SOBRE LA JUSTICIA
Darío Ruiz Gómez
Cada día que pasa se
descubre un nuevo horror de parte de la Alcaldía de Quintero y en renglones de la
administración que creíamos serian intocables para un grupo de supuestos
adolescentes , que bajo el modelo del partido Podemos de España con el cual
mantuvieron un permanente y estrecho intercambio; pareció que iban a encargarse de la tarea de
renovar la anquilosada y desacreditada izquierda terminando no por atacar la
miseria y la explotación de los llamados oprimidos a nombre de los cuales
peroraron desaforadamente en las universidades y en las plazas públicas sino convertidos en una burocracia paranoica
radical, sin relación alguna con la problemática que iban a enfrentar. De
buenas intenciones está empedrado el infierno. Estos muchachos y muchachas
surgidos de la nada, indicaron este propósito renovador desde el cual la idea
de ciudad democrática se justifica, pero los días fueron pasando y el fervor y
el entusiasmo revolucionario se fueron apagando rápidamente y no sus viajes
viaticados generosamente al exterior ni sus exigencias de vehículos lujosos, ni
su derecho a estar siempre en una eterna francachela bajo el lema de que “lo
que nada nos cuesta volvámoslo fiesta”. El dicho popular logra describir
objetivamente las reacciones de esta inesperada burocracia que llegada al poder
fue embriagada totalmente por éste al encontrarse de buenas a primeras con un
sueño de vida que solamente acontece en las películas.
Pero también ha quedado en claro que la
realidad social exige un compromiso radical al gobernante que no puede
enfrentar sin un estudio permanente de la realidad urbana: la movilidad, el avance
de la tugurización, el poder de las organizaciones criminales, las
expropiaciones y desplazamientos de población mediante la violencia con fines
de especulación urbana, y un aspecto claro, la cultura de la ciudad y su
conexión con el mundo para no caer en el degradante provincianismo en que hemos
venido cayendo; la importancia entonces, del Evento cultural de una ciudad al
olvidar la tarea de integración con el mundo y la promoción constante de
nuestros talentos en todo orden. La tarea decisiva de los trabajos de extensión
cultural en la misión de ahondar la voluntad cívica y crítica necesaria para la
interrelación social. Quintero bajo razones de demagogia populachera con fines
electoreros abandono la alcaldía: ¿Qué significa entonces por un lado el haber abandonado
su tarea de gobernar más allá de un abuso de poder? Abandonar la responsabilidad de gobernar una
ciudad sin haber elevado ningún estándar de calidad -de salud, educación,
movilidad, belleza urbana, etc-, constituye un delito moral de tanto alcance que
no puede reducirse a las sanciones previstas y clasificadas por la justicia
ordinaria.
No puedo referirme a un culpable o a unos
inculpados de delitos contra la comunidad sin haber sopesado lo que esa
agresión supone en la realidad cotidiana como por ejemplo los asesinatos en
atracos por negligencia de las autoridades, lo que significa el estupor de una
familia ante los asesinatos selectivos por el no pago de vacunas, pero también
los muertos en accidentes por el no mantenimiento de las vías y malas
señalizaciones, la desaparición de las escuelas. ¿Qué ha supuesto lo que se ha
llamado la banalización de la justicia en este sentido cuando se juzga a un
gobernante únicamente bajo parámetros políticos, olvidando que debe ser juzgado
por los daños y ofensas que ha causado a la ciudadanía? Esta es, recordemos de
nuevo, la gran lección de la Justicia Universal hasta hoy donde un delito
municipal puede ser elevado a un delito contra la humanidad. El mal que se le ha hecho en estos últimos
cuatro años a Medellín por parte de seres racionales, exige una sanción de la
justicia proporcional a los daños intangibles causados a la sociedad.
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