domingo, 10 de diciembre de 2023

Astrid Acevedo -cantautora-

Astrid Acevedo

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Astrid Acevedo

Víctor Bustamante

De regreso a ese lugar de la memoria que son los poemas y los textos y, por supuesto, algunos videos sin salir, sin mostrarlos, sin compartirlos. Fue allí una tarde que ya se transformaba para esa esfera tan presente, En este Lugar de la noche. Entonces, era una noche, una de esas noches nunca perdidas, sino impresa y aún presente, además muy precisa que la devuelve, a ella, a Astrid, en su extensión al editar este video que ella se merece, sí, Astrid Acevedo. Pero esa noche es presencia por su llegada. Sí, Astrid que siempre destila alegría, serenidad y, sobre todo, esa bonhomía tan difícil de encontrar en estos tiempos tibios. Y junto a ella una de sus máximas creaciones, su balada, La noche, como proemio para saber que es una gran canción, una de esas canciones que la definen y la ubican en esa parte arisca a veces, diría, el país del corazón, donde resplandece más la música, sobre todo otra vez la noche que arde, que apacigua que mantiene en vilo. Y es que esta balada, en su poderosa voz, diría mejor su balada porque ella es la autora, que en ella ha dejado esa sensación que, al calor del vino, de las cervezas y de esos licores siempre tan espirituosos, le dan un color a esta conversación donde ella conversa, también con un par de amigos, Carlos Alfonso Rodríguez y Sergio López, y eso sí sirve de fondo en apariencia, porque sé que la escuchamos no solo su canción, La noche, sino que nos acompaña en esa noche,  ya tan lejana e inmersa en esa zona que se resiste al olvido, la memoria que como una celestina afilada la devuelve.

La noche, merece ser escuchada tantas veces, es su presencia, es la extensión de su talento.  ¿Por qué razón afirmo que es su presencia? ¿Por qué, además, escuchamos con admiración sus otras canciones? Nada menos porque son admirables, pero también porque poseen esa sustancia que las hacen visibles, el frenesí de su voz eficaz, armónica, sensible e impetuosa. Allí estuve, estuvimos para vivirlo de primera mano. No necesité que alguien me dijera que la escuchara. De una vez la canción llegó y de una se ha instalado.

Algo es cierto, la noche siempre regresa en ese recusable tiempo cotidiano que vivimos, y a pesar de ser milenaria, siempre sorprende, como si tuviéramos allí, ante nosotros, no una barrera sino un velo que es necesario plegar, como una prueba irrefutable de que sentimos, como si aun mantuviéramos esa curiosidad enigmática y porfiada que nos lleva a preguntar porque precisamente la noche nos acoge, nos aísla con su color inmenso, ese color que en apariencia uniforma el paisaje y las personas, pero que en realidad lo retrotrae , y se vuelve una presencia cara.

Siempre será un enigma saber la razón por la cual la noche nos libera como si poseyera ese velo quimérico para escamotear el peso burlón y esencial de cada día, y que es quizá esa pequeña felicidad que vacía y desvalija las preocupaciones y cosas que asedian.

Por lo pronto Astrid se ha inscrito   en nuestra memoria con esta canción, su canción, fulgente y macerada, apasionada y que oprime, pero que también nos libera. Estas palabras se las debí hacer escrito hace tiempo, pero su balada creo que merece este elogio, este destello de su creatividad merece este saludo de diciembre.




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