domingo, 4 de diciembre de 2022

FRANCIA MÁRQUEZ Y EL ESCLAVISMO / Darío Ruiz Gómez

 


FRANCIA MÁRQUEZ  Y EL ESCLAVISMO

Darío Ruiz Gómez

La entrevista  de Yamid  Amat  a la Vicepresidenta Francia Márquez  se hizo con inteligencia   ya que con mucha astucia  la fue llevando a que respondiera  a sus preguntas y, confiada de su protagonismo, fue  diciendo su  verdad sobre  un tema tan  neurálgico  como el racismo. Ya hemos conocido de su intemperancia ante quienes se han atrevido a llamarla negra y de las razones que la hicieron desistir de su viaje a Londres a  los funerales por la muerte de Isabel II: ”No puedo visitar esas “coronas” que fueron esclavistas ya que yo vengo de esclavos”-cito de memoria conservando lo esencial- Lo cual es para cualquier persona con una mínima cultura histórica una  sorpresiva  declaración  acerca  de los  movimientos  emancipatorios  de los  esclavos,  afirmando     que después de siglos  existen afrodescendientes  que  todavía   sienten  el peso de las cadenas  de los esclavistas  “blancos”.  Puro maniqueísmo. El infantilismo se utiliza en el populismo para disimular la ignorancia sobre un tema determinado. La excelsa figura protectora de San Pedro Claver  nada tuvo de colonialista  como no la tuvo la decisiva intervención histórica a favor de los indios de Fray Bartolomé de las Casas, vivir en la religión católica es saber del amor al prójimo, el considerar a todos los seres humanos como iguales, no como adoctrinados militantes de causas totalitarias  que los llevan, eso sí,  como en África o Colombia – recuérdese el aberrante caso de Benko Biojó o del ELN- a nuevas  e indignantes   formas de esclavitud.   

La visión que Francia Márquez quiso dar al mundo a través de la entrevista fue pues la de una buena  mujer en la cual las  heridas del esclavismo blanco  que sufrieron directamente sus antepasados  no se ha cicatrizado  aún y en este trauma que ella “vive  en su cuerpo”,  justifica su rencor hacia el capitalismo,  desconociendo  la historia de las luchas por la libertad  hechas por su etnia a través de  infinidad de levantamientos  contra la esclavitud, incluso  de cruentos  enfrentamientos entre facciones políticas negras que condujeron a que muchos de ellos se convirtieran  en represores de su propia comunidad  tal como lo ilustra la despiadada independencia de Haití donde Desaline eliminó a la totalidad de la población blanca  que quedaba en el territorio.   Francia no dejó de recurrir a la misma palabra :“dignidad”  como  una  maniquea  y  ultra retórica  fraseología de lo que “será” su supuesto trabajo  en un Ministerio de Igualdad  para “rescatar de la  miseria” a los oprimidos como si la premisa para conceder a cada ser humano esa dignidad no debiera comenzar por  reconocer los  derechos  de éstos a  una paz que nazca no de un pacto con los victimarios  beneficiarios  de estos enfrentamientos sangrientos entre hermanos, sino del reconocimiento explícito de la Carta de los Derechos Humanos  que certifica  la libertad de elegir, de perdonar  o no  por parte de las propias  comunidades  a las cuales se las está manipulando  bajo un disfrazado paternalismo que precisamente no da voz a quiénes  se lucha para darles voz.  Esto sería hablar de  igualdad y no de  igualitarismo, esto es equidad  de etnias y no  de  esa abstracción que los demagogos(as) llaman “equidad de género”  Francia Márquez en las distintas versiones  contradictorias  que da de sí misma debe recordar que no es ella  la iniciadora histórica  de la conquista por las  libertades políticas, sociales llevadas a cabo por líderes históricos, por dirigentes actuales de  comunidades  afrodescendientes s  ya integradas  a la democracia  sino que está siendo  la portavoz de un peligroso igualitarismo  que manipulado como ideología libertaria,  puede llevarnos a una extensión de la guerra bajo otros sofismas.    

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