jueves, 31 de octubre de 2019

Exorcismo a la escoba. / Lucy Benítez




Mi poema 31.

Exorcismo a la escoba.
Lucy Benítez 

Te exorcizo objeto horrorosamente bello, en el nombre poderoso de la MUJER, por el poder de su sangre menstrual te exorcizo. En nombre de las primeras y de las últimas, con la vara de mi escoba revuelvo esta pócima sagrada de palabras.
Por Hécate, por Medea, por Circe, por las negadas y disfrazadas pro- esclavitud en la historia, por tí y por mí. Por el poder de nuestra sangre menstrual, por el poder de nuestro fluido, signo de lo que somos, Naturaleza. 

!Oh! ¿Quién se ha atrevido a dañarnos? A todos exorcizo.
Exorcizados quedan los demonios de la escoba, que salgan huyendo quienes hicieron de la mujer una bola de fuego que va por los aires, negando así la pasión que la habita, en vez de acudir a servir a tales reinas y amarlas apasionadamente, !Cobardes!
Les exorcizo demonios. ¡Fuera!
Por el poder de nuestra sangre menstrual, exorcizo.
Vaticano, te exorcizo.
Sacerdote, te exorcizo.
Religioso, te exorcizo por el poder de mi sangre menstrual. Salgan demonios ahora mismo. !Huyan!
Nosotras las mujeres somos libres.

!Oh! Te baño, te cubro escoba con el fluido de esta pócima de palabras, en el nombre de cada una de las mujeres, ato a los demonios, te libero de ellos ahora mismo.
Libre eres mujer.
Con el poder de nuestra sangre exorcizo a todos aquellos que sometieron a sus madres, a sus hijas, y las condenaron a solo usar sus escobas para barrer esas casas, sus cocinas, cárceles para ellas, mientras, ustedes demonios se quedaban mirando por los aires a una mujer libre montada en su escoba, viajando quizá a una Inglaterra u a otro lugar del mundo. A ustedes les exorcizo por dictadores.

¡Oh! Que siga hirviendo la paila, mientras la sigo revolviendo con la vara de mi escoba y volando muy alto con la pócima de las palabras.
Somos mujeres y también Brujas, somos libres y jamás esclavas, somos maestras de la sabiduría y enseñamos a los hombres. Jamás aprendemos lo que por herencia somos, brujas, sabías, ADN rojo que es vida mensual, ADN lleno de secretos para los que jamás nos han dañado, o lleno del más sutil veneno para los que nos han dañado. A éstos les exorcizo.
¡Oh! Ahora veo como salen los demonios papales y del clero, sí, por el poder de mi sangre, salgan de la escoba, huyan demonios descarriados, les exorcizo por cada una de las víctimas femeninas, niños y hombres sacrificados bajo sus sotanas, muertos y muertas mientras miraban su cuello blanco.
Exorcizo a los hombres que hicieron de la imagen de la bruja una cosa fea, llena de verrugas, colmillos, garras, pelo erizado, voz aguda, risa malévola. 

¡Oh! Tal umbral de libertad alcanzado por la bruja, oculto por este disfraz malévolo hizo que muchas bellezas no intentasen alcanzarlo. Volar, simplemente. 
¡Oh! Qué engaño más aterrador, qué disfraz más perfecto, a propósito de mi día 31.
Malditos demonios de la escoba, por el poder de mi sangre. ¡Huyan!

¡Oh! La libertad. Hueles a belleza. Y para olerla hay que tener una nariz muy grande.
Te exorcizo escoba, que salgan ya los demonios de silencio, que me pidan todos estos demonios que les deje ir a los cerdos. Les gritaré: ¡Jamás! Soy libre.
Exorcizo a estos hombres que son abusados en las noches oscuras por una bruja, que se le montan encima para dejarles sin respiración, ¡que les arañen! ¡Ay!, ¡ay! Cómo disfrazan sus deseos con la imagen de la bruja! bajo qué piernas femeninas bellas quisieran estar, qué altos niveles de éxtasis quisieran alcanzar y dejar en sus brazos como para ser aruñados? ¡Ay... hombres! Cuánta sabiduría les falta. Y para, ¿qué la rechazan?
Exorcizo a la escoba, que salgan todos los espíritus que impiden al hombre alcanzar la sabiduría.
La sabiduría está en la mujer, por ser naturaleza por la que corre vida , hálito lunar, gotas de sangre, saciedad para la sed ante todo deseo , oasis de lo reseco, primavera. Primer secreto. Primer misterio y no en Eleusis, ni en Egipto. En la mujer.

¡Ay! escoba, eres libre ahora, hermosa y sencilla, dejadme recojo tus ramas y me llevarás por los aires, hacia allí, como siempre a lo profundo, lo más profundo del alma humana.


LA CIUDAD DESNOMBRABLE / Darío Ruiz Gómez


LA CIUDAD DESNOMBRABLE
Darío Ruiz Gómez
A la ciudad que Federico el impetuoso  Alcalde  nos deja, fácilmente  le pueden caber todas las  descripciones posibles  del actual urbanismo, la Sin City, la Exópolis,etc,  ya que el caos urbano que se vive y que su alcaldía aceleró  es de tal magnitud que  el  intento de buscar  en la mente una referencia de ciudad  ha desaparecido por completo. No dejo entonces de volver a recordar aquel diagnóstico de que una ciudad que no pueda reconstruirse en la memoria es porque no existe. Y esto se ha llevado  a cabo incumpliendo rigurosamente los proyectos públicos anunciados  pero permitiendo que se cumplan  con exactitud sospechosa todos los proyectos privados como multifamiliares, torres de oficinas, nuevos centros comerciales  colocados en cualquier lugar  ya que nunca hubo planificación  en la medida en que nunca se planteó una resemantización de los territorios desmembrados, ni se rescató la calle, los parques, el barrio como unidades reales de un urbanismo humano nacido  de un concepto igualmente inexistente para esta Alcaldía: un proyecto  de ciudad. Cada ciudad inevitablemente se transforma y del Madrid que yo viví en la adolescencia en 1958  al Madrid  de hoy, al hacer mi peregrinación a  Arguelles,  constaté consternado que nada quedaba de la vida de barrio en las calles compradas manzana por manzana por el dinero de los especuladores rusos, chavistas, árabes. Se conserva la fachada de cada edificio pero mediante una escandalosa especulación con el precio de  los alquileres se logra lanzar a la diáspora a los antiguos habitantes, se renueva el diseño de los apartamentos, desaparecen panaderías, carnicerías, tabernas, restaurantes que constituían la tipología de usos de la vida de los vecinos  y se la está sustituyendo rápidamente por locales de masajes chinos, hostales, bares y locales nocturnos dominados por la droga. A este proceso se le llamó gentrificación cuando  aún los especuladores, invadían barrios modestos con vivienda cara,  sustituyendo culturas urbanas arraigadas,  por  espacios carentes de  vida social, convirtiendo la ciudad de los ciudadanos en un parque temático para el turismo, hoy, como  sucede en Medellín legalmente se pueden construir anárquicamente siete torres de cincuenta pisos, densificando alegremente,  sin haberse previamente urbanizado los terrenos, racionalizado las vías ya que el plano de base se atomizó en miles y miles de lotes que aumentan el desorden visual y agreden el intercambio social. ¿Cuánto espacio público, áreas verdes  se han perdido en esta administración? Nada  se opone más a la inseguridad que la recuperación  de la vida cívica de los espacios públicos.  Por eso cuando  padezco   en  Medellín  este frenesí de catastrófica urbanalización  proveniente  de un equipo de gobierno compuesto por jóvenes bisoños que jamás intentaron dar la debida respuesta  a  una desterritorialización  galopante como la que vivimos desde la violencia del narcotráfico, nos encontramos no con lo que llamaríamos una transición necesaria hacia otros significados urbanos  o sea hacia una defensa de la calidad de la vida de los ciudadanos, sino con una casi calculada  falta de capacidad para prever  las medidas a tomar para responder a los desafíos del crimen organizado, a la anarquía que acompaña a la falta de planeación debida en la recuperación de la vida ciudadana. La falta de previsión para hacer frente  al impacto del túnel de Oriente es ofensiva, lo es la falta de previsión para tener ahora que destruir el corredor verde recién inaugurado de la Avenida Oriental, lo es el dejar sin terminar los Parques del Río y olvidados los proyectos de renovación urbana. ¿Dónde han estado la Personería, la Fiscalía, la Procuraduría y la Veeduría Pública?  ¿Desviar los dineros de una obra no constituye un prevaricato urbanístico?  ¿Incumplir una promesa no constituye una grave falta a la confianza de los ciudadanos? ¿Mantener  eternamente  calles y calles con obras inacabadas como la Inferior no es corrupción, contratismo? ¿Disfrazar la ineficacia mediante un gasto desmedido en propaganda, en mermelada, no es corrupción? Escuchemos a quien nos proponga la tarea de volver a vivir en una ciudad. P.D ¿Ha visto alguien el río Medellín?  

HISTORIA DE LAS IDEOLOGÍAS POLÍTICAS Darío Ruiz Gómez


HISTORIA DE LAS IDEOLOGÍAS POLÍTICAS
Darío Ruiz Gómez
¿Cuál es la diferencia entre el fascismo mussoliniano y el nazismo de Hitler? ¿Cuál es la diferencia entre el leninismo y el desviacionismo de Tito? ¿Cuál era la diferencia entre el comunismo de Mao en China y el comunismo de Albania? ¿Por qué el PC italiano de Toglatti se separó de la línea Moscú y derivó hacia un comunismo que bajo la dirigencia de  Enrico Berlinguer  aceptó la crisis de sus postulados y desapareció? ¿Cuál fue la diferencia entre la Falange de José Antonio Primo de Rivera y el franquismo de los grandes empresarios?  ¿Por qué ningún politólogo colombiano recuerda el enfrentamiento  entre Stalin y Trosky  y se refiere a los seis millones de personas que Stalin dejó morir de hambre en Ucrania? El titular de un periódico capitalino informó que artistas, intelectuales, profesores de izquierda  declarados  enemigos de Uribe desfilarían  pidiendo la condena de éste ya que lo señalan como  el único culpable de la violencia y atraso del país. Curiosamente no aparecieron y no se conoce hasta el momento ninguna declaración  respaldada  por  sus firmas ya que en Colombia las llamadas clases cultas serían  simpatizantes  de izquierda considerando intimidatoriamente que quien no los respalde –así de simple-   es un uribista:  negar la existencia necesaria de  la  “Derecha”  nos lleva a pensar lo que hubiera sido de la democracia en Francia sin Maritain, Gide, Mauriac, Malraux, Aron , si en España no hubieran estado presentes Ortega y Gasset, Unamuno, Zubiri, María Zambrano, Aranguren. ¿Cuáles  son en Colombia los pensadores marxistas de relieve? Cuando el hombre de acción se impone sobre el pensador(a)  no puede haber racionalidad –Marx-  sino aventurerismo y nunca prosperará una condena a la violencia. ¿Podemos calificar como pensamiento de izquierda ese desborde de emocionalistas primarios   que ni siquiera han  leído a Laclau?  Como lo está poniendo de presente la presencia de las FARC de Romaña y Gentil Duarte en el Ecuador de Guacho  un nuevo modelo de barbarie se ha puesto en marcha utilizando una imagen  demagógica  del indígena. Explíquenme entonces ilustres politólogos  Cualquier colectividad política sufre crisis a través del tiempo tal como ha sucedido con la izquierda europea ¿Porqué en Colombia se niega  la difusa, ambigua izquierda a aceptar que las ha sufrido y las sufren?  ¿No hubo momentos en que el M19 y las FARC tuvieron sangrientos enfrentamientos por sus diferencias ideológicas?  Los llamados Frentes Populares, alianzas   entre facciones de la izquierda  comunista  fueron como en Francia o Italia circunstanciales  y ante ese intento despótico y populista siempre se dio la abierta respuesta del pensamiento democrático. Porque  la realidad diaria del trabajo político  es la que  impide que se caiga  en el totalitarismo, la que condena  cualquier respuesta emocional. Esta  fanatismo  llevó  a  purgas y  fusilamientos  de antiguos compañeros , luego  de caricaturescos  “juicios ” del ELN y el EPL, de las FARC.  Pero recordemos  que es en este punto donde  una mentalidad civilizada se opone radicalmente a todo tipo de crueldad. ¿Qué sucede cuando este mesianismo  termina  por degradarse? Lo que estamos viendo ahora: la incapacidad  de  vivir en  la democracia, de aceptar su fracaso,  conduce  a la negación del derecho de los otros a discrepar.  O sea que al desaparecer los contenidos  que  justificaron políticamente los conceptos de Derecha o Izquierda como lo analiza Bobbio, estos deben ser replanteados  radicalmente: ¿No hemos visto alarmados la muerte del Partido Conservador y del Partido Liberal en manos de ineptos dirigentes? ¿No traicionó la llamada clase política su tarea de defender una democracia en peligro? ¿No es hoy el fundamentalismo del ELN una manifestación de ultraderechas fascistas con su recurso al terrorismo, su odio a la población civil?  No voy a  preferir  por irracional ignorancia a que el embozado izquierdismo que no ha renunciado a ninguna combinación de formas de lucha  continúe  tratando de desestabilizar  la democracia.  Acostumbrado a enfrentar desde hace muchos años el atropello de estos bárbaros disfrazados  de intelectuales  “progresistas” sólo puedo recordar aquel consejo del gran Manuel  Azaña: “Con la edad se aprende a dejar en paz a los imbéciles”

HACIENDO UN PERSONAJE / Darío Ruiz Gómez


HACIENDO UN PERSONAJE
Darío Ruiz Gómez
 Mi papá me enseñó a tener una curiosidad atenta para descubrir en lo inesperado un dato clarificador sobre una trama social, sobre el devenir de unas  conductas  que no parecen  intuir   que están siendo observadas  buscando el momento preciso para sorprenderlas in fraganti. A veces el investigador ha creído perder las pistas y diez años después por una fortuita circunstancia descubrir al responsable de un delito. De este modo se pudo detener a criminales nazis y soviéticos, sorprender a dobles agentes de espionaje. No es que quiera colocar en estas clasificaciones a Enrique Santiago el abogado español de las FARC sino que el deliberado silencio de los grandes medios de comunicación bogotanos  “al servicio de la paz “respecto a él, despertó mi curiosidad ya que nunca dejo de estar al tanto de la vida política de España. Una entrevista en el blog  de izquierda gallego “La Marea” me comenzó a arrojar luces sobre la personalidad de este militante del casi extinto Partido Comunista español. Una respuesta bastó para poner de presente su ideología estalinista:”España debería como lo hizo el gobierno colombiano con las FARC concederle la amnistía a los presos de ETA” –cito de memoria- Petición que para cualquier víctima de esos terroristas, para cualquier mente democrática constituye  una afrenta como lo comprueba la negativa de la justicia española a conceder  amnistía a esos criminales. Santiago acaba de aparecer  en la t.v  y en ciertos periódicos españoles como defensor  de PODEMOS – un Partido que en las últimas elecciones prácticamente se había extinguido-  en su paradójico intento de acceder a unos   Ministerios  en la formación de lo que debió ser  el  gobierno de Sánchez. A Santiago – un personaje de doble vida, revolucionario en Colombia y demócrata en España- no lo olvidemos se le deben recomendaciones tan siniestras como la de desmontar el Ejército colombiano y hacer nombramiento de los Comandantes de las FARC en esas nuevas fuerzas militares, ya que en la Paz obtenida “las Fuerzas Armadas necesitaban de una nueva estructuración”, puro estalinismo que ni siquiera los más obstinados comunistas de Izquierda Unida podrían aceptar. En declaraciones para el periódico “El Español” –día 7 de septiembre del año en curso- Santiago confiesa que desde hace tres décadas colaboraba con las FARC en su papel de  experto en “Derechos de la guerra y los refugiados” Precisamente en 1989 las FARC habían arreciado  los desplazamiento de poblaciones enteras, sus ataques con cilindro bomba a poblaciones desprotegidas, los  secuestros masivos  y en la última década había justificado como “revolucionaria” su  entrega al narcotráfico, sus colaboración  con los carteles mexicanos, etc. ¿A qué refugiados defendía entonces Santiago y  bajo cuáles Derechos de Guerra? Santiago confiesa que fue Piedad Córdoba quien lo recomendó para hacer parte de la Comisión de Paz de la Habana. Cuatro años  fue amigo de Márquez sobre cuya huída a Venezuela y la creación de un grupo narcotraficante, dice:”Se equivoca Iván Márquez, pero solo pide cumplir el acuerdo” Como si Márquez, El Paisa, Romaña, Santrich  fueran ajenos  al narcotráfico ni Santiago en esos años de honda amistad no se hubiera enterado de los grandes cultivos de yerba en distintas regiones del país, de las rutas de la coca. “Las FARC, dice, fueron una guerrilla liberal”, “Las FARC son una guerrilla campesina” Y aclara sus posición  con esta “joya filosófica”: “Ni la guerra ni la paz se hacen por  cuestión ética”  se dan por lo tanto muertos buenos y muertos malos.  “La Fiscalía buscaba hacer estallar el proceso de paz extraditando a Márquez y a Santrich” explicación  seguramente comprensible para la cándida izquierda española  que desconoce deliberadamente el proceso de investigación mediante el cual se llevó a cabo la detención de Santrich . Orondamente Santiago remata  estas seguidillas de tergiversaciones de la verdad diciendo : ”Le aseguro  que si Estados Unidos te pone el ojo encima y decide extraditarte da igual que seas culpable o inocente…Márquez llegó a la conclusión de que la intención  era esa y tomó medidas de precaución” Una explicación al uso solamente de  blandos  mamertos pero que oculta la verdadera  dimensión del  aventurerismo  político  de este personaje  durante treinta años,  y cuyos hitos  deberá  investigar  el Gobierno  y no la Comisión de la Verdad. En las ciudades colombianas lo esperan millones de refugiados de la guerra.

VOLVER A HACER LA CIUDAD / Darío Ruiz Gómez


VOLVER A HACER  LA CIUDAD
Presencia de la Postmetrópolis

Darío Ruiz Gómez
¿Por qué sabemos tan poco de lo que a nivel económico, a todos los niveles que tienen que ver con el desarrollo social, se está decidiendo, o, no,  sobre el presente y futuro de Medellín, es decir sobre nuestra vida ciudadana? Pero ¿Palpando cada día tal como lo hace la ciudadanía la evidencia de estos cambios en el uso de la ciudad; porqué las distintas alcaldías ignoran estos hechos y pretenden desde hace décadas gobernar a Medellín bajo la perspectiva de una ciudad de servicios ? ¿Desde la irrupción de la violencia del narcotráfico nos hemos detenido a pensar de qué manera esa violencia modificó y sigue modificando para siempre nuestros usos del espacio público, nuestras relaciones sociales, nuestra escala de valores? No es como podría parecer una mordaza que se impone a los medios de información tal como se hace en una dictadura política para llevar en secreto estas determinaciones dejando por fuera las distintas  opiniones de la ciudadanía y negando, por consiguiente, la participación democrática de los distintos estamentos de la ciudad  en una toma de modificaciones sobre lo que debe ser el rumbo lógico de la ciudad, pero lo que es cierto es que para determinar  lo que llamaríamos nuestro inmediato futuro es necesario primero conocer nuestra realidad presente, lo que supone  la destrucción, por  ejemplo, del espacio público, la incorporación de la niñez  y juventud a las organizaciones criminales y las nuevas economías que definen la vida social, lo cual se presenta de manera contundente como una modificación de la estructura urbana tal como lo demuestra la ofensa que suponen las llamadas “Barreras invisibles”. Pero disimuladamente la mordaza ha existido y sigue existiendo  pues lo que  Manuel Castells denomina “flujos de información” supone  el dominio total por parte de los poderes económicos imperantes, inscritos  ahora en la sociedad  global,  la glocalización, y por lo tanto ajenos,  desde ese mercado  global  donde ya operan sus capitales, a las afugias específicas del ciudadano  en la ciudad real y sobre la vida ciudadana  pero ante cuya imposición  los grupos sociales afectados  suelen recurrir a respuestas creativas inmediatas y de una gran capacidad de reacción popular, los dialectos no sólo ya de los adolescentes sino de los distintos grupos a través de los cuales se certifica lo que se ha denominado el regreso a la tribu. La fragmentación inaudita del territorio de la ciudad  llega marcada  por la presencia de un aumento de los actores en juego en la economía del narcotráfico, del turismo sexual,  y por consiguiente con un mayor despliegue de violencia, con la masiva llegada de desplazados y de nuevos habitantes que han escogido Medellín como su nueva ciudad, extranjeros que incorporan inevitablemente otras costumbres, otros usos del espacio.  Lo que he llamado creciente tugurización de la ciudad no  se debe muchas veces a la presencia de sectores miserables sino a la imposición de tipologías urbanísticas y arquitectónicas que los poderes que ejercen dominio mantienen precisamente,  ya que esa espacialidad de callejuelas, pasadizos, arquitecturas inventadas, les permite mantener  un registro total de los movimientos de sus diferentes habitantes. Son pues por definición, espacios carcelarios, la ciudad inacabada en territorios donde la especulación urbana, la construcción han pasado a manos de esta economía ya no tan subterránea.  
 Pagamos impuestos de rodamiento, el impuesto predial el impuesto de licores gracias a cuyo recaudo se logran  planificar nuevas vías, nuevos espacios comunitarios, parques, pero las descomunales ganancias de esa “otra economía”  y de ese otro poder que ya es gubernativo ¿A dónde van a parar si  no pagan  impuestos que reviertan en beneficios sobre esas Comunas sometidas  y sobre la calidad de vida de niños, de ciudadanos de la tercera edad?  ¿Tenemos vocabulario acaso para dar nombre a estas nuevas fuerzas económicas que hoy no solo dominan más de la mitad del territorio tradicional sino que ya pasaron de ejercer su dominio a través de las distintas formas de coacción sobre el ciudadano como las llamadas vacunas, como el diabólico “cuenta gotas”, para dar paso  a una autonomía territorial  respecto a lo que Michael Davis señaló como gobiernos autónomos, regidos con leyes propias donde las ganancias de estos  nuevos grupos de poder son estrambóticas.  Aquí  es preciso referirse a “ciudades dentro de las ciudades”, a capitales golondrinos.  Este desequilibrio del cual la nueva rentabilidad del suelo  es dato  indicativo  de un cambio radical de usos y  donde la antigua  estructura espacial característica  de la economía industrial  que correspondió al  capitalismo  liberal  con su concepto del empleo, del uso del tiempo, ha dado paso hoy  ante la presencia de  estos flujos de información, de redes  manipuladas por los nuevos capitales, modas, drogas, turismo sexual al desencajamiento de la espacialidad urbana, del sistema de transportes, de las identidades barriales, natural  y lógicamente de los distintos  sistemas de comunicación. ¿Dónde ha quedado entonces la ciudad de Olano, la del Plano Regulador? Esta globalización, como señala Castells,  frente al uso vital de los espacios que los grupos sociales continúan afirmando como los lugares  donde las gentes se encuentran, intercambian experiencias, renuevan la cultura pero abren un interrogante sobre la nueva gobernabilidad que nuestra clase política ni siquiera se ha llegado a plantear. O ¿Es que debemos aceptar que  ya se dan  cogobiernos?
Es esta complejidad o sea este cambio  casi brutal de significados, la que desconoce la anquilosada  burocracia municipal  encargada  de la movilidad en una ciudad que carece de una nueva semántica vial   y a cambio ha ido casi que sistemáticamente destruyendo las calles o sea un uso consagrado del espacio público, dejando que la criminalidad se apodere de plazas y parques y establezca de manera abierta sus propias territorialidades, afirme su soberanía.  El poder dominante a través de un nuevo  nomenclátor  trata, caprichosamente,  de imponer sus valores dando a calles y plazas nuevos nombres, contrariando la memoria común. Pero a la vez la presencia  en las calles de los guardas de tránsito desaparece, abandonando la necesaria pedagogía cívica  y  dejando que  las  cámaras,  como en un film de ciencia ficción, se encarguen de la tarea de imponer multas a diestra y siniestra bajo el sistema de terror de una implacable autoridad sin rostro cuando la inseguridad crece de manera alarmante. Vigilar y castigar. Esta Alcaldía se encontró de sopetón con un problema que había sido represado por las Alcaldías anteriores y que hoy ha estallado abruptamente ante la mirada de una burocracia impotente para comprender sus alcances demoledores sobre la vida cotidiana. Ya no la violencia del atraco callejero, del asalto a residencias, de la riña sino la violencia programada desde las superestructuras del crimen  organizado  que la instauran sin que la ley pueda hacerles frente o mejor para demostrar la debilidad de la ley y la justicia. Pensemos en los desastres causados por el desconocimiento de la tecnología adecuada, por las nuevas funciones de un puente, de un intercambio vial, lo que  agrava  el problema de la movilidad y desacredita disciplinas como el diseño urbano y la ingeniería. Al caos, caos. Lo que quiero señalar es que la autonomía de los distintos territorios en la antigua ciudad ha dado paso sin necesidad de teorías a lo que se ha denominado “Centralidades  alternativas” ya que cada Comuna cuenta con el mobiliario, las nuevas tipologías comerciales necesarias ¿Para qué entonces bajar hasta el Centro y bajo cuáles motivaciones  si del calendario oficial han desaparecido los eventos cívicos y religiosos que convocaban a la ciudadanía propiciando de esta manera el intercambio social, máxima aspiración en las funciones del espacio público? El desplazamiento de los antiguos habitantes del Centro y de sus barrios aledaños tuvo lugar, quiero recordarlo, cuando en un grave error de la Oficina de Planeación se comenzó a destruir a Guayaquil bajo “razones de tipo estético” olvidando que detrás de las imágenes del tango, de la rumba popular –nuestra primera cultura urbana en Colombia- estaba asentada una sólida economía de comercio, la Plaza de Mercado, depósitos de madera, de materiales, fábricas manufactureras, cantinas, bailaderos, un público popular que se  fue apoderando del Centro imponiendo sus códigos particulares.  A lo cual hay que agregar la desmembración de la malla urbana a causa del tajo de la Avenida Oriental, de la incapacidad de culminar el rescate de este desastre con un adecuado diseño paisajístico, etc.   Igualmente hay que recordar que a raíz del llamado Festival de Ancón las gentes de los barrios populares conocieron el Centro y se quedaron en él hasta hoy,  hasta que lenta pero  contundentemente el hampa se apoderó del Centro e impuso su violencia, acabó con la cultura de la noche. ¿Cómo hablar desde estos dominios de una nueva vida del Centro? Hay que agregar a este proceso de tugurización el impulso que, seguramente respondiendo a los intereses de los nuevos propietarios del Centro les dio la llamada Oficina de Usos permitiendo que una sola casa se dividiera en tres vulgares negocios, que sobre el espacio de una casa se construyera un feo edificio de vivienda rompiendo descaradamente la escala  estética de la calle. ¿Quién podría creer que la calle de Bolivia ocupada hoy  por prostíbulos clandestinos, por moteluchos – sí, en donde aparece uno de estos, fue la casa donde Tomás Carrasquilla escribió sus últimas novelas y que debió conservarse como Patrimonio—fue una calle emblemática de la ciudad?  Si ni siquiera hoy el concepto de Patrimonio arquitectónico y urbano es claro para nuestros diseñadores urbanos, para nuestros planificadores, el arrasamiento agresivo del patrimonio de la ciudad construida con sus diversas tipologías arquitectónicas, con su poética de los lugares fue entregado al caos, a la delincuencia, a la fealdad.  A ese proceso de matar y matar calles  persiguiendo los derechos del peatón y causando el más estrambótico caos vial. Se olvidó la ciudad construida para lanzarse a una frenética especulación urbana que saturó el espacio, densificó sin antes haber construido las vías necesarias y terminó por destruir la arquitectura y el urbanismo a causa de un excesivo comercialismo. ¿Cómo definir los alcances de la corrupción bajo este permanente auge del contratismo que no es considerado ya como un delito a castigar? ¿Bajo una economía urbana manipulada por verdaderos clubs de amigos qué opción salvadora podría emprenderse si también la tarea de la Veeduría ciudadana ha desaparecido? ¿Dónde está presente la voluntad de hacer frente con argumentos verdaderos a esta situación inevitable donde la ciudad que conocimos ya ha desaparecido y  hoy está sumergida entre los trazos aún desfigurados de otras ciudades caracterizadas por otras costumbres y cuando la vivienda en altura planteada sin planificación alguna ha destruido la vida de barrio, ha desconocido la necesidad del plano de base urbano? ¿Quién habla entonces de Geopolítica o de Hidráulica para plantear la necesaria relación entre geografía e historia, entre costumbres y paisaje, entre la tecnología y los retos de una topografía imposible? ¿Quién está planteando proyectos para reincorporar  vialmente al Centro con las periferias dominadas por la precariedad? Vivimos hacinados unos y otros, el caos vial y la contaminación del aire, la violencia de las calles  son tan terribles que parecen no corresponder a la idea de ciudad  que todavía guardamos con la esperanza de salir de una pesadilla y volver a vivir en una ciudad  humana. La ciudad  se deshace e incluso las ciudades mueren cuando han desaparecido los valores de solidaridad y convivencia, cuando, como ha recordado Lipovesky ya no hay vecinos y sin éstos la ciudad carece de  justificación.   
Aceptando lo que salta  a la vista y que nadie puede negar,  o sea el enfrentamiento que se da hoy entre la búsqueda de una ciudad para la vida del ciudadano y la ferocidad con que los llamados flujos de información del  poder económico tratan de jerarquizar la ciudad imponiendo lo que consideran sus valores, una arquitectura de consumo, unos no lugares; la búsqueda de una espacialidad pública más humana,  debe partir del reconocimiento de una nueva estructura espacial  donde como recuerda Emilio Lledó la ciudad debe volver a ser la continuidad de la casa. Precisamente el análisis de esta situación es la que nos permite darnos cuenta de  que los códigos entre los cuales transcurrió nuestra vida, nuestra idea de ciudad alimentada por experiencias imborrables, las cartografías personales de lugares que se han ido aposentando en nuestra intimidad ya sólo quedan en nosotros y por esto mismo se han convertido en un patrimonio inalienable desde el cual podemos enfrentar el caos, la escalada de la violencia, la desaparición del intercambio social porque cuando gracias a esos capitales arrasadores del concepto de sociedad  los antiguos conceptos de valores fueron considerados como definitivamente desuetos,  resulta hoy ante el vacío que vivimos que precisamente estos valores de amistad, de vida cívica, de creación de una robusta cotidianidad es lo que necesita urgentemente una ciudad arrasada, despojada de sus espacios de convivencia. ¿Es esto pura nostalgia o necesitamos de una nueva lógica urbana que incluya por ejemplo a un protagonista que ha llegado para quedarse, el extranjero, no solamente norteamericano sino venezolano, ruso, inglés, rumano? Es lo que se denomina la Postmetrópolis  y su convivencia de signos incorporados por una globalidad que no tiene reversa y es necesario racionalizar espacialmente, reconocer en los nuevos flujos de información para lograr el reconocimiento de los actuales ciudadanos, de la nueva familia surgida de esta ciudad mestiza y oponer al poder económico de las organizaciones delictivas la fuerza silenciosa de los nuevos valores cívicos, la opción de humanidad que esa economía abstracta les niega al someterlos y considerarlos como simples esclavos. ¿Incorporar las nuevas tecnologías de los cables  aéreos negándole al transporte su misión esencial de comunicar comunidades aisladas? ¿Seguir negando el verdadero fundamento de la metropolitanización, es decir continuar ensimismados entre fronteras que ya  han sido desbordadas y que hoy no pueden concebirse aisladas de las regiones del Norte, Sur, Occidente y Oriente suficientemente conectadas entre sí?  
¿Dónde está el equipo profesional capaz de plantear este urbanismo integrador ya que el principal problema de Medellín radica en el rescate de las áreas cautivas con sus ciudadanos sometidos a poderes nefastos, en receptar con una nueva racionalidad esta necesidad de otra morfología urbana? Recordar que para el  peatón no hay espacios vedados, ni fronteras invisibles es comenzar a pensar en una ciudad que pertenece y es generada desde la ciudadanía y para la ciudadanía.  Y es plantear el hecho de que rehacer hoy la ciudad es rehacer la presencia de varias ciudades que hasta el momento han permanecido desconocidas  unas para otras.




domingo, 27 de octubre de 2019

LAS CEGUERAS MORALES / Darío Ruiz Gómez


LAS CEGUERAS MORALES
Darío Ruiz Gómez
El concepto de guerras periféricas se utilizó, sobre todo, a partir de la guerra de Vietnam y posteriormente de las de Camboya, Laos, Afganistán  y los países africanos donde Estados Unidos, Francia, Inglaterra, enviaron contingentes de tropas a combatir a las distintas fuerzas totalitarias que trataban de imponer por las armas regímenes como el de los Kámeres Rojos que en año y medio de dictadura asesinaron en Camboya a más de un millón de personas para “construir una nueva sociedad” Se las llamó periféricas porque al producirse en apartadas regiones no  incidieron directamente  en la vida de los Centros emisores, y las noticias manipuladas al antojo de los gobernantes nunca dieron información veraz sobre la tragedia  que vivieron los soldados, las poblaciones   nativas , las  iniquidades  que se cometieron. Un film: “Apocalipsis ahora” de Ford Coppola describió magistralmente lo que fue aquel infierno donde la violencia extrema termina por anular las diferencias entre el bien y el mal, por convertir al ser humano en una desaforada bestia capaz de matar inocentes sin remordimiento alguno.  ¿Qué llegó a saber el ciudadano norteamericano de este infierno donde murió una generación entera de sus adolescentes? ¿Cuántos miles de excombatientes mutilados murieron de hambre y olvido  después de su regreso al término de las hostilidades? Precisamente un documental de John Houston sobre los excombatientes de la segunda guerra mundial y  su triste agonía en hospitales psiquiátricos  fue censurada  durante muchos años para  no causar sobresalto alguno a ese ciudadano que de la desinformación sobre esta tragedia cayó en la indiferencia ante el dolor de esos soldados que habían sido sacrificados  para que nadie fuera a perder su derecho a jugar el golf, a distraerse en los fines de semana. “La guerra del Golfo no ha sucedido” de Baudrillard   mostró cómo  el silenciamiento de toda información in situ en los medios de información, permitió que ante los ojos de la ciudadanía  “la  guerra del Golfo nunca hubiera sucedido”  y solamente el film de Sam Méndez logró mostrar lo que el desierto, las malas estrategias militares  causaron en los soldados,  enloqueciéndolos finalmente. ¿Qué ha pasado con los sobrevivientes de la toma sangrienta de Patascoy? ¿Con los sobrevivientes de la masacre de soldados en la Llorona?  ¿Con los sobrevivientes , mantenidos posteriormente  como prisioneros después de la toma por las FARC de Mitú? ¿Podríamos decir entonces que la decisión del Partido Comunista colombiano hace cincuenta años para tomarse el poder por las armas no sucedió nunca pues al respecto toda información ha sido manipulada? ¿Cuántos soldados murieron para proteger la honra y bienes de nuestros  empresarios de bien y cuáles son sus nombres? ¿Convertir en periferia a Tumaco, Buenaventura, Putumayo, Vaupés, el Meta, Chocó no fue  la estrategia de nuestra  “guerra”? La ceguera moral ha sido permanente en nuestra dirigencia, lo ha sido en nuestra lastimosa intelectualidad. Permítanme  recordarles  el diagnóstico de un gran humanista, Steiner  aplicable  a nuestro caso:”En Aristóteles, el idiotés es una persona que se queda en su casa y deja que gobiernen los bandidos. Los bandidos ocupan el ágora (el centro de la democracia griega) porque el idiotés quiere mantener su vida privada. Estas cosas no le interesan lo suficiente. Si nos gobierna la mafia es porque no hemos querido entrar en política. Es la gran paradoja de la quiebra de la democracia. Lo vivo en Inglaterra día tras día”  O sea que Steiner ya había anticipado lo que los desmanes  de un chalado como Johnson suponen como destrucción de la más vieja democracia. Entrar en política no es disfrazarse de polítiquero  sino  recuperar  la voz  cívica hasta dar paso a una ciudadanía activa que denuncie  las componendas de los corruptos, que recupere  el ágora para que todas las voces dialoguen  y los más distantes y olvidados  sean escuchados.  

LAS IDEAS POLÍTICAS / Darío Ruiz Gómez



LAS IDEAS POLÍTICAS
Darío Ruiz Gómez
Cuando veo en la t.v que el ejército detiene a guerrilleros del ELN, el EPL, las FARC- “disidencias”- lo que veo es gente de origen popular, campesinos convertidos en sanguinarios asesinos y no  los fieles  defensores de una idea política precisamente. Miran a la cámara y no dicen nada. Pero tampoco dicen nada García o Beltrán o Pablito fuera de frases clichés sobre “la paz y la lucha de los pueblos” ¿Por qué y bajo qué razones todos los días matan a un inocente soldado cuyas madres, familiares vemos en pequeños pueblos pobres y olvidados? Pero ¿le ha escuchado alguien a Iván Cepeda, a Piedad Córdoba, a Alirio Uribe, a Aída Avella, una sola declaración basada en las supuestas ideas  ue dicen defender y que deberían cambiar la sociedad colombiana “liberándola de la explotación capitalista”?  ¿Cuál de ellos se ha tomado en serio la tarea de leer a Marx, a Lenin, a Zdanov? ¿Cuál de ellos ha salido a las ciudades y a los campos para comprobar que nunca existió en Colombia el proletariado revolucionario y que la clase campesina siempre ha sido tradicionalista? Marx señala precisamente la diferencia sobre la realidad que nace de la praxis y no de la violencia injustificada Reiteremos la pregunta ¿Qué es entonces lo que los Magistrado de la JEP están teniendo en consideración para calificar como crímenes de guerra? ¿Desde qué perspectiva jurídica lo harán magistrados que en su mayoría aún son militantes de una corriente de izquierda ya desacreditada en el mundo, y que nunca consideraron lo que supone la responsabilidad de defender una democracia? Para juzgar a los criminales de las guerras balcánicas, las de Ruanda como antes las de los nazis y estalinistas – no dejo de repetirlo- el enfoque ha sido el que brinda la defensa de los valores del humanismo, el derecho universal, fundamentos de una sociedad civilizada. Repito, aquí en Colombia todas esas situaciones se dieron durante la lucha armada de las FARC y se continúan dando bajo el ELN, las Disidencias de las FARC de manera que un día no muy lejano tendremos que ir en peregrinación a colocar flores en las alambradas de los campos de concentración donde las FARC dejó pudrir en el pantano a tantos soldados y oficiales y tendremos que recorrer con un nudo en la garganta las largas jornadas de las marchas de poblaciones desplazadas. Ocho mil secuestros: la cifra no remite a la verdad de los hechos en la mayor ofensa a la dignidad del ser humano, al mayor crimen de lesa humanidad que se pueda cometer. ¿Qué teoría política puede justificar esos huecos llamados “cárceles del pueblo” donde encontraron los lívidos cuerpos de niños que habían muerto de pánico?  ¿Porqué los economistas “marxistas” no nos aclaran el gran negocio de las minas de coltán y de oro y esas grandes ganancias hacia dónde van? Recuerda  Steiner a los escritores franceses que alabaron a Stalin y luego debieron retractarse de ese  grave pecado: la degradación pasa  de ser un guerrillero, como lo analiza Hosbsbsbwum,   a convertirse finalmente en un bandolero. Ya no hay un lenguaje  que desvela sino el simulacro de  un palabrerío  encubridor   que hoy la súbita aparición de la banda  de delincuentes El Paisa-Santrich-Márquez –Romaña para “reiniciar la revolución” con el auspicio de Maduro, deja crudamente al descubierto  sin la posibilidad de que sus abogados y hooligans  puedan ya encontrar algún sofisma jurídico que propicie otra vez el engaño a la justicia, propicie también  un  periodismo  mercenario –la inolvidable secuencia del Magistrado Bobadilla y  su voz melosa leyendo la “argumentación jurídica” que dejaba libre a Santrich-   ya que el registro visual  y escrito de estos últimos meses donde se pone de presente y ya irrebatiblemente  el  doble juego de actores y coros,  está ahí  presente  en quienes lanzaron gritos de júbilo ante cada absolución a Santrich, aquellos que calificaron de linchador al presidente Duque por llamar mafioso a quien acaba de arrojar a un lado sus muletas, se puso en pié para exhibir su AK 47  y con sus compinches pretende hacernos creer que esos disfraces los van a liberar de sus fechorías en el narcotráfico  ¿Qué nos dirán los “politólogos”? ¿Socialismo del siglo XXV?