sábado, 27 de agosto de 2022

Algunos inéditos del próximo libro: “PERSISTENCIAS” / Raúl Mejía

  


  

Algunos inéditos del próximo libro: “PERSISTENCIAS”

Raúl Mejía

 

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Es impactante cuando te topas con vastas importancias;

resulta que, al margen de bichos, te rodean sublimes seres

o, mejor, entes encumbrados en lo mejor de la especie,

allí, mira: vate, ensayista, casanova, demiurgo y más.

 

El potentado profesor doctorado e incluso entrevistador,

deja a la deriva cuidadosa selección de mediocres poemas.

"Alea Jacta Est", resuenas eco latino y algún sacerdote,

también múltiple, anuncia vasta ola de extremaunciones.

 

¡Ah olvidadiza poetisa! No la sonsa de veintisiete añitos,

¿qué ocurre con la revista? Gorda de la vista haces te,

hipérbaton como tomarles fotos a baldíos con chimenea,

ya en planos vendidos con anhelo ferviente de plusvalía.

 

¡Pero que valiosos son los billonarios influenciadores!

"Debiste hacer aquel cursillo de psicología", me irrito,

donde caben mierdas y Coelhos habrá espacio extra:

deleitantes millones para tatuarte cual imbécil otoñal.

 

"¡Ay, si quedara algo tras las dudas, te ayudaría!", río,

a robusta y pedigüeña versificadora le faltan unos pesos.

"Como poeta internacional me urgen heces hinduistas", dice,

asfixiantes versitos suyos urgen exótico color azafrán.

 

El culto teólogo no lee lo que inculto ateo le responde,

"los doctos aportamos dopaminas sabiondas", dictamina.

Entre tanto y ante devastada vitrina áspera de cenizas,

lejanos libros recuestan sus nostalgias adormecidas.

 

Fascinantes paisajes con indecisas nubes, corto azul.

Exégesis tras el abrazo de políticos: siniestras semánticas.

Toma fotos, amplifica tu hoja de vida, graba videos, escupe:

existe excesiva importancia alrededor de tus "hermanos" …

 

 

5

 

De madrugada, con deseos de café,

se asusta minúsculo bicho,

no esperaba repentina luz, mi presencia lo intimida:

por esta vez dejo que huya mientras tomo cálida cafeína.

 

Falta poco para las cuatro de la madrugada …

 

Aquel santo de cuerpo incorrupto yace serenamente atento,

tal vez seamos nosotros sus pesadillas:

tan excesiva fe nos condena al auxilio de trivialidades.

Escasa iluminación en torres cercanas,

atrabiliario vecino prolonga escabroso gusto musical;

por ello, se abaten fantasmas somnolientos.

 

Cuadernos, viejas agendas desnudan ansiosas grafías,

léxico en exceso, repeticiones, tosca erudición:

sin afanes nocturnos, la cama recupera muelles tránsitos.

 

Con lentitud de luna retirándose, surge el estío,

atreverse a días sin lluvia es ahora proeza,

ha de ser fascinante percibir solsticios de verano

en parajes que aguardan con recelo de penumbras.

 

Antes de volver a dormitar, una vez abracé a la mascota,

he que tropiezo con vasta lectura que el hijo realiza:

"It", fatigosa novela de más de mil páginas …

Manierista sensación borgiana me asalta:

¿justifica esforzarse de tal manera? No lo sé,

el lenguaje es, todavía, generoso prostíbulo sin restricciones.

 

¡Diablos, mensajes de voz, llamadas por cobrar y sin café!

 

 

18

 

Sin conjeturas metafísicas, por supuesto,

se balancean hojas del compostaje de anterior mascota,

mañana fresca o espantosa según quien cargue o contemple.

Pese a inveteradas rutinas: café, depresión, hablar a solas,

tardo y de hecho tardaré eones

en hacerme a disciplina de hábitos:

¡años aplazándola!, dispersa como la fraternidad.

Debería potenciar el día a día con asuntos como caminar,

ejercitar somnolientos apéndices, leer la fruición cotidiana;

escribir, oh sí, malgastar tinta, papel en aras de lo escaso.

¿Dieta? ¡Urgente oxigeno! Este perfil anda abrumado de esferas;

buscar el olvido de nostalgias, atizar al bufón versolibrista,

retomar accidentadas tácticas de seducción, parir insultos

y, con todo el ánimo disponible, cederle hastíos a los demás.

 

Debería …

 

Sin embargo, una vez has cancelado a displicentes,

aprecias contrasentidos, pactos escatológicos por políticos,

dejan de allegarse efluvios y la ironía es oro celeste.

La disciplina es un elegante excremento,

sustraído de rectos selectos. ¡Ay tus hemorroides!

 

60

 

Como en exigente película de Stanley Kubrick,

la lluvia repite escenas hasta la perfección.

Cubierto de lanas, apertrechado de defensas,

he salido con la mascota sobre húmedas aceras,

“a las palomas no les gusta mojarse”, le digo,

sujetos portan con férrea voluntad sus paraguas.

 

Y mira, cualquier día el novedoso “Maestro”,

acepta divulgar personal visión de ética lectora;

empero, después, qué éxtasis tras hueras alabanzas.

“Todos, al igual que él, ensayamos nuestro mejor rol”, pienso,

mientras la lluvia deshace vórtices de nubes a lo lejos.

 

Agosto pluvioso, ¡quién lo creyera! Este tiempo …

Intrusa brisa dispersa hálitos del cálido café,

a solas, entre paredes, mendigo palabras sin pena alguna.

Comienzan a revolotear aves, amantes se despiden

e ingentes poetas lanzan excrementos al agua.

 

65

 

Sucia, descalza …, la chica arroja basura al interior de enorme caja,

femenina displicencia al vernos peor que deshechos.

“Se parece tanto a …”, pienso, miope como paraíso de ineptos.

Sobre resquicios de lo perdido palpas todavía esa desnudez,

tardaste en elegir tu danza: ya muchos cansados de girar.

Quizás aquella mujer, escuetamente vestida pero energética,

apenas sí remonte sus propios resquicios o abismos:

el arribo al hastío pasa por intrincadas ceremonias.

 

Tras vespertina siesta vi ligero movimiento en el paisaje,

“ese verde no lucía así ni sabía de esos recodos”, me dije,

retomando deberes de náufrago ante mareas impuestas.

Suelo llevar algunas monedas o transitado billete

en aras de aliviar hipócrita urgencia de fraternidad;

sin embargo, contundente desprecio de la joven trashumante,

apabullaron auxilio y deshonestidad dentro de mí como el recuerdo.

 

Tardas, vida.

 

Tardas, azul.

 

Tardan sosiegos.

 

 

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