lunes, 26 de junio de 2023

SOBRE LA DELINCUENCIA POLÍTICA / Darío Ruiz Gómez

 SOBRE  LA DELINCUENCIA POLÍTICA

Darío Ruiz Gómez

En la Ley Orgánica de los Partidos Políticos de España, artículo 93,  se recuerda clara y explícitamente  que no deben :”Incluir regularmente en sus órganos directivos o en sus listas electorales  a condenados por delito de terrorismo que no hayan rechazado públicamente las formas y los medios terroristas” En Colombia por el contrario y  desde  el supuesto  Acuerdo de Paz y ahora con Petro bajo la  llamada   Paz total lo que ha quedado  en claro es que   quienes  heroicamente  tratan de ejercer su condición de ciudadanos(as)  en  un Estado que  implícitamente tiene el deber  de brindarles  seguridad; hoy,  en las regiones mantenidas bajo el dominio de bandas de criminales  a la ciudadanía étnica, al colono pobre, se los  continúa sometiendo a nuevas formas de esclavitud, confinándolos  y carnetizándolos, es decir desconociendo sus  Derechos Humanos y lo más ofensivo frente a estas comunidades desvalidas, que la condición de ser terroristas  sea exaltada como una premisa  casi que necesaria para ser reconocidos como una nueva casta política  creando  la pantomima de “nuevos Partidos” como los Comunes conformada por reconocidos delincuentes que en ningún momento han rechazado el terrorismo. O lo más  abominable  convirtiendo  de inmediato a los más depravados  delincuentes  en  “Gestores de Paz” para prolongar indefinidamente su condena. Y para que el concepto de Crimen Político entre en una ambigüedad jurídica con la suspensión de la ley. Es por eso que destacados  pensadores actuales estén haciendo decisivas consideraciones sobre el significado de los Partidos Políticos ante la importancia que ha alcanzado la reacción autónoma de la ciudadanía ante estas groseras tergiversaciones de la Ley y ante el desusado  terrorismo que impunemente  continúa imperando  sin que los dirigentes de estos Partidos se pronuncien al respecto y nuestra Justicia guarde silencio.  Recientemente  una  dirigente liberal ofensivamente  exigía seguridad  al Gobierno  para que los  candidatos(as) pudieran moverse  por las distintas regiones en sus campañas  de proselitismo,  olvidando  que  lo primero que se debe  exigir al Gobierno  es la liberación inmediata de los territorios sometidos por  el terrorismo.

El crítico Juan Mendoza en Revista Eñe Clarín a propósito de lo que estos Partidos fantasmas representan como obstáculo para la Paz y el derecho de la ciudadanía a vivir sin temor recuerda. “El objetivo de los Partidos no es la consumación de ningún programa, la promulgación de ninguna ley. El objetivo del Partido es el Partido. El objetivo del movimiento es la instalación de la élite de la Organización en los máximos estamentos del Estado” Habría pues que comenzar por democratizar  los Partidos desde su misma base, airearlos éticamente  impidiendo que la corrupción o sea la delincuencia se termine imponiendo como una costumbre aceptada. El obstáculo para la Paz en Colombia son estas organizaciones dominadas por Caciques y clientelistas y no por dirigentes que crean Democracia. Cuando veo a César Gaviria, el clásico pide puestos,  demudado, con su voz cascada, cambiando de opinión respecto a Petro cada media hora me invade  un inevitable sentimiento de indignación teniendo en cuenta lo que el Liberalismo  colombiano – no dejaré de repetirlo- ha representado a través de nuestra historia en su lucha por la libertad y la justicia social, por una opinión pública libre de coacciones  ante  lo que este pintoresco personaje representa hoy  al igual que  estas parodias  de Partidos políticos  que se crean no para defender  un Estado de Derecho  sino como una maquinaria  electoral con sus fieras peleas intestinas de personajillos y personajillas. Porque  tal  como lo vemos hoy quien está  fundamentando la verdadera protesta ante la tiranía es la misma ciudadanía ante el fracaso o la traición  de estos líderes de papel.

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