lunes, 25 de noviembre de 2024

NUESTRA SEÑORA DE LAS NUBES-Alberto Sierra- (adaptación), en El Ateneo.

 

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Nuestra Señora de las Nubes de Alberto Sierra (adaptación)

Víctor Bustamante

 A Alberto Sierra hay que reconocerlo por su labor en el teatro, no solo como autor de una obra muy personal, sino como maestro de algunos grupos que ha conformado. A él lo hemos tenido tan cerca que hay algo poco tranquilizador, que lo hacía volver casi invisible en esa labor tan indulgente, como es trasmitir sus experiencias, y ahora, al ir a verlo en plena actividad es como si descubriera aquella persona, amante del teatro, tan significativo para esta labor de artista a veces menoscabada, pero que mirado en su dimensión es cuando nos damos cuenta de la importancia que él adquiere no solo en el manejo de las obras, sino en la preparación de esos grupos de muchachas y muchachos que descubren con él ese aspecto tan diferente en sus vidas, aprender a actuar y adquirir una buena dosis de libertad creativa, ya que él al teatro le da ese toque tan personal, que es esa alegría de saber que cuando uno se sienta a ver sus obras el tiempo se olvida.

En Nuestra Señora de las Nubes vemos como existe la reducción ultrajante de un grupo de personas al exilio y al despoblamiento, lo cual ocurre tan a menudo que uno termina casi aceptando que este infausto suceso acontece como si fuera un simple titular noticioso. Cuando vemos a la pareja que aún no pasa el alambrado, símbolo del rechazo, como el legado menos diciente se nota el sufrimiento debido al desarraigo, pero algo es cierto, esta pareja, se adecúa a supervivir lejos del mundo arrebatado, como la espuma de esta obra donde la oscuridad y la desgracia son la expresión más acabada de la ignominia.

El segundo sketch se inicia, al otro lado del alambrado, con otra pareja que parece sacada de una época anterior y eso sí con mucho lujo, previsible en sus vestidos, en la gorguera del padre y en el collar de las perlas de su hija. La banalidad a veces se asoma en esos diálogos constantes. Ellos habitan en Nuestra Señora de las Nubes, un pueblo fantasmal, que parece habitar en la memoria de sus moradores.

Ya en el pueblo, aunque no lo hemos visto, sabemos que existe en su despoblamiento, y en la hija que quiere poblarlo con su amor al padre y en los otros personajes, otra pareja, la abuela y su nieto medio idiota, Meme, ellos hablan de las diversas familias y de sus contradicciones. Luego sale el gobernador y su esposa en papeles bien definidos, parientes entre sí. Por supuesto Meme con sus consejas se vuelve importante para el gobernador ya que revela un mundo sórdido como es la historia del pueblo. Pero ese pueblo se me antoja fantasmal, es como una arcadia que mueve a los actores a estar seguros porque ese pueblo como ficción existe y los alienta seguir.

Luego se encadena la escena cuando sale con maletas el gobernador y su esposa, además la pareja de exiliados ya ha traspasado la valla, entran a escena con gafas, cámaras de fotografía y guitarras como si habitaran en un paseo sobre su colcha de cuadros. Entonces aparece en escena el director de orquesta dirigiendo músicos invisibles, muy contento, que no le hace caso a una chica, su asistente. El inventor de cosas inventadas en su silla de ruedas con su esposa, tan desquiciada como él. En otra parte añade la mujer antes vista, el exilio comienza cuando empezamos a matar las cosas que amamos. Luego, al final, llega otro cuadro con una frase que involucra, una suerte de delirio final, supongamos añade cada una de las tres mujeres a gatas sobre el piso en ese diálogo imaginario, incordio final, como un círculo vicioso que supone lo que no va a ocurrir. La acción continúa con un actor sentado al borde del escenario dirigiendo al comienzo unas palabras al espectador y así mismo habla con el pelícano que hace cosas imposibles, hasta seguir en un monólogo delirante.

Todo matizado con ese humor que precede y hace patética la desgracia, un humor que se desliza en el habla así de golpe, así casi sin darse cuenta en esa habla cotidiana donde esos chispazos de las palabras parecen sacar a estos personajes de ese momento donde sale la paradoja, que es como un tenue brillo en esa oscuridad de vidas sin una solución próxima, sino ver como lo cotidiano ha sido destruido y aun más se debe habitar un suelo extranjero donde la nueva vida apenas se acomoda. De ahí que ese humor que destila tenue, preciso, pero síntesis de ese dolor que se percibe lejano que a veces se convierte en ese brillo en la oscuridad de vidas al desgaire.  

¿No habrá sospechado Alberto Sierra que la aceptación de su obra se debe, a lo mejor a esa dosis de humor que embarga al público, con el rápido encadenamiento de las escenas que hacen que el espectador esté pendiente, disfrute y olvide sus circunstancias cotidianas?  ¿Que es un gran director de actores en formación, que no se nota en ellos la inseguridad, sino que es notorio su tesón ahí en las tablas y que esta obra da ese tiquete a cierta felicidad ya que el tiempo ha pasado y sentimos que la hemos pasado en un oasis? Quizá, ¿se ha planteado la cuestión del equilibrio en sus diálogos? ¿De la precisión del tiempo en cada una de las escenas? Algo es cierto, con el transcurrir de los años la experiencia se torna en aquel conocimiento, en aquella ductilidad para darle confianza y cordura a los actores para adaptar los textos, construidos entre todos, con esas dosis de dramaturgia precisa.

Escribir esta nota sobre Alberto es un simple acto de justicia a la parte creativa que brilla en él, a su tranquilidad de saber todo lo que hace, lo que protagoniza, lo que dirige, lo que indica con antelación para que la obra de teatro posea su punto de vista, que sea una comedia en toda la extensión, es decir la significación de ese teatro formativo que él prohíja. De ahí que luego al conversar con él se acreciente, y además, que se abra ese abanico, esas páginas de su memoria que se despliegan con su estilo de dramaturgo para ser aprehendidas en una conversación que se había aplazado, y que mediante este encuentro adquiere la solución de ese secreto guardado en él, que es nada menos que su experiencia que en esos momentos determinados entrega en cuerpo y alma a la consolidación de su obra, a la confianza y cercanía que le otorga sus alumnos de teatro, con una actitud simple, con una palabra honesta, hay que educar desde esas vapuleadas palabras, pero que en él adquiere otro matiz, desde el amor.





COLOMBIA: SU VERDADERA UBICACIÓN POLÍTICA HOY / Darío Ruiz Gómez

 

COLOMBIA: SU VERDADERA UBICACIÓN POLÍTICA HOY

Darío Ruiz Gómez

18.677  niños fueron reclutados por las FARC,  violados, sometidos  a prácticas médicas aberrantes,  humillados, colgados de su cuello, mutilados, convertidas las niñas en esclavas sexuales  de esta tenebrosa organización criminal que disfrazada de Nueva Marquetalia y  de las Disidencias   continúa impertérrita cometiendo crímenes de lesa humanidad en medio de las llamadas mesas de Paz presididas por renovados  sanguinarios  en una parodia de justicia cuya finalidad última es la de humillar a las instituciones de justicia universal, amedrentar a jueces y magistrados hasta  hacerlos caer en el más deplorable de los silencios demostrando que “la justicia ha sido  politizada”. En la t.v hace unos años escuché y vi a estos asesinos confesar – sí,  los seis Comandantes del Secretariado que son muchísimos más en realidad -   sus atrocidades  y pedir  hipócritamente perdón a sus víctimas pues tal como lo dijo una dicharachera Magistrada de la JEP, la condena de estos bandoleros requeriría de algunos años. Es posible que esta intempestiva declaración de la JEP se deba al temor de que ya la ciudadanía está cansada de sostener económicamente a esa fantasmal burocracia o que ante la esperada impasibilidad moral con que los medios, las instituciones,  han acogido estas esperadas condenas, como en las llamadas  sociedades  delincuentes,  permanezcan de nuevo   impasibles  hasta que las  otras noticias las conviertan en periódico de ayer. ¿Podrá pronunciarse al respecto la Corte Penal Internacional  y dar a conocer al mundo civilizado la dimensión de una brutal agresión al ser humano, la farsa  de una supuesta Paz que dejó a estos verdugos y verdugas  ganando altos sueldos en el Senado y el Congreso, gozando la vida como unos repulsivos nuevos ricos? Alguna justicia debe por fin reconocer que los derechos de las víctimas están por encima de las perversas concesiones a estos asesinos.  

“Llevo diez paros armados del ELN sin que el actual gobierno se acuerde de nosotros” reclama el Alcalde de un pequeño pueblo del Chocó, ante el nuevo confinamiento total de más de 41.000 habitantes que deben mantenerse dentro de sus casas sin poder recibir ayudas en alimentos, desplazarse hacia escuelas los niños, buscar medicamentos. El Paro anterior como lo reseñé en su momento,  obviamente mostró los grados de increíble inhumanidad del ELN, este historial de madres indígenas destrozadas por las minas antipersonales, de ancianas muriendo de hambre, de enfermos sufriendo por falta de medicinas, de destrucción de la naturaleza.  Como desde una panorámica que se abre y de repente nos permite  observar  un vasto escenario de miseria, de esclavitud, mientras los ríos y quebradas se salen de madre y las casas de madera desaparecen bajo el agua,  lo que nos conmociona  es un espectáculo  copiado  de las tragedias de un pueblo asiático o africano  que hoy  presenta a Colombia ante el concierto de las naciones  civilizadas como una sociedad ya no solamente insensible sino indecente,  con una Iglesia cuyo silencio es más que cómplice, con la caricatura de unas minorías  cultas que con la clase política  lo único que hacen  es mirarse el ombligo. ¿Podrá esta situación de absoluta inmoralidad  seguir en su inercia  ahora bajo el nuevo Orden mundial que se abre con el apabullante triunfo de Trump? No olvidemos que Petro nos sacó de la Civilización Occidental y nos inscribió en  el Eje del Mal, China, Rusia, Irán, Cuba, Venezuela, México, Nicaragua  o sea de la justificación  del terrorismo, de la extinción de los “infieles” y por lo tanto de la  desaparición de la justicia y su sustitución por títeres disfrazados de Magistrados, tal como ilustra Maduro. 18.677 niños sacrificados  ¿Y lo que resta de las atrocidades reconocidas en el Informe de Roux, miles de ganaderos asesinados, de desaparecidos, de crímenes selectivos ¿Cuándo serán condenados públicamente estos mismos asesinos?

 

 

Santiago Serna / Poemas




Poemas

Santiago Serna / 


Testamento

Devuelvo mis pertenencias a la nada:

25 gramos de cabellera, 300 huesos menos uno,

12.600 horas de sexo memorable.

 

Una fe infinita en el fracaso,

Bohemio, promiscuo y lenguaraz,

Una presencia para siempre altiva.

Ni tampoco humilde, no faltaba más.

 

Una cuantiosa inversión en botellas de vino,

Una deuda rigurosa con los muertos.

 

Un atado de cartas de despedida,

Un puñado de corazones rotos.

 

Entrego mis despojos a este mar tempestuoso,

Unas cuantas uñas mordidas

Un par de días y mil noches

robadas a la poesía.

 

Una amante inolvidable,

Un coqueteo incesante con la muerte

 

La sonrisa de un amigo que colgó sus sueños

en un árbol de silencio,

la amistad de un gato negro.

27 años derramados, siete meses, doce días y contando.

 

No se engañe nadie no

No se engañe nadie no,

No tengo nada que ofrecer, soy una carta marcada, un juego de azar.

Pagando a la soledad el precio caro del amor, me fui arruinando.

Conozco esta vida ambulatoria de cuartos de hotel.

Desconozco la felicidad, esa que para muchos es una norma es para mí una excepción, la abundancia me resulta tan dañina como la necesidad.

Bebo hasta la embriaguez y hago el amor hasta quedarme dormido. Soy avaro con el dolor, como debe ser.

Mis apetitos no tienen otro límite que la fatiga o el aburrimiento.

Soy ávido, terco y voraz, me fumo en la mañana los cigarrillos de todo el día. Trabajo en las calles dedicando versos robados a transeúntes que sienten lástima y me arrojan unas monedas, ¡qué importa! de todas formas, poesía es prostitución. Duermo en las bancas de las iglesias y así me siento más cerca de Dios, al fin y al cabo, el camino errado es también un camino, me volveré un ojo de poeta, una enredadera venérea, recuperando así mi naturaleza invasora para cubrirlo todo, acecharlo todo, verlo todo y sumirlo todo  bajo mi reino de las sombras.

LA NATURALEZA OTRA VEZ DERROTADA / Darío Ruiz Gómez

 

LA NATURALEZA OTRA VEZ DERROTADA

Darío Ruiz Gómez

El loable propósito del Alcalde Cali y de los organizadores de la COP 16 fue, sin que ellos se dieran cuenta, la ayuda económica que le dieron a los artesanos, a las cocineras ancestrales, a los músicos del Pacífico,  a  las orquestas de salsa y sus maravillosos cuerpos de baile,etc.  Cuando  de algp  se nos informó  acerca de los debates y las conclusiones de los especialistas internacionales y nacionales sobre el costo de lo que supone la conservación del medio ambiente y la negativa de la mayoría de los países presentes  a colaborar  económicamente en su defensa,  con un esperado estupor  nos enteramos  que en realidad la COP16 fue un sofisma de distracción. Yo comienzo por recordar que la Ministra Muhamad olvidó, interesadamente desde luego, hacer un homenaje a las 200 víctimas que en solo lo que va corrido de año fueron  asesinadas, defensoras del medio ambiente, madres cabeza de familia, campesinos, adolescentes masacrados  de forma cruel por el ELN  principalmente y las Disidencias y el Clan del Golfo en una matanza inaudita que ha carecido de las sanciones debidas,  mientras  continúan en las Mesas de Conversaciones. El eufemismo de decir  “los Grupos armados” es una manera de lingüísticamente soslayar – no dejaré de repetirlo- la responsabilidad de, en este caso concreto,  de la Ministra ante estas muertes y ante  estos genocidas  causantes además de  la destrucción de  la Amazonía. ¿No se dio un planteamiento riguroso de fondo para desenmascarar la tarea nefasta de disfrazados ecologistas y ambientalistas, militantes cuya tarea política ha consistido  durante décadas en oponerse  a la apertura de nuevas carreteras, embalses, canales que impidan la degradación de  las selvas  y bordes de agua, una  intervención racional tecnológica de  la minería?. Y por otro lado  la imposición a  las etnias indígenas, afrosdescendientes  de la filosofía del buenismo  para mantenerlas  como candorosas comunidades cuyo papel es transformarse  en “plantas, aguas cristalinas”  es decir inmovilizando las comunidades para continuar sometiéndolas,  mientras los principales grupos indígenas renunciando a sus tradiciones ancestrales han destruido a  una inventada Pacha Mama arrasando las selvas, los páramos con los cultivos de coca y la violencia contra sus propias comunidades. ¿Ecología de la coca? ¿Protestas legítimas contra el calentamiento global?

¿Podemos aislar el medio ambiente de sus actores sociales seculares? Hoy en la crisis definitiva de la llamada Izquierda en España  y cuando  todas sus fechorías  ya no pueden ser atribuidos a la “nefasta extrema derecha”  y ante el terrible y más que doloroso desastre causado por  la Dana en Valencia,  lo que queda en claro es que estos corruptos(as) dedicados  a la “buena vida”,  desconocieron  la climatología, la agricultura  desde el azadón  hasta los campos rotulados, la ingeniería del agua a través de regadíos de acequias y canales y el desastre  causado por una especulación  inmobiliaria sin freno alguno. Al ingeniero de caminos lo suplantó el funcionario político. El Ministerio de Obras hidráulicas  y su Ministra  no le prestaron atención a  lo que les anunciaba el sistema de  alarmas y  con su negligencia no supieron enfrentar  este desastre que dejó bajo el fango pueblos enteros, mató niños, ancianos, destruyó una economía regional. El populismo siempre fue distraído cuando de los reclamos de la realidad se trata. La similitud de la corrupción del gobierno Sánchez con los corruptos del gobierno Petro es asombrosa aun cuando vale la pena recordar que los protagonistas –lo anunciaron en Medellín con la corrupción de Quintero- continúan siendo  Sánchez y su gabinete, Monedero, Errejón, Enrique Santiago, Iglesias, Irene Montero, Ábalos  defensores no de la defensa del la Naturaleza sino de lo que puede  lograr la corruptela como destrucción de la Democracia.    

sábado, 23 de noviembre de 2024

Cicatrices en el habla de Omar Castillo

 

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Cicatrices en el habla de Omar Castillo

Víctor Bustamante

 El acto de presentar un libro no posee una historia en el país, no hemos sabido ni donde ni cuando, es decir en qué lugar se presentó Tergiversaciones de León de Greiff, ni Cuatro años a bordo de mí mismo de Eduardo Zalamea, o de Edgar Poe Restrepo Víspera del llanto. Solo he mencionado tres grandes libros que a pesar de la poca presencia en los manuales se han abierto camino hasta llegar de alguna manera diversa hacia nosotros, ya sea sorteando el tiempo, ya sea por esa comunicación boca a boca entre lectores ávidos de saber qué es lo que hemos escrito, en esa larga lista de libros que se van dejando de lado y que solo el espíritu y el deseo de alejarlos de la guillotina del olvido obliga a un acto de justicia literario.

Por esa razón estamos aquí reiterando la solidaridad para saber que, con esta nueva publicación Omar nos da a entender que está activo, y que la poesía en Medellín anda bien de salud lejos de las oficinas de premios y de la taxonomía de los turistas, y da sus frutos dorados en otros lugares de la misma ciudad contradictoria y amada.

Pero, ¿qué es Cicatrices en el habla de Omar Castillo, son las heridas que aún no se han restañado o es la herida misma? ¿Son los poemas mismos que han sido interpolados y creados que dan la intención de aprender cierto tipo de vivencias del escritor? ¿Será cada poema una herida, un fruto, un resultado o una insistencia?

Sería demasiado fácil entender el oficio de la poesía como una continuación de poemas puros y simples en el panorama personal de quien escribe, pero a medida que fluye el tiempo inverosímil con sus hallazgos y tropiezos, que la experiencia asuma otras indagaciones y que otras lecturas  abran los laberintos hacia otros universos ya  es posible escudriñar que en cada libro de un autor no solo hay poesía que se consolida en otras esferas sino nuevas preguntas y temas que el poeta va asumiendo con los años luego de un proceso elaborado y fértil de su escritura. Es más, a medida que se construye un Opus, surgen otras zonas titubeantes, otros territorios firmes, con esas obsesiones que son el sello o la impronta de cada poeta que desde su nicho creativo ha ido construyendo y abordando otros tiempos y circunstancias en ese diálogo permanente entre el creador y las palabras, en esas circunstancias y silencios que lo arredran. Efusión y disciplina, fuego que desbroza en las soledades interiores o en elaboradas calmas necesarias para que el poema surja.

Así cada vez el poeta asume el abordaje y asalto al buque fantasma de las palabras que abrigan y, así el poeta, necesariamente escudriña desde esas esquinas y calles, desde esos folios y notas, desde esas primeras palabras con la señal que lo rodea y con su niebla dispuestos a atracar por que quien escribe no ha dado su brazo a torcer. Así su poesía.

A este interrogante que sirve como proemio, como incitación a este texto, Omar la respondería así en Poética.

“Y si me quedó en los pasajes que me muestran / sin preocuparme por llegar al final del poema, /

Si es que el poema tiene final”.

Esta duda ya había sido resuelta en ese diálogo permanente entre poetas al decir Valéry: Un poema nunca se termina solo se abandona.

Esta última afirmación de que si el poema tiene final lleva a la consideración siguiente, cada poema está abierto, no solo es una pieza en sí, sino que hace parte de esa trama de ilusiones perdidas que se aborda cuando se escribe, pero también puede ser continuación de otro poema que se está asomando en un cuarto lleno de monstros nocturnos como en La pesadilla de Fussli.

Esa reflexión sobre el acto de escribir es notoria en Alquimia, “Un poema cuyas palabras permitan un decir que suelte el habla”, es decir que la palabra primera se pronuncie y se diga tal como sale de la mano, así con su peso específico y mantenga su significación precisa, que comunique y así mismo que destelle en la oscuridad.

Me detengo en algunos poemas dedicados a algunos escritores, si lo hago es porque ellos lo acompañan en este libro, si los menciono es porque ellos le han redefinido un espacio, una clave. De no ser así ni los mencionaría en este libro, ellos debían acompañar al poeta, solo él lo sabe, y, sobre todo, la razón por la cual los ha elegido.

Uno de ellos, León Pizano, que es una suerte de poeta errante en ese rescoldo de ingenuidad y pasarela que se ha convertido la poesía en Colombia. Omar le guarda mucha veneración y, es más, es quien lo ha hecho conocer. Pizano es un poeta distinto con otras preocupaciones a las de los aedas nacionales y de lira colgada en el ministerio de cultura. De Pizano nunca he visto su rostro, es decir las señales que han cuarteado su rostro y que expresan su ser. Con Gottfried Benn dialoga a través de su libro Morgue en esos instantes sangrientos y paisajes destrozados de 1945. Con Ezra Pound, hay también una cercanía de vieja data ya que este lo ha acompañado desde hace años y es más en su revista Otras palabras siempre ha estado presente en Medellín. Jacques Prevert, aquí está presente pero no con ese inmenso poema, Hojas secas que inspiró a Josehp Kosma, a componerle música, que traspasa el tiempo en la voz de Ives Montad. Prevert con su aparente simpleza también acompaña a Omar como mensajero en ese texto. Giuseppe Ungaretti culmina esa asociación de Omar con sus poetas nombrados a los cuales cita para que le sirvan de compañía en su poema, Tributo, y es así mismo de quien se cita unos versos, versos que lo han conmovido. Pero Omar no menciona a Seferis, en el título, sino que prefiere nombrar al poema En un recodo, por su nombre, pero si echa de menos a ese náufrago interior, Estratis el marinero.

Lo que comienza con una buena dosis de poesía y de diálogo nunca acaba, continúa como una posesión por mucho tiempo, así la poesía es digna de quien escribe, la poesía así es una utopía a la cual perseguimos cada vez, y cada vez esta se corre al costado o aún más adelante para fraguar el poema aparentemente apresado en sus fauces.

El agua es un elemento que persiste en varios poemas, como si el anmio universal, se impusiera y quisiera dominar desde su omnipotencia. El agua fluye a través de algunas páginas, está presente deteriorándose en la lluvia, redefiniéndose en el mar, mirada desde la sombra a la orilla de  un río y creando ondas, también en la madrugada vuelve en el habla silenciosa, y finalmente,  como un agua lenta  sobre arenas petrificadas, degradándose, y también al mismo tiempo, haciéndose pasar ilusoriamente como solo un elemento vital logra mantenerse firme y necesario, pero en realidad se vuelve simbólica, al añadir agua lustral, es aquella que purifica al poeta.

Los poemas sobre Medellín ennoblecen a la ciudad y a su centro donde rumia algunos libros o se dan algunas conversaciones: El Astor, o sea, al vivir y caminar nombra la ciudad, esta existe.

En síntesis, este puñado de poemas posee un paisaje diferente dado en este caso por otros espacios visitados por el oficio, por la disciplina y la certeza de mantener la poesía en Medellín lejos del exceso de los reflectores y de los viajeros ilusorios con sus diplomas, pero sin preguntas, que no supuran un oasis personal en medio de este desierto de pensamientos breves y estériles. Nunca hemos visto tantos poetas viajeros sin poesía. En otros términos, el oficio poético corresponde a la superación, a las indagaciones y del que no sobra decir lo que significa en esos momentos de baja intensidad, no consiste en una pura y simple presunción de una negativa a no callarse sino mantenerse a flote como un enlace con los grandes poetas que nos precedieron, dejando de lado la brutal circunstancia admitida por el silencio impuesto o aún más por los desalojos. De ahí que Omar admita otros laberintos, otras calles y otros folios, lejos de la circunstancia de pensar que la poesía es aturdirse como amanuense o versificador. Desconfiado y lleno de asperezas en Épsilon él lo dice,

Cómo hacen los seres humanos

Para mantenerse en lo estorboso

Que son los dogmas religiosos

Y los fundamentalismos ideológicos.

Nada más cierto, ya que la poesía no pertenece a esa contradicción que ha representado el dogmatismo desde ambas orillas, con sus venenosas dosis de fanatismo. De ahí que en sus abismos personales el poeta se convierta no en el ilusorio vidente rimbaudiano, sino en el liquidador de sí mismo portador de esa poesía a prueba de corazas verdaderamente personales, que impide que se agote en toda su significación. Así, al escribir se arriesga a equivocarse, a perder posibilidades y porvenires especulativos, hasta que más tarde, mucho más tarde, se cae en cuenta que no se ha cesado nunca de tomar sólidamente partido por su escritura en un acto supremo de fe en su creatividad, y es entonces, cuando se da cuenta que ya se tiene una Obra. Así Omar Castillo.

 




lunes, 18 de noviembre de 2024

Nietzsche, Pensamiento y Actualidad de Víctor Raúl Jaramillo / Víctor Bustamante

 

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Nietzsche, Pensamiento y Actualidad de Víctor Raúl Jaramillo

Víctor Bustamante

Alta noche de noviembre, fría y lluviosa, escucho de Federico Nietzsche, Eine Sylvesternacht, para violín y piano compuesta en 1863. Esa es una faceta del filósofo poco conocida que sorprende, sobre todo debido a los diversos campos que él, Nietzsche, cultivó durante su carrera de pensador, poeta y además de músico, hasta escritor de cartas banales a Lou Andreas Salomé. Fría noche de noviembre escucho cantar a Víctor Raúl Jaramillo con su voz de tono gutural junto a Reencarnación, su banda, de puro metal, desafiante, procaz y eso sí con su lirismo impreso en esa guitarra y en ese bajo y en el compás de la batería que persiguen y alhajan la voz de Víctor Raúl. Armagedón aún está intacta con su melancolía.

Si menciono ese instante creativo de Nietzsche es por el paralelismo con Víctor Raúl que ha escrito un libro sobre el filósofo que además fue compositor de música, así como Víctor Raúl también es músico, pero con una tendencia al metal y además es pensador. Lejano en el tiempo el filósofo alemán compuso música, de la llamada clásica, y Víctor Raúl compone música estridente y de reclamo, crítica y feroz con letra que exige, además Víctor canta en el escenario, es desenfadado y Nietzsche solo se ve en una foto tocando piano, fijo en la partitura con su bigote de morsa. Entre ambas personas y sus músicas hay más de cien años de diferencia, en cuanto a instrumentos y en cuanto a conceptos de la vida, ya que ha trascurrido mucho tiempo, además la música de Víctor Raúl es esencialmente con guitarras y baterías y, por supuesto sonidos diferentes. Pero en algo si se juntan, ambos son escritores y poetas, y además con toda la especulación posible pueden ser en el subfondo, anarquistas.

Víctor Raúl mantiene su acercamiento con el filósofo que sacudió todos los cimientos de Occidente de una manera romántica, a través de su libro Nietzsche, Pensamiento y Actualidad, (Anomalía Editorial-1924), donde escudriña las intuiciones del alemán a través de lo fundamental, los pilares de su filosofía. Víctor empieza didáctico y lleno de admiración hacia el filósofo al que le debemos unas premisas, hay que escribir con sangre, con pasión, con veracidad, lo cual lo hace tan humano y cercano, lejos de todo el lenguaje ideologizado y turbio de muchos filósofos, y de su red de intérpretes. Así, el autor nos va adentrando en el mundo de ese filósofo, que aun conmueve y ha sido apropiado desde diversas ópticas, pero este ingresa cuidadoso, tanteando sus textos, y sale guerrero, y aún continúa fresco y alerta, y es consultado a través de los años. Las interrogaciones, las premisas, los pensamientos nunca pierden su ímpetu; su vitalidad está subyugada y es aún más intensa por el error que causa esa comodidad en el pensar que a veces se enfila por el entusiasmo de cielos de harina, y resulta que ahí está Nietzsche para de un mazazo y bajar esa idealización a la realidad que es el asfalto de la calle para la filosofía. Es decir, la exigencia mínima a que está sometido cada pensador serio es una absoluta razón con la que está necesariamente en relación con toda una realidad que se explaya a sus ojos, dejarla de lado es escamotearla. Así, todo lector cercano a la música, a la poesía, a las investigaciones de Víctor Raúl saben que él trasmite su vitalidad para que ellos reflexionen, al dictar sus seminarios, que es una manera de mantener el pulso del pensador alemán, lejos de la sombra de lo que se podría denominar la fila de pensadores que llegan y destilan su esencia muchas veces paradójica y llena de vacío y ligereza.

Víctor nos enseña a desconfiar de esas pueriles efervescencias para así mantener intactos los principios del filósofo. Así, con este libro manifiesta su tácita constancia y sus razones más seguras, y es saber cómo a través de este torrente que es Nietzsche, él se identifica, y así lo hace más cercano al reivindicarlo en sus gestos y palabras más sublimes.

Víctor siempre ha mantenido intacto su carácter de ser independiente, lejos del rebaño que todo lo absorbe sin criterios. Nunca se ha adherido a ningún partido para asumir de Mesías para proponer un futuro esquivo.  Tal vez mi cercanía y admiración con él resida inicialmente debido a su poesía, para luego explorar las letras de su música y su desafiante manera de cantar cuando las cuerdas de acero de las guitarras galopan para seguirlo y las baquetas sean golpeados con la rabia de quien no pueda explicarse las diatribas de un mundo que nos circunda mientras escuchan el tableteo de las campanadas de la muerte y de la destrucción.

Sí, lo conocí debido a su poesía, y a esa decisión significativa, su interés y su superación a través de la filosofía con sus preguntas fundamentales, apartado de los preceptos fáciles sobre el devenir del mundo, además fue capaz de alejarse de los dogmatismos que se cuelan en momentos inesperados o  reaparecen beatíficos con una prolijidad sistemática que tiene respuestas cómodas y sin sinceridad y convertido en permanente ideología, pero, por otro lado, Víctor  Raúl nos recuerda que Nietzsche es a la filosofía ese manantial que sirve de medida a la superación del pensamiento clausurado, que evita de una manera crítica y alerta a que se abdique en favor de la molicie o de las apariencias que es equivalente a la sumisión.

Así, con este libro, así con esta manera de abordarlo se da una exigencia a ser libres que se manifiesta también por una complicidad interior. Lo cual es posible cuando se trata de un hombre que tiene sus preocupaciones intactas y su coherencia, libre de ataduras y sinsabores, así como de ciertas tentaciones autoritarias, pues él, Víctor, se vigila lúcidamente, lo cual, por supuesto lo aparta del dogmatismo de los recién llegados con su testamentos y pequeñas misericordias, con este texto.

Casi condenados a un mundo forzado por la asepsia mediática, bajo unas condiciones desastrosas donde realmente existe una clausura del lenguaje y de las ideas. En cierta medida, el filósofo, debe mantenerse en lisa, en terreno donde sea posible notar su presencia, así Víctor Raúl, con su texto sobre Nietzsche, lo desclava de su nicho y lo devuelve fresco y asequible. Por esa razón es un acto de justicia, de lealtad, es decir de cercanía con el filósofo que ideo puertas y caminos sin secretos que aún perviven.

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viernes, 15 de noviembre de 2024

Julio Cortázar | De cinco poemas para Cris



Julio Cortázar | 

De cinco poemas para Cris 


Nunca sabré por qué tu lengua entró en mi boca

cuando nos despedimos en tu hotel

después de un amistoso recorrer la ciudad

y un ajuste preciso de distancias.

Creí por un momento que me dabas

una cita futura,

que abrías una tierra de nadie, un interregno

donde alcanzar tu minucioso musgo.

Circundada de amigas me besaste,

yo la excepción, el monstruo,

y tú la transgresora murmurante.

Vaya a saber a quién besabas,

de quién te despedías.

Fui el vicario feliz de un solo instante,

el que a veces encuentra en su saliva

un breve gusto a madreselva

bajo cielos australes.

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