Brando im schwarzwald (y otros poemas)

Brando im schwarzwald (y otros poemas)

Víctor Bustamante

Para nadie es un secreto que Harold Alvarado Tenorio es uno de nuestros dos o tres poetas mayores en el amplio espectro de

la poesía colombiana.

Harold no sólo es poeta, sino que dirige la revista de poesía más importante del país, Arquitrave, pero esto no es un cumplido sino que es una certeza, debido al pulso que mantiene para publicar nuevas voces con otras voces de otros ámbitos. Ahí hemos sabido de poetas que nunca conocíamos en su verdadero lugar, una revista seria pero apasionada.

Además, Harold siguiendo el compromiso ético del poeta, con sus diatribas ha denunciado ese mundo oscuro tomado por el marketing, que invade los terrenos de la poesía apartándose de su verdadero sustrato: que el poeta sea una voz libre y sus palabras sean como un reverbero en estos tiempos de impostura.

Siempre hemos amado al poeta por la dignidad de su apartamiento del subsuelo de la poesía. Harold engrandece las letras del país, también como provocador para unos, y como denunciador de los malos manejos culturales en esta ínsula de poesía que es Colombia donde la mentira, la traición  y la simulación son pésimos sinónimos de la intelectualidad que no soporta un debate porque da la impresión de que, como dice Gardeazabal,  se le vieran los calzones rotos

En Alvarado Tenorio se resume el doble carácter del escritor: la ternura de su escritura y el azote a los que viven de la poesía y son poetas de dudosa estirpe.

Ahora ha salido un nuevo libro de Harold Alvarado Tenorio. BRANDO IM SCHWARZWALD ( y otros poemas) (Azafrán y Cinabrio ediciones,  México, 2010)

En esta selección de veinte poemas es posible rastrear su temática: la vejez y el deseo, la mentira del poder. Con “Carpe diem” se inicia ese leitmotiv que atraviesa sus poemas: el instante cenital del deseo, el tenerlo que hacer todo de una vez, porque el momento relevante nunca se va a repetir. Siempre hay una pregunta en Harold: esa ilusión de la carne, esa presencia del extraño, esa sublimación del placer que la apacigua el tiempo jugador con el pavor a la vejez. Como si nos dijera, es necesario vivirlo todo de una vez, pero teniendo presente que el tiempo con esa ausencia llega al territorio de la embriaguez por el deseo, ese lugar donde la madurez reclama lo que se vivió ante la riqueza intelectual de la mayoría de edad. Concupiscencia, placer, juventud son las desgarraduras interiores del poeta, no quiere saber del paso del tiempo que llega con otras edades y otros compromisos. Lo asola y lo azota cuando se pregunta por qué alguien ha llegado con tantos años de diferencia cuando él había vivido lo suyo y se desgarra ante el  nuevo amor a quien sorprende dejándole sus poemas, razón de su vida. Lo cual nos lleva releer ese poema de Cavafis: “Los dioses abandonan a Antonio”.

Pero no sólo Harold se pregunta sobre el amor y la vejez. También nos reconviene sobre la situación del país y descree de todos los tipos de poder y comprende lo que es el fin y miseria del orgullo en sus poemas: “El zócalo” y “La patria”.

Ahí sí comprende que no sólo el paso del tiempo se sitúa en una etapa de la vida, sino en la fastuosidad y en las duras mentiras de la soberbia caen con su ruindad de polvo y sus mentiras.

Cierto, Harold Alvarado nos ha dado una clase de ética, nos ha enseñado a mantener el espíritu independiente, pero ante todo está su interrogación sobre lo que es la poesía.

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Poemas de Harold Alvarado Tenorio

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LA POESÍA

¿Qué eres sino la visión de la noche?

Todo lo nocturno te pertenece.

Invitas a los espléndidos banquetes de los sueños

y a las no menos espléndidas vigilias de la realidad.

Viajas con el hombre y la mujer como si fueras

la llama de sus ojos, el bordón de su felicidad

o el humo espeso de los amaneceres.

Para ti, madre del dolor, sólo hay gloria y pesar,

el mediodía no está escrito en tus agendas.

Ninguna otra cosa eres, poesía,

que la más alta sima donde el loco,

los mortales,

los desheredados de la suerte y la fortuna,

encuentran cobijo.

Tú, la detestada, la leprosa, la purulenta,

eres la mejor de las hembras

la mejor madre.

la mejor esposa

la mejor hermana

y la más larga y gozosa de las noches.

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BRANDO IM SCHWARZWALD

Ya no hierve la sangre,

sólo el deseo.

Pero al verte

vuelven a mí

aquellos sentimientos

conocidos en la juventud

cuando un tibio ardor

me hacía saber que la vida

era el mismo amor.

Has dado entusiasmo

a mi ajado corazón.

En esta Selva Negra

tú, con tu belleza, tacto,

cariño y juventud

harás que muera en paz

con este mundo, el miserable

que espero no vuelvas nunca a ver.

Tú, bien mereces,

un sublime homenaje,

mis versos,

mi única fortuna.

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CARPE DIEM

Extensas llanuras

del fulgor de Lorica

donde el mal

rompió cuerpos

negros de piel,

desheredados, en comarcas

de concupiscencia.

Gabarra, Chengue, Salado,

Macayepo, Pichilín o Rochela

alojan los cuerpos

rotos por la codicia.

Descuartizados

y desollados vivos.

Sierras, martillo y machetes.

Imposible es amar

cuando la muerte danza

y los blancos cachorros

lucen entre las playas

de Tolú y Coveñas.

Pero nos deseamos.

Como

los hermosos

Brahman, Nelore y

Guzera,

vivimos

nuestro

Carpe diem.

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ULTRAJES Y DESPOJOS

Taconea la noche

un resplandor de genitales

que celebra

la belleza de un mundo

de sobras y agravios.

Ellos beben.

Ellas también.

En Café Havana

atesoramos horas que no tuvimos

y amores que tampoco llegaron.

Tarde acudimos a un banquete

donde todo,

descartada la vejez,

es mejor que la muerte.

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REPUGNANCIA Y VEJEZ

El asco que depara declinar

se distrae con metálico.

La altanería cobra las palabras,

los gestos, los genitales,

la lluvia con oro del orín,

los orgasmos y el cristal del semen.

Luego, odia e insulta.

Una caja de banco,

desdentada,

es la vejez,

donde parné extrae

-con asalto y engaño-

belleza y juventud.

Sucumbir,

entonces,

es el único entreacto

de estar vivos.