿Un siglo a la espera de qué? Manifiesta García Márquez: porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra (2007, P. 471). El solo hecho de retar a la naturaleza humana al casar dos primos, fuera de la condena de cien años de soledad, es atreverse por encima de lo biológico, es alterar la extensión de lo consanguíneo genético como lo es la hemofilia y demás trastrueque conexo al cromosoma X o afecciones afines que emergen con las relaciones endogámicas. José Arcadio Buendía como Úrsula, desafiaron tanto la naturaleza como lo divino, sin importar una condena de cien años de soledad o más… i Qué amor!, Un lazo fuerte contundente como toda una poesía de Meira del Mar:                                                                

Este amor

“Como ir casi juntos

pero no juntos,

como

caminar paso a paso

y entre los dos un muro

de cristal,

como el viento

del Sur que si se nombra

¡Viento del Sur! parece

que se va con su nombre,

este amor.

 

Como el río que une

con sus manos de agua

las orillas que aparta

con sus manos de agua,

como el tiempo también,

como la vida,

que nos huyen viviéndonos,

dejándonos

cada vez menos nuestros

y más suyos,

este amor.

 

Como decir mañana

y estar pensando nunca,

cómo saber que vamos

hacia ninguna parte

y sin embargo nada

podría detenernos,

como la mansedumbre

del mar, que es el anverso

de ocultas tempestades,

este amor.

 

Este desesperado amor.

 

     Lo inexorable se hace presente en esta obra. Ni el paso del tiempo en los cien años de soledad o más se ruegan para no continuar en lo más fasto de lo aciago, de la incitación inmoral que ven los demás. Que destino llevado al verismo extremo de los personajes de esta obra literaria. Que condena la de García Márquez tan pendolista, arpillera que no deja luz, fuera de los espacios, entre sus líneas estructurales. Eso permite que la pareja que vive cien años de soledad, se despoje de su cogulla, para resistir los atropellos de lo divino. Obra lúgubre, luctuosa que maltrata lo más profundo del ser. Reflejo de la humanidad, hechizante para quienes leen esta bella y dolorosa creación. Una soledad vivida y narrada que inspira a embriagarse con la escritura de Meira Del Mar: 

 

Soledad

Nada igual a esta dicha

de sentirme tan sola

en mitad de la tarde

y en mitad del trigal;

bajo el cielo de estío

y en los brazos del viento

soy una espiga más.

Nada tengo en el alma

ni una pena pequeña

ni un recuerdo lejano

que me hiciera soñar...

Sólo tengo esta dicha

de estar sola en la tarde

¡con la tarde no más!

Un silencio muy largo

va cayendo en el trigo,

porque ya el sol se aleja

y ya el viento se va

¡quién me diera por siempre

esta dicha indecible

de ser, sola y serena,

un milagro de paz!

 

     La musicalidad y la rítmica, es el chichisbeo estético del desarrollo de los personajes dentro de la obra. Macondo, es el rumbo final de la misma, en el cual emerge Melquíades. Maestro, sabio, de amores y de rabia ignífera hacia sí mismo. El gitano es el franqueador de las vivencias de José Arcadio Buendía, entre la vida y la muerte, convirtiéndose en su conturbar, porque le altera su vida, le causa intranquilidad en su destino. Él también es producto de los cien años de soledad, porque: había estado en la muerte, en efecto, pero había regresado porque no pudo soportar la soledad (2007), Macondo es también el refugio de aquellos que no logran ver, en la soledad un espacio, sino un peso para la vida.

     De esa manera, Melquíades se convierte en la pulsión de José Arcadio Buendía, el gitano es quien le da movimiento y vitalidad a Macondo a través del fundador del pueblo. Siempre que asalta en el pueblo, lleva algo por descubrir por parte de su amigo, que se vuelve el interpretador de los inventos presentados en Macondo. El adalid Melquíades, es el Orfeo de la obra macondiana, porque fue a lo más bajo del inframundo y regresó, como todo un héroe mitológico griego. Melquíades hace de Macondo todo un mundo a su regreso. Porque es él quien señala y lleva el conocimiento, la sabiduría y la experiencia ancestral. Con sus palabras y figuras demuestra y muestra la ciencia, como ésta, está poseída por él. Su presencia en Macondo, es una metamorfosis kafkiana porque transforma y traspasa la cotidianidad del pueblo, porque hace de la ciencia, la tecnología, lo ancestral y místico un nuevo José Arcadio Buendía, porque abre su mente y altera su vida en la cotidianidad de este pueblo.

     Melquíades, es la sustancia irrefrenable, legendaria y fantasmagórica que haya pisado a Macondo. Con su mera presencia, todas las cosas adquieren vida propia, todo un Nostradamus. Su soledad es su segunda muerte. Se acoge a su propia sombra-soledad, ni él ni nadie te podrán aventajar. Jamás sintió miedo de las tempestades, ya no es el árbol más frondoso del pueblo, tampoco el fruto más dulce de la comunidad, eres tan sólo tu propio abandono en tu misma vida, mucho menos la felicidad, no eres el aroma que despiertas en el amanecer, eres la oscuridad del anochecer, eres lo divino sin aroma, tu abandono en tus mismos brazos que te entregas al desconocer el misterio de la muerte. Criatura que no se queja, que vivirá a tu propio lado. No te espera la gloria, te espera Macondo en su soledad. Ese ser mágico era Melquíades. Se fue en su propia alfombra voladora, su sesera: Se ha ido el gitano enigmático junto con sus bártulos.

     La soledad en Macondo es todo un destino repetitivo. La tristeza es también el roce entre lo racional y lo místico, lo mundano se hace presente, es lo silente en la relación entre José Arcadio y Pilar Ternera. En su debido momento, esta relación menea a Macondo. Este vínculo representa la debilidad de lo humano, por eso, la soledad avanza, de manera inexorable, a través del tiempo de los Buendía. La soledad está presente en el inconsciente colectivo de Macondo, representa el dimorfismo y el laberinto de lo humano intangible, como si fuese un espectro.

     La familia Buendía representa todo un icono de soledad para la postmodernidad. La soledad no se manipula con el tiempo, al contrario, como lo dejó plasmado García Márquez, el tiempo es una adlátere de la soledad. Porque el tiempo se desliza en el interior de la propia familia, acercándola a la abismal y lóbrega soledad. Una triada se hace presente en esta obra de principio a fin: la existencia, el tiempo y finalmente la soledad.

     La familia Buendía, Se aprisiona en su propio seno, produciéndose una barahúnda entre lo que ellos creen vivir como lo es el presente, pasado y el futuro. Nunca podrán escabullirse de la maldición planteada en la novela del escritor colombiano. La naturaleza y el destino de los Buendía, van unidos desde su propia concepción, ello no les aprueba a salirse de la soledad que les apremia de forma constante. La imaginalidad no les alcanza para ver más allá del propio Macondo, que se presenta como prisión, en el seno de los Buendía. Más allá de Macondo es Macondo, así como regresaron Melquíades y José Arcadio Buendía.

     Una presencia constante, en la familia Buendía es la autofagia. Úrsula Iguarán la enfrentará siempre. Ella es la cinética incorpórea de la parentela de los Buendía. Es el caletre que encara las tragedias que nacieron en el propio seno de la familia. Una mujer resuelta ante las situaciones que se presentan constantemente en su comunidad. Fuerte ante las situaciones que se exteriorizan, luchadora, a su vez opulenta, siempre va al frente ante las cosas que se viven en la familia. Es lo obituario de la señora Iguarán, es la universalidad de la novela, atravesada por su rigidez. García Márquez la define como:            

Activa, menuda, severa, aquella mujer de nervios inquebrantables, a quien en ningún momento de su vida se la oyó cantar, parecía estar en todas partes desde el amanecer hasta muy entrada la noche, siempre perseguida por el suave susurro de sus pollerines de olán. Gracias a ella, los pisos de tierra golpeada, los muros de barro sin encalar, los rústicos muebles de madera construidos por ellos mismos estaban siempre limpios, y los viejos arcones donde se guardaba la ropa exhalaban un tibio olor de albahaca (2007. P. 17-18).   

     Ella es la Madre indiscutible y el amparo de Macondo. Sus quehaceres trascurren entre los oficios, desasosiegos y la intranquilidad. La señora Iguarán es su propia imprecación. Se negó de llamarle Úrsula a la hija de Arcadio, petición que hizo el fusilado antes de fallecer. Ella misma sostuvo: No le pondremos Úrsula, porque se sufre mucho con ese nombre (2007. P. 155). La matriarca de Macondo sabía cuál era su condición ante el destino que otorga la naturaleza, ella es omnipresente, hasta omnipotente. De alguna manera, era la ordenanza en el corazón de la familia que vivía en medio de la vorágine. Mujeres como ella abundan en nuestra América latina. Luchadoras, que padecen de lo más inverosímil, del llanto, del no querer, del golpe de la palabra y del golpe físico. Tan cerca, pero tan lejos de la justicia, la imparcialidad y la equidad. Las Úrsulas latinas, son personajes conmovedores, de silencios profundos, que poseen en lo más hondo de sus vidas, la cavidad de la muerte, resisten ante la fortaleza de la soledad. Las féminas Buendía, batallaron en resistencia a las tragedias que rodeaban sus propias vidas. La matriarca se volvió toda una experta en sacar verónicas en mantazos para tratar de calmar las desgracias de la familia, otorgadas por la naturaleza humana o tal vez divina.

     Algo morirá en ellos, cuando la soledad cruce la puerta de los Buendía: en José Arcadio Buendía, Úrsula y las generaciones venideras, un pedazo de la soledad, se quedará en cada uno. Es el incordiar de las sombras que irrumpen entre los sueños que, espalda a espalda, los Buendía forjaron, pero que quedaron atrapados por la maldita nostalgia en que se convirtieron sus vidas. Vacío lleno de silencio que sólo los recuerdos logran retener el tiempo. Un fallecer lento, pero contundente. Cómo pedirle amor a la soledad, cuando ella misma se encarga de alejar los mejores momentos de felicidad. Cómo pedirle al amor que se quede cuando la soledad está más cerca, tan junto ante ellos, que finalmente les hace falta. Cómo extrañar la soledad que nunca se fue, pero se añora. Siempre estuvo entre sus brazos y en sus almas. Se convirtió en un pequeño trago, como si fuera un cariño tan lejano que no sale de los espacios llenos de incertidumbre. El sol se oculta, la soledad jamás. ¿Cómo hacen los Buendía para comprenderla? ¿Cómo y cuándo apareció entre ellos?  Al pasar la soledad la puerta, sólo queda el recuerdo de la tragedia para poder sobrevivir ante ella. Con ella se extravía toda ilusión, como Amaranta, que todo lo perdió llena de penumbra, con una alta fragancia de desaliento por vivir lo no vivido, lo no permitido. Vida sin respuestas, como una afrenta en el querer y no lograrlo. Como detenerla si es tan sutil en su trasegar. Como requerir amor a la soledad que nunca fue entre ellos.

     Sus vidas son esencialmente soledad y dolor, que está incorporado entre el sufrimiento y el fallecer, hermeneútica elogiable por la quimera fenomenológica que ellos viven, ya sin experimento porque el patriarca ha fallecido y ha dejado parte de la herencia: la soledad.

     El amar, la pasión, los deseos, siempre están mirando al infinito que señalan la carencia involuntaria del sufrimiento. La soledad es el sufrimiento como posibilidad que se obstaculiza a si misma para quedarse donde se originó, entre los Buendía.

     Soledad, dolor y sufrimiento, es para esta familia procedente. En palabras de Cioran: ¿Qué sentido, en efecto, podría yo hallar en los suplicios de un hombre infinitamente atormentado y desgraciado para quien todo se reduce en última instancia a la nada y para quien el sufrimiento domina el mundo? (2009. P. 30). La soledad enseñó amar a los Buendía y ella misma les señaló odiar. La vida es una inmortal melancolía (2010. P. 124) he ahí a los Buendía. Hasta el mito de Sísifo se hace presente en la obra Cien años de soledad, con el suicidio de José Arcadio. Porque: Vivir significa: creer y esperar, mentir y mentirse (1997. P. 141), sus vidas no fueron una falsación popperiana. Se dice que ninguna soledad es eterna para quien la padece, al contrario, para la familia Buendía-Iguarán, se quedó para siempre a través de todos los tiempos.

     La soledad para ellos posee toda una estructura, llena de desencuentros, desilusión, espera, infelicidad, desagravios, pesares, desamor, suicidio, abandono, tragedia, vida de tormentos solitarios, sin obstáculos, circunstancias casi aleatorias. Determinación sin comprensión episódica de la existencia. Personajes en medio de una profunda soledad, quimera lastimera como nostalgia, sólo vivida en Macondo. La soledad allí nunca se satisfizo. Devorando todo a su vil paso. Es el desvelo nocturnal que precipita al desahogo, desde la propia lectura de la obra. La soledad se convierte en un acto moral que se vuelve enfermedad psíquica o mental, que se refugia en lo más espiritual.  

     Todo ser humano ha padecido de soledad. Nadie se ha salvado de compartir con ella. Es un vacío desolado existencial, porque: [] el que conoce el por qué de su existencia podrá soportar casi cualquier cómo (Frankl, 1988. P. 81). Sólo nos conocemos en la soledad, he ahí el cómo. A dónde ira la soledad sin mí, diría la familia Buendía-Iguarán, para ellos la soledad es ya una necesidad, una relación de nunca acabar. Sin ella no se es nada, sin ella no hay vida, menos pasión. Al despertar cada mañana su aliento los acompaña, al no estar cerca se extraña como otro sueño que se sueña. En la soledad se olvida de todo, hasta del amor. La soledad no es Dios, no es lo más infame, no es lo más perfecto, pero se sale lastimado, aunque sea un tenorio como lo fue José Arcadio Buendía.

     Cómo entender su presencia y aún más su ausencia. Para dejarse caer con ella e inventar todo de nuevo, como si fuera un mundo de fantasía sin soledad. Porque: la soledad también puede ser una llama (Benedetti, 2001. P. 34). ¿Qué pasaría, si la vida pasara sin soledad? ¿O tan sólo el juego solitario de la vida? Uno no se conoce verdaderamente antes de haber sufrido (De Musset, 1867. P. 56) como la soledad. La familia Buendía, estaba tan compenetrada con ella, que les hacía falta, así como el aire y el agua. ¿Cómo ser feliz sin soledad? Sólo los Buendía lo saben. Porque: lo único que conservaron en común fue el aire solitario de la familia (2007. P. 212).

     Que obra, que tragedia tan dispendiosa, llena de alegorías, con personajes mezquinos, fatalidad constante, con razón fue llevada al cine, donde abundan los visos y los dinamismos narrativos, una parte de la historia de Colombia con sus injusticias y desigualdades, la obsesión por la soledad prima, obra cautivadora, llena de parábolas, una canción con melodía y rítmica propia con pasajes tanto en blanco como oscuro, moral e inmoral, pero fascinante escribió Gabriel García Márquez. ¿Cómo digerirla, saborearla, degustar sus líneas sin pensar en las amarguras, el sufrimiento, el dolor, la infelicidad y la soledad? Hay que pensarla, llena de intríngulis. Personajes que pasan más allá de toda imaginación, que llenan el corazón de ansiedad y preocupaciones fatales. Esperando la siguiente exomológesis. Perturba el alma en cada suceso que escribe el autor, emergen individuos con aspectos de lucernas, figuras insospechadas como si fueran sacadas de narrativas medievales por sus apariencias, como el señor Moscote, con opacidad y cualidad de exclusión propia. Que labor novelística, como si fuera un sueño prohibido, como escapar de la soledad, en un lugar que la llama constantemente sin que arda el corazón de quien la padece, sin oportunidad de desviar la atención que no sea la soledad, confidente nocturna que se comparte en cada capítulo, revestida de alegría y a su vez de un intenso dolor. Una obra que cuenta el castigo entre dos sentimientos, como un abismo que, en el fondo encuentra su realidad: la soledad.

     La soledad se encarga de traicionar la amistad y el amor. Con ella se comparten los secretos más acezantes, bituminosos. Cómo concluir luego de haber leído, semejante obra trágica, cómo dejar de pensar en sus personajes y no terminar tan solos como ellos, cómo evitar tomarse unos tragos amargos y oscuros como sus almas. Catando cada sorbo como el alma de los Buendía, en medio del humo de la calilla y el ron ñeque[2], y escuchar en medio de la noche fría un tango llamado: En esta tarde gris del autor José María Contursi, interpretado por última vez por Diego Ramón Jiménez Salazar, conocido como el Cigala.   

 

En esta tarde gris

 

Qué ganas de llorar en esta tarde gris
En su repiquetear la lluvia habla de ti
Remordimiento de saber
Que por mi culpa
Nunca vida, nunca te veré

Mis ojos al cerrar te ven igual que ayer
Temblando, al implorar de nuevo mi querer
Y hoy es tu voz que vuelve a mí
En esta tarde gris

          Ven

Triste me decías
Que en esta soledad
No puede más el alma mía

         Ven

Y apiádate de mi dolor
Que estoy cansada de llorarte
Sufrir y esperarte
Y hablar siempre a solas
Con mi corazón

        Ven

Pues te quiero tanto
Que si no vienes hoy
Voy a quedar ahogada en llanto

       No

No puede ser que viva así
Con este amor clavado en mí
Como una maldición

No supe comprender, tu desesperación
Y alegre me alejé en alas de otro amor
Qué solo y triste me encontré
Cuando me vi tan lejos
Y mi engaño comprobé

Mis ojos al cerrar, te ven igual que ayer
Temblando, al implorar de nuevo mi querer
Y hoy es tu voz que sangra en mí
En esta tarde gris

         Ven

Triste me decías
Que en esta soledad
No puede más el alma mía

        Ven

Y apiádate de mi dolor
Que estoy cansada de llorarte
Sufrir y esperarte
Y hablar siempre a solas
Con mi corazón

       Ven

Pues te quiero tanto
Que si no vienes hoy
Voy a quedar ahogada en llanto

      No

No puede ser que viva así
Con este amor clavado en mí
Como una maldición.

 

“¿Cómo está, coronel? -Le dijo al pasar.

-Aquí -contestó él-. Esperando que pase mi entierro (2007. P. 231). 

 

 

 

 

 

 

Referencias Bibliográficas

 

El árbol genealógico de la familia Buendía, tomado de la obra Cien años de soledad. España. Alfaguara. (2007).                                                 

Benedetti, M. (2001). El amor, las mujeres y la vida. Bogotá. Planeta.

Cioran, E. (2010). Breviarios de los vencidos. Barcelona. Tusquets. 

_________ (2009). En las cimas de la desesperación. Barcelona. Tusquets. 

_________ (1997). Breviario de podredumbre. Madrid. Taurus. 

De Musset, A. (1867). Nul ne se connit tant qu' il n' a point souffert (nadie se conoce a sí mismo hasta que ha sufrido). Traducción personal. Paris. Charpentier.

Del Mar, M. (30 de enero de 2025). Este amor. https://www.poeticous.com/meira-delmar/este-amor?locale=es

Del Mar, M. (30 de enero de 2025). Soledad. https://www.poeticous.com/meira-delmar/soledad-1?locale=es 

Frankl, V. (1988). El hombre en busca de sentido. Barcelona. Herder.  

García Márquez, G. (2023). El General en su Laberinto. Barcelona. Editorial Ariel.                                            

________________ (2022). El otoño del patriarca. Colombia. Editorial Penguin Random House. 

________________ (2022). La hojarasca. Colombia. Editorial Penguin Random House.   

________________ (2022). El coronel no tiene quien le escriba. Colombia. Editorial Penguin Random House.  

________________ (2022). La mala hora. Colombia. Editorial Random House. 

 _______________ (2020). Crónica de una muerte anunciada. Colombia. Debolsillo. 

________________ (2014). Memoria de mis putas tristes. Colombia. Editorial Penguin Random House.   

________________ (2007). Cien años de soledad. España. Alfaguara.                                              

 _______________ (2003). El amor en los tiempos del cólera. Colombia. Debolsillo.

________________ (2003). Del Amor y Otros Demonios. Colombia. Debolsillo.

________________ (2003). Los funerales de la Mamá grande. Colombia. Debolsillo.      

Hegel, G. W. (2009). Fenomenología Del Espíritu. España. Pre-Textos.                                                                               

Kant, E. (2017). Critica de la razón práctica. España. Tecnos.  

Spinoza, B. (2009). Ética demostrada según el orden geométrico. Madrid. Editorial Trotta. 

 

 



[1] Fredy Fernández Márquez. Filósofo. Historiador. Especialista en Cultura Política. Mg en filosofía Moral. Ph. D. Doctor. Filosofía contemporánea. Docente universitario-secundaria. Investigador. Orcid: 0000-0001-8230-8831.

 

[2] Los términos que aparecen en cursivas, hacen parte del vocabulario popular del Caribe colombiano, es decir, del entorno en el cual sucede la obra.