DETECTIVES SALVAJES
Antonio Arenas
(A propósito de los
veinte años de la muerte del escritor chileno, Roberto Bolaño)
“El escritor ya no está.
Quedan la obra y la leyenda. Quedan la literatura y el apocalipsis”.
E. Paz
Roberto Bolaño nació en Chile en 1953 y murió en España, el 14 de Julio del 2023, y se cumplieron veinte años de su muerte. Recordar
su fallecimiento es no decir absolutamente nada de su estética literaria, importaría
más leer sus novelas, cuentos, ensayos y poesía. No obstante, nos seduce recordar
aquella afirmación que dice: “la
literatura es un oficio peligro” o “la
literatura no vale nada”. La escritura es un acontecimiento, un viaje de
mucho riesgo. “¿Entonces qué es una escritura
de calidad? Pues lo que siempre ha sido: saber meter la cabeza en lo oscuro,
saber saltar al vacío, saber que la literatura es un oficio peligroso. Correr
por el borde del precipicio: a un lado el abismo sin fondo y al otro lado las
caras que uno quiere, las sonrientes caras que uno quiere, y los libros, y los
amigos, y la comida”. Cautiva también, esa exhortación para escritores
jóvenes de que vivan y sean felices, en vez de consagrarse a esa labor
peligrosa. Los críticos aseveran que Bolaño ha elaborado una propuesta compleja
y múltiple que diferentemente reinventa “el arte” de escribir novelas; que sus
libros agitan un nuevo sentido de la escritura y la lectura. Los detectives
salvajes, Estrella distante, Nocturno en Chile y 2666, ofrecen un inventario de
signos para “edificar” ficciones, cambiar los planos narrativos, introducir el horror
y lo siniestro, la denuncia y la crítica acida a las sociedades posmodernas.
Ahora bien, Roberto Bolaño no terminó el colegio, ni fue a ninguna universidad,
pero al igual que Jorge Luis Borges, Juan Carlos Onetti, era un lector voraz y
un conversador obstinado. Nunca dejo de ser poeta, parecía haberse leído
todos los libros de los poetas, de los novelistas y era además puntilloso con
sus críticas a escritores consagrados por las grandes editoriales del mundo. Al
final de sus días y enfermo declaró: “Una
vez leído un libro, todos los libros están leídos”. Un libro bien leído
despertará todas tus inquietudes. Roberto Bolaño fue un escritor de extenso
aliento, donde la poesía, el cuento y el ensayo, la crítica y la novela, le
eran la labor de cada día de su existencia. Hoy en día las novelas de Bolaño
son necesarias en el universo literario de América y Europa. Veamos: “A medida que la influencia de Bolaño
crece, la crítica responde con esfuerzos cada vez más sistemáticos por
comprender su vida y obra y explicar la naturaleza de esos secretos escondidos
en la tierra todavía salvaje de sus mundos ficcionales”. Bolaño fue un escritor exasperado e
irreverente, cínico y maldito, pero sobre todo un creador; en el sentido de que
instituyó “una nueva forma” de hacer novelas, “Los detectives salvajes”, son una
buena prueba de esto. Bolaño, trabajó en múltiples oficios antes de ser el escritor
famoso que conocemos ahora. Fue camarero, vigilante nocturno, basurero, obrero
temporal agrícola, vendedor ambulante de baratijas etc. En otras palabras, un
lumpen sin futuro de nada. ¿Cómo no va a ser salvaje, un escritor que desempeño
todos los oficios? Bolaño, era pobre y los espectros de la pobreza lo
acompañaron casi toda la vida. Se profesó siempre un poeta y empezó a escribir
novelas y cuentos a raíz del nacimiento de su primer hijo Lautaro y para poder
subsistir se convirtió en un cazador de concursos literarios, él sabía que siendo
poeta no podría alimentar a su familia. Muchos críticos y sobre todo sus amigos,
dicen que, es el mejor escritor Latinoamericano de su generación. La fama le
llegó al final de sus días y solo después de ganar dos premios de novela
importantes, el Rómulo Gallegos y el premio de novela Anagrama. Roberto Bolaño
fue un poeta desesperado y fracasado escribiendo para desesperados. La
literatura, el viaje y esa búsqueda interior, fueron sus llamas ardientes. Un
mejor homenaje seria leerlo y reírnos con él, como diría su editor y amigo
Jorge Herralde. Roberto Bolaño puede que sea “un maldito perro iracundo”, “un romántico”,
“un perro apaleado que nunca desistió a
la crítica y a la idea de incendiar el mundo”, del mundo afirmaba lo
siguiente: “El mundo está vivo y nada
vivo tiene remedio y está es nuestra suerte”. Bolaño gritaba a cuatro
vientos que todo lo que sabía, lo había leído y todo lo había aprendido leyendo
y se jactaba de haber leído mucho. Con él la literatura se mueve, porque a
escribir se ejercita leyendo y escribiendo a diario. La escritura es un oficio,
una disciplina. Leer, escribir, viajar y
follar, he ahí sus cuatro grandes pasiones. Viajar era como viajar a la muerte,
sobre todo el viaje desesperado de los poetas malditos, sus viajes fueron
análogos a los de Mallarmé, Baudelaire, Rimbaud, viajes con delirio y riesgo,
con extrema lucidez y abuso del sexo. Folló mucho pero nunca contrajo una
enfermedad venérea. Abuso de la lectura hasta tener que usar lentes
permanentemente, escribió mucho pero nunca fue un escritor de éxito, ni
aclamado por las editoriales que siempre lo rechazaban. En sus mejores páginas
indica que: “Era pobre, vivía a la intemperie y me consideraba un tipo con
suerte, porque al fin de cuentas, no había enfermado de nada grave. Abuse del
sexo…abuse de la lectura”. Vaya optimismo para alguien que murió esperando un
trasplante de hígado que nunca llegó, a este maldito poeta y novelista lo
atraía el sexo de manera exagerada y logró incrustar sus experiencias en alguna
de sus novelas y poemas, diríamos que a la mejor manera del escritor Henry
Miller. Con cierto rigor asombroso nos dice en uno de sus últimos cuentos,
llamado: “Literatura + enfermedad = enfermedad” que, follar es lo que queremos todos.
Advirtamos: “Follar es lo único que
desean los que van a morir. Follar es lo único que desean los que están en las
cárceles y en los hospitales. Los impotentes lo único que desean es follar. Los
castrados lo único que desean es follar. Los heridos graves, los suicidas, los
seguidores irredentes de Heidegger. Incluso Wittgenstein, que es el más grande
filósofo del siglo XX, lo único que deseaba era follar. Hasta los muertos leí
en alguna parte, lo único que deseaban era follar. Es triste tener que
admitirlo pero es así”. Se folla demasiado en sus libros, se remece el
sentido del semen, del vínculo, hay un estallido testicular en cada una de sus
ficciones. Empero, Bolaño lee la poesía francesa y piensa de ella de que, es la
más alta poesía del mundo. Por ello, Baudelaire, Mallarmé, Rimbaud, Lautréamont,
Verlaine son indispensables, y le sirven
para afirmar que toda lectura y todo suceso carnal son una repetición. El viaje
es la única salida del combate que se libra con la vida. Las colisiones sexuales son finitas y el deseo
de follar y de leer son infinitos. Todo sobrepasa el deseo de nuestra propia
muerte y al final la vida no es más que una derrota. Un primer juego en el
noviciado poético, un segundo juego con el sexo, y un tercer juego con los
libros y la escritura. La vida es una batalla perdida de antemano, como casi
todas las batallas de los poetas. Su novela Los detectives salvajes es una
prueba de esto y una manera de viajar al infierno, salir a la superficie de un
desierto, ver el espectro de un país y el horror. Creando con esta novela: “Un
paisaje preciso y enrarecido, la desbocada veracidad de la ficción”. Un
viaje incierto al desierto de Sonora, en México, un desplazamiento, una
aventura, una búsqueda, un regreso sin ninguna gloria. Algunos críticos señalan
que Roberto Bolaño, reinventa con “Los detectives salvajes”, la habilidad
de escribir novelas, que sacude el significado de la escritura. “Un carpetazo histórico y genial a Rayuela de
Cortázar. Una grieta que abre brechas por las que habrán de circular nuevas
corrientes literarias del próximo milenio”. La búsqueda y el viaje en la
novela Los detectives salvajes, consiste en descubrir las huellas de Cesárea
Tinajero, poetiza fundadora del movimiento que antecede la estética real visceralista.
La novela también narra el desengaño de una generación, el valor y los límites
de tres jóvenes poetas mexicanos. La ficción Los detectives salvajes, se puede
leer como una tribulación, como un juego, como un fragmento de la vida del
poeta mexicano Mario Santiago. No obstante, del escritor Roberto Bolaño se
pueden leer con pasión y entusiasmo: La literatura Nazi en América, Nocturno en
Chile, Estrella distante, sus cuentos, reunidos en un solo libro, Los
detectives salvajes y la novela río 2666, también sus ensayos y columnas de
periódicos publicados con el nombre de “Entre paréntesis”. Usted lector, lo
puede leer todo, novelas cuentos, ensayos y poesía ahí está el Bolaño maldito,
acido y crítico. En ocasiones y para lectores desocupados es recomendable el excelente
libro de ensayos: “Roberto Bolaño, la escritura como tauromaquia”, con prólogo
y explicación de Celina Manzoni, una escritora crítica y conocedora de la obra
del chileno. “Bolaño Salvaje”, editorial Candaya. CD incluido y estudios
críticos. Para lectores no especialistas el pequeño libro de Jorge Herralde. “Para
Roberto Bolaño” de Villegas editores, libro que contiene 21 fotografías que de
una u otra forma muestran la evolución física y literaria del escritor chileno,
mexicano, español. La fotografía es aquí en este libro, el arte de la mirada y
la evolución interior, la duplicación de una amistad y un descubrimiento de un
escritor pobre y caza concursos literarios. Jorge Herralde no desea sorprender
a nadie. Lo visual aparece a manera de presentación y homenaje al último gran
escritor Latinoamericano. El librito, es un paseo por la literatura de Bolaño,
sus peripecias editoriales, una bibliografía critica. Para Jorge Herralde,
Bolaño es un escritor magistral, con ingenio e inteligencia, energía y
profundos sentimientos para describir el mal. Con Bolaño la literatura y la
vida se confunden dramáticamente y la estética del mal se ve representa en los
personajes de sus ficciones. Quizá habría que decir de Bolaño lo que el
escritor Vila- Matas expresó: “Con la
muerte de bolaño empieza la leyenda” y crecerá con la lectura de sus libros
y los lectores dirán si fue o no el mejor escritor Latinoamericano de su
generación. Porque su literatura: “Revela
una estética nueva superadora de modalidades agotadas tanto de la denominada
literatura realista como fantástica, una búsqueda de incorporación de lo
político registros narrativos que
recuperan de otro modo complejas tradiciones universales y una cultura de la
errancia productiva de textos que
inauguran cartografías culturales de espacios revisitados (sean grandes o
pequeñas ciudades, de zonas de paisajes físicos y metafóricos que afectan a los
cuerpos y las palabras), recorrido de la violencia que la lectura de una literatura
continental organiza en torno a ejes móviles y cambiantes pero siempre
traspasados por una mirada original”. Las múltiples perspectivas vendrán dadas por cada uno de sus lectores, por sus
críticos, por aquellos que deseen acercarse al universo de Bolaño. A la literatura salvaje, al Bolaño
salvaje.
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