jueves, 1 de febrero de 2018

Revista Ciudad / Medellín







Ciudad

Víctor Bustamante

La persistencia de Guillermo Álvarez para mantener firme el pulso de su revista Ciudad es relevante. Varias razones lo avalan, su temática, ya que es una publicación de asuntos urbanos, donde, desde su inicio, existe la persistencia por pensar la ciudad desde un punto de vista crítico. Además, es la única revista en el país sobre el tema y, a más de esa valoración, allí aparecen reflexiones de diversos escritores de la ciudad, lo que le da ese prestigio que mantiene, ya que el tener en cuenta a estos escritores da una idea sobre esas preocupaciones contemporáneas desde diversos puntos de vista. También podemos leer en ella no solo sobre temas urbanos, sino sobre temas diversos como la preocupación sobre el cambio climático, algunas puntuales reclamaciones sociales, cine, la música, sobre poesía, pintura, reseñas de libros. En síntesis, es la expresión del mundo intelectual desde diversas esferas.

La portada, y buena parte de la revista Ciudad número 25, incluso, su editorial están dedicados a un maestro de la cultura popular, Chucho Mejía, quien, a través de su existencia, enseñó algo que se ha olvidado: la solidaridad, la creatividad, el despojo de la soberbia por el deseo de abrirse a que la comunidad tuviera acceso a la ilustración, lejos de la codicia personal y de un reconocimiento espurio. Además, una conversación con él, no era el magisterio de la persona mayor sobre los otros, sus escuchas, sino la preocupación fundamental por la cercanía a esa fraternidad que merecemos, donde se advierte una de sus intenciones, que muchas  personas en sus estratos más frágiles deberían acceder a la cultura, participar en lo educativo y apropiarse de las discusiones, de los lugares; síntesis intelectuales de su momento. De ahí que Guillermo, su amigo personal, nos dé esta lección de afecto y respeto hacia Chucho Mejía.

También Ciudad ha publicado una conversación con Luis Guillermo Pardo sobre el problema de la violencia en Medellín, donde se tiene en cuenta a los analistas y especialistas que plantean y dan sus propuestas, exponen a lo largo de diversos gobiernos, soluciones que nunca llegan a un procedimiento final y, antes, por el contrario, la ciudad subyace en un estado de cosas casi indisoluble, en una indefección total, inmersa en esa variedad de análisis, de tratamientos desde diversos puntos de vista donde poco o nada se aplica. Ya que las propuestas y las buenas intenciones se diluyen. Y en cada Administración este problema de la mala conciencia en la ciudad se ha convertido en su talón de Aquiles,  así como en un tema político sin solución a la vista.

Hay otro artículo, “fracturas de ciudad en la contratación pública”, de Carlos Alberto Botero Chica, economista, donde nos deja en ascuas ante el análisis de quince megaproyectos. Es tan claro, tan analítico, tan contundente, que muestra la manera desvergonzada en que las diversas administraciones de la ciudad han defraudado el erario público con estas obras que están llenas de errores de sobrecostos, de falta de análisis para su uso. La improvisación es la definición por excelencia de estas obras, y otra aún más soberbia, ninguno de los mandatarios ya sea gobernadores o alcaldes se han apersonado de la responsabilidad del fracaso y de la superchería fantasiosa en el uso de estas obras. Y si preguntamos donde están los entes de control que han permitido este desafuero y este dilapidar de fondos púbicos no aparecen por ninguna parte.

De ahí que los responsables sigan su vida política útil, tan felices, ya que no hay quien los llame a pedirles cuentas. El desorden administrativo en las esferas de control y en la responsabilidad es craso. Y esta dilapidación de dinero continua aún con las vagas y risibles promesas lectorales.
De ahí que se friccionen estos dos temas, en el primer artículo sobre la violencia en Medellín, con el dinero de las vacunas como si existiera el para estado de las lacras y el otro texto de los megaproyectos con el desafuero de las diversas administraciones donde se dilapida dinero sin control, y, a más de eso, sin ninguna investigación como si el modelo de ciudad se hubiera fracturado en el control a estas administraciones. Así estos dos artículos agudos y analíticos, entregan el verdadero rostro de la ineficacia de las instituciones en Medellín.

Faber Cuervo en “Medellín desarrollo contaminante versus desarrollo del buen vivir”, examina la desidia, la falta de iniciativa de la administración municipal ante un problema que no vendrá sino que está presente, la contaminación del aire, donde es notorio el papel de las ganancias y su poder impuesto por el sector privado ante la debilidad del sector publico incapaz de contener esa avalancha de críticas basado no en el deseo de mantener una ciudad amable para la población sino una ciudad donde el poder económico es deleznable y cicatero ante una enseña que no poseen, el buen vivir.

“Bohemia & Literatura” de Rubén López Rodrigué escudriña los diversos momentos en que, a nivel histórico, los cafés y los bares se convierten en lugar de encuentro, tanto de escritores y poetas, desde Francia donde se consolida ese quehacer casi mediático pero siempre a la sombra hasta algunos lugares de Medellín, donde los poetas buscan no solo la solidaridad, escapan al constreñimiento de la casa sino que se exilan de todos y de todo en este lugar ya mítico, la bohemia, donde se disparan versos al azar, donde se conversa, donde las utopías afloran, y la libertad se apresura a llamarlos siempre al borde una copa de licor para aligerar la noche mientras la risa punza.

Por supuesto, hay varios artículos, con diversas reflexiones que hacen de Ciudad una presencia sólida en el ámbito intelectual y por la presencia de otros espacios en Medellín.

La revista posee ese sello peculiar que le ha otorgado su director, Guillermo Álvarez, como síntesis, presencia y reflexión ante el crecimiento de una ciudad que bulle, que arde en su interior desde diversas fronteras. Algo es cierto, Ciudad nos expresa. Donde los periódicos enmudecen y se silencian, Ciudad analiza y enseña a pensar en Medellín.






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