Luis Orlando Valencia |
LAS (MONTAÑAS) AZULES TAN LEJANAS O EL DESASOSIEGO
(A propósito de la nueva
novela “Las azules lejanas” del escritor Luis Orlando Valencia)
Para: Martha
“Las azules aguas del mar…”
Antonio Arenas Berrío
antonioarebe1@hotmail.com
Esta novela de Luis Orlando Valencia
no tiene más de doscientas veinte páginas, dividida en cinco partes y cincuenta
y tres capítulos. Organizada para que todo lector se deje atrapar por la
historia que se cuenta sobre la peste(pandemia) que sufrieron las personas en
el mundo y en especial en nuestro territorio colombiano. Esta escrita en prosa
y con la inserción de algunos visos poéticos y procedente de hechos reales,
quimeras, sueños, diarios, música, literatura y otras cosas. Narrada en primera
persona, un yo. Un narrador que forma parte en la historia y se
dirige a un hermano muerto. La novela tiene como tema la peste (la pandemia),
el encierro, el miedo, la libertad y la posibilidad de expresarse sobre la vida
y la escritura. El deseo de la escritura se da a través de unos diarios que se
van corrigiendo en el desenlace de la historia. La ficción se cruza con la
música, la literatura y el paisaje. Hay
una voz que, nos dice: “Con música, papel, bolígrafo y libros intentaba hacer
soportable el encierro”. Asimismo, un escritor en su viaje puede expresar: El hecho
de escribir es algo asombroso, contar aquí es un hecho natural, un hecho
vivido. Se aprecia que, en la novela hay una profunda reflexión sobre la vida,
la subsistencia, la libertad, el encierro, el miedo, el espacio, el trascurrir
del tiempo, el valor de la lectura, la literatura y la música. Federico, se
dirige a un niño muerto: Federiquillo, Feder, Fico, Federiquito. “Difunto
hermano mío y tu voz salía de un laberinto”. El “Lugar donde tu habitas desde
que tenías dos años”. En la ficción hay un encuentro con la familia de
Federico, la hija, sus amigos y en especial con su novia Elvira. La prosa narra
un inexplicable desasosiego. La zozobra de los personajes Federico y
Elvira; un sufrimiento ante el “pequeño enemigo” que es mortal en el cuerpo
humano. El virus penetra a todas las personas en un mundo globalizado, de
tecnología, comunicación y ciencia.
Tanta tecnología, ciencia, información,
armas y un diminuto enemigo nos mataba a todos. “En tres meses el Z91 se había
llevado mas de veinte mil vidas en el mundo. Las grandes potencias económicas
estaban doblegadas ante el enemigo invisible. Las bolsas de valores cayeron en
picada y miles de ciudades se convirtieron en cárceles. Millones de empresas y
negocios en todos los países estaban paralizados hasta nueva orden. En mis años
de vida nunca fui testigo de una crisis así, extendida por todo el planeta
entero, con tan nocivas consecuencias”. La novela “Las azules tan lejanas”
relata una historia de opacidades, supervivencia, miedo y los avatares de la
peste moderna. Federico, Elvira, su familia, se enfrentaron a la peste,
sufrieron las secuelas de la muerte, vivieron el desastre de sus gobernantes,
ineptos, torpes y represores de las personas y la multitud. utilizaron el
encierro y la represión como forma de poder, aun la gente se muriera de hambre,
de falta atención en salud y escasez de medicamentos y camas para ser atendidos
en los hospitales. ¿Pero por qué Elvira, ha de contraer el virus y estar en
peligro de muerte? ¿Por qué se cuenta la historia a un hermano muerto? ¿Qué
relación hay entre el miedo, el encierro, libertad y la muerte? En la ficción existe
un retroceso temporal y a la vez un presente lleno de incertidumbre y muerte. Una
contracción del espacio y el tiempo. Una aceptación masiva del encierro. “La
humanidad permanecía encerrada en sus casas”. En la novela, el paisaje, el
cielo se torna gris y a veces se contemplan las montañas verdes y azules, pero
lo que está en juego es: “la salud de los hombres y las mujeres en toda la
tierra”. Una voz nos indica: “me lo he pasado de muerte, pero he disfrutado y
sufrido cada minuto de la vida”. Al leer la novela se pueden observar las
estrategias y las técnicas corpóreas para enfrentar al enemigo y la lucha por
la vida. Para Federico, Elvira y su familia, sus amigos, no solo les bastó el
encierro, se inventaron otras cosas para potenciar la vida. Acontecimientos
como la música porque: “la música me envuelve, floto en sus aguas
cristalinas, es un río que fluye sereno entre los sauces …” El amor por Elvira,
la hija, la lectura de novelas y poesía: “una vida de lector”, la escritura
de los diarios: “Redes de lenguaje, imágenes, recuerdos, cadenas de
pensamientos pasan por mi mente y yo los atrapo - o intento hacerlo- con la
palabra escrita”.
La alimentación, el cuidado diario,
la contemplación de la naturaleza, los paseos, el campo fueron los modos para defender
y luchar por la vida. Federico es un personaje común y corriente que se
convierte en un guerrero en defensa de la vida que enfrenta al “pequeño enemigo”
y su peste desbastadora que va dejando en su camino miles de muertos, terror y
miedo. “El miedo global ante la peste
llevo a la mayor parte de los gobiernos nacionales a tomar medidas que
mostraron como la salud y la vida eran mas importantes que los dólares.
Entonces por momentos brilló la ilusión de que hombres y mujeres habían
comprendido algo esencial para construir un mundo mejor. No tardaron en olvidar
la lección y el mundo y sus gentes siguieron igual, movidos por ambiciones que,
segundo, amenazaban la vida.” “Las azules
tan lejanas”, he ahí, una novela que, se refiere a la fragilidad humana,
frente a un virus que se expande como un feroz enemigo, oculto y peligroso y
que mata a las personas sin compasión, no hay color, sexo, edad, ni clase
social. La fragilidad humana se ve quebrantada, se lee como la peste va
matando las personas en las grandes y pequeñas ciudades, en sus barrios, las
calles, las casas, emergiendo un miedo individual y colectivo. “Cuando la
tragedia de padecimos trajo otra vez a mi conciencia la fragilidad de
los hombres y mujeres, cascaras de naranja al vaivén del mar, afloraron mis lágrimas.”
No valieron los datos de los científicos, la tecnología, el encierro, todo era
muerte y desasosiego. La novela “Las azules tan lejanas”, trata de la
peste, de las preocupaciones de sus personajes y a lo largo de la historia se
va prefigurando el sufrimiento y el desasosiego. ¿Qué circunstancias
produjeron un virus tan díscolo? Un asesino sin piedad no valía que las
personas fueran valientes, cautas, inflexibles, modestas, preocupadas, amables
y se defendieran. Una guerra sin defensas y casi sin darnos cuenta vamos
descubriendo la peste, su ferocidad y su macabra asociación con la muerte. Meditamos
y expresamos que todos tuvimos que sufrir el encierro, enclaustrarnos en las
casas, con la puerta cerrada. Todo lo que podemos es imaginar que, si alguien salía
de su casa o apartamento, quedaba en peligro de muerte. El (Z91), estaba en
todas partes, no se le podía ver, hablar, ni respondía, se pegaba como una
partícula al cuerpo buscando el fin. Enterado o desterrado seguía su camino en
busca de otros cuerpos.
No pertenecida a ningún lugar y
pertenecía a todos. Era un enemigo mortal. “Coincidían los científicos en que
el encierro en casa era la única manera, en ese momento, de evitar que el Z91
nos invadiera de forma acelerada, llevando al colapso los servicios de salud
del mundo. Si colapsaban los servicios de salud en Colombia todos corríamos
altos riesgos. No encontraríamos médicos en los hospitales disponibles para
atendernos en caso de un accidente o de otra enfermedad grave que nos afectara.”
Los sentimientos eran de dolor, nada de placer, no nos embargaba la alegría. Seres
afligidos por el miedo, y el terror. Ahora bien, toda ficción cuenta una
historia y en la historia debe pasar algo. ¿Qué pasó en la novela “Las azules
tan lejanas”? Federico y Elvira deberán afrontar la peste, ir a la guerra
contra un enemigo microscópico, luchar para sobrevivir, Elvira resultará al
final de la ficción contagiada, en peligro de muerte. Se salva y en una
tragedia amorosa, la pareja lograra seguir adelante con sus vidas. “Mi Elvira,
la de la mirada única, mi novia, mi amante, mi fémina, era ahora también la que
me ofrecía la balsa de bambú par que yo no me ahogara en alta mar. Nos subimos
en esa balsa, con la tormenta a la vista, a inventar de nuevo el tiempo. El
tiempo mío, el de ella, el de los dos.” En el libro hay una síntesis de la historia
“Cuando Federico se graduó de la universidad ya sabía que estaba
equivocado de profesión. Sin embargo, la ejerció en un hospital hasta que tuvo
el valor de salir de esa cárcel para ir dando tumbos por la vida. Trascurrido
un tiempo, montó una taberna para ganarse el pan de cada día y allí permaneció
varios años. Pero llegó la guerra y tuvo que cerrar su negocio de manera
indefinida. No era una guerra convencional como las tantas que había
encendido la estúpida humanidad. Eran los comienzos del siglo veintiuno y los
hombres y mujeres del planeta se vieron enfrentados a ejércitos de diminutos
soldados que trajeron la peste mortal. Para proteger sus vidas, los
terrícolas tuvieron que encerrarse por mucho tiempo en sus casas. Pero el
encierro no impidió que muchos millones de personas perdieran la vida en es
confrontación irregular. La tragedia global recibió el nombre de
pandemia, Pero Federico, contándole la historia a su hermano muerto,
se refirió a ella como la guerra. Esta novela narra cómo Federico y su
novia Elvira se enfrentaron a la guerra y padecieron sus terribles consecuencias”
Este extenso texto lo condesa casi todo, la peste, (la pandemia), el encierro,
el enemigo, la vida, la historia, las consecuencias, el desasosiego. Ahora bien, la novela “Las azules tan
lejanas”, presenta un viaje al corazón de la pandemia (peste, virus, (Z91),
descubre con precisión el largo proceso de los contagios del virus, las medidas
de seguridad, el encierro, la pérdida de la libertad y la muerte. El viaje del
virus por los cuerpos de los humanos, las miserias, el miedo a la muerte y el camino
de algunas almas atormentadas por esta enfermedad infecciosa. La ficción
explora a través de os personajes, Federico y su novia Elvira, el contagio, el
enemigo verdadero, su mutación del virus en la geografía del mundo y el peligro
físico y mental del virus letal en el planeta tierra. Mejor en el planeta azul.
Hay un calvario en las personas, las ciudades, los pueblos, un desasosiego y la
eficacia de la muerte. En “Las azules
tan lejanas” se percibe la idea de que hay que tener un profundo conocimiento
del peligro, de la vida, de la enfermedad y del estar sano. Amar la vida, los
lugares, el paisaje, la música, la literatura y en especial la escritura. Luis Orlando
Valencia, como escritor, considera la literatura como algo esencial en su
pensamiento. Se puede decir que la vida mantiene una relación fundamental con
la literatura. La escritura acá es la vida. La lectura, la música y las
caminadas y el respirar el aire fresco, son formas de salud, no son un veneno
para el espíritu y el cuerpo. La escritura, es un cruce y un remedio
contra el miedo a la muerte. El escritor establece diversas formas de
subsistencia. Experiencias de vida por medio de la escritura. Escribir es construir
algo. Es crear, es pensar. La ficción, rebosa la realidad terminada, inventa
otros sentidos de vida, otras formas de pensar la vida. La literatura como
proceso habla de la vida, acontece en lenguaje y agita la lengua, mediante una
composición en prosa o en una poesía. El novelista se unió a los médicos en la
resistencia contra el poder de la muerte y la enfermedad, contra todo lo que
impide vivir, de erigir nuevas formas de lucha contra el enemigo en la tierra.
Cada novelista enseña a leer la vida. Se excede y se edifica a sí mismo en la
forma característica que asume la escritura, persiguiendo sus instintos, se
refiere así a la conciencia de la vida y el peligro de la muerte.
Uno de los logros del escritor Luis
Orlando Valencia, es la deliberación que hace de la escritura y la vida. Con él
podemos decir que el acto de crear y de vivir son la misma cosa. La tragedia
global nos marcó a todos. Hoy podemos pensar y gritar en un canto por la vida. En
la novela abundan las destrezas para estar vivo. Al leer la ficción se tiene la
sensación de que el encierro y el miedo, la cercanía con la muerte fueron
acontecimientos que nos pasaron a todos los humanos. ¿Es la ficción una guía
práctica para la vida? ¿Cuáles fueron las técnicas corporales y la reflexión
que permitieron la subsistencia? Creo que la intención inicial de esta novela
es contar un hecho histórico, la pandemia, también llamada por Luis Orlando
Valencia, la peste, el enemigo, la guerra contra un enemigo invisible. Una
reclusión generalizada, un abuso del poder, un alma atormentada, un espíritu
que deseaba vivir, la soledad, el amor, el espacio el tiempo. Acá el viaje
de querer vivir y no morir es llevado a la práctica, no solo por Federico y
Elvira, sino por todos los que vivimos la pandemia (el coronavirus). Cada
sujeto vivió un viaje sobre sí mismo. Fuimos espíritus centrifugas. Centrípetas
para soportar el dolor y el miedo, el encierro. Igualmente, tenemos un narrador-
protagonista que escribe diarios y cuenta su propia historia de la peste y la
lucha contra el enemigo oculto. El narrador en primera persona -yo- adopta un
punto de vista subjetivo que lo hace identificar con el protagonista de la
historia Federico, quizás esto no le impide ver de forma imparcial la vida de
los otros personajes de la novela. También valdría la pena recrear el punto de
vista de un personaje femenino, Elvira. En la novela el acto de escribir se
convierte en algo fantástico, contar un hecho real para convertirlo en un acto
ficcional. En la ficción hay límites entre el espacio (la buhardilla, Miramar,
la ciudad, las calles el pueblo). Una meditación sobre el encierro, la
libertad, los sueños, todo esto trasciende en la escritura por eso se indica al
final. “Las montañas azules tan lejanas siempre esperando mi regreso”.
El aire, el campo, el paisaje, las montañas, los libros, la escritura, la música
son grandes líneas de fuga…
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