lunes, 24 de junio de 2024

LAS AZULES TAN LEJANAS de Luis Orlando Valencia / Antonio Arenas Berrío

 

Luis Orlando Valencia

LAS (MONTAÑAS) AZULES TAN LEJANAS O EL DESASOSIEGO

(A propósito de la nueva novela “Las azules lejanas” del escritor Luis Orlando Valencia)

Para: Martha

“Las azules aguas del mar…”

Antonio Arenas Berrío

antonioarebe1@hotmail.com

Esta novela de Luis Orlando Valencia no tiene más de doscientas veinte páginas, dividida en cinco partes y cincuenta y tres capítulos. Organizada para que todo lector se deje atrapar por la historia que se cuenta sobre la peste(pandemia) que sufrieron las personas en el mundo y en especial en nuestro territorio colombiano. Esta escrita en prosa y con la inserción de algunos visos poéticos y procedente de hechos reales, quimeras, sueños, diarios, música, literatura y otras cosas. Narrada en primera persona, un yo. Un narrador que forma parte en la historia   y se dirige a un hermano muerto. La novela tiene como tema la peste (la pandemia), el encierro, el miedo, la libertad y la posibilidad de expresarse sobre la vida y la escritura. El deseo de la escritura se da a través de unos diarios que se van corrigiendo en el desenlace de la historia. La ficción se cruza con la música, la literatura y el paisaje.  Hay una voz que, nos dice: “Con música, papel, bolígrafo y libros intentaba hacer soportable el encierro”. Asimismo, un escritor en su viaje puede expresar: El hecho de escribir es algo asombroso, contar aquí es un hecho natural, un hecho vivido. Se aprecia que, en la novela hay una profunda reflexión sobre la vida, la subsistencia, la libertad, el encierro, el miedo, el espacio, el trascurrir del tiempo, el valor de la lectura, la literatura y la música. Federico, se dirige a un niño muerto: Federiquillo, Feder, Fico, Federiquito. “Difunto hermano mío y tu voz salía de un laberinto”. El “Lugar donde tu habitas desde que tenías dos años”. En la ficción hay un encuentro con la familia de Federico, la hija, sus amigos y en especial con su novia Elvira. La prosa narra un inexplicable desasosiego. La zozobra de los personajes Federico y Elvira; un sufrimiento ante el “pequeño enemigo” que es mortal en el cuerpo humano. El virus penetra a todas las personas en un mundo globalizado, de tecnología, comunicación y ciencia.

Tanta tecnología, ciencia, información, armas y un diminuto enemigo nos mataba a todos. “En tres meses el Z91 se había llevado mas de veinte mil vidas en el mundo. Las grandes potencias económicas estaban doblegadas ante el enemigo invisible. Las bolsas de valores cayeron en picada y miles de ciudades se convirtieron en cárceles. Millones de empresas y negocios en todos los países estaban paralizados hasta nueva orden. En mis años de vida nunca fui testigo de una crisis así, extendida por todo el planeta entero, con tan nocivas consecuencias”. La novela “Las azules tan lejanas” relata una historia de opacidades, supervivencia, miedo y los avatares de la peste moderna. Federico, Elvira, su familia, se enfrentaron a la peste, sufrieron las secuelas de la muerte, vivieron el desastre de sus gobernantes, ineptos, torpes y represores de las personas y la multitud. utilizaron el encierro y la represión como forma de poder, aun la gente se muriera de hambre, de falta atención en salud y escasez de medicamentos y camas para ser atendidos en los hospitales. ¿Pero por qué Elvira, ha de contraer el virus y estar en peligro de muerte? ¿Por qué se cuenta la historia a un hermano muerto? ¿Qué relación hay entre el miedo, el encierro, libertad y la muerte? En la ficción existe un retroceso temporal y a la vez un presente lleno de incertidumbre y muerte. Una contracción del espacio y el tiempo. Una aceptación masiva del encierro. “La humanidad permanecía encerrada en sus casas”. En la novela, el paisaje, el cielo se torna gris y a veces se contemplan las montañas verdes y azules, pero lo que está en juego es: “la salud de los hombres y las mujeres en toda la tierra”. Una voz nos indica: “me lo he pasado de muerte, pero he disfrutado y sufrido cada minuto de la vida”. Al leer la novela se pueden observar las estrategias y las técnicas corpóreas para enfrentar al enemigo y la lucha por la vida. Para Federico, Elvira y su familia, sus amigos, no solo les bastó el encierro, se inventaron otras cosas para potenciar la vida. Acontecimientos como la música porque: “la música me envuelve, floto en sus aguas cristalinas, es un río que fluye sereno entre los sauces …” El amor por Elvira, la hija, la lectura de novelas y poesía: “una vida de lector”, la escritura de los diarios: “Redes de lenguaje, imágenes, recuerdos, cadenas de pensamientos pasan por mi mente y yo los atrapo - o intento hacerlo- con la palabra escrita”.

La alimentación, el cuidado diario, la contemplación de la naturaleza, los paseos, el campo fueron los modos para defender y luchar por la vida. Federico es un personaje común y corriente que se convierte en un guerrero en defensa de la vida que enfrenta al “pequeño enemigo” y su peste desbastadora que va dejando en su camino miles de muertos, terror y miedo.  “El miedo global ante la peste llevo a la mayor parte de los gobiernos nacionales a tomar medidas que mostraron como la salud y la vida eran mas importantes que los dólares. Entonces por momentos brilló la ilusión de que hombres y mujeres habían comprendido algo esencial para construir un mundo mejor. No tardaron en olvidar la lección y el mundo y sus gentes siguieron igual, movidos por ambiciones que, segundo, amenazaban la vida.”  “Las azules tan lejanas”, he ahí, una novela que, se refiere a la fragilidad humana, frente a un virus que se expande como un feroz enemigo, oculto y peligroso y que mata a las personas sin compasión, no hay color, sexo, edad, ni clase social. La fragilidad humana se ve quebrantada, se lee como la peste va matando las personas en las grandes y pequeñas ciudades, en sus barrios, las calles, las casas, emergiendo un miedo individual y colectivo. “Cuando la tragedia de padecimos trajo otra vez a mi conciencia la fragilidad de los hombres y mujeres, cascaras de naranja al vaivén del mar, afloraron mis lágrimas.” No valieron los datos de los científicos, la tecnología, el encierro, todo era muerte y desasosiego. La novela “Las azules tan lejanas”, trata de la peste, de las preocupaciones de sus personajes y a lo largo de la historia se va prefigurando el sufrimiento y el desasosiego. ¿Qué circunstancias produjeron un virus tan díscolo? Un asesino sin piedad no valía que las personas fueran valientes, cautas, inflexibles, modestas, preocupadas, amables y se defendieran. Una guerra sin defensas y casi sin darnos cuenta vamos descubriendo la peste, su ferocidad y su macabra asociación con la muerte. Meditamos y expresamos que todos tuvimos que sufrir el encierro, enclaustrarnos en las casas, con la puerta cerrada. Todo lo que podemos es imaginar que, si alguien salía de su casa o apartamento, quedaba en peligro de muerte. El (Z91), estaba en todas partes, no se le podía ver, hablar, ni respondía, se pegaba como una partícula al cuerpo buscando el fin. Enterado o desterrado seguía su camino en busca de otros cuerpos.

No pertenecida a ningún lugar y pertenecía a todos. Era un enemigo mortal. “Coincidían los científicos en que el encierro en casa era la única manera, en ese momento, de evitar que el Z91 nos invadiera de forma acelerada, llevando al colapso los servicios de salud del mundo. Si colapsaban los servicios de salud en Colombia todos corríamos altos riesgos. No encontraríamos médicos en los hospitales disponibles para atendernos en caso de un accidente o de otra enfermedad grave que nos afectara.” Los sentimientos eran de dolor, nada de placer, no nos embargaba la alegría. Seres afligidos por el miedo, y el terror. Ahora bien, toda ficción cuenta una historia y en la historia debe pasar algo. ¿Qué pasó en la novela “Las azules tan lejanas”? Federico y Elvira deberán afrontar la peste, ir a la guerra contra un enemigo microscópico, luchar para sobrevivir, Elvira resultará al final de la ficción contagiada, en peligro de muerte. Se salva y en una tragedia amorosa, la pareja lograra seguir adelante con sus vidas. “Mi Elvira, la de la mirada única, mi novia, mi amante, mi fémina, era ahora también la que me ofrecía la balsa de bambú par que yo no me ahogara en alta mar. Nos subimos en esa balsa, con la tormenta a la vista, a inventar de nuevo el tiempo. El tiempo mío, el de ella, el de los dos.” En el libro hay una síntesis de la historia “Cuando Federico se graduó de la universidad ya sabía que estaba equivocado de profesión. Sin embargo, la ejerció en un hospital hasta que tuvo el valor de salir de esa cárcel para ir dando tumbos por la vida. Trascurrido un tiempo, montó una taberna para ganarse el pan de cada día y allí permaneció varios años. Pero llegó la guerra y tuvo que cerrar su negocio de manera indefinida. No era una guerra convencional como las tantas que había encendido la estúpida humanidad. Eran los comienzos del siglo veintiuno y los hombres y mujeres del planeta se vieron enfrentados a ejércitos de diminutos soldados que trajeron la peste mortal. Para proteger sus vidas, los terrícolas tuvieron que encerrarse por mucho tiempo en sus casas. Pero el encierro no impidió que muchos millones de personas perdieran la vida en es confrontación irregular. La tragedia global recibió el nombre de pandemia, Pero Federico, contándole la historia a su hermano muerto, se refirió a ella como la guerra. Esta novela narra cómo Federico y su novia Elvira se enfrentaron a la guerra y padecieron sus terribles consecuencias” Este extenso texto lo condesa casi todo, la peste, (la pandemia), el encierro, el enemigo, la vida, la historia, las consecuencias, el desasosiego.  Ahora bien, la novela “Las azules tan lejanas”, presenta un viaje al corazón de la pandemia (peste, virus, (Z91), descubre con precisión el largo proceso de los contagios del virus, las medidas de seguridad, el encierro, la pérdida de la libertad y la muerte. El viaje del virus por los cuerpos de los humanos, las miserias, el miedo a la muerte y el camino de algunas almas atormentadas por esta enfermedad infecciosa. La ficción explora a través de os personajes, Federico y su novia Elvira, el contagio, el enemigo verdadero, su mutación del virus en la geografía del mundo y el peligro físico y mental del virus letal en el planeta tierra. Mejor en el planeta azul. Hay un calvario en las personas, las ciudades, los pueblos, un desasosiego y la eficacia de la muerte.  En “Las azules tan lejanas” se percibe la idea de que hay que tener un profundo conocimiento del peligro, de la vida, de la enfermedad y del estar sano. Amar la vida, los lugares, el paisaje, la música, la literatura y en especial la escritura. Luis Orlando Valencia, como escritor, considera la literatura como algo esencial en su pensamiento. Se puede decir que la vida mantiene una relación fundamental con la literatura. La escritura acá es la vida. La lectura, la música y las caminadas y el respirar el aire fresco, son formas de salud, no son un veneno para el espíritu y el cuerpo. La escritura, es un cruce y un remedio contra el miedo a la muerte. El escritor establece diversas formas de subsistencia. Experiencias de vida por medio de la escritura. Escribir es construir algo. Es crear, es pensar. La ficción, rebosa la realidad terminada, inventa otros sentidos de vida, otras formas de pensar la vida. La literatura como proceso habla de la vida, acontece en lenguaje y agita la lengua, mediante una composición en prosa o en una poesía. El novelista se unió a los médicos en la resistencia contra el poder de la muerte y la enfermedad, contra todo lo que impide vivir, de erigir nuevas formas de lucha contra el enemigo en la tierra. Cada novelista enseña a leer la vida. Se excede y se edifica a sí mismo en la forma característica que asume la escritura, persiguiendo sus instintos, se refiere así a la conciencia de la vida y el peligro de la muerte.

Uno de los logros del escritor Luis Orlando Valencia, es la deliberación que hace de la escritura y la vida. Con él podemos decir que el acto de crear y de vivir son la misma cosa. La tragedia global nos marcó a todos. Hoy podemos pensar y gritar en un canto por la vida. En la novela abundan las destrezas para estar vivo. Al leer la ficción se tiene la sensación de que el encierro y el miedo, la cercanía con la muerte fueron acontecimientos que nos pasaron a todos los humanos. ¿Es la ficción una guía práctica para la vida? ¿Cuáles fueron las técnicas corporales y la reflexión que permitieron la subsistencia? Creo que la intención inicial de esta novela es contar un hecho histórico, la pandemia, también llamada por Luis Orlando Valencia, la peste, el enemigo, la guerra contra un enemigo invisible. Una reclusión generalizada, un abuso del poder, un alma atormentada, un espíritu que deseaba vivir, la soledad, el amor, el espacio el tiempo. Acá el viaje de querer vivir y no morir es llevado a la práctica, no solo por Federico y Elvira, sino por todos los que vivimos la pandemia (el coronavirus). Cada sujeto vivió un viaje sobre sí mismo. Fuimos espíritus centrifugas. Centrípetas para soportar el dolor y el miedo, el encierro. Igualmente, tenemos un narrador- protagonista que escribe diarios y cuenta su propia historia de la peste y la lucha contra el enemigo oculto. El narrador en primera persona -yo- adopta un punto de vista subjetivo que lo hace identificar con el protagonista de la historia Federico, quizás esto no le impide ver de forma imparcial la vida de los otros personajes de la novela. También valdría la pena recrear el punto de vista de un personaje femenino, Elvira. En la novela el acto de escribir se convierte en algo fantástico, contar un hecho real para convertirlo en un acto ficcional. En la ficción hay límites entre el espacio (la buhardilla, Miramar, la ciudad, las calles el pueblo). Una meditación sobre el encierro, la libertad, los sueños, todo esto trasciende en la escritura por eso se indica al final. “Las montañas azules tan lejanas siempre esperando mi regreso”. El aire, el campo, el paisaje, las montañas, los libros, la escritura, la música son grandes líneas de fuga…

 Vale la pena leer esta novela: “Las azules tan lejanas”, como un acto de libertad y valentía frente a la muerte y una meditación subyacente sobre la escritura.




 





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