domingo, 29 de septiembre de 2024

El olvido que habitamos de Luis Fernando González / Víctor Bustamante

 





.. .... ..

El olvido que habitamos de Luis Fernando González

Víctor Bustamante

Cuando algunos se refieren a la historia de Medellín, como corifeos progresistas, embaucan e intentan desmitificar con esta palabra, pero su significación se desliza a una mera reiteración de conceptos con los mismos puntos de vista, ya que merodean por folios, proyectos, propuestas que son solo ideas vacuas para llenar un vacío que siempre se desborda porque siempre da la sensación de que falta algo, que existe una parte oscura que no se toca. Lo cual es notorio en algunas investigaciones sobre lo que ya no existe, porque ha sido destruido, lo que nunca tuvo deudos, por ese motivo no es necesario creer en la historia contada, vuelta a publicar de esa manera, y por lo tanto emasculada para reconocer que esta historia que sobrevive son falacias con argumentaciones dudosas, es un espectro al cual se acude de una manera aceptada y falsa cada cierto tiempo, ya que las reiteraciones en esa tradición reescrita, asume un incipiente rol de presencia, eso sí matizándola, dándole un colorido blanco, que falsea el devenir oscuro, destruido de la ciudad y su itinerario, con esa rudeza que se esconde en improvisaciones y reiteraciones insospechables que bordean la riqueza patrimonial manoseada y tirada a la basura.

De tal manera, en esa multitud de historias desgajadas y sin contexto, en esa reescritura de la ciudad y sobre la ciudad, muchas veces en sus nimiedades se ha impuesto una historia tergiversada que se ha disipado de su contexto por encima de sus habitantes, sus reintegros y promesas, dejando de lado lo ladino de los intereses como objetivo supremo y las actividades comerciales disfrazadas de filantropía que aún perviven pero que le da a ciertas personas una nombradía cercana al regusto popular que crea sus pequeñas leyendas y que con el tiempo los especialistas entre comillas de Medellín nombran y enaltecen desde su destreza como una pueril caja de herramientas para superar sus propias mentiras.

Por esa razón El olvido que habitamos de Luis Fernando González (Grammata 2023), analiza, escudriña, desaloja las premisas polvorientas; otras veces saca de esa colisión de intereses de una manera total y con maestría ese devenir histórico contado desde una sola orilla, por lo cual su autor abre sus argumentos con precisión para interpretar la historia como debe ser, a pesar de los obstáculos, y sí con la certeza del investigador. El autor demuestra cómo es necesario replantear lo ya aceptado a partir de diversos planos, leyendo la trascendencia y mentira de la letra menuda, los arabescos lingüísticos de los contratos con el municipio, como parte de cierta tradición emasculada. Así, al dar su versión, ahora en este texto, escudriñamos la otra realidad, la escondida, la oculta.

Y para ello nada más consolador que revisar ese trajín histórico alrededor del Parque de Bolívar, en ese lento avance de la ciudad que estira sus tentáculos hacia lugares donde es necesario que se desarrolle, al precio que sea, desalojando al que sea ante el advenimiento de una pésima definición de progreso, borrando su topografía nombrada de una manera elemental, como El Chumbimbo, la calle del Resbalón, la calle del Chivo, el Guanábano, con sus artesanos, habitantes de ese lugar, y sobre todo con los señores políticos y gobernantes, los terratenientes y políticos, los especuladores de tierras y algunos extranjeros que obsequiaron terrenos al municipio, todos ellos a una buscando su rentabilidad que es en primera instancia lo que mueve a los  pioneros a abrir calles, a urbanizar solares, a construir edificios, a donar terrenos, siempre con ese hálito macabro de cercenar lo que hay, de llenar sus arcas a altos precios, bajo el manto devaluado del servicio a la comunidad. Desde ese momento se ha creado en Medellín un modelo de construcción, de urbanización que ha perdurado bajo el mismo formato e interés altísimo y sin decoro a través de los años.

González no solo menciona los llamados personajes, Tyrrel Moore, Gabriel Echeverri, Evaristo Zea, Marcelino Restrepo, sino también a maestros constructores como Antonio María Rodríguez, Bernardo Ortiz y Benigno Morales que significan el otro polo en esa larga lista de olvidos y de marginalidad de estas personas, los artesanos que dieron lustre al desarrollo de la ciudad.

Los nuevos nombres se sortean para dar nombradía a otros: Villanueva, la Nueva Londres, Parque de Bolívar, también era necesario disponer de la estatua del prócer máximo, colocada después de unas discusiones en el centro del parque. Así, de esa manera, ya con la iglesia en construcción, y con la estatua de Bolívar, quedaba establecida la presencia de cierta civilidad y nombradía por esa parte hacia donde Medellín redirigirá la construcción de lo que sería su lugar más nombrado por un tiempo.  En medio de esas reiteraciones y apariencias de pioneros con prebendas, se establece ese santoral de personajes que no lo son, situados en la historia de la ciudad como una pátina artificiosa que perdura donde la historia refiere algo que habla por delante pensando en el futuro, un futuro que con los años da su verdadero mensaje, el olvido.                                                       

Así, al dar la bienvenida al llamado progreso, continúa el avasallamiento de esos lugares, y de esas personas que lo habitaron, con un propósito loable que es el crecimiento de la ciudad, pero con otra lectura, extirpar el antagonismo, mediante el llamado civismo que continuó su marcha con la construcción de puentes, y de apertura de calles, que se convertiría en el espectáculo de avasallar sin terror a los artesanos y su aporte que nunca se ha contado, y que en este texto ya se vislumbra en el lugar que merecían hace años.

En este trascurso del libro, en ese tiempo y costumbres recobradas, nada más certero que el análisis sobre Barbacoas, sobre esa calle que es así mismo una frontera, un pasadizo hacia otros fines, una certeza de saber que González abre a ese camino, a esa calle, a la verdadera significación desde su origen, es decir, así como hay yacimientos, edificios, construcciones sepultadas por el polvo y por las a arenas, así mismo hay una historia revestida de olvido, sepultada, poco a poco, a pesar que la habitamos. Cuando cada generación muere se lleva la vida cotidiana de esos lugares que poco importa en esa manía del antioqueño de vivir en un presente instantáneo y simple.

Hay una herida aun presente, una improvisación constante dentro de esta mentalidad de paisas cazurros y es el caso de la calle Ayacucho, La Angustia,  masacrada por la llegada del tranvía actual, en el caso más ominoso destruyendo el paisaje del barrio Buenos Aires bajo el manoseado estigma del progreso sin volver a mirar lo que era necesario conservar. A una y de una, y a mansalva, los barones del metro, los señores feudales de la administración, arrasaron esa calle con tanta historia, con tanto peso, sin importarles absolutamente ese concepto histórico de un modus vivendi de lo cotidiano con sus casas de amplios patios, con sus palacetes que se llevó la piqueta. Y eso sí con una lucecilla que apareció al denunciar los vecinos, como ante el descubrimiento del Desarenadero, y ante la falsa sentencia del ingeniero español, sin ingenio, de que eso no valía la pena se debió mantener lo que había quedado de ese lugar. Esa es la Medellín, la que se ha ganado o mejor comprado 28 premios internacionales como si con esos galardones de lobistas, se ocultara la destrucción de la ciudad y se abriera a cierto atisbo de modernidad insospechable con la sumisión al comercio de las drogas y a las prepagos, ninfas, que adecuó la mafia al comienzo y luego el turismo. Siempre me ha llamado la atención el oficio del llamado Bureau, deben ser las mentes grises, en este caso, que avizoran los destinos, llamados internacionales, para una ciudad con mentalidad ultramontana, nula en el tema de patrimonio y eso sí ávida de gonfalones a como dé lugar.

San Benito es el otro lugar visitado por el autor, o sea en este trasegar por la historia de la ciudad este barrio es narrado a partir, como en los casos que describe el autor, analiza cada momento histórico de cada uno de los textos, donde es notorio los asentamientos de la población, los nombres que ha tenido, así como el decurso que toman no solo sus nombres sino la topografía de ese lugar. En cada uno de ellos vemos como se pasa de ser un barrio con solares y rastrojos y casitas de bahareque, donde vivió en un solar el escultor, Francisco Antonio Cano. Luego el barrio tuvo construcciones de casas casi conventuales hasta convertirse en lo que es ahora, un barrio que poco a poco se demolido, avasallado, pero cuyo centro se mantiene alrededor de la iglesia de san Benito. Desde ser un barrio intrascendente y oscuro con cementerio cerca a la iglesia y un hospital, hasta poseer la Estación Villa, luego la plaza de mercado, la Universidad de San Buenaventura, y luego, al ser ampliada la calle Colombia y la Avenida del Ferrocarril, y la construcción de la Oriental quedó aislado y eso sí con negocios y talleres por cada cuadra donde la vida familiar se ha perdido, expulsando a sus ciudadanos como una constante del llamado Centro que es la ciudad histórica, la inicial.

En este seguir con estos textos, que expresan el momento, o mejor desastre histórico de Medellín, recalamos en El Hueco, nada más demoledor que ese análisis, ese deslizarse de estos terrenos desde su aprovechamiento entre los negocios privados en la esfera pública, donde Coroliano Amador triunfa sobre los Echavarrías, y en el cambio de ese concepto del comercio que se trasmuta hasta llegar hoy a una zona de contrabando con esa arquitectura de mafiosos y marinillos, con una acertada reminiscencia esos pasajes, lugares comerciales en el interior de un mismo lugar, como el Pasaje Bolívar y el Pasaje Sucre.

Con este libro hemos visitado un Medellín que se desliza hacia una zona del olvido, ya despedazado, destruido, reformado de una manera burda, resquebrajando y anulando un pasado que nunca se previó, y que llega de repente, sin apenas darnos cuenta  del daño que se le hace a la ciudad, que va camino hacia la inexistencia de su proceso, destruido en diversos niveles, para cuando lleguen algunos historiadores y caigan en cuenta que la ciudad en sus diversas capas de su devenir, cada vez fue contemporánea y que nunca ha tratado de mantener un aprecio por su historia, pero que cada vez la avalancha humana del llamado progreso acaba por deteriorar esos sitios alguna vez habitados, y a los cuales solo volveremos para traerlos ya como una ciudad fantasma impresa en algunas fotografías como la consolación más a la mano.

Lo que Luis Fernando González investiga y analiza lleva a captar de forma considerablemente conmovedora ese conflictivo conjunto de emociones que implica la melancólica y nostálgica desaparición de una ciudad, donde no se evocan las callecitas que perduran con una luz del sol bañadas por los veranos de caminarla tanto, menos los edificios diseñados por arquitectos valiosos, destruidos sin ningún fervor, aunque su lúgubre resquebrajamiento está impregnado de un recóndito sentimiento de pérdida. Sin embargo, también hay aquí una desazón muy precisa pero tenue, en la forma en que se recobra con perplejidad la memoria de una ciudad que bulle en libros como este de una manera tan presente que alcanza una especie de vuelo irresoluto que solo toca a pocas personas con sentido de pertenencia hacia Medellín. No en vano, surge la palabra perplejidad al proseguir en la forma como se construye la cúpula de la Candelaria por el maestro Antonio María Rodríguez, al cual se recobra su nombre, cúpula que miramos cada vamos al Centro;  así como desaloja y sin  cuidado se abandona la zona bancaria ahí en Colombia con Bolívar, como se construye la casa de Pastor Restrepo en el Parque de Bolívar, y en síntesis, como se asocia la presencia de este libro a esta nostalgia sin cautela que se genera al leer sus páginas; duele efectivamente con una tristeza que se desgaja así de golpe con ese hito a la vez doloroso y cubierto con esa pátina miserable de la destrucción, de la indiferencia. Así como caemos en cuenta de que alrededor del Parque de Berrío, solo permanecen el Edificio Costain, El edificio de la Bolsa de Valores, y el Edificio Henry aun intacto en parte como sinónimo de esa destrucción implacable.

La noción de asombro que surge después de leer este libro pertenece a esa melancolía llena de pesimismo que tiene resonancia justo ahora, precisamente porque es tan presente y deplorable a la sucesión de abandono debido a las políticas municipales, ante la implacable negatividad de dar lustre al Centro de la ciudad, ahora abandonado sin ninguna positividad en ese desierto de iniquidades y de una aridez identificada como central en la llamada cultura de baratillo que se irriga desde la Alpujarra con este slogan, «sálvese usted mismo, y deje que el Centro se destruya solo». Aunque intentemos eliminar esa visión negativa y de desprestigio de cada una de esas administraciones, es debido a que solo reflejan y publicitan ese hedonismo por los presupuestos, por el entretenimiento como bandera, nunca por la reflexión y la seriedad de asumir proyectos y de irrespetar la historia de la ciudad mientras viven la realidad más afín: su inercia. Aunque sólo sea por eso, la melancolía, debida al abandono,  nos recuerda que la cultura del patrimonio está en manos de nadie, solo queda  la certeza de las denuncias, de buscar Medellín en sus parques abandonados, en las calles cariadas por los pasos de transeúntes anónimos y despellejados de la realidad, en las fachadas donde se denosta algún atisbo de la arquitectura destruida, así como en la poesía que irresoluta denota un ancho de banda exaltado debido a la imposibilidad de recobrar lo arrasado en todas sus esferas. En El olvido que habitamos se expresa mejor esa desidia.


MARCO AURELIO: EL FILÓSOFO EMPERADOR ESTOICO: UNA MIRADA A LA OBRA DE PABLO MONTOYA / Fredy Fernández Márquez

 




MARCO AURELIO: EL FILÓSOFO EMPERADOR ESTOICO: UNA MIRADA A LA OBRA DE PABLO MONTOYA

 

Fredy Fernández Márquez[1]

A través del tiempo, la historia ha marcado líneas que señalan las disquisiciones de aquellos personajes que han contribuido de alguna manera con el desarrollo y los progresos de las sociedades. En este caso Roma. Allí habitaron emperadores que gobernaron con fortaleza por encima de la piedad. Desconocían la compasión. Fueron odiados, despreciados por sus actos de gobernar. Gozaron por su crueldad y temple al regentar, como lo fueron Calígula, Tiberio, Nerón, Domiciano, Cómodo hijo de Marco Aurelio, Septimio el severo, Caracalla, Heliogábalo, Teodosio, Diocleciano y otros.   

     Estos emperadores encontraron en lo más profundo de su ser, la arrogancia y el desconocimiento de hacer el bien para el bien comúnhacia los demás, valga a decir, poco les interesó en términos de Foucault El arte de gobernar. La forma como administraban estos funcionarios lo hacían desde su propio sentir, dejando de lado la isonomía, porque: la razón de Estado articula un conjunto de objetivos que legitiman el obrar del político. Sea para ganar legitimidad, sea para convencer a los gobernados, el Estado debe garantizar de esta manera su existencia y su conservación (p. 76). La mano fuerte, el castigo o la pena de muerte, fue el ejercicio predominante de sus mandatos como vigor para la coerción de los ciudadanos. La razón política era lo que menos les importaba. Sin embargo, no se puede negar que la Italia de hoy, está donde está gracias al poder que ejercieron y dejaron cierta disciplina militar, retomada por Mussolini.  

     Pareciera como si un emperador dejará a otro su manera o práctica para gobernar como continuación de su legado, es decir:    

Las relaciones de fuerza determinan el modo de imposición característico de una acción pedagógica, como sistema de los medios necesarios para la imposición de una arbitrariedad cultural y para el encubrimiento de la doble arbitrariedad de esta imposición, o sea, como combinación histórica de los instrumentos de encubrimiento (o sea de legitimación) de esta violencia (Bourdieu, 1997. p. 73).

     Gobernaron con profanación, ello permitió el sometimiento de los ciudadanos y los territorios y pueblos fuera de Roma a través de las invasiones que los romanos hicieron.

     Ahora bien, ¿cómo desmontar estas tiranías prácticas políticas que ejercieron estos emperadores en Roma? ¿A qué se enfrentan un emperador contrario a las prácticas de estos mandatarios? ¿ser odiado por el pueblo garantizaba estabilidad del régimen de turno? A esto y muchas cosas más se enfrentaron emperadores que asumieron al poder con prácticas contrarias al césar de turno. 

     Así, como existieron gobernantes en Roma con mano fuerte y poderosa en sus gobiernos, también vivieron otros con un sentido diferentes a los violentos, que tuvieron pausa, tolerancia, sacrificio, tranquilidad y reposo para administrar a Roma. Ellos fueron: Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio. Estos gobernantes se enfrentaron a las herencias oscuras dejadas por sus antepasados que ejercieron como cesares.

     Marco Aurelio, citado en la obra de Pablo Montoya, que lleva como título: Marco Aurelio y los límites del imperio(2024) describe a un filósofo estoico lleno de frugalidad, comprensivo, tolerante, creyente de la verdad y la paciencia, padre bondadoso, amigo sin límites, gobernante respetuoso de las identidades culturales y de los más desaventajados. Fiel creyente de la bondad, en la cual Montoya sostiene a través de la voz escrita de Aurelio: Mi madre era una mujer respetuosa de los dioses. Me enseñó a no obrar con maldad. Insistía en el que el mal había que erradicarlo sobre todo del pensamiento (p. 49). La educación recibida por parte de su madre fue como la voz interior como conciencia que busca siempre el bien. Ella ejerció como filósofa para su formación como gobernante. Porque: El filósofo es un profesor y un director de conciencia que no pretende exponer su visión del universo, sino formar discípulos gracias a unos ejercicios espirituales (Hadot. 2020. p. 18-19). La voz de su madre fue lo más íntimo en su ser como estoico para ejercer como filósofo y gobernante.  

     Marco Aurelio, para alcanzar su voz interior, recurre entonces a los ejercicios espirituales estoicos. Es decir, un cambio de mirada. Mirar desde dentro hacia fuera, pensar y actuar con los ojos del alma. Porque: los ejercicios espirituales son precisamente eso, ejercicios, es decir, una práctica, una actividad, un trabajo en relación con uno mismo, algo a lo que se podría denominar una ascesis del yo. Los ejercicios espirituales forman parte de nuestra experiencia; deben ser «experimentados»(Hadot. p. 10). Al experimentar a través de ejercicios espirituales, Aurelio pone en práctica la psicagogia (ψυχαγωγα ψυχ γειν), que es el arte de saber guiar y formar el alma.

     El emperador filósofo, para poder enfrentarse a este Leviatán, debió recurrir a estos conceptos clásicos como ejercicios. Para resistir las embestidas por parte de sus oponentes. Muchos de ellos estólidos, donde sus pasiones estaban por encima de sus afectos. Marco Aurelio, a través de la voz de Montoya se pregunta: ¿Somos, en este sentido, bandidos todos? ¿Malvados que combaten? No, simplemente cada ser, dentro del andamiaje del cosmos en que se mueve, sigue la orden que le ha sido asignada(Montoya, 2024. p. 292). El filósofo emperador se asignó sus propios ejercicios hasta sus últimos días. Recurrió a la Epimeleia Heautou: {Cuidado de sí. (Inquietud de sí)}, gnothi seauton (γνωθι σεαυτόν): Conócete a ti mismo, a la ascesis: reglas y prácticas encaminadas a la liberación del espíritu y el logro de la virtud y a la Filautía: amor propio, entre otros.

     Es allí, donde el emperador filosofo, expone sus tesis del estoicismo para diferenciarla del cristianismo. Al aceptar la muerte, la admite de manera racional, mientras que los cristianos la muerte los indispone y hace parte del martirio, diferenciándose así la muerte del cristiano del sapiente estoico. Con el martirio y otras prácticas judeo-cristiana, consideran ellos es una forma de hacer ruptura frente a la serenidad y el equilibrio que ofrece la psicagogia y la ascesis: (reglas y prácticas encaminadas a la liberación del espíritu y el logro de la virtud) del estoicismo. Mientras los estoicos se educan frente a las pasiones, los cristianos pecan con ellas. Además, los seguidores del cristianismo expresan su certeza con lo transmundano o sea con lo que está fuera del mundo, el emperador estoico gira la mirada diferenciándose del cristianismo en el aspecto no-transmundano lo ubica en la incertidumbre en lo que se viene con la muerte. Manifiesta Marco Aurelio: El arte de vivir se asemeja más a la lucha que a la danza. Sin embargo, ciertos críticos consideran que el cristianismo, es un estoicismo camuflado, donde revierten las tesis prácticas de Marco Aurelio a las prácticas cristianas.

     Gobernar es poder. Quien gobierna posee las herramientas de ejercer esa autoridad, para ejecutar su mandato quien impone su saber a través del discurso. Foucault lo confirma:

No hay ejercicio del poder posible sin una cierta economía de los discursos de verdad […] estamos sometidos a la producción de la verdad desde el poder y no podemos ejercitar el poder más que a través de la producción de la verdad (Foucault, 1992. p. 148).

     De acuerdo a Foucault, quien tiene el poder necesariamente debe de recurrir a la verdad, para que sea legítimo y tenga validez ante los gobernados. Para el filósofo francés, la verdad son aquellas cosas verídicas, con ellas se develan las cosas para admitirlas. […] Después de todo somos juzgados, condenados, clasificados, obligados a competir, destinados a vivir de un cierto modo o a morir en función de discursos verdaderos que conllevan efectos específicos de poder (Foucault, 1992. p. 148). De acuerdo a Montoya, Marco Aurelio, hablaba con la verdad, en otras palabras, con la parresía. Entonces, El filósofo emperador, práctico o intentó la idea platónica del filósofo rey. Porque:

Entre el hombre y el Estado hay una correlación de fundamentación. El Estado es una obra del hombre y está, por decirlo así, hecho de la misma substancia de que está hecho el hombre. Pero el hombre, a su turno, es lo que es como parte integrante del Estado. Solo como tal puede realizar sus posibilidades específicamente humanas. La humanización plena del hombre ocurre, pues, en su incorporación a un Estado, por muy rudimentario que este sea. A sí, deja de ser un mero trozo de la naturaleza, diferenciándose de su pariente el animal y convirtiéndose en un habitante de dos mundos: del mundo natural y del mundo político (Cruz Vélez, 1989. p. 94).    

     Porque, Marco Aurelio era y fue el Estado. Sostiene Montoya: Roma se había cimentado siempre en la figura del guerrero y no en la del filósofo. Un verdadero mandatario debía erradicar, por lo tanto, la filosofía de sus legiones militares(Montoya, 2024. p. 139). Aurelio, con la verdad desde sus palabras influenciaba en sus legiones y en la polis romana. Todo lo contrario, a los emperadores pasados. En palabras de Platón: que todos, sometidos al mismo gobierno, seamos en lo posible semejantes y amigos(Platón, 2002. p. 590d). Aurelio, transmitió la lealtad y la filía o la amistad entre sus ciudadanos y soldados.  

     Dice el adagio popular: hijo de tigre nace pintado. Cómodo quien fuera hijo de Marco Aurelio, fue el postrero de la dinastía Antonina. Roma, estuvo por más de dos siglos en armonía, estable y su progreso fue notable. Con el emperador filósofo, Roma logró los ideales, metas y sus objetivos con su poli. Sin embargo, el reemplazo de Marco Aurelio por su hijo Cómodo desdeñado, por cierto, Roma entra en decadencia, gobernó de forma cruel, déspota, llamados por mucho como el gladiador. Pasa a la lista como uno de los peores gobernantes romanos. Prestaba mayor atención al Coliseo y gozaba con el dolor de los súbditos.

     Asaltan preguntas: ¿Qué pasó con la educación de Cómodo a manos del rey-filósofo? ¿acaso Marco Aurelio nunca sospecho qué a su lado se cuajaba un ególatra con cimientos psicopáticos? ¿Qué llevo a Cómodo gobernar a lo contrario de su padre por fuera de la virtud? La historia nunca lo ha dicho ni lo dirá.

     Así, como culparon a Sócrates por la educación a Alcibíades, Séneca y Nerón, también lo hacen con Marco Aurelio y su hijo. ¿Será que una buena educación ética, sea en la práctica todo un adefesio? ¿Qué culpa tiene el maestro cuando su discípulo ignore lo ético por la corrupción olvidándose de lo virtuoso? ¿Acaso el filósofo emperador olvidó aquella frase celebre: conócete a ti mismo? frase que se encarga del autoconocimiento como la askesis: el ascetismo, disciplina o entrenamiento (ascesis): autodisciplina, fue lo que le falto a Cómodo que a su vez le sobraba a su padre. Otro ejemplo claro fue la relación entre Lucio Anneo Séneca y Nerón. El filósofo se convirtió en su consejero junto a Burro. Séneca, trató de educarle en la gobernabilidad para que en la práctica fuera todo un sabio y no se dejará desbordar por su autocomplacencia. Séneca, logró también subsistir a la persecución por parte de Calígula y Claudio. Sin embargo, no pudo con su discípulo Nerón, considerados por muchos su hijo adoptivo. Quien fue el culpable de su muerte. Pedro Gálvez lo narra así:

̶ Él me ha encomendado la misión de trasmitirte los deseos del príncipe. El emperador te concede la gracia de que elijas tú mismo la forma de quitarte la vida.

̶ Bien ̶ dijo Séneca, sin inmutarse, mientras todos los demás abrieron los ojos desmesuradamente en un gesto de terror ̶. Marco, ve a llamar a mis secretarios y diles que me traigan las tablillas de mi testamento. Quiero hacer algunos cambios. Y en ellos no me olvidaré tampoco de ti.

̶ ! Quédate sentado i ̶ ordenó el centurión al cabrero cuando este hizo ademán de levantarse. Tengo órdenes terminantes de impedir que hagas testamento. De todas formas, silo hicieras, sería declarado nulo (Gálvez, 2006. p. 267).     

 

     De qué sirvió que estos tres grandes filósofos educarán a sus gobernantes, para que luego ellos mismos ejecutarán su poder con frialdad, sin corazón, dejando de lado la razón, desconociendo la piedad y la misma filosofía para la vida como la promulgaron Sócrates, Séneca y Marco Aurelio. Dejando claro que Alcibíades no fue emperador, pero si consejero de Brutus el espartano quien invadió a la Grecia de Sócrates. Déjese claro que:

El filósofo antiguo no tiene, pues, necesidad de escribir. Y, si escribe, tampoco es necesario que invente una teoría nueva o que desarrolle tal o cual parte de un sistema. Le basta con formular los principios fundamentales de la escuela a favor de la cual ha hecho una elección de vida (Hadot, 2023. p. 38).

     Sus prosélitos, dejaron de lado la filosofía para la vida como didáctica, los cuales fueron adsorbidos por la opulencia, el poder y las extravagancias. 

El ser filósofo no es haber recibido una formación filosófica teórica o ser profesor de filosofía; es, después de una conversión que opera un cambio radical de vida, profesor un modo de vida diferente al de los otros hombres (Hadot, 2023. p. 39-40).     

     Deja demostrado la historia de estos tres filósofos, que la educación realizada por ellos, fue la falta de voluntad de sus discípulos.

     De alguna manera, existe una coincidencia entre los tres: el conocimiento de sí mismo es social. Porque es necesario la correlación con los demás o los otros, dicha relación conlleva a la frase: mírate a ti mismo Ese mirar es girar la mirada hacia la alteridad. Según Montoya, Marco Aurelio construyó toda una relación con el otro y los otros. Porque:

La relación con el otro no es una relación contractual o negociada, no es una relación de dominación ni de poder, sino de acogimiento. Es una relación ética basada en una nueva idea de responsabilidad. Es una pedagogía que reconoce que la hospitalidad precede a la propiedad, porque quien pretende acoger a otro ha sido antes acogido por la morada que él mismo habita y que cree poseer como algo suyo (Bárcena, Mèlich. 2000. p. 15).   

     El emperador nunca ocupó el lugar de nadie, sólo su espacio y tiempo que lo llevó reconocer la diferencia del otro en su propio universo, que Cómodo nunca respeto. La idea del Estado ideal deconstrucción de Marco Aurelio, fue borrado por el inhábil de su hijo. Ese Estado justo, imparcial y equitativo, sueño del emperador filósofo mediante la razón, es un Estado que no se ajusta a la realidad. Pero lo intentó.

     Montoya, expone de manera moderada, que el filósofo estoico emperador practicaba la aponía, es decir la ausencia de dolor o sin dolor, lo reemplazaba por el buen vivir. Todo un maestro estoico, como practicante del bien. El bien de un ser racional es la sociedad. Que hemos nacido para la sociedad, hace tiempo se demostró (Marco Aurelio, Meditaciones. 2009. V,16). Montoya, finaliza su texto:

La flor ahora, elemental y luminosa, está trazada con perfección. ¿Eso es, finalmente, el universo? ¿Eso soy yo? ¿Esto es la muerte? A su alrededor, la penumbra con intensidad desde siempre. Una voz, detrás o encima, por un lado y otro, resuena sin ser pronunciada. Pero comprendo lo que dice. «¿Debo partir?», pregunto. La respuesta llega con nitidez: «Sí, puedes irte. Y hazlo con ánimo propicio» (Montoya. 2024. p. 304).

     Deja sentado Marco Aurelio, a través de la pluma de Montoya, que la muerte es cálida, frugal, dejar de lado el miedo, la muerte es virtuosa, no es una desgracia, por el contrario, una tragedia, una narración, hospitalidad y acogimiento de la verdad, tranquilidad para el alma. Un final del emperador filósofo al saber obedecer las leyes de la naturaleza: su propia muerte.       

 

 

Referencias Bibliográficas

 

Bárcena, Mèlich. (2000). La educación como acontecimiento ético. Natalidad, narración y hospitalidad. Paidós. Barcelona.  

Bourdieu, P. (1977). La reproducción. Elementos para una teoría del sistema de enseñanza. Laia, Barcelona.

Cruz, D. (1989). El mito del rey filósofo. Planeta. Colombia.

Foucault, M. (1992). Microfísica del Poder. La Piqueta. Madrid. España. 

Gálvez, P. (2006). El maestro del emperador. Grijalbo. España.

Hadot, P. (2020). Plotino o la simplicidad de la mirada. Ediciones Alpha Decay. Barcelona. 

Hadot, P. (2006). Ejercicios espirituales y la filosofía antigua. Siruela. España. 

Marco A. (2009). Meditaciones. (7 ed.). Trad. Bartolomé Segura Ramos. Madrid: Alianza Editorial S.A., 

Hadot, P. (2023). La ciudadela interior. Ediciones Alpha Decay. Barcelona. 

Montoya, P. (2024). Marco Aurelio y los límites del imperio. Random House. Colombia.

Sturla, C. (2020). La razón de Estado en Maquiavelo y Gramsci. Tábano, (16), 70-80. https://doi.org/10.46553/tab.16.2020   

 

 



[1] Fredy Fernández Márquez. Filósofo. Historiador. Especialista en Cultura Política. Mg en filosofía Moral. Ph. D. Filosofía contemporánea.

CONTRA TODA LÓGICA POLÍTICA CONTRA TODA RAZÓN / Darío Ruiz Gómez

 

CONTRA TODA LÓGICA POLÍTICA CONTRA TODA RAZÓN

Darío Ruiz Gómez

La certeza que hoy en día tiene cualquier ciudadano(a) es la de saber que un ojo invisible lo está siguiendo a donde se traslade, al interior de su oficina, de su hogar, algo  que viene a ser alarmante y que nos lleva a mantenernos en actividad, viendo tres partidos de fútbol a la semana, el final de un concurso de cantantes viejos, etc. Y lo que es peor: esta certidumbre nos hace cada día sentir que ya no hay  escondite posible, que no contamos ni siquiera con esos lugares donde creyéndonos a solas sonreíamos o llorábamos. Todo está registrado, ya no hay desiertos o selvas impenetrables.  El estallido simultáneo de decenas de Beepers  y de Walkie-Talkies en el Líbano  matando a figuras de Hizbolá ha sido una demostración de que ya el enemigo no tiene donde esconderse, de que cada milímetro del  territorio está verificado. Los nuevos  drones localizan un objetivo militar a 436 kilómetros de distancia. Hoy sabemos, además,  que toda guerra como toda contienda electoral necesitan previamente de contar con un equipo de especialistas en difundir  la mentira, en sofisticar el bulo, la difamación y convertir  a los contendientes electorales en hologramas ya que estos mueven la cabeza, los brazos, pero carecen de la capacidad de discernir  y si mienten o difaman lo pueden hacer impunemente ya que a un holograma ninguna justicia lo puede condenar.

La  tenebrosa exguerrillera vocifera contra aquellos que pretenden en el Congreso condenar la  sangrienta dictadura de su amigo Maduro, ella imputada con documentos abrumadores de reclutamiento  y  la muerte de niñas mediante abortos salvajes, ella cómplice de tomas sangrientas de poblaciones campesinas. ¿Qué justicia ha sido capaz de condenarla a ella y a sus cómplices de igual catadura? El ELN  acaba de hacer un atentado contra una base militar en Arauca con decenas de soldados heridos gravemente y tres de estos buenos muchachos muertos: la sensación de dejá vu se repite  pues durante más de cincuenta años el ELN ha repetido una y otra vez este tipo de atentado, cuarenta atentados s infames  hizo durante estos últimos meses de “Cese al fuego” Arauca ha sido su campo de ejercicios predilecto, un morboso polígono de tiro: un niño que cruza una esquina, un policía que juega con un grupo de vecinos en un parquecito, una señora que camina por una vereda con sus dos hijos. En los tres últimos años ha asesinado a más de setecientos niños, ancianos sin que nadie proteste. Pablito que es el más tenebroso asesino que ha dado la Historia de Latinoamérica  debe contar con confesores de la Iglesia de Puebla que después de cada masacre únicamente al parecer lo “condenan” a rezar tres padrenuestros.  La tragedia de Arauca ha sido calculadamente desconocida en la pretensión de convertir Arauca en un territorio incorporado a la “Nueva Patria madúrense”. Cada criminal en territorio colombiano está detectado, lo que causa sorpresa es que no se actúe contra ellos “para lograr la paz” y no seguir sosteniendo una guerra inventada para beneficio de sus  desconocidos propietarios.  Sin un Tribunal de Justicia que individualice a estos criminales  lo que de inmediato vendrá  es un festín de  violencia para seguir extrayendo oro, coca, etc Pero ¿Quién los juzgaría en una sociedad que de tanto callar ha terminado por hacerse cómplice de este genocidio? Lo primero y lo más eficaz  tal como lo vemos  consiste bajo la complicidad general en continuar  destruyendo  la lógica y la razón ya que a partir de esta destrucción todo  les seguirá siendo permitido.  La muerte de Dios. 

“EL CRÁPULA ONETTI” / Antonio Arenas Berrío

 


 “EL CRÁPULA ONETTI”

(Acerca del libro “El Viaje a la Ficción, El Mundo de J.C. Onetti”)

 Antonio Arenas Berrío 

“Leer a Onetti no es difícil, según dice una superstición idiota: tan solo exige lo que debería exigir siempre la lectura, una atención incesante, un ensimismamiento que cancele cualquier otro acto, que suprima el mundo exterior”

Antonio Muñoz Molina-Cuentos Completos de J.C. Onetti- Alfaguara.

Narrar lo irreal, lo improbable no es cosa fácil. Los sueños, el insomnio y hasta las pesadillas sobrepasan los seres y la ficción. Incontables individuos inventan una vida análoga a su existencia y la realizan a través de la ilusión o la literatura. La literatura como un conjunto de fragmentos o acontecimientos primordiales para fantasear la vida. Para buscar un gesticular en la sociedad; para interactuar con otros o perdernos en un razonamiento interior. Juan Carlos Onetti propone en sus novelas y cuentos una evasión. Un viaje a la imaginación y la fantasía. Un huir hacia lo imaginario, como forma de confrontación de la realidad. El libro del escritor peruano Mario Vargas Llosa, es fundamentalmente un viaje ficcional al mundo de J.C. Onetti. El discurso es concebido bajo la lentilla de un novelista que realiza una hermenéutica abierta, un pacto de admiración y crítica sobre otro escritor. Podemos pensar que se constituye en un halago ya que, el primero de Julio, se cumplieron más de cien años del nacimiento del escritor uruguayo. No se trata de un estudio erudito, aún se remuevan las fuentes y los críticos. Es propiamente un ejercicio verificador para acercarnos a la narrativa de Onetti, y a esos posibles sueños realizados en el lenguaje literario. Escribir, es en parte un sueño; una alucinación individual y voluntaria. Es al mismo tiempo estilo, desparpajo y método. Sensación de asistir a una fábula que uno se ha imaginado para contársela a los otros. Siempre habrá un narrador, mejor un “hablador” y un lector. Leyendo a Onetti podemos aprender que muchos sueños pueden convertirse en verdad o traspasarla. Cada una de sus novelas y cuentos son como: “Un Sueño Realizado”. Un lector no será el mismo después de leerlo. Su humor cáustico y devastador, ridiculiza nuestra apreciación del carácter, el amor de los hombres y las mujeres. Lo propio de lo siniestro y lo vil se manifiestan en nuestro ser. Comprendemos que existe la maldad humana. El odio, el hastío y el rechazo brotan de los relatos de J.C. Onetti como una forma de distinguir la condición humana. ¿Es la literatura su representación? Según, Mario Vargas Llosa, en los relatos de J.C. Onetti se presenta un estilo “inusitado”,” infrecuente”, “intrincado”, “neblinoso” y “vago”, que despista a los lectores. Ha J.C.Onetti hay que: “Leerlo tensando hasta el grado máximo las destrezas usuales de la lectura, igual que se escucha una (rara) música en la que no hay una sola nota que no importe o que  se vive(a) un encuentro memorable del que uno no puede apurar sin distracción cada segundo: sus páginas no se agotan nunca, y cada frase vuelve a surgir con delicadeza y poderío, con una intensidad tal exaltadora. Tan insoportable, que siempre nos parece estar leyéndolo por primera vez”. Hay cierta dispersión y despiste, un cinismo inescrupuloso donde las palabras van tomando otro sentido, y el amor, la misericordia, la ternura y la gratitud representan otras cosas y al decir de Mario Vargas Llosa, “todo valor se desvaloriza o se invierte”. Uno de los grandes aciertos del libro de Vargas Llosa, es el de haber subrayado el estilo de Onetti. Vargas Llosa afirma que: “El de Onetti es un estilo que podríamos llamar crapuloso, pues, parece una carta de presentación de un escritor que, frente a sus personajes y a sus lectores se comporta como un crápula, ni más ni menos. Las características más saltantes de este estilo son casi todas negativas”. Este estilo se puede observar ya en “La Novia Robada”, “El Infierno Tan Temido”.

Empero, “El Viaje a la ficción, el mundo de J.C. Onetti es un libro demostrativo, hechicero, escrito a la mejor manera del Vargas Llosa Ensayista. Todos nos hemos cegado con sus libros de ensayos: “La Verdad de las Mentiras”, “Historia de un Deicidio”, “La Tentación de lo Imposible” Etc. Ahora sus lectores tienen a la mano un excelente trabajo sobre su obra. La serie de apreciaciones personales, la interpretación precisa, la sutil crítica, su estilo, la huella de las influencias…  La del “maldito Céline”. Vargas Llosa cree que obras como: “Muerte a Crédito (1936)” y “Viaje al Fin de la Noche (1932)”, obras maestras que Onetti leyó y sintió profundamente sus influencias. Otras influencias señaladas son Faulkner, Borges, Balzac etc. La novela policiaca en general fue igualmente apreciada por Onetti y en especial “Laura” de Vera Caspary. Está novela estuvo siempre en sus manos inclusive antes de su muerte. Dicen que la leyó más de doce veces. La novela “Laura”, fue objeto de lecturas y relecturas por parte de Onetti ¿Qué vio allí? Pienso, que, fundamentalmente, fue la escritura de la novela; la manera de narrar de la Caspary, el suspenso, la acción y el final de la ficción, que para un lector es algo magistral. En parte algunas de las novelas de Onetti y en especial “Los Adioses”, llevan el sello de la Caspary. Mario Vargas Llosa no le da mucha importancia a la influencia de la novela policiaca en Onetti. ¿No ha escrito Onetti, bellas historias de amor con intriga policiaca? Ahora bien, el escritor que, realmente influyó en su mundo literario y su escritura fue Roberto Arlt. El mismo Onetti escribió sobre él. “Roberto Arlt, es un caso distinto: leí lo mejor suyo poco después de los veinte años y lo conoce personalmente. Es mejor que recité un párrafo que escribí hace pocos días para una editorial italiana: “seguimos profunda, definitivamente convencidos de que, si algún habitante de esas humildes playas logró acercarse a la genialidad literaria, lleva por nombre el de Roberto Arlt. No hemos podido nunca demostrarlo. Nos ha sido imposible abrir un libro suyo y dar a leer el capítulo o la página o la frase capaz de convencer al contradictor, desarmados, hemos preferido creer que la suerte nos había previsto, por lo menos, de la facultad de la intuición literaria. Y ese don no puede ser trasferido. Hablo de arte y de un gran, extraño artista. En ese terreno poco pueden moverse los gramáticos, los estetas, los profesores. O mejor pueden moverse mucho pero no avanzar” Así describía Onetti al artista que hay en Roberto Arlt y muchos no lo quieren ver. Las novelas y los cuentos nos narran otra vida, esa otra vida negada que siempre sale a flote y que de alguna manera vivimos en las historias que nos cuentan los novelistas. La ficción nos permite soñar, explorar lo extraño, lo desconocido, como si todo fuera un viaje a otro mundo. Contar historias, inventarlas, narrárselas a otros, para que estos las hagan suyas, las incorporen a su memoria, es un artificio propio de artistas. La literatura como una de las bellas artes, no es un invento ni un artificio de la creación humana, allí hay una fusión del artista y el arte. Imaginar otra vida, participar en ese sueño, no será nunca una diversión inocente. Ella apresura la ilusión y fragua los deseos, creando una grieta entre lo que florecemos y lo que nos gustaría ser. Imaginar otras vidas: He ahí la labor del maestro Onetti. La ficción no es exactamente una vida, sino una manifestación de la vida, que la entelequia y la quimera de los seres humanos han cimentado. La trama o los contenidos de la ficción y la vida son una constante en este escritor. Sus cuentos y novelas son un hechizo, un desagravio, un gran indicio de desarreglo, insubordinación, autonomía y goce así muchos de sus personajes terminen suicidándose. El novelista o cuentista es aquel que funde el encanto del soñar juntos, convocados por la palabra y las imágenes y escenarios creados por el escritor. En síntesis, los ensayos, en el libro de Mario Vargas Llosa se dividen en diez fragmentos, un prefacio o introducción a la visión antropológica del nacimiento del hablador o contador de historias por medio del relato oral o la palabra. Vargas Llosa, realiza un análisis de los dominios, la condición crapulosa, las sumas y las restas de un narrador y los agradecimientos múltiples a una serie de investigadores que hicieron posible este trabajo. Por este libro al igual que en” Los Nuestros” de Luis Harrs, logramos saber quién era en realidad Onetti. Sus fobias, los amores, los niveles de lectura, sus estudios y lo mejor, Ese mundo de Santa María inventado. La pasión de Onetti por la Literatura, la miopía de tanto leer. En 1939 escribe el “Pozo”, una de las más reveladoras novelas escritas en Latinoamérica.

J.C Onetti, escribió su primer cuento en 1933, “Avenida Primero de Mayo-Diagonal Norte”, “El Cuento delata (ya) su vocación experimental y su deseo de renovación de la forma., dando primacía al plano psicológico y mental sobre la realidad objetiva y el mundo exterior”. Para Mario Vargas Llosa la gran novela de Onetti será “La Vida Breve” (1950). Allí aparece por primera vez la imaginada Santa Maria, sus personajes y la influencia de William Faulkner. “Santa Maria, no lo olvidemos, nace ante los ojos del lector en” La Vida Breve” como una creación subjetiva de Brausen, como una realidad “irreal”, de segundo grado, como una pura proyección mental”. Hay pues, una relación entre lo vivido y lo soñado, lo irreal y lo real. En el texto “el Viaje a la Ficción, el mundo de J.C Onetti”, hay tres capítulos reveladores que, valen la pena leer con sumo cuidado. Santa Maria (III), el estilo Crapuloso (IV) y el de la ficción a la cruda realidad (VIII). Hay que analizar esta publicación de Mario Vargas Llosa, como una distinción a los cien años del origen del gran escritor uruguayo. Para finalizar recordaremos lo siguiente: “Si la vida es una porquería, como dice el tango, es natural que los personajes de Onetti prefieran a la real, la vida imaginaria y que, para no suicidarse, jueguen a los disfraces, al juego de las mentiras que es la ficción”.

sábado, 28 de septiembre de 2024

ACERCA DE ESPÍAS Y DE ESPIADOS / Darío Ruiz Gómez

 

ACERCA DE ESPÍAS Y DE ESPIADOS

Darío Ruiz Gómez

¿Era muy grande, preguntaba un chiquillo, el cheque de 25  millones de dólares con el cual Estados Unidos le  acaba de pagar a Colombia el despojo de Panamá?” Y con humor zumbón, cuentan, un viejo le contestó:”era tan grande el cheque que fue necesario traerlo entre tres bueyes” Un deliberado despropósito como triunfo de lo que supone una imaginación libre. Porque en la reciente e  inesperada alocución donde el Presidente nos habló del softweare “Pegasus” y de que el gobierno Duque lo había comprado, aclaró que los trece millones del pago habían sido enviados a Israel en un avión especial. Hasta un niño formado en la era digital sabe que  para transferir una gran suma de dinero hacia un  Paraíso Fiscal  solamente hay que hundir  un botón en una computadora. Por eso existen lo que llamamos ciudades sin territorio como Saigón donde las transferencias de dinero se están haciendo cada segundo desapareciendo el nombre de entidades o grupos y abriendo las posibilidades de la delincuencia internacional  hacia lo que se llama una legalización del blanqueo de capitales. Ese avión supuestamente  cargado con grandes pacas con dólares no tiene sentido alguno pero nos indica eso sí la persistencia en el gobernante  de una mentalidad premoderna cuando hoy los grandes capitales del ELN o Iván Mordisco no pueden estar enterrados en la  selva sino que desde hace mucho circulan mediante este tipo de transferencias, que lo digan las FARC. A Duque le tocó enfrentar la presencia de las  plataformas  que desde Rusia, vía Venezuela coordinaron con una pasmosa exactitud el llamado “Estallido social”: en Bogotá - a la misma hora que en Santiago de Chile - se inició el ataque de los encapuchados contra diez CAI y cada día  la violencia aumentó contra la policía y contra las instituciones, sincrónicamente. Recuerden que en Chile quemaron siete iglesias católicas. Ya la magnífica investigación de Michiko Kakutani, “La muerte de la verdad” desveló lo que la tarea de estas plataformas rusas contribuyó  al triunfo de Trump y la consolidación de la llamada guerra de relatos, los fake news, la verdad posmoderna, o sea la difamación, la distorsión de los hechos, la calumnia como arma de desprestigio del oponente. La reciente información sobre Tenent una compañía de servicios informativos  nos deja en claro como los dineros de Putin compraron influencer, periodistas para distorsionar las informaciones y desviar la atención  pública, Plataformas rusas fueron instaladas en la frontera de Venezuela custodiadas por un grupo guerrillero y desde ahí hasta hoy continúan  influyendo sin cortapisa alguna en nuestra vida política mediante falsas informaciones, calumnias, encubrimientos.

Tres  espías rusos fueron entonces detenidos en Bogotá y el espionaje de la inteligencia madurista se mantiene hoy de forma intensa. Pegasus y otras compañías  independientes no vigila exclusivamente políticos, congresistas, prevaricadores, corruptos sino que frente a la amenaza que supone el terrorismo internacional para nuestra  civilización, tal como se está hoy viviendo en Europa, Pegasus  ha actuado  eficazmente  en el caso del doble espía Pablo González pagado por Putin o descubriendo, repito, el caso de Tenet la pequeña oficina que de pronto convirtió a sus socios en  multimillonaria  con los grandes pagos que  Putin les hacía para desinformar a la sociedad norteamericana. Pagos que se cumplen  con facilidad a muchos(as) Influencer para que propaguen infundios desacreditando a algunos políticos demócratas. ¿A qué es lo a lo que teme Petro? Nombrar como Director de Inteligencia de las Fuerzas Militares a un exguerrillero del M19 fue un mayúsculo despropósito cuyos efectos se investigan ahora y que podría dejar al descubierto las operaciones  secretas de estas plataformas en Colombia. ¿Qué sucede  con el espionaje ruso y las intervenciones  de Hamás ahora que universalmente se está condenando  al gobierno criminal de Maduro con sus bases militares rusas? Pegasus entró en el celular de Pedro Sánchez en los momentos en que éste le hacía concesiones inauditas al Rey de Marruecos y traicionaba al pueblo Saharaui, por eso se mantiene inquieto, azorado. Aquí sucede lo mismo y atando cabos lo que está de por medio no es la defensa del ciudadano para que ningún  malévolo le escuche sus conversaciones  sino que lo que Pegasus nos está avisando es que la amenaza desatada  por esas plataformas contra Colombia   es algo demasiado grave pues tratará de desvirtuar las próximas elecciones presidenciales.        

LOS FLASHES DE LA GUERRA / Darío Ruiz Gómez

 

LOS FLASHES DE LA GUERRA

Darío Ruiz Gómez

Un francotirador del ELN acaba de matar en un pueblo del Meta a dos soldados  delante de un grupo de escolares  como una explícita  demostración  de lo que supone su despotismo, romperles el cráneo con un balazo  ipso facto se convierte en un trauma que un niño nunca superará. De manera que después de esta advertencia monstruosa – puesta en práctica por todos los forajidos sentados a conversaciones - deben saber los niños de Colombia que reclutarlos para la guerra, adiestrarlos para  fusilar a sus propios familiares  en el caso de que cometan alguna falta contra la “disciplina revolucionaria”  es  una educación  de la cual se espera obtener resultados inmediatos tal como lo hacen los Talibanes. Lo primero es pues eliminar el derecho a escoger su vida, el derecho a su felicidad. Toda verdadera educación  está encaminada a  que el niño,  el adolescente lleguen a despertar un día a lo  que sus interrogantes existenciales le plantean y a lo que una conquistada alegría desatará  en su alma. Repito la pregunta: ¿La Justicia en Colombia a los niños y adolescentes  les ha reconocido su derecho a la alegría y está condenando a quienes atenten contra este derecho inalienable?  Un criminal de guerra como estos sádicos de salida no puede ser aceptado en estas conversaciones. Perdónenme que no deje de hacerme y hacerles esta pregunta. ¿Ha legislado la Corte Suprema de Justicia sobre estos derechos arrebatados por los violentos a niños  que no conocerán la infancia? Y vuelvo a preguntarme con el derecho a ser reiterativo. ¿Ha legislado nuestra justicia sobre la infamia que supone la violencia hacia  familias enteras en Arauca donde en lo que va corrido de año han asesinado a más de cien personas? Recurro como al igual que en los casos del Chocó, el Cauca, Arauca sometidos por décadas a estas prácticas de inhumanidad,  a la técnica del flash o sea a ese destello  que ilumina breve pero objetivamente unos rostros  ocultados por las sombras de la indolencia moral de una sociedad. Los amargos gestos de los niños que prefieren suicidarse a continuar esclavizados.

Ya que  tal como lo estamos viendo y gracias a que estos desalmados  cayeron en la fatuidad  de mostrar sus rostros  lo que ha quedado en claro es que lo que está en juego en esa parodia de Mesas de Paz donde jueces y supuestos enjuiciados son lo mismo ya que no responde  a ninguna ideología política bajo cuyo disfraz ocultaron sus rostros  sino al  choque de la codicia por la codicia tal como  se descubre ahora con Maduro y sus compinches del Cartel de los Tres Soles, vulgares codiciosos. ¿Para qué han acumulado tanta riqueza si no la disfrutarán jamás?  Pero comprar propiedades en Estados Unidos, en España se les convierte en una obsesión que aumenta su vulgaridad y su malsana capacidad de hacer el mal. ¿Podría la Justicia preguntarse tal como lo hace en una democracia comenzar por preguntarse por el origen y destino de estas fortunas malditas?  Querer apoderarse por la fuerza de un territorio no es un enfrentamiento  para salvar a los campesinos sino para aumentar las descomedidas  ganancias de sus cabecillas pues  lo que está en disputa no es la dignidad de los pueblos en el territorio chocoano, sino, las grandes minas de oro, las rutas del narcotráfico. Es la Justicia quien debe nombrar a los representantes de la sociedad en las Mesas de Conversaciones  y no el capricho de un vivo  como Otti Patiño. PD Lo que pudo ser  justo en la protesta camionera ha terminado por convertirse  en afrenta a la ciudadanía, en sufrimiento para los más pobres. Las vías de hecho nada resuelven.

martes, 24 de septiembre de 2024

SANGRE EN EL JUEGO DEL ALFILER / Antonio Arenas Berrío

 




 SANGRE EN EL JUEGO DEL ALFILER

“Habrá sangre” D.J.A


Antonio Arenas Berrío


En esencia “EL JUEGO DEL ALFILER “, es una novela corta, bien ordenada, en cuatro planos que  parodia los manuales de literatura*, en cuanto a personaje, trama, nudo y desenlace. La ficción tiene ciertos toques detectivescos y un final de novela negra inesperado por el lector. Hay un narrador en primera persona y una pregunta que surge en el desenlace de manera reiterativa ¿Para qué sirven los alfileres? El narrador cuenta historias y sopla globos, unas burbujas erigidas con palabras. Además dice: “Soy un narrador en primera persona” (2002:77). Pero también, hay un narrador omnisciente, que: “no imagina la lógica interna de una realidad fabricada solamente con palabras, con palabras escritas, una realidad de tinta y papel. Conoce la apariencia, la externalidad, pero no alcanza a intuir un mínimo del significado de este universo, ni las diferencias con el suyo” (2002:78). Se construye un mundo que no es el mundo real, puesto que hay en la novela una dialéctica de la realidad /lenguaje. La escribe Darío Jaramillo autor. “La escribo yo, el Darío – autor, el dueño de la pluma, a tinta y la libreta, según el inventario de Darío personaje” (2002:143). La novela es un juego, juego de ficción-realidad, juegos del lenguaje, “tal es la lógica, su simbología, su dialéctica realidad lenguaje” (2002:79). La novela juguetea con cuatro planos, como quien arma un manual de instrucciones, para ser seguidos al pie de la letra, pero con un final de golpe,  porrazo y  sangre. El primer y segundo plano de la novela  juega con crear y describir personajes,  juegan a develar  la historia, el narrador y el autor. Los personajes son seres de ficción  que intervienen en una historia inventada, que nacieron de la relación con los amigos o amigas del autor. Son “seres de tinta que existen porque yo cuento que existen. Ellos ignoran que son personajes de una historia, no saben que por sus venas circula tinta en lugar de sangre. Los personajes sin voz propia como la que yo poseo-primera persona, personaje, punto de vista, bisagra-conservan la ilusión o la certeza de ser personajes reales, actúan como tales, o eso tratan, reaccionan como tales, como tales tienen la capacidad y la inclinación para engañar”(2002:80). Parodiando el epígrafe de la novela “ya no son nada sino vocablo y figura” (2002:8). Darío el autor inventa un personaje, ¿su doble?  Que también, se llama Darío Jaramillo, él sabe que es parte de la historia, es un personaje hecho de palabras cuya suerte depende del autor, es decir de la pluma Mont Blanc. El autor crea burbujas con palabras, tiene un alfiler para destruir las burbujas, hacerlas explotar en el momento que lo desee.

La novela en este plano funciona con la relación construir- destruir-inventar personajes. El autor es todo poderoso, un creador.  Darío, Ana, Juan, Mariapé, Angela, Nicolás son partes de la historia para mostrar que el juego del alfiler no es caprichoso para el señor de la pluma. Una realidad inventada con palabras, se crea un mundo, un universo “una historia inventada como una burbuja” (2002:19).Darío es el amo y señor de la novela, él indica: “Aquí  estoy yo, hoy con una pluma Mont Blanc en la mano, mañana ante un procesador de palabras y amo y señor del cuento. Inflando la burbuja, y también propietario del alfiler para hacer plop a las historias y desaparecerlas, estoy yo advirtiéndome que tendré muchos problemas para condescender a que un Darío de ficción, inventado por mí, sea personaje de esta novela”(2002:19-20). En los otros dos planos, la ficción “EL JUEGO DEL ALFILER” sostiene la siguiente idea, advirtamos: “El juego del alfiler tiene reglas inextricables. Los personajes desean que su voluntad sustituya el destino. Y también están los hechos. Las verdades son hechos y las mentiras también lo son. El destino escoge cuáles hechos, mentiras o verdades, se convertirán en la cadena de causas que conduzcan al final verdadero” (2002:145). Mentiras y verdades darán el final de la historia. Darío – personaje, es abogado, viaja periódicamente, detesta viajar, detesta el mar y la playa. Su deseo esta en el sedentarismo, es “domestico”. Un día, mejor una tarde al ingresar a un restaurante “Boca de Ratón”, Darío- personaje se encuentra con un antiguo compañero de bachillerato, es el propietario del restaurante y que se hace pasar por ciudadano italiano. Es Félix Leal, mejor Felisberto González, este ha cambiado de identidad, dice ser otro. Desde ese momento, del encuentro, Darío, Ana y Juan, se dedican desenmascarar su identidad, su vida, su pasado y sus negocios. Se empieza a contar así la historia de Felisberto González, un sujeto pobre, con resentimiento y con ganas de imitar a sus compañeros ricos. Tuvo una firma constructora en la ciudad de Medellín, lavó dólares y huyó con ocho millones de dólares, lo buscan las autoridades y sus acreedores, en su búsqueda aparece otro personaje Clodoveo Mackenna Pombo, compañero de Darío en la universidad, quien también ha logrado ubicar a González y con la idea de pedirlo en extradición o recuperar el dinero robado a sus acreedores. Hay pues unos pagarés de unos narcotraficantes (Durango, Taxímetro y Clemencia). Dos han muerto, mejor los ha matado su compinche, Taxímetro, el narcotraficante, está recluido en una clínica mental desde donde hace sus fechorías, la puja por el dinero desencadena un final trágico. Taxímetro se ve por fuera del arreglo y manda desde su reclusión, en la clínica  a matar a todos, en ese instante de muerte el  autor explota su burbuja y explota lo que leeremos a continuación:

 Para Taxímetro era fácil y barato contratar el trabajo que seguía. González fue el primero. Cayó abaleado a la entrada del restaurante. A Clodoveo lo mataron desde una motocicleta cuando iba manejando su carro. Darío fue más difícil porque no tenía horarios fijos ni compromisos en las noches. Una madrugada, engañaron al portero de su edificio y forzaron la entrada de su apartamento mientras él dormía. Fueron hasta su alcoba. Lo acribillaron en su cama sin que despertara a ponerse la prótesis para llegar con dos pies a la otra vida. Plop” (2002:151). El desenlace de la historia es inesperado y fatal, nadie como lector esperaba ese final, así la monstruosa realidad de unos hechos se nos muestra también, como es en nuestro hermoso país. ¿Para qué sirven los sicarios, e digo los alfileres? Para hacer brotar sangre…