Poemas de Shara Bueno
-Farsa.
El despertar causado por el estruendo de la
consciencia en la madrugada,
anuncia la amargura de las horas siguientes.
Ajena a la insensatez que nos compone,
contempla la habitación que tiene impregnada una
ausencia,
que es habitada por una quietud que cubre de polvo las
cosas.
Es entonces cuando regresa a la vieja casa que la vio
crecer
y observa como la humedad se encarga de ennegrecer
hasta el silencio.
Aun así,
encuentra consuelo en ese ambiente sepulcral que le acaricia
los pesares.
Los recuerdos llegan a ella en la calma del que camina
sin esperanza
le sonríen como el niño que desde la ventana del bus
la mira,
y la abrazan como ese amigo que llega de muy lejos.
Es ahí,
cuando reconoce que la prisa del ayer no valió nada.
Siempre está tan atenta de lo ajeno
pero tan ajena de lo propio…
Ante sus ojos se halla el camino que tanta pereza le
dio recorrer.
Mira la hora y otra vez llega tarde para ver esos ojos
abiertos,
ese cuerpo tibio
y esa sonrisa cansada.
La promesa del “mañana vendré temprano” vuelve a
romperse.
La cotidianidad de las decepciones hace livianos los
días.
No hay rencores,
ese cuerpo pronto se irá a descansar,
pero ella…
mañana volverá a despertar con el desconsuelo.
El vicio de ahogarse en la miseria no se quita ni
después de abrir los ojos.
-Nostalgias.
Cómo entender que somos las esquirlas
del sueño que se quebró
al contemplarnos desnudos.
Cómo asimilar que en un parpadeo
puede desaparecer la inocencia,
sin penas
ni dolientes,
solo la oscuridad dando paso a un nuevo sol.
Qué hacer cuando el pecho se agite,
el cuerpo pida gritar
y las lágrimas como un pincel,
recorran el lienzo que no pedimos tener pero debemos
amar.
Dónde encontrarnos
sin tantas cortesías,
sin tantas precauciones.
Solos
para acariciar las heridas
y darnos el perdón por rasgar a destiempo las
ilusiones,
los sueños de infancia
y las paredes del alma.
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