martes, 10 de enero de 2023

LA GRANDEZA DE RATZINGER / Darío Ruiz Gómez



LA GRANDEZA DE RATZINGER

Darío Ruiz Gómez

“Los católicos cuando entramos a la iglesia nos quitamos el sombrero no la cabeza”, aclaraba con infinita ironía Chesterton. Porque si a Chesterton le tocó enfrentar  la superficialidad  de las llamadas élites intelectuales cuyo” toque de distinción” parte de la inocua aseveración de que “Dios no existe” y por lo tanto que quienes creen en Dios y en la Virgen María y en Jesús son unos ignorantes , ahora nos enfrentamos a quienes  aún fungen  como materialistas históricos  o  esnobistas de pipiripape  y quienes    de antemano  “ya han  resuelto”  las grandes preguntas sobre la condición  humana, punto de partida, como sabemos, de la filosofía. Ni siquiera el fracaso del comunismo los llevó a enfrentar estas preguntas. Pero como lo dice el Diccionario Google: Hacer preguntar  es una forma de prevenir nuestra pereza mental y de sacarnos de la comodidad del conformismo. Mi alborozo cuando Ratzinger fue elegido como El Papa Benedito XVI fue enorme ya que  conocía su figura de alto intelectual, discursos, declaraciones, aquella famosa conversación con el filósofo Habermas donde era claro que su tarea como pensador  consistía en responder  a las grandes falsedades culturales, ideológicas contemporáneas   que la misma Iglesia  estaba eludiendo veladamente ya que  la lucha de la Iglesia  lo era también  contra la lacra de los populismos, la esclavización de la  pornografía, los  grandes vacíos existenciales  dejados por un nihilismo que  renace como desesperanza absoluta  ante las cuales Ratzinger es enfático:”Pero de la oscuridad  y del barro se emerge con la fe, que ayuda a encontrar la brújula entre las tinieblas, la mano de Dios para redescubrir el amor y la verdad”  la contemplación del sufrimiento  de  millones de desplazados  olvidados por la Justicia desde  un Estado de Excepción donde pueden ser matados sin que nadie acuda en su ayuda tal como lo explica Agamben y tal como lo vemos en Colombia donde el Cese al Fuego supondrá  la silenciosa eliminación de miles de inocentes a nombre de “una Paz Total” totalitaria que niega la presencia del olvidado, del agredido a nombre de una nueva delincuencia   que lo ha despojado de su hogar natal.

Ante la  Encíclica “Cáritas in veritate” Ángel Barahona, recuerda  que frente a la ONU “ la Iglesia no puede ser marginada en la lucha  por la justicia, pero no puede quedarse sólo en los márgenes que le marca la acción política. Su tarea es el servicio del amor ágape que implica también la búsqueda de la verdad” ágape es el amor hacia los otros sin esperar nada, incondicional, lo contrario a nuestro egoísmo. Y la verdad es  el proceso de  re-conocimiento de quienes cometieron una  grave falta contra la vida con el  rompimiento violento de lo que se consideró un pacto escrito ante la Ley, en fin, el reconocimiento con nombre y apellido de los asesinos  para  someterlos al debido castigo. Frente a la demagogia peronista de Bergoglio, Ratzinger es el pensador que recogiendo la singular herencia del pensamiento católico sale a  enfrentar la complejidad de la vida contemporánea al responder con lucida racionalidad  al daño de la pederastia, a  la impenetrable burocracia vaticana y  al sufrimiento de los inocentes  y sobre todo  a un mal terrible, la relativización de la moral  mediante la cual termina por justificarse  al dictador y ha dejat a las víctimas en el olvido, casos  del  Foro de Sao Paulo o Puebla. La Razón demuestra Ratzinger nos da a conocer a Dios que nos concede derechos y deberes y la fe que nos concede confianza y lealtad hacia el prójimo, el reconocimiento de que somos trascendentes. Al Pastor que olvida este deber de piedad hacia el perseguido y se coloca como colaborador  del verdugo, le ha faltado al amor ágape  hacia quien quienes debió acompañar en medio de la oscuridad y el barro. P.D. La nueva farsa de nuestra Iglesia de Sao Paulo apoyando al ELN, Monseñor Henao, Monseñor Darío Fernández y demás conmilitones es otra ofensa al dolor de los inocentes perseguidos y masacrados.       

1 comentario:

Eduardo Albión Bretón Porto dijo...

Un colaborador del nazismo y encubridor de violadores de niños no puede ser considerado una eminencia. Más bien debe pasar a la historia como un criminal impune hablador de mierda bajo una sotana.