Algunos inéditos del próximo libro:
“PERSISTENCIAS”
Raúl Mejía
2
Es
impactante cuando te topas con vastas importancias;
resulta
que, al margen de bichos, te rodean sublimes seres
o,
mejor, entes encumbrados en lo mejor de la especie,
allí,
mira: vate, ensayista, casanova, demiurgo y más.
El
potentado profesor doctorado e incluso entrevistador,
deja
a la deriva cuidadosa selección de mediocres poemas.
"Alea
Jacta Est", resuenas eco latino y algún sacerdote,
también
múltiple, anuncia vasta ola de extremaunciones.
¡Ah
olvidadiza poetisa! No la sonsa de veintisiete añitos,
¿qué
ocurre con la revista? Gorda de la vista haces te,
hipérbaton
como tomarles fotos a baldíos con chimenea,
ya
en planos vendidos con anhelo ferviente de plusvalía.
¡Pero
que valiosos son los billonarios influenciadores!
"Debiste
hacer aquel cursillo de psicología", me irrito,
donde
caben mierdas y Coelhos habrá espacio extra:
deleitantes
millones para tatuarte cual imbécil otoñal.
"¡Ay,
si quedara algo tras las dudas, te ayudaría!", río,
a
robusta y pedigüeña versificadora le faltan unos pesos.
"Como
poeta internacional me urgen heces hinduistas", dice,
asfixiantes
versitos suyos urgen exótico color azafrán.
El
culto teólogo no lee lo que inculto ateo le responde,
"los
doctos aportamos dopaminas sabiondas", dictamina.
Entre
tanto y ante devastada vitrina áspera de cenizas,
lejanos
libros recuestan sus nostalgias adormecidas.
Fascinantes
paisajes con indecisas nubes, corto azul.
Exégesis
tras el abrazo de políticos: siniestras semánticas.
Toma
fotos, amplifica tu hoja de vida, graba videos, escupe:
existe
excesiva importancia alrededor de tus "hermanos" …
5
De
madrugada, con deseos de café,
se
asusta minúsculo bicho,
no
esperaba repentina luz, mi presencia lo intimida:
por
esta vez dejo que huya mientras tomo cálida cafeína.
Falta
poco para las cuatro de la madrugada …
Aquel
santo de cuerpo incorrupto yace serenamente atento,
tal
vez seamos nosotros sus pesadillas:
tan
excesiva fe nos condena al auxilio de trivialidades.
Escasa
iluminación en torres cercanas,
atrabiliario
vecino prolonga escabroso gusto musical;
por
ello, se abaten fantasmas somnolientos.
Cuadernos,
viejas agendas desnudan ansiosas grafías,
léxico
en exceso, repeticiones, tosca erudición:
sin
afanes nocturnos, la cama recupera muelles tránsitos.
Con
lentitud de luna retirándose, surge el estío,
atreverse
a días sin lluvia es ahora proeza,
ha
de ser fascinante percibir solsticios de verano
en
parajes que aguardan con recelo de penumbras.
Antes
de volver a dormitar, una vez abracé a la mascota,
he
que tropiezo con vasta lectura que el hijo realiza:
"It",
fatigosa novela de más de mil páginas …
Manierista
sensación borgiana me asalta:
¿justifica
esforzarse de tal manera? No lo sé,
el
lenguaje es, todavía, generoso prostíbulo sin restricciones.
¡Diablos,
mensajes de voz, llamadas por cobrar y sin café!
18
Sin
conjeturas metafísicas, por supuesto,
se
balancean hojas del compostaje de anterior mascota,
mañana
fresca o espantosa según quien cargue o contemple.
Pese
a inveteradas rutinas: café, depresión, hablar a solas,
tardo
y de hecho tardaré eones
en
hacerme a disciplina de hábitos:
¡años
aplazándola!, dispersa como la fraternidad.
Debería
potenciar el día a día con asuntos como caminar,
ejercitar
somnolientos apéndices, leer la fruición cotidiana;
escribir,
oh sí, malgastar tinta, papel en aras de lo escaso.
¿Dieta?
¡Urgente oxigeno! Este perfil anda abrumado de esferas;
buscar
el olvido de nostalgias, atizar al bufón versolibrista,
retomar
accidentadas tácticas de seducción, parir insultos
y,
con todo el ánimo disponible, cederle hastíos a los demás.
Debería
…
Sin
embargo, una vez has cancelado a displicentes,
aprecias
contrasentidos, pactos escatológicos por políticos,
dejan
de allegarse efluvios y la ironía es oro celeste.
La
disciplina es un elegante excremento,
sustraído
de rectos selectos. ¡Ay tus hemorroides!
60
Como
en exigente película de Stanley Kubrick,
la
lluvia repite escenas hasta la perfección.
Cubierto
de lanas, apertrechado de defensas,
he
salido con la mascota sobre húmedas aceras,
“a
las palomas no les gusta mojarse”, le digo,
sujetos
portan con férrea voluntad sus paraguas.
Y
mira, cualquier día el novedoso “Maestro”,
acepta
divulgar personal visión de ética lectora;
empero,
después, qué éxtasis tras hueras alabanzas.
“Todos,
al igual que él, ensayamos nuestro mejor rol”, pienso,
mientras
la lluvia deshace vórtices de nubes a lo lejos.
Agosto
pluvioso, ¡quién lo creyera! Este tiempo …
Intrusa
brisa dispersa hálitos del cálido café,
a
solas, entre paredes, mendigo palabras sin pena alguna.
Comienzan
a revolotear aves, amantes se despiden
e
ingentes poetas lanzan excrementos al agua.
65
Sucia,
descalza …, la chica arroja basura al interior de enorme caja,
femenina
displicencia al vernos peor que deshechos.
“Se
parece tanto a …”, pienso, miope como paraíso de ineptos.
Sobre
resquicios de lo perdido palpas todavía esa desnudez,
tardaste
en elegir tu danza: ya muchos cansados de girar.
Quizás
aquella mujer, escuetamente vestida pero energética,
apenas
sí remonte sus propios resquicios o abismos:
el
arribo al hastío pasa por intrincadas ceremonias.
Tras
vespertina siesta vi ligero movimiento en el paisaje,
“ese
verde no lucía así ni sabía de esos recodos”, me dije,
retomando
deberes de náufrago ante mareas impuestas.
Suelo
llevar algunas monedas o transitado billete
en
aras de aliviar hipócrita urgencia de fraternidad;
sin
embargo, contundente desprecio de la joven trashumante,
apabullaron
auxilio y deshonestidad dentro de mí como el recuerdo.
Tardas,
vida.
Tardas,
azul.
Tardan
sosiegos.
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