¿ES LA VERDAD UN PROBLEMA DE
ABOGADOS?
Darío Ruiz Gómez
Me parece a simple vista que
la defensa del expresidente Uribe ha cometido un error garrafal al convertir su defensa frente al poderosísimo grupo enemigo al cual representa Iván Cepeda en un problema para abogados litigantes que
hoy lo defienden a él y a la misma hora están defendiendo a un equívoco
personaje, tarea que debió estar puesta en manos de quienes representan la
tradición de las leyes como defensa de las libertades democráticas, los derechos individuales ya que en este caso estamos hablando de una emboscada del totalitarismo contra la democracia, utilizando astutamente la figura de Uribe como el gran chivo expiatorio que necesitan condenar severamente para dar rienda suelta a sus rencores
personales ante quien no ha dejado de señalar sus crímenes, y, aprovechando esta coyuntura, tal como lo estamos viendo, despachar
bajo cuerda y con un tiro de gracia como les gusta, cualquier tipo de
pensamiento libre que se oponga a los intereses maduristas, putinianos que es lo que están
tratando de lograr invirtiendo en este juicio todo el billete del mundo. ¿No está detrás de
Cepeda el inolvidable Colectivo de Abogados tan hábilmente decisivos con
Enrique Santiago en elaborar ese monstruoso “Acuerdo de Paz”? ¿No estará
presente también la “desinteresada” colaboración del abogado de los pobres
Baltazar Garzón? La defensa de los principios democráticos, no dejaría de
recordarlo Albert Camus, es lo que está en juego mientras los grupos económicos
que todavía podemos calificar en Colombia como clase dirigente, guardan una
peligrosa neutralidad ahora que ya el chavismo está mostrando sus colmillos. Lola
López Mondéjar en un texto que debería ser de obligatoria lectura, “la
estultofilia o la pasión por la ignorancia. El síndrome del pensamiento cero” nos
ilustra sobre la situación que aqueja a una sociedad como la nuestra que al
borde del precipicio, asaltada por nuevas formas de ignorancia, con el cerebro de
sus jóvenes colonizado por las plataformas, el WhatsApp, Instagram, Face Book y
que en estos dos días sin sus
plataformas han quedado en el aire, Ninis
que ya no saben ni hablar ni escribir y son llevados bajo actos reflejos a una mudez manipulable políticamente. Porque
si Marx analizó la alienación y después se habló del hombre unidimensional, hoy
esta estultofilia conduce a una pasividad cómplice, a la abulia, finalmente a
la imbecilidad. Malraux a quien tanto le debemos lo decía alertándonos: “Si no
queremos olvidarnos de Satán, habrá que pensar
que ha venido también con la
camisa planchada y un título de máster bajo el brazo” ¿Cómo una mujer o un
hombre educados pueden ponerse de parte del Mal, del Tirano, abdicando de su propio criterio?
Porque ante lo que consideran ya una condena
inminente, se frota las manos esa energúmena muchedumbre de revolucionarios de
cafetería que no fueron capaces de llevar hasta las últimas consecuencias su discurso político, unos grupúsculos que nada aportaron ni a la ciencia ni a la vida familiar, una resaca social que será
capaz de levantar el brazo con el puño apretado y cerrar los ojos con tal de que se castigue con la guillotina a quien paranoicamente
consideran el único culpable pero de su frustración humana. La hecatombe de Alemania– permítanme que regrese una y otra
vez al ejemplo- al caer en manos del llamado
nacionalsocialismo contó como cómplices
directos tal como lo atestiguan Thomas Man y Karl Krauss con una justicia que
se arrodilló ante el terrorismo, unos
grandes industriales y banqueros que se sometieron hasta ser humillados vergonzosamente, una
prensa que se degradó y unos Partidos Políticos que en medio de su indolencia
permitieron que el país cayera en manos
de un sangriento totalitarismo. ¿No fue
este el mismo caso de Venezuela? La libertad y la civilización amenazadas no necesitan de abogados, necesitan de pensadores preclaros de estas conquistas del espíritu a través de
siglos de lucha contra la opresión de la ignorancia. Pero como decía Lacán: “
Si lo que quieren es un amo, ya lo
tendrán”
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