SOBRE LA DELINCUENCIA POLÍTICA
Darío Ruiz Gómez
En la Ley Orgánica de los
Partidos Políticos de España, artículo 93, se recuerda clara y explícitamente que no deben :”Incluir regularmente en sus
órganos directivos o en sus listas electorales a condenados por delito de terrorismo que no
hayan rechazado públicamente las formas y los medios terroristas” En Colombia
por el contrario y desde el supuesto Acuerdo de Paz y ahora con Petro bajo la llamada
Paz total lo que ha quedado en claro es que quienes heroicamente
tratan de ejercer su condición de ciudadanos(as) en un
Estado que implícitamente tiene el deber
de brindarles seguridad; hoy, en las regiones mantenidas bajo el dominio de
bandas de criminales a la ciudadanía
étnica, al colono pobre, se los continúa
sometiendo a nuevas formas de esclavitud, confinándolos y carnetizándolos, es decir desconociendo sus
Derechos Humanos y lo más ofensivo
frente a estas comunidades desvalidas, que la condición de ser terroristas sea exaltada como una premisa casi que necesaria para ser reconocidos como
una nueva casta política creando la pantomima de “nuevos Partidos” como los
Comunes conformada por reconocidos delincuentes que en ningún momento han
rechazado el terrorismo. O lo más
abominable convirtiendo de inmediato a los más depravados delincuentes
en “Gestores de Paz” para
prolongar indefinidamente su condena. Y para que el concepto de Crimen Político
entre en una ambigüedad jurídica con la suspensión de la ley. Es por eso que
destacados pensadores actuales estén
haciendo decisivas consideraciones sobre el significado de los Partidos
Políticos ante la importancia que ha alcanzado la reacción autónoma de la
ciudadanía ante estas groseras tergiversaciones de la Ley y ante el desusado terrorismo que impunemente continúa imperando sin que los dirigentes de estos Partidos se
pronuncien al respecto y nuestra Justicia guarde silencio. Recientemente una dirigente liberal ofensivamente exigía seguridad al Gobierno para que los candidatos(as) pudieran moverse por las distintas regiones en sus
campañas de proselitismo, olvidando
que lo primero que se debe exigir al Gobierno es la liberación inmediata de los territorios
sometidos por el terrorismo.
El crítico Juan Mendoza en
Revista Eñe Clarín a propósito de lo que estos Partidos fantasmas representan
como obstáculo para la Paz y el derecho de la ciudadanía a vivir sin temor recuerda.
“El objetivo de los Partidos no es la consumación de ningún programa, la
promulgación de ninguna ley. El objetivo del Partido es el Partido. El objetivo
del movimiento es la instalación de la élite de la Organización en los máximos
estamentos del Estado” Habría pues que comenzar por democratizar los Partidos desde su misma base, airearlos éticamente impidiendo que la corrupción o sea la
delincuencia se termine imponiendo como una costumbre aceptada. El obstáculo
para la Paz en Colombia son estas organizaciones dominadas por Caciques y
clientelistas y no por dirigentes que crean Democracia. Cuando veo a César
Gaviria, el clásico pide puestos, demudado,
con su voz cascada, cambiando de opinión respecto a Petro cada media hora me
invade un inevitable sentimiento de
indignación teniendo en cuenta lo que el Liberalismo colombiano – no dejaré de repetirlo- ha
representado a través de nuestra historia en su lucha por la libertad y la
justicia social, por una opinión pública libre de coacciones ante lo que este pintoresco personaje representa
hoy al igual que estas parodias de Partidos políticos que se crean no para defender un Estado de Derecho sino como una maquinaria electoral con sus fieras peleas intestinas de
personajillos y personajillas. Porque tal
como lo vemos hoy quien está fundamentando la verdadera protesta ante la
tiranía es la misma ciudadanía ante el fracaso o la traición de estos líderes de papel.
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