ENCUENTROME DIVIDIDO
Darío Ruiz Gómez
La historia me la contó el
inolvidable Otto Morales Benítez y es la historia de un liberal en un pueblo dominado
por los conservadores donde cada domingo
en su sermón el cura estaba mandando a lo más profundo del infierno a los
liberales. El defensor de Voltaire y de un Estado Laico perdía el sueño
naturalmente ante aquellas alucinantes escenas de tinieblas
eternas. De manera que cuando un día recibió
la solicitud de la Dirección
General del Partido Liberal que estaba
haciendo un censo de liberales en el país con el fin de que les informara sobre el número de
liberales en el pequeño municipio
caldense donde vivía el telegrama de
respuesta fue clamoroso. “ Aquí el único liberal soy yo y me encuentro dividido” Cuando hace treinta años penetró a la Universidad la idea de revolución
encontrando un terreno abonado en unos muchachos(as) de una nueva clase media,
de modestas familias de los barrios y los pueblos el estallido fue inmediato y
desenfrenado ya que si antes la llama de la revolución nació en sectores
sociales que se habían jugado la vida
denunciando la injusticia
nacional, la discriminación social, e hicieron suyos los pensamientos de grandes
pensadores revolucionarios; en esta generación el revolucionarismo nació silvestre, sin necesidad de un previo
conocimiento de la situación y de los objetivos sociales
a los cuales se aspiraba pues
mucha es la distancia que se da entre una genuina luchadora social como María
Cano surgida de una coyuntura histórica de
la clase obrera y una agitadora
de hoy manipulando frívolamente un caricaturesco lenguaje igualitario. “Defínase compañero”
le reclamaron furiosamente unos revolucionarios juveniles a Mejía
Vallejo cuando salía del campus y Manuel con su cáustica ironía les respondió: “Chicos ahora no puedo
definirme ya que estoy escribiendo un
libro sobre este tema y de pronto me lo copian” Los colombianos(as) de hoy sometidos mediante el miedo y al terror por los dueños de las
tinieblas, bajo las terribles
encrucijadas y violencias extremas nacidas del continuo chantaje de lo que se ha llamado “ un bárbaro dogmatismo ideológico o
religioso” es, no dejo de repetirlo, la de exiliados. “¿Acuerdos de Paz de tres
meses o legalización solapada de la violencia entre bufones? Es pues el hallarse
permanentemente exiliado dentro de sí mismo cuando ha desaparecido el
concepto de valores y el concepto de autoridad y todo ha entrado en la
precariedad.
“Los bufones que otrora- acudo de nuevo a esta
cita de Alain Finkielkraut- se las hacían pagar caro a los reyes son hoy los
reyes adulados y temidos de la democracia radical. Y propagan sobre los
escombros de la promesa comunista, el calor revanchista de la bajeza
común” Ver en la t.v a Aída Avella la anciana e intransigente comunista - cuya nefasta presencia en lo peor
de la historia de Urabá ha olvidado la JEP - afirmando que “en el exterminio de miles y miles de
activistas de la Unión Patriótica tuvo que ver la Mossad o sea la Inteligencia
israelí y que por lo tanto es necesario
condenar a Israel y a favor del pueblo palestino” es darse cuenta de las estrategias a las cual está recurriendo la izquierda española para hacer olvidar el hecho de que en una
verdadera democracia estas minorías dañinas no deberían contar con la beligerante representatividad que se les ha concedido
y porque Hamás es un grupo terrorista
y no un Estado lo cual supone que hablar
de guerra con unos terroristas es una
falsedad. El pueblo palestino nada tiene que ver con la infame dictadura de Hamás así como el pueblo
colombiano nada tiene que ver con terroristas narcotraficantes, explotadores de
niños de manera que esas mesas de conversaciones de Paz están viciadas jurídicamente desde
su comienzo.
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