lunes, 27 de mayo de 2019

LA CIUDAD MACHACADA 7 Darío Ruiz Gómez



CIUDAD MACHACADA
Darío Ruiz Gómez

¿Quién ha sido señalado culpable del desastre tecnológico  que supone la destrucción de la Biblioteca España? Recuerdo un reportaje con unos ancianos en un parquecito, contaban cómo veían matar  diariamente gentes en ese  espacio antes de que se inaugurara la Biblioteca que naturalmente había sido una redención para un barrio convertido en un borde olvidado.  Niños, ancianos, se beneficiaban de sus instalaciones  pues habían salido del confinamiento a que los había sometido el terror y ahora recibían clases de diversas disciplinas, contaban con  un lugar de encuentro o sea de socialización, un logro demasiado importante que se vino abajo con la desaparición de la Biblioteca. ¿Se ha detenido a  algún responsable por este caso? ¿Algún sicólogo  social  ha calculado  lo que este desastre  culturalmente  supuso para esta comunidad? ¿Ha calculado algún  especialista   el alcance moral de esta decepción  en lo que  esta supone como justificado rencor de una comunidad  ofendida  ante  la corrupción oficial?  No voy a negar las buenas  intenciones que fundamentaron el plan de los Parques Bibliotecas pero sí critico, como lo hice en su día,  el hecho de construir edificios a veces de nulo valor arquitectónico, que  la mayoría de las veces no cumplían con  la espacialidad  específica esperada,  donde se lucraron los constructores  pero  una vez más la comunidad  quedó como perdedora  ya que no se renovó  el contexto  urbano  que debió comenzar  por establecer una inmediata relación con el Centro para que se iniciara  el esperado intercambio social que el aislamiento de las diversas comunas,  en manos de los violentos,  negaba. Esto era crear ciudad  y crear ciudadanos, posibilitar la integración de cada parque biblioteca, de cada nueva escuela para hacer desaparecer el aislamiento y el estigma, establecer la ergonomía de los espacios públicos a través de sus distintos actores, los niños, las mujeres y los hombres trabajadores, los ancianos, el caminante desprevenido, la relación sagrada de la casa con unos  territorios  reconquistados.  Hace décadas ya lo había señalado Jordi Borja. “Derecho a la conversión de la ciudad marginal o ilegal en ciudad de ciudadanías” un principio planteado por el urbanismo moderno al rescatar las periferias, al humanizar los bordes incorporándolos mediante  vías y sistemas de transporte al Centro y al resto de la ciudad para reconocer en el excluido el rostro de un ciudadano y no el de un desechable y al instaurar  la gobernabilidad de la democracia impidiendo que cayeran estos territorios de la no ciudad en manos del crimen organizado. Durante la Alcaldía de  Salazar y su consideración chavista del delincuente como una víctima social, me pregunté si por ese camino no nos estábamos  acercando al modelo Ciudad Juárez tal como hoy estamos viendo que efectivamente ha sucedido. ¿Hasta dónde llegó la idea del Jardín Circunvalar  y cuánto dinero público se despilfarró en una obra imposible de llevar a cabo sin haber recuperado antes para la vida  ciudadana  estos  bordes del terror? ¿Cómo se puede ofender a una comunidad construyendo a un elevadísimo coste un jardín de mascotas cuando se debió construir el auditorio, una zona de encuentro ya proyectados y anhelados por la Comunidad? ¿Quiénes se benefician, entonces, de un proyecto incrustado como un cuerpo extraño en medio de un tejido social que lo rechazará? ¿No es este equívoco lo que la Contraloría debe investigar? Y como lo ha señalado Juan Fernando Jaramillo  ¿Es más importante una mascota que la necesidad lúdica de los niños y adultos? Los caprichos de los llamados ambientalistas, animalistas son un verdadero peligro para el medio ambiente y para los animales. ¿Entre tanto cuántos espacios se han recuperado para la vida libre de los ciudadanos, para ejercer el derecho a la libre circulación, para erradicar la violencia sobre las familias expulsadas por los violentos con fines inmobiliarios? 

P.D. El método estalinista de Enrique Santiago consistió en humillar la justicia colombiana poniendo al descubierto  la ignorancia de la clase política. El ícono de la nueva Justicia es entonces Bobadilla.

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