Este blog, en permanente construcción, hace parte de una revisión de los textos iniciáticos nadaístas con el propósito de mantener nuestra fe intacta en algunos de ellos. Podríamos decir que es una versión remasterizada, con inyecciones letales de cinismo y humor negro, de esta doctrina creada, simultáneamente, en Medellín y Cali.
Mantenemos la fe intacta en la creación libre. Somos icoñoclastas por naturaleza.
neonadaismo@gmail.com
La decisión de
aprovecharse de la amenaza del coronavirus para ejercer por parte de distintos
gobiernos un control sobre los ancianos
y ancianas dejándolos de últimos en la salida del confinamiento está dando
motivo para respuestas directas como la de la Asociación de Ancianos y Ancianas
de Europa que denuncian abiertamente esta exclusión extraña por demás y que
bajo el lema de proteger a “nuestros ancianitos y ancianitas” lo que está mostrando una vez
más es la entronización del seudolenguajede la llamada “hipócrita cortesía” de los gobiernos. ¿En qué momento se empieza a ser anciano? ¿No
hay personas que una bobería congénita les lleva prematuramentea la senilidad?Hay políticos que tienen una edad cronológica
de cincuenta años y una edad mental de un adolescente de catorce años ¿Qué
decir de López Obrador o de Bolsonaro, de Maduro? Ese corte vertical que deja a
los ancianos(as) en condiciones de niños viejos y sobre todo de minusválidosmentales está desnudando sus verdadera
finalidad y sobre todo lo que políticamente
implica el concepto de confinamiento porque si admitimos que la pandemia continúa
arrasadoramente causando miles y miles
de muertos y es necesario seguir tomando
medidas sanitarias urgentes como el permanecer en casa, como el lavarse
continuamente las manos y estar atento al distanciamiento social también lo es
que un confinamiento prolongado lleva al ablandamiento de la capacidad crítica
o sea a volver sumisaa toda la
población bajo el sofisma de que prolongar el confinamiento se hace
para salvarlos a pesar de que “algunos aún
sean creativos ”. Esta aberrante manipulación presupone que ningún anciano(a)cuenta ya con la capacidad moral de responder
por cada uno de sus actos a pesar de ser profesionales en plena producción. ¿Se
imaginan a un genio comoSthepen
Hawcking postrado por una enfermedad
degenerativa que lo dejó sin movimiento, sin habla,sometido al trauma que suponeun aislamiento caprichoso?Lo que fue una medida racional de prevención puede convertirse en un
confinamiento arbitrario, en un desafío a la libertad personal – caso de Pedro
Sánchez- que constituye un desconocimiento craso de lo que supone la Sanidad en una democracia, medida quese ha impuestoen muchos países como España después de la
muerte en residencias de 17.760 ancianos(as) por falta de prevención y que ha
servido para que se abran algunos interrogantessobre la situación de los ancianos(as) , preguntasquecon
urgencia tenemos que hacernos en Colombia donde diariamente son abandonados por su familia decenas de ellos en las calles o abandonados“por su bien”a lujosas residencias donde la soledad los espera. ¿Quésucede al interior de nuestros asilos
municipales pero también en el interior de residencias privadas de altos costos?
Convertidos en un cero a la izquierda ante la economía, en incómodos
sobrevivientes de la edad de la razón ante una juventud marcada ´por el engaño tecnológico y la ausencia de memoria, en medio
de las ruinas prematuras del vacío existencial a que nos ha abocado la
pandemia, la imagen del anciano (a)ahora en el desescalamiento, surge inesperadamente, como he señalado, para establecer frente al caos político, paradigmas y valorescuya desaparición ha sido la causa de estar
abocados a vivir enlo peor gracias a
políticas irracionales.
Vigilar y castigar
porque la medida que, repito, en principio se tomó en beneficio de cada
ciudadano(a) hipócritamentese puede
convertir en el atropello a misderechoso sea en vigilancia autoritaria y no consentida: la
familia ha salido del hogar y los
ancianos(as) son castigados negándoles el mayor bien: los espacios de la
amistad, los espacios de la conversación y los amigos.
Al ver perorar estos
días a los Congresistas de la llamada Oposiciónhasta convertirse en energúmenos
vociferantes pidiendo una vez más la condena de la cúpula militar
acusándolade las chuzadasque “ofenden su derecho consagrado a la
intimidad”, tuve la impresión de sufrir
un dejá vu, la impresión de sentir que ya anteriormente había visto esa escena con los mismos gestos, con
las mismas frases o sea sin incorporarningún argumento necesario sobre Márquez,Pablito, el Cauca. La paramnesia, pienso,trae al presente algo que inconscientemente tratábamos de no recordar.Si laversión original pudo tener algún sentido la que se repite no tiene sentido alguno, es un disparate
ejecutado poractores de repuesto, sin
la atmósfera debidaya que como lo dice
Marx la historia se presenta primero como tragedia yen segundo lugar como parodia y si antes el protagonistafue el revolucionario genuino ahora es un
conspiradorcitoel que actúa. Una cosa
es el revolucionario que fue capaz de dar su vida por imponer a lo que
consideraba el pueblo explotado su terrible dictadura –como la historia vino a
demostrarlo- y otra el lamentable seudorevolucionario que jamásse sometió a las rudezas de las selvas, al hambre y las heridas, al
fragor de los enfrentamientos bélicos, a quedar baldado o loco ya que, siempre permaneció en la comodidad de las ciudades o
de las universidades y que formados en Moscú, París, Praga, Londres como sucede
con Iván Cepeda y con los hijos de Reyes que ahora son franceses solo conocen de paso la realidad colombiana. Leí
alguna vez la crónica de un periodista europeo sobre algunas familias de
dirigentes de las FARC residenciados en Suiza en lujosos palacetes y que desconocen la realidad colombiana donde sus padres se habían lanzado a una lucha violenta con el apoyo económico y doctrinario dela Unión Soviética. Una investigación sobre colombianos
en los archivos de la Unión Soviética detalla exhaustivamente los nombres de
quienes estuvieron estrechamente ligados al proyecto de impostar en Colombia el
modelo de la llamada revolución marxista-leninista. El investigador que ahonda sobre estos aspectos que son historia
verificable y que inciden directamente sobre la actualidad de la justicia no está
haciendo “anticomunismo” como lo suelen
calificar los “intelectuales” de izquierda, sino, tratando de buscar objetivamente los puntos de partida
de lo que han significado sesenta años de violenciaguerrillera y del
alcance ideológico que supone el llamado
acuerdo de Paz y la tarea que les corresponde a quienes supuestamente
abandonaron la lucha armada para entregarse de lleno a la verdadera
construcción de la paz bajo otros parámetros políticos.
¿Dónde están los
estudios de los miembros de la Oposición sobre el porvenir del campesinado, de
los bosques y ríos, el problema de la vivienda? ¿No dejaron abandonados en los
campamentos a sus hoy exguerrilleros? De Iván Cepeda quien visitó sindicalistas
norteamericanos,recorrió las cárceles del país, y a quien La JEP no le
ha pedido una sola declaración, la
ciudadanía esperaba argumentos y argumentos, un programa de viviendarural y urbana, un programa sobrela construcción de una nueva democracia con
Londoño y Lozada y no un hombre dominado por una ira insanade
querer que la historia del conflicto se escriba como él quiere, que las
verdades sean las que él escoja olvidando que la historia no son unos archivos
sino un acto de imaginación moral donde por encima de Tribunales de
ocasiónlas víctimas recobran lo que se
les está negando. Verlos gritando en manada, repitiendo los mismos clichés,
esperando la información secreta que algún periodista les brinde para seguir
inventando un nuevo escándalo, no
fuela tarea que para afianzar la paz les sigue exigiendo
el país a quienes se han convertido en portavoces de nada..
Edgar Jaime Isaza
Isaza, arquitecto, uno de los diseñadores de la U. de A.
Víctor Bustamante
Sí, la ciudad mirada
a lo lejos, desde el cerro Nutibara, construida cada año donde arquitectos de
diversas escuelas la han definido. En las fotos de 1920 la línea del paisaje
solo con las iglesias, o los edificios alrededor del Parque de Berrío, concentrados,
y, luego, con los años el Centro ya con otro panorama donde las iglesias quedaron
ocultadas y los edificios de los arquitectos anteriores casi perdidos. Así Medellín.
Desde cualquiera de sus cerros, algunos dicen tutelares, y ahora desde sus edificios,
perturba la imagen en su interior lo que podría llamarse el Centro Histórico,
eso sí con seriedad no con la improvisación y desfachatez con lo que se le
nombra.
Pero en ese perfil
que miramos a lo lejos, perduran casi escondidos los aportes y riesgos de Juan
Lalinde, Crosti, Carré, la religiosidad de Buscaglione, Antonio J. Duque, la
inmensidad de lo creado por los hermanos Rodríguez, Enrique Olarte, las casas
de Carlos Arturo Longas, la fortaleza y misticismo de Goovaerts. La otra oleada
que llega con las líneas rectas y las indulgencias de Ignacio Viera. Federico
Blodek, Federico Vásquez y Alberto Dotheé; otra ciudad.
Ahora la definen los
aportes de Fajardo Moreno con el Coltejer, y Laureano Forero, la elegancia de
Eduardo a Arango, y en lo alto la estafa de la Biblioteca España con el
fantasma de los reyes Juan Carlos y Sofía, y la foto buscada con ellos para la
alabanza y el olvido. La otra oleada con el controvertido e ilusorio camino del
Leed Platino de Carlos Julio Calle, Carlos Eugenio Calle y Marco Aurelio
Baquero en el edificio inteligente de EPM, el Teatro Metropolitano diseñado por
Oscar Mesa y lo construyó Arquitectos Limitada y el Banco de Colombia. Dice su
portal: “IA Interior Architects, Studio Sur suministró los servicios de
arquitectos con licencias registradas en Colombia y las firmas locales AIA y Convel llevaron a cabo el diseño de
exteriores. Así Medellín.
Sí, también la
ciudad a lo lejos destruida con pragmatismo, y brutalidad, cuando la piqueta
acaba con las referencias y no es la nostalgia sino la presencia y el reclamo a
los arquitectos que la crearon, que diseñaron cada una de sus siluetas en cada década.
Ante ese desafuero solo quedan los talentosos fotógrafos, la literatura que miró
a la ciudad y solo una película. Así Medellín.
Camino, caminamos
por lo que un tiempo después los pasillos de lo que será Guayaquilito junto a
las cafeterías, lo que sería la Plaza Barrientos, por el Aeropuerto, y a pocos
pasos nada menos que el costillar de lo que será la Biblioteca Central. Aun no
existe la escultura, El hombre creador de energía, de Arenas Betancur, símbolo
de la universidad, y el maestro Pedro Nel aún no ha comenzado a pintar
alrededor de la biblioteca su fresco. A su mural el maestro le había dado un
título severo, muy existencial, "La lucha de la vida y la muerte", y luego
como ocurre en la ciudad, otros le darían otro título: "El hombre ante los
descubrimientos de la física".
Cierto, la
magnificencia de esta obra, de esa ciudad universitaria apenas se haya en
construcción, miro absorto, los edificios que se levantan, la piedra traída de
El Hatillo dispuesta para forrar las columnas. Los materiales utilizados
arcilla, el ladrillo, el concreto, la teja de barro, le daban esa cercanía con
los materiales del territorio.
luego salimos a la
otra calle, por la salida de lo que ahora es el Planetario, que conduce a lo
que luego será el estadio de fútbol Cincuentenario, ahora una manga donde voy
con los jugadores de la Selección Barbosa a jugar un partido programado por la
Liga Antioqueña. Muchas veces repetimos esa caminada a ese lugar; simple bajábamos
ahí en la glorieta de Carabineros y, luego, atravesar el puente de Barranquilla,
más arriba cruzar el campus que aún no era el campus sino la ciudadela en construcción.
Entre esta primera
visión de la ciudad universitaria, llega mi estudio de dos años allí, súper desubicado
como siempre, queriendo ser escritor, sin saber cómo serlo , pero allí me di
cuenta de la diversidad de creencias y de ideologías, me di cuenta de mirar el
cine desde otro aspecto, y mi camino empezó
torcerse por ese lado, me gustaba más la calle para poder capturar la
vida que fluye, pero siempre he amado este espacio por la posibilidad de saber
que existían otras personas, soñadores y llenos de desafíos, de utopías, en un
afán de cambiar el mundo desde diversas perspectivas. Es más, a este espacio,
la ciudad universitaria de la Universidad de Antioquia, le he dedicado un
libro, que es una quimera, la mayor utopía y una memoria: Amábamos tanto la revolución que era el mayor reto a los estudiantes
que deseaban y soñaban cambiar el mundo heredado por uno mejor. Pero es cierto
eran solo sueños, ya que en muchos casos la madurez los desmorona. Ese sueño
quedó despedazado cuando a la salida de una manifestación con incendio de bus a
bordo en la esquina de Barranquilla, el líder, el oráculo, el que hablaba más
que nadie con su retórica de cartón y babas, Amílcar Acosta, decidió tomar un
taxi e irse para su casa, orador incendiario en las asambleas, pero un cobarde
total y un indigno. Si lo escribo es porque yo iba a su lado. A los que se
despedazaron por sus discursos, muchos de ellos se quedaron con sus utopías
llenas de vidrios rotos y en las calles, y en las aceras esperando la llegada
de la revolución, mientras el líder con su labia, llegó a ser ministro y olvidó
sus utopías que eran su maquillaje. Na-da.
Pero ahora no voy a
referirme más a esta novela, sino a la caja de sorpresas que entrega el azar.
Alguna vez, hace un año, conversando en su oficina del edificio La Ceiba con Joaquín
Esteban Rojas me comentó que conocía a un arquitecto que pertenecía a la junta
directica del mencionado edificio. De una me entró la curiosidad por conocerlo,
Joaquín suponía que era uno de los constructores de este edificio, ya que era
una persona mayor. Varias veces conversamos sobre la posibilidad de conocer al arquitecto,
hasta que por fin se dio la posibilidad en el mes de febrero de este año.
La cita se concertó
para un miércoles a las tres de la tarde y henos aquí con Joaquín subiendo el ascensor
del edificio La Playa, ahí en la esquina de la Playa con la Oriental. De algo estaba
seguro el mencionado arquitecto nada tenía que ver con la construcción y el
diseño del edificio La Ceiba que es toda una referencia citadina. Pero esta
conversación depararía una sorpresa. Así es Medellín no recuerda a sus gestores,
en ese espacio siempre de un presente perpetuo. La eterna ciudad que quiere
verse siempre nueva como la ha definido Luis Fernando González.
Ya
ubicados en la oficina del arquitecto Edgar Jaime Isaza Isaza, él comienza a
relatar sobre su vida inicial en Prado alto y luego en Palacé con Moore. Ese
Prado donde aun perduraba cierta elegancia y cierto matiz de ser el barrio de
personas adineradas. Donde la fastuosidad de sus fachadas y la elegancia en sus
interiores daban ese toque de ser algo así como un barrio europeo en las
extrañas mismas de la ciudad, y, además, define el rastro y la presencia de
algunos arquitectos creadores. Él Comienza a estudiar arquitectura en la UPB en
1957 siendo decano de la facultad Antonio Mesa Jaramillo, que había sido su profesor
recién llegado de Bélgica en Materiales de construcción. Todo un humanista y
escritor que pese a haber diseñado arquitectura religiosa, pero al escribir un
artículo “Cristianismo de pandereta”, fue echado de la UPB, debido que él no
creía en ese cristianismo que desde las mañanas interrumpía con los canticos
por la calle. Mesa creía en una espiritualidad más propia y de más
recogimiento. De ahí él se fue como decano a la Universidad de Antioquia a
Estudios generales.
Mientras
afuera en la calle en la Medellín de 1961 se hacía una larga fila de dos y tres
cuadras para comulgar, ya el Nadaísmo afilaba sus uñas y sus diatribas. Desde
el Metropol su estado mayor se reunía para buscar otras actividades del espíritu,
lejos de la Santa Misión que había llegado con 180 curas a adoctrinar a
Medellín en colegios escuelas, universidades, sindicatos, prostíbulos, y que
cerraría con un acto multitudinarios con procesión a bordo en el estadio
Atanasio Girardot.
El arquitecto Isaza
Isaza, era muy cercano en la UPB, a Jorge Velázquez Ochoa vice-decano, y a los
arquitectos: Augusto González, Raúl Fajardo Moreno y César Valencia. Cuando
Edgar Jaime trabajó en Planeación, conoció allá a Ignacio Vélez Escobar, líder
en el proyecto para construir la nueva sede de la Universidad de Antioquia. Ignacio
Vélez Escobar era el gobernador de Antioquia en 1961 y luego el rector de la
Universidad de Antioquia durante los años 63 y 65. Edgar Isaza tuvo el grupo
Habitar con Antonio Mesa, César Valencia, Augusto González y Jorge Velásquez Ochoa,
empresa de planificación y urbanismo. Años más tarde Edgar Jaime Isaza
trabajaría en Oficina de Planeación Municipal.
Y la sorpresa en
este diálogo es saber que él ha participado en el diseño de la Universidad de Antioquia
junto a otros arquitectos: César Valencia Duque, Juan José Posada, Raúl
Fajardo, Ariel Escobar y Augusto González. Me quedo aún más absorto debido a la
complejidad para construir ese lugar, a su espacialidad, a su paisaje interior.
La ciudad universitaria se convertiría
en sinónimo de lugar no solo para iniciar una carrera universitaria sino para
la experiencia vital de cada generación de estudiantes que inician allá su periplo
por la vida. El campus eje central para esas vidas que llegan allí y se
entrecruzan. Para ello, los diseñadores, dispondrían de una gran oficina con cierto
encierro creativo en el Paraninfo para que se dedicaran de lleno a la
proyección, planeación y diseño del futuro campus, para ese proyecto se
desalojaría Estudios Generales, poco a poco también empezaría a perder el
Centro su vida universitaria, y el casi desmoronamiento del Paraninfo, eso sí
trajo la posibilidad de construir en su lugar las Torres de Bomboná.
La ciudad en su
dinamismo extiende sus fronteras y las ocupa, en el terreno considerado un
lodazal donde se trasladaría la Universidad de Antioquia. Leopoldo Longas
Chica, hijo de Carlos Arturo Longas, colaboraría como dibujante, mientras Arenas
Betancur en su taller del barrio Sevilla, detrás de la Facultad de Salud
Pública ideaba entre armazones de madera sus dos esculturas para la
Universidad. Los arquitectos con su cercanía a Pedro Nel Gómez asistían a su
palacete en Aranjuez a conversar sobre la vida universitaria pero también a
idear una tertulia posible.
Ignacio Vélez
Escobar, gestionó préstamos con el BID, y, así mismo, creó la Oficina de Planeación
de la Universidad de Antioquia dirigida por el arquitecto César Valencia Duque.
Valencia Duque había sido el primer director de la Oficina de Planeación
Municipal, y antes del Plan Regulador de Medellín recomendado por Wiener y Sert.
El arquitecto Raúl Fajardo Moreno dirigiría el Plan regulador de Medellín en
1962-64. Ya con su oficina de arquitecto construiría el colegio de San Ignacio
y el Liceo antioqueño y ganaría unos 21 concursos de arquitectura.
Entre los fines del
1964 e inicios del año 65 debido a una beca financiada por la Fundación Ford, Edgar
Jaime Isaza con los otros arquitectos, César Valencia Duque, Juan José Posada,
Raúl Fajardo, Ariel Escobar y Augusto González, viajaron a Estados Unidos y a
Méjico para mirar los diseños de diversas ciudades universitarias en esos
países, y así ambientar ideas para el diseño de la Universidad de Antioquia.
Comenta el
arquitecto Ariel Escobar Llanos como la ciudad universitaria está diseñada para
que el ágora, plaza mayor sea un lugar alrededor del cual están las otras
dependencias de la ciudad como una reminiscencia de la distribución de los planos
españoles, el bulevar, sería la calle real, como vía principal desembocaría a l
monumento de Arenas Betancur. Pero y ese, pero es una reflexión el uso popular
llamaría a uno de esos bulevares el que va directo a la Biblioteca central,
Guayaquilito, y al otro bulevar el que va directo a la escultura de Arenas
Betancur, Hello Kitty y a la plaza mayor, al ágora, nada menos que la Plaza
Barrientos debido al asesinato ocasional de un estudiante ya que él no era de
ninguna tendencia, me refiero a Luis Fernando Barrientos herido por error un
agente del DAS en la entrada de la esquina de Barranquilla.
Ariel Escobar no
olvida a su maestro: Antonio Mesa Jaramillo: “Él nos impulsó a la búsqueda de
una arquitectura que tuviera un sabor propio y una respuesta concreta a los
problemas nuestros”. Por supuesto que los que sí olvidaron la contribución de
estos arquitectos de la UPB, fueron los mismos estudiantes y algunos
profesores, que cuando fue cerrada la Facultad de Sociología en la Universidad
de Antioquia con sus profesores, marxistas de ocasión y de escritorio,
confesionales, casi religiosos en la otra orilla, iban a sabotear las clases de
los profesores serios, taciturnos y de cachaco por provenir de esa universidad
que les recordaba a todos la sotana y el bonete de Moncho el rector de la UPB.
Esta tarde hemos
conversado con el arquitecto Edgar Jaime Isaza que también estuvo presente en
la construcción de la Avenida Jorge Eliecer Gaitán, pero por esos vericuetos
del gusto popular la llamarían la Avenida Oriental. El Centro Histórico así se tornó
indiscernible para José Luis Sert, le parecía inconcebible en la década del 70,
cuando visitó Medellín, y se sorprendió al permitir el paso de una autopista
por el Centro de la ciudad. También el
arquitecto Edgar Jaime Isaza participaría en las decisiones para la
construcción del metro y estaría presente en los debates sobre el paso de este
por el Centro de la ciudad. En esta conversación él da sus razones para el
cambio del trayecto que antes consideraba su paso bordeando la orilla del río. Además,
en sus ejecutorias, Édgar Jaime, participaría en la construcción de la
Universidad de Medellín y otras entidades educativas en Medellín y en el país.
Al salir caemos en
cuenta de algo, hemos escuchado la memoria de una persona que nos ha ilustrado
sobre la memoria reciente de Medellín. Esa ciudad que se despernada no solo
hacia el resto del valle en ambas direcciones, ahogando los pueblos cercanos, asume
las montañas mismas, buscando otros espacios, otros límites. Así Medellín.
Desde la época de
José Gil de Castro (Lima, 1785-1841) y de Pancho Fierro (Lima, 1809-1879),
nacidos en la tres veces corona villa, cuando todavía esta ciudad era la
capital de la Nueva Castilla, y bajo el gobierno de la corona española. Por
coincidencia ambos pintores de origen afrodescendiente, pero en el caso de
Pancho Fierro, fue un caso mucho más dramático pues fue hijo de un sacerdote y
de una esclava. Mientras tanto en el Cuzco, se desarrollaba la denominada
escuela cuzqueña con sus respectivos personajes y representantes. Con el tiempo aparecen en el escenario
pictórico peruano: Ignacio Merino (Piura, 1817-1876); Francisco Laso (Tacna,
1823-1869); Daniel Hernández (Huancavélica, 1856-1932); pero ya estos eran
tiempos de la República y de algunas libertades. Hasta llegar al siglo XX en
donde se registran nombres como los de: José Sabogal (Cajamarca, 1888-1956), Camilo
Blas (Cajamarca, 1903-1985). Luego en las montañas peruanas el gran pintor
César Calvo Araujo (Iquitos, 1910-1970) llenaba ese espacio con su profunda y
vernácula obra. Juan Manuel Ugarte Eléspuru (Lima, 1911-2004), Teodoro Nuñez
Ureta (Arequipa, 1912-1988) y en los médanos, arenales, oasis y paracas del sur
nace Sérvulo Gutiérrez (Ica, 1914-1961), éste último logra convertirse en el
más mediático del momento por la relación que mantuvo con la prensa y con Doris
Gibson, directora entonces de la Revista Caretas. Pero es en definitiva con la
generación de artistas encabezados por Fernando Szyszlo (Barranco, 1925-2017),
que se logra una verdadera trascendencia, relevancia y denominada
internacionalización por sus innovaciones creativas que causarán un buen
impacto en la vida cultural, con sus exposiciones y con su frecuente presencia
en los medios. Precisamente, en ésta generación se encuentran maestros como
Víctor Humareda (Puno, 1920-1986), Tilsa Tsuchiya (Supe, 1924-1984), Armando
Villegas (Ancash, 1926-Bogotá, 1913), Alfredo Ruiz Rosas (Lima, 1926-2002) y
Alberto Quintanilla (Cuzco,1934- ), en donde como puede notarse por sus
orígenes natales se manifiesta una suerte de descentralización del arte
pictórico y una gama diversa de referencias, que ya se venía configurando por
regiones, espacios y lugares de nacimiento, produciendo un nuevo panorama
pictórico y un mapa geográfico cultural que se desbordaba de sur a norte, y del
pacífico al oriente.
Fernando de Szyszlo,
empieza a estudiar Arquitectura en Lima, pero luego se traslada a la facultad
de Artes Plásticas de la Universidad Católica de Lima, que en esos tiempos
contaba con el aporte pedagógico del pintor y vitralista de Adolfo Winternitz
(Viena 1906-Lima 1993), quien contribuirá al desarrollo de su vocación
artística y creativa de manera decisiva e importante. El joven artista se casa
con la joven poeta Blanca Varela, con quien se conoce en el tradicional barrio
limeño conocido como Santa Beatriz, que estaba rodeado de casas construidas con
estilos afrancesados con amplios jardines, balcones y patios solariegos, en
donde ambos vivían bastante cerca, eran vecinos. Por lo cual se amistan, se
atraen, se quieren, se casan y se van a vivir a París, muy jóvenes, muy locos y
bastante decididos, allá logran contactarse con André Bretón y el movimiento
surrealista y conoce de esta manera el denominado “abstraccionismo” que
lideraba Kandinsky, y se entusiasma con esa corriente pictórica, porque
prevalecía en aquella pintura la búsqueda incesante de la forma y el color;
pero él a esa tendencia artística europea le agrega el potencial artístico que
yacía en el arte precolombino, en especial en el arte de las viejas culturas
del sur del Perú: Paracas y Nazca, que son culturas pre-incas, ubicadas en el
departamento de Ica, precisamente tierra de la madre del pintor, que era
hermana del poeta Abraham Valdelomar (Ica 1888-1919). Pero Fernando de Szyszlo,
no buscaba solo lo folclórico ni lo efímero, sino más bien lo exótico, lo
trascendental, la magia del color. Por lo que se puede decir que generó una
fusión, un sincretismo y una novedad en su propuesta, ya lo había dicho con
gran énfasis Armando Villegas: “Solo el conocimiento es capaz de lograr la
innovación”. De esta manera ésta célebre generación abre las puertas a la
pintura peruana que se hace más visible en el mundo, también bastante más
apreciada, que demuestra que solo la investigación es el motor de la
creatividad. No deja de ser casual la relación que el maestro Fernando de
Szysyzlo tuvo con la literatura desde siempre, incluso llega a ser bastante
pasional, porque el tío Abraham Valdelomar, que fallece cuando él tenía 6 años
de edad, habitaba en su casa a través del profundo pesar de su abuela que lo
tenía presente por medio de los recuerdos ante su prematura muerte, y también a
través de los testimonios de su madre. La muerte del tío artista se convierte
en un antecedente,puesto que también hereda la biblioteca personal.
La primera esposa
del pintor fue la connotada poeta Blanca Varela, pero la literatura ya estaba
presente también por medio de esas primeras lecturas que hace desde niño y
adolescente en donde tiene a Verne, Proust, Alejandro Dumas, Rilke, Malraux,
César Vallejo, Georgette Vallejo, Emilio Adolfo Whesphalen, Jorge Eduardo
Eielson, Javier Sologuren, entre otros. Existe una fotografía en donde se
encuentra con Guillermo Cabrera Infante, Damián Bayón, Octavio Paz y Mario
Vargas Llosa que se encuentra en el único libro que publicó: Una vida sin dueño
(España, 2017), en donde se explaya contando sus historias más íntimas y
profundas, en donde también responde a muchas preguntas e interrogantes, como
también a la posibilidad de haberse quedado en Europa, y tener mucha más fama,
reconocimiento y dinero: “En Perú tengo todos mis vínculos y creo, como
Unamuno, que la única manera de expresarse es de local a universal. Tener
raíces profundas es lo que siempre he buscado. No he buscado tener éxito,
aunque lo he tenido, y no he dependido de nadie y eso es tener mucha suerte.”
Hay una generación
de pintores que es posterior a la generación que surgió en los años cincuenta,
en donde se encuentran nombres como Carlos Enrique Polanco, Ciro Madueño,
Carlos Alberto Ostolaza, Hugo Huerto Wong, Cristián Bendayan, que directa o
indirectamente resultan depositarios y beneficiarios de la generación
encabezada por Fernando de Szysyzlo que entre otros pergaminos tiene el haber
incursionado en la política activa al haber participado en lo que fue la
campaña a la presidencia de la República del laureado novelista Mario Vargas
Llosa, aunque siempre a preferido autodenominarse o definirse políticamente,
como un liberal de izquierdas.
A mediados de junio
del 2015 Fernando de Szyzylo realizó una gira a Colombia y llega a Medellín, en
donde ofrece una conferencia magistral en el Museo de Arte Moderno de Medellín,
luego presenta veinte nuevos cuadros en una sobresaliente exposición realizada
en la Galería Duque Arango, en el Poblado, suscitando, motivando y
satisfaciendo las más altas expectativas. Recuerdo haber estado presente en ese
evento en donde a las siete de la noche corrió el rumor que se habían vendido
todos los cuadros expuestos en ese local y empezó ipso facto una repentina
celebración de la que participó el propio artista. Todos los actos y eventos en
donde se presentó el gran maestro Fernando de Szyzylo en Medellín, fueron
bastante concurridos y durante cada uno de ellos fue asediando tanto por la
prensa, estudiantes, seguidores y colegas pintores; que era difícil entender si
en verdad era un pintor o era una estrella de fútbol, o un cantante de rock, o
un famoso youtuber. Antes de fallecer abanderado de múltiples reconocimientos
el notable pintor alcanzó a dejar como una memoria viva y legado, ése libro
autobiográfico en donde cuenta las anécdotas más remotas de sus amores,
desamores, amigos de toda la vida como Octavio Paz, con quien tuvo una relación
amical muy entrañable. Existen cuadros del artista que han trascendido
fronteras como: Inkarri, La noche, El intihuatana, Trashumante.Pero hablar de Szyzylo es también una buena
oportunidad para contar que el movimiento pictórico actual de Lima, se
encuentra en estos momentos bastante agitado por una generación de artistas que
han dado vida a las galerías y espacios de arte en la ciudad, entre estos
nuevos nombres se puede mencionar a Flori Bandini, Daniella Queirolo, Elia
Amador, Rafael Moreno Lozano, Javier Arriola, Violeta Block, Rodolfo Zappino,
Harold Wilson, Clavel Mena, Claudia Casusso Rocha, Pablo Huamaní Buleje, Joseph
De Utía, Eduardo Cochachín, César Cáceres, Roxana Granda, Chanel Delfín, Rafael
Guevara,José Carlos Espinoza, José
Saldarriaga, Miguel Ángel Velit, Fernando Alcócer y Mila Rispa.
Poemas de Ana María Fresneda Pequeña sombra de un poema. Le busco fondo a mi alma, Mi espíritu no merece descanso, Tengo que aprender a dominar mi jungla, Convertir la selva en zoológico, pues, Los animales que soy son salvajes y vulgares. Que me parta un rayo y salga todo de una vez. Me duele una pierna, se me quiere caer. Doce horas sin sol y no he parado de llorar. Estoy necesitando toda esta agua salada, La que lloro, La que sudo, La del mar que lava las anteriores. Es la mañana, A esta hora todo parece un poco mejor, Algo de aliciente, Pero este sol de tonos rosas es el mismo que me dará sed más tarde. Debo salir a intentarlo otra vez. Le busco fondo a mi alma, Mi espíritu no merece descanso. Cuerpo, cáscara, cárcel. Cárcel amada en que mi ser está obligado a vivir. Sentirte y saberte mío, ha sido un camino lleno de aventuras, que nos ha llenado de cicatrices. Me miro en los espejos y no creo que sea este mi cascarón, me miro en lo espejos y me maravillo de cómo funcionan. Entiendo entonces cómo fue fácil para el colonizador engañar a mi ancestro. En los espejos me miro y quiero ser vidriera. Una gota de sudor se hizo despacio en mi frente, así también soy afluente, y en el recipiente que me contiene quiero estudiar geografía, encontrar el río, ver las montañas que en mí no son tan altas, sentir las lagunas, las tierras y las mangas. Cárcel móvil que me lleva a todas partes, que es frontera entre mi sangre y el aire. Cárcel que con el tiempo se expandió y quizá se recoja cuando se aje, que padece de la vista y camina con los pies hacia adentro, que ahora más que cárcel es parque. Cuerpo, piel, lo que se ve por fuera. Cabeza, hombros, rodillas y pies, y ojos y dedos, y pelos, y uñas con uñeros, y orejas con oídos, y huesos, más que nada huesos. Cuerpo, tantos años, de las que nos hemos salvado, en las que nos hemos metido, todo lo que nos hemos metido, humo, cañas, polas, chicles, porros, cumbias, gaitas y otras tantas cosas. Cuerpo, tantos años, y los que nos quedan.
La película de
Polansky “El oficial y el espía” es una admirable revisión del célebre caso
Dreyfus en 1898 que, como recordarán fue la injusta condena de un oficial del
ejército francés de origen judío. Picquartun oficial va descubriendo que
detrás de esta condena lo que hay es una trama de corrupción de los altos mandos
militares y sobre todo de la justicia
francesa, mostrando cómo la corrupción de jueces y magistrados lleva
inevitablemente a la corrupción de la política en una sociedad que se fanatiza
y cae ciegamente en el racismo. Esta insana rigidez jurídica parece anunciar los tribunales que se darán después en la
sádica “justicia revolucionaria” comunista. Picquart quien fue en principio acusador persevera sin embargo en la búsqueda del
verdadero culpable de espionaje a favor de Alemania y va poniendo al descubiertohasta dónde conduce la separación entre el
Derecho y la Ley, el peligro que traela
búsqueda de la verdad para un ser honesto en medio de una justicia corrupta. La
intervención deEmile Zola con su “Yo
acuso” en el periódico “ La Aurora” defineal primer intelectualmoderno comprometido conla verdad sin manipulaciones ni
tergiversaciones. En nuestra época Camus
y Raymond Aron representan esta erguida posición intelectual ante las verdades
fabricadas por el poder tenebroso del comunismo y del nazismo o cualquierperversa ideología. Reclamar ahora una
posición ética como las suyas en momentos en que la mercancía ha terminado por imponer sus propiasreglas es pedir algo casiimposible como lo demuestra la proliferación del periodismo del escándalo,
el desahucio de la verdad gracias aldivorcio lamentable entrelainformación y la opinión pública. La verdad
es cauta, la verdad espera y por eso no condena de antemano. ¿Hace cuánto
tiempo desapareció una conquista de la democracia como el Habeas Corpus o sea
el derecho a no ser condenado sin haber sido escuchado previamente? Cualquier institución del Estado como el
Ejército está sujeta a ser investigada y enjuiciada si existen indicios de
corrupción, brutalidad tal como se ha hecho. Pero otra cosa es la recurrencia
al linchamiento mediático que como
denuncié a su tiempo se está
haciendoa nombre de un llamado “Acuerdo
de Paz” cada vez menos transparentey queva
mostrando fisuras irreparables. Recordemos que quien señala a otros se está
señalando a simismo ya que ambos están fatalmenterelacionados por el mismo problema y van a ser juzgados por la
misma justicia. ¿Cuál es entonces el papel del periodista que al reclamar su
libertad como sagrada está negando la libertad del señalado a defenderse? ¿De
cuál tipo de libertad hablamos? Lo dice Chul Han: “La política del espectáculo
es una política del vacío de comunicación” pues el señalado ha sido previamente
reducido a la condición de un ser sin voz.
Parece como si la
figura del Fiscal Montealegre pareciera emergercontinuamente de un film de
terror: la llamada “Operación Ándrómeda” supuestamente proyectada según él para “chuzar y boicotear las conversaciones de la Habana”. La
fulminantedestitución de la mejor oficialidad de la inteligencia del
Ejército se repite sin que se haya dado depor medio un juicio objetivo. La denuncia hecha recurriendo previamente alescándalocarece de la objetividad informativa quebusca la verdad o sea a lanecesaria reflexión después de escuchar los descargos de los señalados.
Por defender la libertad de expresión y un periodismo libre y no manipulado
Camus fue perseguido con la sevicia
propia de los verdaderos enemigos de la libertad.Pero la pregunta es ¿Cuáles el topo queestá permitiendoacceder al periodista a unosarchivos secretos del Ejército? ¿Qué busca la CIA? ¿Qué diferencia
hay entre chuzar un teléfono y escribir un perfil? Esta metodología de investigación la aprendí, queridos
lectores(as) en las novelasdeJhon
Le Carré.
En el confinamientohemos
sidoabocados a compartir una cotidianidad enfrentando a los demás ya que cada miembro de la familiaha creadosu propio uso del tiempo, su
propio uso de los espacios de la casa, los niños que salían temprano al colegio, el padre que regresaba tarde y
apenas fugazmente los fines de semana podía la familia coincidir, intercambiar palabras, dejar de ser
los fantasmas que habían sido, para entrar de nuevo el lunes en la
implacable dominación de un horario inhumano, cerrando los ojos ante lo que puede suceder en una ciudad que seha precipitado en el caos, y donde nadie está seguro de nada, ni siquiera
de regresar a casa. En un vértigo de accidentes, atracos, hordas de mendigos,
niños perdidos, ruinas de edificios abandonados las imágenes no pueden tener continuidad
alguna, fracturadas, machacadassólo
permiten que tengamos una visiónhistérica y transitoria de la ciudad. De esto nos estamos dando cuenta. Como
no hay planeación alguna de los
territorios todo ha quedado en suspenso o listo para ser arrasado por el viento compulsivo de la incesante violencia de todos los
días,de manera queninguna ley parece oponerse a este asalto de la fealdad,
de la mugre, de los burdeles disfrazados, del licor adulterado ya queeste puñetazo visual es la certificación de la destrucción
urbana, del haber llegado a ser una versión más – Tijuana, Sinaloa-del escenario de las Sin City tal como genialmente las describen FrankMiller,
el Nolan del mejor Batman. ¿No estaba
sometida la ciudad a vivir bajo un manto de goteante grisura donde las
mortecinas lucesde los barrios en las
laderas de las montañas semejan la niebla denuestra propia versiónde esas urbes en
ruinaen las ficcionesde Ballard dondepresuntuosos edificios levantados a nombrede un afrentosodespilfarro van a entrar también gracias a una crisis
brutal de la economía en una ruina adelantada? ¿Cuántos cadáveres se recogen en
las calles cada mañana? Entre las tinieblas de las callejuelasse disimulan los más sanguinariosenemigos en una ciudadque ha perdido su Centro, su pasado humano y ahora está sometida a las fuerzas del Mal. La parábolaimplícita enesasdistopías brota de la comprobación de que este proceso dedegradación urbana donde la delincuenciatermina por apoderarse de los escenarios de la ciudad, solamente la ficción puede hacérnosla ver con
sus relatos para quecomprendamos en su
verdadera dimensión lo que supone el peligro de abandonar a los ciudadanos
cuando aún es tiempo de reaccionar. ¿Y los llevados a la ruina económica? ¿Y
los que han quedado perturbados mentalmente?
¿Qué sería entonces
de una ciudad donde la violencia y el avance de las ruinas van destruyendo la
topografía de los afectos, la ciudad de los niños, los lugares y los recorridos consagrados ya que
a pesar de este intermediode
aparenteexpectativaimpuesto por la pandemia la ciudadsigue siendovíctima de las nuevas violencias y está desapareciendo como ciudad,víctima de un conflicto por los nuevos
usosdel suelo hasta llegar a ser lo que el antropólogoMarc Augé
llama un No Lugar, es decir uno de esos
espacios sin significado que aparecen en las ciudades modernas: ni en un puente
peatonal, ni en un aeropuerto, ni en un centro comercial, ni en una vía
rápidapodrían los ciudadanos(as)
detenerse ycrear un lugar de encuentro ya que estos son espacios transitivosy ni siquiera en ellos es posible un saludo fugaz porque la ciudad ha desaparecido.