EXHIBICIÓN DE
MONSTRUOS
Darío Ruiz Gómez
“Cabaret” la gran
película de Bob Fosse es la historia de unos fracasados cuyas vidas naufragan
en medio de ese vértigo de crímenes, prostitución a gran escala que supuso la
ascensión al poder de los nazis, retrato virulento del proceso de
criminalización del espacio público, de la lumpenización de la vida cultural, todo bajo un objetivo preciso, humillar a las gentes
convirtiéndolas en seres abyectos. En el fondo de todo esta gran
exhibición de desvergüenza – es necesario volver a ello- lo que se observa es cómo la justicia
prisionera de estos grupos de poder que facilitarán la llegada de Hitler y del
nazismo al gobierno de Alemania, y de qué manera se encubren los crímenes y
delitos de los altos funcionarios, de
importantes personajes de la vida económica y se van abriendo las puertas para que salgan los monstruos ? ¿Caen los gobiernos solamente a causa del fracaso
de un mal planteamiento económico, de una mala burocracia? ¿Y las gentes que
entran en la miseria, en la desesperanza existencial, no existen? ¿ El asesino de la niña a la cual después de
violarla la mata y arroja su cuerpo a un cañaveral ¿es un joven militante de una organización
“revolucionaria” tal como parece
indicarnos su uniforme en una foto?
¿Cuántos niños son violados y asesinados semanalmente en Colombia un país donde
aún no se ha concedido estatus a la niñez?
Lo demuestra el hecho de que la información desgarradora de los niños
reclutados por las Farc o el ELN y que continúan suicidándose antes que seguir soportando las vejaciones a las cuales
son sometidos, ninguna condena ha
recibido de parte de ningún político o asociación humanitaria o de ninguna
orden religiosa mientras aumenta el número de niños reclutado violentamente por
estas organizaciones de alta delincuencia dispensadas de condena bajo la
consideración de ser movimientos políticos en
“proceso de paz” . No podemos hablar entonces de una relativización de la justicia sino de que los monstruos están triunfando,
imponiendo con la complicidad de una parte de la justicia corrompida
previamente el orangután jurídico que ampara y esconde la dimensión de estas
monstruosidades y su presencia invasiva tal como lo vemos espantados ante el aumento
desmesurado de las tomas de
regiones.
Brota públicamente la
charlatanería para encubrir políticamente
al embaucador, al impostor
manipulándolo a su antojo ya que una cosa es la contradicción mediante
la cual admitimos una equivocación y otra la verborrea que ahora predice un
apocalipsis y enseguida da por hecho que
nada ha sucedido, etc. Pero la estupefacción de la ciudadanía parte día a
día de recordar la dimensión de la
impunidad. ¿No picó en pedazos a con su machete
a ocho soldaditos Iván Mordisco,
previo descuartizamiento de catorce adolescentes indígenas? ¿Y los asesinatos
por parte de francotiradores de soldados y policías cada semana porqué no
logran ser reconocidos como crímenes de lesa humanidad? Si las gentes humilladas terminaron levantando el brazo en el saludo nazi, este
mismo proceso es el que llevamos en Colombia con el regreso a los asaltos de
carreteras y calles, con la saturación del delito en los barrios, la manipulación de la salud, con un discurso
populachero oficial para el cual la misión de la ciencia y sus conquistas están siendo borradas de nuestros pénsums
educativos, la Expedición Botánica, La
Comisión Corográfica, el sabio Mutis,
Caldas, Codazzi, Joaquín Antonio
Uribe, Víctor Manuel Patiño, Ernesto Guhl, y las grandes investigaciones
botánicas, climáticas de las Universidades,
el verdadero saber ancestral, sustituyéndolos por caricaturescos
chamanes, por deformaciones linguisticas
donde se sustituye el concepto de Naturaleza, de Botánica, de
geología por eufemismos como
“Cambio climático”, “En paz con
la naturaleza”
.
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