miércoles, 8 de noviembre de 2023

ENCUENTROME DIVIDIDO / Darío Ruiz Gómez

 ENCUENTROME DIVIDIDO

Darío Ruiz Gómez

La historia me la contó el inolvidable Otto Morales Benítez  y es la historia de un liberal en un pueblo dominado por los conservadores  donde cada domingo en su sermón el cura estaba mandando a lo más profundo del infierno a los liberales. El defensor de Voltaire y de un Estado Laico perdía el sueño naturalmente  ante  aquellas alucinantes escenas de tinieblas eternas. De manera que cuando un día recibió  la  solicitud de la Dirección General del Partido Liberal  que estaba haciendo un censo de liberales en el país  con el fin de   que les informara sobre el número de liberales  en el pequeño municipio caldense donde vivía  el telegrama de respuesta fue clamoroso. “  Aquí  el único liberal soy yo y me encuentro  dividido” Cuando hace treinta años penetró  a la Universidad la idea de revolución encontrando un terreno abonado en unos muchachos(as) de una nueva clase media, de modestas familias de los barrios y los pueblos el estallido fue inmediato y desenfrenado ya que si antes la llama de la revolución nació en sectores sociales que se habían jugado la vida  denunciando  la injusticia nacional, la  discriminación social,  e hicieron suyos los pensamientos de grandes pensadores revolucionarios; en esta generación el revolucionarismo nació  silvestre, sin necesidad de un previo conocimiento de la situación y de los objetivos  sociales  a los cuales se aspiraba  pues mucha es la distancia que se da entre una genuina luchadora social como María Cano surgida de una coyuntura histórica de  la clase obrera  y una agitadora de hoy manipulando frívolamente  un  caricaturesco  lenguaje igualitario. “Defínase compañero” le  reclamaron furiosamente unos revolucionarios  juveniles  a  Mejía Vallejo cuando salía del campus y Manuel con su cáustica  ironía les respondió: “Chicos ahora no puedo definirme  ya que estoy escribiendo un libro sobre este tema y de pronto me lo copian” Los colombianos(as) de hoy sometidos  mediante el  miedo y al terror por los dueños de las tinieblas,  bajo las terribles encrucijadas y violencias extremas nacidas del  continuo chantaje de lo que se ha  llamado “ un bárbaro dogmatismo ideológico o religioso”  es, no dejo de repetirlo,  la de exiliados. “¿Acuerdos de Paz de tres meses o legalización solapada de la violencia entre bufones? Es pues el hallarse permanentemente  exiliado  dentro de sí mismo cuando ha desaparecido el concepto de valores y el concepto de autoridad y todo ha entrado en la precariedad.

 “Los bufones que otrora- acudo de nuevo a esta cita de  Alain Finkielkraut- se  las hacían pagar caro a los reyes son hoy los reyes adulados y temidos de la democracia radical. Y propagan sobre los escombros de la promesa comunista, el calor revanchista de la bajeza común”  Ver en la t.v  a Aída Avella la anciana e intransigente  comunista - cuya nefasta presencia en lo peor de la historia de Urabá ha olvidado la JEP - afirmando  que “en el exterminio de miles y miles de activistas de la Unión Patriótica tuvo que ver la Mossad o sea la Inteligencia israelí  y que por lo tanto es necesario condenar a Israel y a favor del pueblo palestino”  es darse cuenta de las estrategias  a las  cual está recurriendo la  izquierda española para  hacer olvidar el hecho de que en una verdadera democracia estas minorías dañinas no deberían  contar con la beligerante  representatividad que se les ha concedido y   porque Hamás es un grupo terrorista y  no un Estado lo cual supone que hablar de guerra con unos terroristas  es una falsedad. El pueblo  palestino  nada tiene que ver con la infame  dictadura de Hamás así como el pueblo colombiano nada tiene que ver con terroristas narcotraficantes, explotadores de niños de manera que esas mesas de conversaciones  de Paz están viciadas jurídicamente desde su  comienzo.

   

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