Diostedé
Antonio Arenas Berrío
Fue una tarde de un
lunes del mes de Enero, ardiente, acosada por el calor, el viento y un sol que
llegaba fuerte desde las alturas. Llegué al Café - Tucán, a tomarme un Café, a
saborear un buen Café. Pocos placeres como tomarse una taza de Café. Confieso que
si hubiese sido mujer, usaría el Café como fragancia o imaginaría un perfume
con olor a un fino Café. Allí en el Café, estaba Antonio, sentado en una silla
verde, frente una mesa de madera al natural; las otras mesas estaban llenas y
la gente hablaba sin cesar. La clientela iba y venía y todos eran atendidos a
su debido tiempo. Cavilaba y trataba de memorizar el rostro y la silueta de Andrea;
asimismo pensaba que todo lo sencillo es naturalmente, hermoso, florido y
gracioso. La sencillez en una mujer es una virtud y se puede notar en su
cuerpo, su rostro, en el sentir y en el amar. Sencillez en el saber, en el
profesar unas costumbres y hábitos familiares. Candidez en la sabiduría, la
ignorancia y en los vínculos tradicionales
en la preparación del Café. Algunos dirán que todo puede reducirse a beber una
buena taza de Café y a la pura y simple contemplación de una bella mujer. En el Café llamado Diostedé, se
podría creer que se elaboraba el Café más sabroso y delicioso del Mundo, se
decía que tenía: “El sabor de una experiencia diferente”. El Café servido, en
pocillos blancos de porcelana era tan exquisito que a veces en la puerta del
“negocio” se hacía cola a la espera de una mesa y unas sillas para saborear un
buen Café y un pedazo de torta de manzana con nueces u otros sabores. Leer un
libro o detallar un poema, examinar lo que alguno dejaba escrito en las hojas de un cuaderno y que a
veces creen tener aspectos literarios, algunos se erigen poetas y escriben versos
al azar. Otras veces los compradores disminuían por los avatares laborales de
la gente que allí asistía y sus múltiples ocupaciones en sus casas y
oficinas. Andrea, una de los artífices
de tal obra maestra de la bebida de Café, se sentía muy a gusto por los
halagos, ella se quedaba quieta, se sonrojaba con facilidad y su rostro se
ocultaba tras unas gafas algo grandes y sus ojos perfilaban una mirada
recóndita y escrutadora. Cuando uno de los clientes la miraba fijamente y la
coqueteaba, su rostro se tornaba serio y su mirada se hacía más penetrante, se
podía decir que, Andrea conectaba sus cinco sentidos. “Yo”, que la observaba,
Andrea, siempre se acercaba y me decía suavemente al oído, le sirvo otra taza
de Café. Andrea, es una mujer encantadora, por no decir esbelta, con una figura
torneada y el cabello un poco largo. Es amante del trabajo, a veces se torna
modesta, sencilla y discreta, se podría decir que distante. Era una mujer feliz
sabiendo que podía dedicarse a algo diferente
y que le apasionara. Le gustaba seleccionar el Café, el agua, y otros
ingredientes, medir el calor y atender directamente a los clientes. Se pasaba
horas y horas enteras estudiando la combinación perfecta. Café, agua,
maquinitas para moler Café, cafeteras y el ingrediente secreto, para crear una
bebida perfecta. Se encerraba unos días en su “negocio”, cuando la clientela ya
no estaba e investigaba el uso adecuado y los ingredientes para una excelsa
taza de Café. Sabía que todos los ingredientes combinados entre si aportarían
un sabor más intenso y suave al Café. Andrea, probaba en pequeños sorbos y
observaba cada pizca de Café dentro de los recipientes, para revisar el tiempo,
exacto de la infusión o ebullición. Hay
días que preparaba un delicioso Café frío, lo probaba y sonreía para sí con
cierto placer y gozo. El Café tiene una marca, Café Uribía, Café de origen, una
marca inspirada en el retorno a lo natural y el ensueño del Valle del Paraíso.
Un sentido de pertenencia a la Madre tierra. Andrea, ostentaba que el Café Uribía, gozaba un color intenso,
con aromas de cacao y especies que en la boca era carnoso y frutal, con el
sabor propio de un Café suave, elegante y con largo gusto. Este Café era
producido en la Finca Elisa, en un hermoso Valle, que se asemejaba a un Paraíso
y en las laderas del río Cauca, garantizando eso si como buena psicóloga, el
cuidado y conservación del medio ambiente y las condiciones de vida de los
cultivadores.
Sucedía según Andrea,
un buen proceso de siembra, recolección, beneficio, almacenamiento y un néctar
garantizado. El Café Uribía, estaba en su negocio exhibido, molido, en grano y
con cardamomo. Una deliciosa mezcla de Café y cardamomo. De vez en cuando la
vida se tomaba conmigo un Café susurraba Andrea, y no hay nada como una
sensible taza de Café para estimular la lectura de un buen libro, la escritura
y el amor. Ah el amor, el amor. El Café de Andrea, es como un bálsamo para el
corazón y el espíritu. ¿Es sencillamente feliz quien se toma una taza de Café?
Claro que sí. Tomarse un Café, es una enseñanza sencilla y sobre todo si es servido
por una mujer y en una elegante taza. Un hombre con buen espíritu bebe una taza
de Café y en ello encuentra la dicha. Podemos decir que en las pequeñas cosas,
la mujer siempre tiene la razón. Saborear, degustar un buen Café es similar a
amar y poseer una mujer. Se percibe su olor, es como tener algo para uno solo.
Pues toda clase de amor femenino se asemeja a la bebida, beber, gozar y sentir
placer. El Café es un gran estimulante para la vida. ¿Cómo se obtendría algo
sencillo, que nos agrade al paladar? El mejor Café es aquel, que no nos
avergüence beberlo en compañía de una mujer. Al final en mí mesa un pocillo de
Café, un apunte para una abstracción:
Vivir con sencillez y saborear un Café. “Un modo sencillo de vida es hoy muy
difícil, para lograrlo se necesita más reflexión y mayores inventivas de las
que tienen incluso personas muy listas. La más honesta de ellas quizá hasta
podría decir: No tengo mucho para pensar sobre el asunto. La vida sencilla es
para mí un fin demasiado elevado, esperaré hasta que personas más sabias que yo
lo hayan encontrado”.
Diostedé o diotedé,
es un Tucán. Una familia de aves fantásticas del orden de los piliformes, es
muy amplia ya que alberga seis géneros y cuarenta y dos especies de Tucanes,
tienen el pico desarrollado y de vivos colores. Diostedé, es un ave trepadora
de plumaje negro, pecho y extremidades de alas amarillas y pico amarillo con
grandes rayas negras. ¿Será que tiene esta bella ave, el secreto del Café de
Katerine Andrea? El café alcanza primero
nuestros sentidos, sentimiento, sensación y paladar. La boca es el órgano que
percibe el sabor y nos da una fantasía alucinante. Podemos expresar lo que
alguna vez dijo un poeta: “Déjame saborearte sin inhibiciones, que tu espuma
caliente me roce los labios, la lengua, que tu olor estimulante me queme la
garganta de placer, que este líquido analgésico acelere el metabolismo de mi
cuerpo, que en un par de buches de pasión me trague tu ausencia, antioxidante,
que alucine de excitación cuando pase la última gota de esta ambrosia por la
boca y chupe el azúcar que siempre queda rezagada en el fondo de una taza de
Café.”. Yo sueño con el rose de los labios de Andrea aunque ella no me ame.
antonioarebe1@hotamil.com
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