miércoles, 31 de julio de 2024

LA DISTOPÍA COLOMBIANA / Darío Ruiz Gómez

 

LA DISTOPÍA COLOMBIANA

Darío Ruiz Gómez

“Acelerar las contradicciones de la burguesía” era el propósito de las violentas huelgas estudiantiles a partir de los años 70 en especial según  lo repetían una y otra vez radicales militantes de las llamadas utopías comunistas de entonces tanto la bolchevique como la castrista y por supuesto el  feroz maoísmo.  Con esta consigna  los nuevos actores de la escena universitaria   el proyecto  de crear una “nueva sociedad” solamente podía darse a través de la lucha armada. Y entregándose fervorosa y despiadadamente a destruir la presencia de la sociedad burguesa, enfrentar el imperialismo norteamericano y combatirse entre ellos en una patética parodia de ejecuciones  que habían visto en los juicios de Praga y Moscú y en la infame revolución maoísta y que consideraban debían  adaptarse a la lucha armada en Colombia. Conceptos como “reaccionario”, “conspirador”, “enemigo de la causa” aplicados farsescamente supusieron el fusilamiento de cientos de militantes, de declarados “enemigos” como se hizo asesinando al profesor Giraldo en Cali y a Jesús Bejarano en Bogotá.  Cuando el mundo asistió a la aparatosa caída del régimen estalinista en Rusia y en los llamados países de la Cortina de Hierro, cuando el mundo conoció de las atrocidades del maoísmo el Partido Comunista colombiano, el ELN, cerraron los ojos y negaron esa evidencia del fracaso de una monstruosa Utopía que condujo al asesinato de más de 40.000.000 de personas. Se decía bajo esta infame retórica que el sacrificio de poblaciones enteras era “necesario para instalar el paraíso comunista” y redimir a las masas oprimidas. En Colombia   el intento de construcción  de esa “utopía” después de cincuenta años arroja por parte del PCC, cifra reconocida por sus dirigentes, la cifra de 290. 000 personas asesinadas, niños descuartizados, campesinos despojados de sus heredades, terrorismo. Esto en Colombia hay que recordarlo cierto tiempo porque la maquinaria del olvido sobre lo que debía ser la responsabilidad asumida por esa dirigencia enriquecida además hasta lo más increíble, funciona hoy a todo vapor mediante las nuevas técnicas de desinformación, de difamación. Y continúa recurriendo bajo cuerda y con una Quinta Columna muy eficaz de políticos cómplices  sembrando el terror en el Cauca y sur del Valle, Jamundí,  especialmente. Los paros son una manera de sentirse un enjambre que no piensa y huye del pánico  de tener que reconocer que están a solas.

El llegar a creer en una Utopía como el comunismo supuso renunciar a un criterio libre  y convertirse en siervo  de un poder único. La tarea de engañar a la juventud, al magisterio, a la clase campesina y trabajadora, a ciertos estratos de la nueva clase media ha sido la labor entre las sombras  de estas agrupaciones encargadas de colaborar con el enemigo e infiltradas como Partidos democráticos, contando hoy con la invencible colaboración de las Plataformas  rusas que han demostrado que para convocar una protesta pública, un corte de carreteras no se necesita ya de líderes. La ruina de una Utopía implica la pérdida  implacable de lo que no fue un sueño sino una pesadilla. ¿En dónde se han refugiado los derrotados de la Utopía comunista?  Es aquí donde surge la maldad del resentido que sabe que el futuro no es para él la consumación del poder total. Convertido en Quinta Columna que trabaja para un enemigo inexistente,  el terrorismo es la única comprobación de su existencia: las ruinas de  lo que convirtieron en una melancólica distopía aumentan su rencor frente lo que pudieron hacer y lo han perdido. Pillado en su asiento  mientras habla con las Disidencias y el ELN para pedirles que apoyaran a Petro, la figura del Congresista de marras   es la de un fantasma que quiere seguir haciendo daño sin darse cuenta de que su utopía está muerta..    

  

No hay comentarios: