viernes, 1 de octubre de 2021

Francisco Jaramillo Medina. Un poeta que, a comienzo del siglo XX, fustiga la violencia del progreso / Adonaís Jaramillo

 

Francisco Jaramillo Medina 


Francisco Jaramillo Medina,

Un poeta que, a comienzo del siglo XX, fustiga la violencia del progreso


 Adonaís Jaramillo

 

“Progresar es violar”

Por allá por la segunda década del siglo pasado cuando la SMP de Medellín representaba una instancia de  poder para orientar el destino de la ciudad, Ricardo Olano, su oficiante  mayor, quiso abanderar la subjetividad en boga de la época con su revista   PROGRESO, que era el nombre con el que agitaba el nuevo mito, todo un  imaginario  inscrito en ese sentimiento occidental de entonces que afirmaba la mejora continua del hombre y de las cosas por el efecto de su intervención sobre el mundo;  tema que  se convirtió en la  Villa de La Candelaria de entonces en una obsesión.

Este relato,  -referente de la modernidad-,  era  agenciado por Ricardo Olano, máximo representante de la nueva ciudad, quien había nacido en  Yolombó  (fue  par de Tomás Carrasquilla, en la  tertulia que tenía su sede en la vecina población de Santo Domingo); había amasado allí parte de la fortuna como minero y luego se hizo comerciante próspero, lo que le permitió viajar y graduarse de arquitecto en la universidad del mundo, y en esos viajes, por la  Europa finisecular, que estrenaba la máquina y la revolución industrial, dándole paso al capitalismo,  colmó su ideario para implantarlo en la Villa, “evangelizando” con su buena nueva a sus paisanos, “gente local y chata y roma” con este arrollador cuento.

Y en Medellín, centro de su accionar urbanista y urbanizador, donde la SMP daba las pautas privadas con efecto político para ordenarla, - no le quedaba difícil hacerlo-, pues era en verdad político sin que se notara, por su reputación de hombre cívico, y por su recorrido y conocimientos, no encontró muchos oponentes. Salvo los poetas.

¿Quién era el osado que se atrevía a desafiar el dispositivo de poder que inauguraba Ricardo Olano y le pusiera un contrapunto a su publicación? Con las armas del alma, un poeta de provincia de nombre Francisco Jaramillo Medina quien había nacido en Angostura en 1884, se le midió al reto.

Un año menor que Miguel Ángel Osorio (Barba Jacob), con quien compartió la escuelita del maestro Cornelio en esa aldea minera, donde crecieron juntos entre el fuego del Padre Marianito y la biblioteca de don Alejandro Vélez que mezclaba ilustrados con cataratas de versos de Zorrilla y de Campoamor, y que les abrió al mundo.

Esos muchachos románticos se dispersaron de su aldea en los primeros años del siglo, y los dos –los más notables- no volvieron a verse.

Miguel Ángel (que en 1906 enterró su nombre de pila para encontrar en el de Ricardo Arenales que adoptaba al comienzo de su errancia y creación, recogiendo en él su sentimiento de los amigos y parajes de la infancia que dejaba, lo mantuvo hasta que en Guatemala, por los años veinte, lo abandonó porque se confundía con el de un malhechor que buscaban, por el de Porfirio Barba Jacob.

Ya el Ricardo Arenales instalado en Barranquilla por esos años de la huida, inauguraba la primera tertulia que tuvo lugar en esa ciudad con Leopoldo de la Rosa y José Félix Fuenmayor, entre otros, y desde allí, recordaba a Francisco Jaramillo, su compañero de la infancia y hermano de su primera novia, Teresita, esa que “… era como las teresitas, azul crepuscular…”

Y a él, desde ese puerto distante, le dedicó un extenso poema de juventud, con temática igualmente romántica, “las Tristezas del Camino”, que publicó en el periódico La Quincena de San Salvador; un entrañable epígrafe, revela los lazos profundos que los unían desde la escuela, sirve de dintel al poema.

“hasta los riscos antioqueños y para el alma de F.Jaramillo Medina, vibradora como un cristal, lejana como una constelación… alma de poema y de balada, de flor y de estrella, de niño y de hombre…”

Jaramillo Medina, no tuvo el alcance territorial de su camarada de la infancia Miguel Ángel Osorio, Barba Jacob, “que vagó, sensual y pródigo por islas de su América…” ni su lírica que aún resuena; aquél se afincó en Yarumal, centro por entonces de un importante actividad cultural y económica que a la par con Santa Rosa de Osos, se disputaba la preeminencia de la región del norte de Antioquia. Y allí permaneció hasta su muerte, acaecida en plena juventud, a la edad de treinta y cinco años, abatido por el tedio y la cafeína.  El spleen del fin de siglo, entre el fuego de Baudelaire, Nietzsche y Rousseau, inflamaron su canto.

Y desde esta empinada sierra donde está emplazado Yarumal, Jaramillo Medina afirmaba intensamente con sus versos publicados en periódicos y revistas de la época, su talla de poeta, y agitaba controversias por sus escritos, y horrorizaba con su Sulamita - un poema erótico de impecable factura-, a las almas municipales; en este poema sinfónico, vibra con la mujer que lo inspira, en un mano a mano con el Cantar de los Cantares.

Era 1912, y el motor de la ola capaz de transformar la ciudad en todos sus órdenes, Ricardo Olano, con el dispositivo que alentaba, necesitaba un cantor que interpretara el momento. Y lo encontró en el poeta F. Jaramillo Medina.

Y la necesidad de este sello, de una épica, que requería Olano, parecía contenerla el poema PROGRESO con el que concursó Francisco Jaramillo Medina, y que le valió del jurado las palmas, en esa época cuando la poesía lo colmaba todo, y el héroe, no era el traqueto y la estrella del futbol de ahora. El poema, conmovió al jurado, pero no conjuró el PROGRESO.  El futuro nos pertenece, parecía predicar Olano. Y Jaramillo Medina, mezclando sentimientos expresaba:

 

 “Delante de los pórticos divinos

Del siglo XX. Poderoso, ileso,

Tras de peregrinar por los caminos

De todas las naciones y las eras:

Tal se yergue el PROGRESO,

Rayando con su testa las esferas

Del porvenir….

¿Qué brazo titanida

De arquitecto profundo

Comienza a dar al mundo

¿La forma de Palacio de la Vida?

 

Y Jaramillo Medina va desgranando sus versos para mostrarnos que toda la belleza del mundo, está amenazada, y así nos lo comunica, en detalle, como si le estuvieran desgarrando su alma con lo que intuye; versos que nos alcanzan ahora, con los desastres provocados, como si la poesía y la profecía se confundieran.

 

PROGRESAR ES VIOLAR.  El indio, el monte,

La cascada ululante, el bosque puro,

La azul diafanidad del horizonte,

La Fauna, el océano…todo eso

En pro del vellocino del futuro,

Sufre las violaciones del PROGRESO.

 

El monstruo, El Progreso, como era la calificación que le daban los románticos a ese nuevo ethos que de manera tan fiel lo expresaba e interpretaba F. Jaramillo Medina, encuentra en este verso su clímax.

” La selva se estremece: sordo ruido

Perfora sus silencios milenarios

Aquí tiembla una rama, y allá un nido

Cayó sobre los rieles…”

 

 Verso que mantiene su verdad, en el ahora.

Jaramillo Medina, intuyó que EL PROGRESO mancillaba la tierra, y se quejaba porque ésta, la Tierra, no reaccionaba. Y esa reacción no se podía medir en ese momento, como si ocurre ahora.

 

“La tierra irresponsable

Debiera odiar al hombre;

Al sátiro insaciable

 Que a la luz de los astros la desnuda…”

 

PROGRESAR, ES VIOLAR, un eco de su maestro Rousseau, que, a manera de ritornelo, busca calar hondo. Y su canto profético lo logra.

 

Solitarios

Devotos de la selva incorruptible:

La civilización es luz terrible,

Pecho sin corazón, potencia llena

De una severidad que nada abate;

La civilización es la serena

Máquina que fusila en el combate.

 

Pero también sabe que esa emergencia, no la puede detener, y un tanto resignado, se despacha al final dándole la bienvenida

 

PROGRESAR ES VIOLAR.  Y sin embargo

¡Bien venido a mi Patria, tú, el amargo

Violador del paisaje rumoroso….

Bien venido a mí Patria, tú ladrón

De la joya inefable del reposo,

De la paz de la vida,

De la doncellez rebelde y santa

De la Naturaleza estremecida…

Allí donde tú planta

De yankee el suelo toca

¿No más la yerba crecerá?...

Y entonces

¿Ha de morir como la Fé, la loca

Poesía Increada,

Al sufrir la pisada

¿De tu bota de bronce?


Ese poema, fue laureado en los “juegos florales” de 1912, y a F. Jaramillo Medina, se le coronó.  Eran otros tiempos.

La obra de F. Jaramillo Medina está dispersa en las publicaciones de entonces, (apenas como para rescatistas de los poetas olvidados de la literatura temprana como el  maestro Jorge Alberto Naranjo y Juan Luis Mejía)  y existe un libro que recoge una selección de esos poemas, editado por la librería de Antonio J. Cano en 1936, y una obra de teatro “El Frio de la Gloria”, esa  “que pesa como un opulento fardo”, que nos recordara Pessoa.

Jaramillo Medina, murió el 15 de febrero de 1919 en Yarumal, su ciudad.


PROGRESO

Poema Laureado en Medellín en los Juegos Florales de 1912:Delante de los pórticos divinos

 

Del siglo XX. Poderoso, ileso

Tras de peregrinar por los caminos

De todas las naciones y las eras:

Tal se yergue el PROGRESO,

Rayando con su testa las esferas

Del porvenir... ¿Qué brazo titanida

De arquitecto profundo/comienza a dar al mundo

¿La forma de Palacio de la Vida?

 Se abandona la Tierra, el hombre sube;

Y para gloria del eterno Sabio,

Ubres de claridad tendió la nube.

Tesoros de sapiencia dijo el labio;

Y prodigiosamente, en largo vuelo,

El globo, cual la Fe, conquista el cielo...

La selva se estremece: sordo ruido

Perfora su silencio milenario; aquí tiembla una rama, y allá un nido

Cayó sobre los rieles.../

Solitarios/devotos de la selva incorruptible:

La civilización es luz terrible,

Pecho sin corazón, potencia llena

De una severidad que nada abate;

La civilización es la serena

Máquina que fusila en el combate.

 

PROGRESAR ES VIOLAR. El indio, el monte,

La cascada ululante, el bosque puro,

La azul diafanidad del horizonte,

La Fauna, el océano...todo eso

En pro del vellocino del futuro,

Sufre las violaciones del PROGRESO

La tierra irresponsable

Debiera odiar al hombre;

Al sátiro insaciable

Que a la luz de los astros la desnuda,

Y que apesta de máquinas ruidosas

Sus cálidos vergeles

Mientras ella, grandiosamente muda,

Deshoja, como lágrimas, sus rosas

Sobre las paralelas de los rieles...

Compañeros queridos,

Amantes de la Selva y del Pasado, de Grecia y de los nidos...

Mirad: El Porvenir está cuajado

De fraguas!...

Corazones encendidos

En todos los deseos:

Vosotros con cabal sabiduría

Hubierais, como el lírico de Theos

En medio de la orgía

Y ante la danza de las diosas locas,

Saboreando el beso en los racimos

Y el vino en la fragancia de las bocas!

 

PROGRESAR ES VIOLAR. Y sin embargo ¿Bien venido a mi Patria, tú, el amargo

 

Violador del paisaje rumoroso...

Bien venido a mi Patria, tú ladrón/

De la joya inefable del reposo,/

 

De la paz de la vida,

Y de la doncellez rebelde y santa

 

De la Naturaleza estremecida...

Allí donde tu planta/de yankee el suelo toca

¿No más la yerba crecerá?...

Y entonces

¿Ha de morir, como la Fe, la loca

Poesía Increada/al sufrir la pisada

De tu bota de bronce!...

 

Niéguelo Zarathustra ¿Dios existe!

Abierto entre las noches `prodigiosas

El ojo del Señor -la estrella-viste

De dulce claridad las mudas cosas

Y la conciencia yerta;

Por eso toda estrella es una puerta de la Verdad...

La mano del Señor bendice e prado,

Y el prado, agrade decido,

Derrama sus espigas por doquiera....

Cual si la voz del Infinito oyera,

Ya el trigo, arrodillado,

Se siente, estremecido,

Carne del Redentor Sacramentado...

Niéguelo el eunuco! Anadiomena

Existe para Grecia y para el Arte! Arte, Grecia! La lúbrica sirena

De Chipre, con olor de rosa, vierte

Fiebre divina en los prados

De la vida y de la muerte...

Seguida de la sonora

Cohorte de los Pecados,

Avanza la Vencedora, la gran Belleza que llora,

Con su pajecillo -el beso-

Y su espíritu -el Amor,

Oponiendo siempre una flor

En el ojal del PROGRESO.

Bien venido a mí Patria, tú, el de pies

De hierro para el valle florecido;

Bien venido a mí Patria, tú el Burgués

De las fraguas, del sórdido alarido; a pesar del paisaje silenciario,

De la Belleza herida,

De la trémula esencia de la Vida/y de mi corazón de visionario!.  1912

 

Y este soneto.


TEDIO

Ni placer, ni dolor. Un tedio, un tedio,

Que todo en mi camino lo enajena,

Un desdén por el goce y por la pena,

Un fastidio del mal y del remedio...

El alma hecha cristal, absorta, en medio

De un inconmensurable mar de arena.

Ni un aura, ni un rumor, ni una azucena

En el planeta desolado.  Un tedio...

 

Rota por los eternos vendavales

El alma, como un tronco, en los cristales

De la tierra y del tiempo se reclina...

 

Por eso nada busco, nada espero.

¡Ya de la vida al santo pebetero

No aporta el corazón ni una resina!

 

SULAMITA

Las mujeres del Arte.

¿Qué valen junto a ti? ¿Qué Dulcinea,

Qué Cloe, qué Beatriz, qué Margarita?

La mujer en el Arte, es una idea;

En la tierra, en la vida, es un baluarte

Del corazón…

¡Oh ardiente Sulamita,

La de los labios únicos! Simula

Tu mórbida belleza la redoma

En que Amor sus tesoros acumula,

Y cuando el fuego a tu pupila asoma

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