sábado, 21 de enero de 2023

RAE: DEGRADANDO LA LENGUA ESPAÑOLA / Darío Ruiz Gómez

RAE: DEGRADANDO LA LENGUA ESPAÑOLA

Darío Ruiz Gómez

Ya sabemos que el linchamiento mediático de un personaje considerado  como un obstáculo  para los intereses de una organización  extremista en Colombia  se ha venido convirtiendo en una práctica  más que frecuente tal como lo señaló el informe sobre el asesinato de Monseñor Cansino Duarte a manos de sicarios pagados por Iván Márquez. Lo primero fue el linchamiento mediático a manos de un grupo de calumniadores que comenzaron a justificar su asesinato alegando que estaba en conversaciones con los hermanos Castaño y por lo tanto “era un paramilitar” Basta consultar en los periódicos de esas fechas para conocer el nombre de los periodistas  que prepararon este asesinato  y hoy aún continúan tendiendo  un velo cómplice de difamación sobre un mártir. La investigación del periodista Matthew Taibio sobre el voluminoso material  con que las plataformas  rusas a través de fake news,  calumnias,  ayudaron a la campaña presidencial de Petro tal como lo describí en mi columna de la semana anterior continúa  arrojando luces  sobre  la realidad de estas manipulaciones  mediáticas, en este caso sobre el vulgar linchamiento  de Karen Abudinen  Ministra del TIC MINTIC  a raíz del escándalo por el robo de más de 70. 000 millones de pesos. Toda la ordinariez  represada de Gustavo Bolívar estalló sin cortapisa  alguna, desaforadamente, tildando a la Ministra de ladrona, de delincuente. Escribí de inmediato protestando contra este linchamiento y condena de la entonces Ministra,  sin pruebas, sin un juicio  imparcial. Ahí queda en la memoria esta farsa donde la baba de muchos periodistas(as) corrió sin escrúpulo alguno  todo porque  ella era parte del gobierno del odiado Duque. El bufón de Benedetti, Katheryn Miranda  desplegaron  su histrionismo   y fue cuando en medio de risotadas  de “pactohistóricos”  y periodistas  de alcurnia  surgió lo que era un chiste: el verbo “abudinear” como el supuesto aporte de nuestra Academia  al “Giro Lingüístico”  El Boletín que se distribuyó incluía una foto de la Ministra

Esta grotesca confabulación contra  una funcionaria  condenada  sin prueba alguna  llegó al paroxismo  cuando nuestra  Academia de la Lengua  anunció que incorporaba  definitivamente  el verbo  “abudinear” o sea ladrona  como muestra de “la riqueza verbal” del pueblo colombiano  y lo propuso a la RAE española  para su aprobación encontrándose con la negativa de ésta a un propósito  rastreramente  político.  La incorporación de nuevos  documentos  claves,  indica  que  los “ académicos”” infiltrados  en nuestra  Academia  prosiguen en  su tarea de “construir” un lenguaje  acorde con la “nueva patria” tal como se los exige su Partido.   Urge entonces  que  públicamente  se conozca la sustentación teórica  de estos “Académicos  del Pueblo”  quienes mediante  una broma estúpida  trataron de manchar  la tarea humanística  de la Academia de la Lengua y de lo que supone una tradición histórica que –desde Cuervo- no puede ser borrada impunemente.  Como lo ha dejado muy en claro Salud Hernández  este infame  atentado moral  estaba ya incluido en  las plataformas rusas  que lo distribuyeron  a través de las redes sociales, fake news, con la colaboración  de ciertos periodistas y bajo los objetivos políticos del Partido  de “todos, todas y todes”  La caída de una sociedad en el abismo del caos  y la  violencia generalizada , señala  Kar Krauss en su inmortal “Contra los periodistas”  se anuncia  cuando el lenguaje de los llamados medios de comunicación  empieza  a corromperse.

LAS MUERTES DE ROSARIO TIJERAS / Antonio Arenas



 LAS MUERTES DE ROSARIO TIJERAS

 Antonio Arenas

Rosario Tijeras muere tres veces: una cuando el lector desprevenido lee la novela que recrea el ambiente del sicariato en la ciudad de Medellín, convirtiendo el personaje femenino en un elemento fuerte y atractivo mezcla de mujer fatal y de erotismo exuberante. Veamos: “A Rosario la vida no le dejó pasar ni una, por eso se defendió tanto, creando a su alrededor un cerco de bala y tijera, de sexo y castigo, de placer y dolor. Su cuerpo nos engañaba, creíamos que se podía encontrar en él las delicias de lo placentero, a eso invitaba su figura color canela, daban ganas de probarla, de sentir la ternura de su piel limpia, siempre daban ganas de meterse con Rosario”. La otra muerte, es aquella que se ve en la pantalla grande representada bellamente por la actriz Flora Martínez quien da vida y realce al personaje femenino de la narración, magistralmente dirigida por el mexicano Emilio Maillé. La tercera, es la que distanciaremos en el seriado de televisión del canal RCN e interpretada por la actriz Maria Fernanda Yepes; con libretos de Carlos Duplat y su esposa Luz Mariela Santofimio, y discusiones amistosas donde participó Jorge Franco. Las muertes de Rosario Tijeras son entonces, el efecto simbólico de una realidad desbordante y cruel. El análisis de una sociedad en riesgo. Ahora bien, el relato “Rosario Tijeras” del escritor Jorge Franco no va más allá de 190 páginas, escrito en un lenguaje claro, fluido y ligado a una realidad social que deja absorto a cualquier lector. Además, reta al lector a que descubra una verdad cruda y desafiante. La historia se convierte en un hecho inverosímil y en mi opinión evidencia y sostiene dos verdades que nuestra sociedad no podrá ocultar jamás: el narcotráfico y el fenómeno del sicariato. ¿Cuáles son las diferencias entre quienes viven en las comunas y quienes habitan los sectores más ricos de la ciudad? Quizá, la riqueza o simplemente los efectos de la deshumanización que acarreo el dinero fácil. Los valores trastocados que hacen hoy difícil la convivencia. Una mirada al mal a aquello que nos deshumaniza, que devela nuestro mundo interior. Nos horroriza cuando vemos las escenas en la pantalla o leemos la ficción de Rosario Tijeras. El universo de las comunas de la ciudad de Medellín y el mundo de las gentes ricas y de bien se atan en la novela generando momentos de acercamientos, escenarios de drogas, dolor, muerte, angustia y miedo. La ficción narrativa es macabra y la ironía surge en cada página. Los besos de Rosario Tijeras son fríos como la muerte: “Tus besos saben a muerto, Rosario Tijeras “. Es un enunciado que perturba al lector y de entrada le dice, que el tema va a ser la muerte y la incapacidad de amar. Porque el amor es goce, regodeo, risa, calor y una satisfacción indescriptible; cosa que Rosario Tijeras no posee. Es más, a ella, la risa le es escasa. La muerte crea un artificio real fruto de un largo ejercicio de la memoria de Antonio el narrador. Ahora bien, la ficción de Rosario Tijeras es aprehendida en el tiempo o en los surcos de este, llenando un espacio en el cual, el recuerdo es el fármaco del dolor y el miedo. Jorge Franco utiliza un truco asombroso cuando en la voz del narrador expresa que: “Ninguna voz es de ella; me lleno de esperanza pensando que Rosario ya ha salido de muchas como está, de las historias que a mí me tocaron. Ella era la que me las contaba, como se cuenta una película de acción que a uno le gusta, con la diferencia de que ella era la protagonista, en carne viva, de sus historias sangrientas. Pero hay mucho trecho entre una historia contada y una vivida y en la que a mí me tocaba, Rosario perdía”. Lo anterior, refleja la angustia de Antonio. Y alumbra de forma patética lo macabro y sangriento de la historia de una mujer trágica que debe ser narrada. En los relatos el universo urbano de la Ciudad de Medellín es recreado y aunque la descripción sea plana e insuficiente, la ciudad se asemeja a un pesebre, a una tacita de plata, que brilla. La ciudad es vista e interpretada tratando de recrear un periodo histórico de finales de los años ochenta atravesado por la influencia del narcotráfico y el sicariato. En la ficción narrativa, la ciudad de Medellín es vista así: “Los edificios iluminados le dan apariencia de un tinglado cosmopolita, un aire de grandeza que nos hace pensar que ya hemos vencido el subdesarrollo. El metro la cruza por medio, y la primera vez que lo vimos deslizarse creíamos que finalmente habíamos salido de pobres”. De todas maneras, Jorge Franco trata desesperadamente de mostrar dos ciudades: la ciudad pobre y la ciudad rica y aseada del Poblado. ¿Neutralidad del escritor?  ¡Ninguna! El relato es diáfano, su lenguaje directo y va al grano.

Las desigualdades sociales se reconocen en la novela y queda sólo la palabra escrita y esta será un eterno puente entre las realidades sociales y las gentes pobres de las comunas de la ciudad de Medellín. Rosario Tijeras es un entramado social que une cualquier tiempo efímero de cada vida humana con las desigualdades de las sociedades modernas. El dinero, como referente universal y sustituto de Dios, logra permear cualquiera clase social. La jerga popular circula en todos aquellos mensajes que el lenguaje incorpora, dándole así una forma de temporalidad a la novela que no se destruye aun pasen días, meses, años. O que el reloj se detenga. La narración comienza allí donde la realidad no llega y sin embargo, lo real transporta por sus repercusiones y la poderosa figura del personaje de Rosario Tijeras y nos invita a una pequeña temporada en el infierno urbano. El personaje central representa una versión femenil del sicario. Una variante fundamental no explorada antes en a la literatura colombiana. El sicario ya no es el matón, el macho, con su fierro como se observa con los personajes de Ferney y Johnefe. El Rey que mata ya no está celoso. Ha cedido su trono a una mujer. El Rey ahora está deprimido, delira por el amor de Rosario Tijeras. La figura trágica de este personaje, está encarnada por una “Diosecilla baratijera” que atrapa a los hombres haciéndolos vivir a su capricho y negándoles toda posibilidad de amar. La castra mentalmente, generando desespero, impotencia o dependencia. La Diva es ella en un escultural cuerpo de una mujer de comuna pobre y además, su vida ha sido azarosa, producto de una serie de violaciones, ultrajes, humillaciones y abandonada a su suerte por su padre. Sólo ha nacido para matar. Esa es la ley de su vida; no existe una luz al final del túnel. Rosario deberá morir a puro golpe de Fierro. El nuevo orden creado por la sicaria en función de sus necesidades y control deja una estela de muerte y una desesperanza. La mujer es el árbitro, la dominadora en el espacio social de la urbe. Es ella quien determina el uso de su cuerpo: matar, follar y drogarse. La novela es un fármaco de la realidad social; es la memoria y el saber de lo que paso en la ciudad en un periodo determinado. La lectura de la novela constituye en el fondo una certeza. Un lavado de conciencia. Una especie de diálogo con la sociedad y no es precisamente por su prosa ágil y fácil. Si no porque su lectura es una insinuación de lo posible. Saber lo que otros vivieron e hicieron, significa salir de la supuesta soledad de la consciencia y acceder al mundo real. Ver lo que no se ve, oír lo que no se oye, romper la monotonía cotidiana del delito. Detrás de las muertes de Rosario Tijeras nos habla un mundo social y una realidad brutal. La escritura, como acto de catarsis de la memoria, evidencia el desvelamiento de ampliar toda verdad posible que resuena en la experiencia de la vida. Rosario Tijeras es una metáfora de la vida que desaparece. Una idea de la muerte, el surco de la muerte que triunfó sobre la vida. Una realidad y una ilusión que hay que olvidar. Nacida de una reflexión sobre el sicariato femenino, la mujer se ha convertido en transgresora de la ley y en un arquetipo universal de la máquina de la muerte. La novela de Jorge Franco, al igual que otras ficciones; ofrece la primera presentación sintética de la corriente literaria de la Sicaresca colombiana. Empero, la cuestión de toda ética de la vida consiste en pensar dogmáticamente. ¿Quién soy yo y para qué vivo?... ¿Y qué quiero para mí vida?

 

Tal vez, Juana de Ibarbourou, tenía conciencia cuando expresó:

 

“Yo, que soy tan pequeña y liviana

 ¡qué montón tan exiguo de polvo

seré cuando muera!”

 

 

 

 

 

 

 

 

LA NUEVA MUERTE DE LA VERDAD / Darío Ruiz Gómez

 


LA NUEVA MUERTE DE LA VERDAD

Darío Ruiz Gómez

Varios periódicos, noticieros colombianos y españoles han difundido una noticia incontrovertible y que salió a flote de un material liberado por Elon Musk y que constituye  la verdad de unos hechos, gracias a las investigaciones del periodista Matthew Taibio: el decisivo papel que en la elección como Presidente de Petro tuvo una plataforma rusa propiedad de Yeugeny Prigozbin, el llamado cocinero de Putin y por supuesto oligarca de alto vuelo quien desde su fábrica de trolls y a través de bots robots emitió a través de las redes sociales mensajes a favor de la campaña de Petro y difamaciones  contra sus opositores políticos: 50.000 mensajes  desde cuentas como & yesid70202529, & Fernandohincadi, & edwinpa81364652,etc, etc  a través de las plataformas vecezolanas. Tal como lo señaló un importante periódico independiente español “The Observer” y a través, repito, de cuentas falsas, hashtags, falsedades encaminadas a incentivar  el odio.  ¿No habían detenido a dos espías rusos y a varios maduristas encargados de enviar información sobre bases militares colombianas? ¿No se detalló ampliamente  el número de plataformas rusas instaladas a lo largo de la frontera con Colombia – territorios exclusivos del ELN- con cubrimiento hacia todo el territorio colombiano, ciudades, pueblos, regiones, cuarteles del ejército y de la policía? La ciudadanía colombiana, las clases políticas, el sector pensante han contado desde el principio con una jugosa información sobre la gravedad de lo que este  espionaje supone sobre la vida nacional, sobre la soberanía de nuestro territorio amenazado por el totalitarismo. Es aquí donde cabe preguntarse sobre la indolencia moral que ciudadanos, políticos han tenido hacia este inminente asalto a nuestra democracia. ¿Es posible se pregunta Michiko Kakitani en su magistral “La muerte de la verdad” que la verdad y la razón a nadie le interesen?

La intervención de las plataformas rusas apoyando a los independistas catalanes está más que comprobada lo mismo que la intervención de estas plataformas para sincronizar el llamado “estallido social” desde Colombia hasta Chile. Kakutani cuyo texto comenté en su momento analiza el alcance perverso de lo que supone la difamación política como arma para suprimir a un contrario, lo que suponen los llamados story telling analizados por Cristhian Salmón como creación de un marketing político a partir de un relato donde se falsea la verdad de los hechos y se coloniza la imaginación de los ciudadanos(as) en especial de los jóvenes. ¿Para qué desvelar unos hechos si ya se ha aceptado una verdad inventada? Baudrillard lo predijo al señalar que los medios de comunicación al convertir los hechos en mera noticia de un día estaban eludiendo la responsabilidad del análisis crítico. Este relativismo tiene como tarea ir desvirtuando la noción de justicia, de delito político. La información sobre un grave atentado contra nuestra democracia está pasando entonces de agache insertado  entre noticias banales. ¿Cómo vivir en un país donde el Registrador con cinismo dice: ”He encontrado un millón de votos y se los he adjudicado al Pacto Histórico” Y nadie protesta ya que es una noticia del día?  A Nixon el espionaje a dos periodistas le costó la presidencia, han sido muchos personajes de la política mundial los condenados por este delito.  ¿A quién acudiremos los ciudadanos para  que se lleve a los tribunales este asalto a nuestra democracia? los Partidos Liberal y Conservador hicieron parte de este atentado contra este grave delito, el Ministro de Defensa es mudo.  Y hoy nos enteramos que no contamos con una Fiscalía o una Procuraduría o una Corte Suprema de Justicia entidades   encargadas de velar por el Estado de Derecho y de sancionar delitos tan graves como la adulteración de unos resultados electorales.

domingo, 15 de enero de 2023

“EL CRÁPULA ONETTI” / Antonio Arenas

 



“EL CRÁPULA ONETTI”

(Acerca del libro “El Viaje a la Ficción, El Mundo de J.C. Onetti”)

 

“Leer a Onetti no es difícil, según dice una superstición idiota: tan solo exige lo que debería exigir siempre la lectura, una atención incesante, un ensimismamiento que cancele cualquier otro acto, que suprima el mundo exterior”

Antonio Muñoz Molina-Cuentos Completos de J.C. Onetti- Alfaguara.


Antonio Arenas


Narrar lo irreal, lo improbable no es cosa fácil. Los sueños, el insomnio y hasta las pesadillas sobrepasan los seres y la ficción. Incontables individuos inventan una vida análoga a su existencia y la realizan a través de la ilusión o la literatura. La literatura como un conjunto de fragmentos o acontecimientos primordiales para fantasear la vida. Para buscar un gesticular en la sociedad; para interactuar con otros o perdernos en un razonamiento interior. Juan Carlos Onetti propone en sus novelas y cuentos una evasión. Un viaje a la imaginación y la fantasía. Un huir hacia lo imaginario, como forma de confrontación de la realidad. El “nuevo” libro del escritor peruano Mario Vargas Llosa, es fundamentalmente un viaje ficcional al mundo de J.C. Onetti. El discurso es concebido bajo la lentilla de un novelista que realiza una hermenéutica abierta, un pacto de admiración y crítica sobre otro escritor. Podemos pensar que se constituye en un halago ya que, el primero de Julio, se cumplió cien años del nacimiento del escritor uruguayo. No se trata de un estudio erudito, aún se remuevan las fuentes y los críticos. Es propiamente un ejercicio examinador para acercarnos a la narrativa de Onetti, y a esos posibles sueños realizados en el lenguaje literario. Escribir, es en parte un sueño; una alucinación individual y voluntaria. Es al mismo tiempo estilo, desparpajo y método. Sensación de asistir a una fábula que uno se ha imaginado para contársela a los otros. Siempre habrá un narrador, mejor un “hablador” y un lector. Leyendo a Onetti podemos aprender que muchos sueños pueden convertirse en verdad o traspasarla. Cada una de sus novelas y cuentos son como: “Un Sueño Realizado”. Un lector no será el mismo después de leerlo. Su humor cáustico y devastador, ridiculiza nuestra apreciación del carácter, el amor de los hombres y las mujeres. Lo propio de lo siniestro y lo vil se manifiestan en nuestro ser. Comprendemos que existe la maldad humana. El odio, el hastío y el rechazo brotan de los relatos de J.C. Onetti como una forma de distinguir la condición humana. ¿Es la literatura su representación? Según, Mario Vargas Llosa, en los relatos de J.C. Onetti se presenta un estilo “inusitado”,” infrecuente”, “intrincado”, “neblinoso” y “vago”, que despista a los lectores. Ha J.C.Onetti hay que: “Leerlo tensando hasta el grado máximo las destrezas usuales de la lectura, igual que se escucha una (rara) música en la que no hay una sola nota que no importe o que  se vive(a) un encuentro memorable del que uno no puede apurar sin distracción cada segundo: sus páginas no se agotan nunca, y cada frase vuelve a surgir con delicadeza y poderío, con una intensidad tal exaltadora. Tan insoportable, que siempre nos parece estar leyéndolo por primera vez”. Hay cierta dispersión y despiste, un cinismo inescrupuloso donde las palabras van tomando otro sentido, y el amor, la misericordia, la ternura y la gratitud representan otras cosas y al decir de Mario Vargas Llosa, “todo valor se desvaloriza o se invierte”. Uno de los grandes aciertos del libro de Vargas Llosa, es el de haber subrayado el estilo de Onetti. Vargas Llosa afirma que: “El de Onetti es un estilo que podríamos llamar crapuloso, pues, parece una carta de presentación de un escritor que, frente a sus personajes y a sus lectores se comporta como un crápula, ni más ni menos. Las características más saltantes de este estilo son casi todas negativas”. Este estilo se puede observar ya en “La Novia Robada”, “El Infierno Tan Temido”. Empero, “El Viaje a la ficción, el mundo de J.C. Onetti es un libro demostrativo, fascinante, escrito a la mejor manera del Vargas Llosa Ensayista. Todos nos hemos encandilado sus libros de ensayos como: “La Verdad de las Mentiras”, “Historia de un Deicidio”, “La Tentación de lo Imposible” Etc. Ahora sus lectores tienen a la mano un excelente trabajo sobre su obra. La serie de apreciaciones personales, la interpretación precisa, la sutil crítica, su estilo, la huella de las influencias…  La del “maldito Céline”. Vargas Llosa cree que obras como: “Muerte a Crédito (1936)” y “Viaje al Fin de la Noche (1932)”, obras maestras que Onetti leyó y sintió profundamente sus influencias. Otras influencias señaladas son Faulkner, Borges, Balzac etc. La novela policiaca en general fue igualmente apreciada por Onetti y en especial “Laura” de Vera Caspary. Está novela estuvo siempre en sus manos inclusive antes de su muerte. Dicen que la leyó más de doce veces. La novela “Laura”, fue objeto de lecturas y relecturas por parte de Onetti ¿Qué vio allí? Pienso, que, fundamentalmente, fue la escritura de la novela; la manera de narrar de la Caspary, el suspenso, la acción y el final de la ficción, que para un lector es algo magistral. En parte algunas de las novelas de Onetti y en especial “Los Adioses”, llevan el sello de la Caspary. Mario Vargas Llosa no le da mucha importancia a la influencia de la novela policiaca en Onetti. ¿No ha escrito Onetti, bellas historias de amor con intriga policiaca? Ahora bien, el escritor que, realmente influyó en su mundo literario y su escritura fue Roberto Arlt. El mismo Onetti escribió sobre él. “Roberto Arlt, es un caso distinto: leí lo mejor suyo poco después de los veinte años y lo conoce personalmente. Es mejor que recité un párrafo que escribí hace pocos días para una editorial italiana: “seguimos profunda, definitivamente convencidos de que, si algún habitante de esas humildes playas logró acercarse a la genialidad literaria, lleva por nombre el de Roberto Arlt. No hemos podido nunca demostrarlo. Nos ha sido imposible abrir un libro suyo y dar a leer el capítulo o la página o la frase capaz de convencer al contradictor, desarmados, hemos preferido creer que la suerte nos había previsto, por lo menos, de la facultad de la intuición literaria. Y ese don no puede ser trasferido. Hablo de arte y de un gran, extraño artista. En ese terreno poco pueden moverse los gramáticos, los estetas, los profesores. O mejor pueden moverse mucho pero no avanzar” Así describía Onetti al artista que hay en Roberto Arlt y muchos no lo quieren ver. Las novelas y los cuentos nos narran otra vida, esa otra vida negada que siempre sale a flote y que de alguna manera vivimos en las historias que nos cuentan los novelistas. La ficción nos permite soñar, explorar lo extraño, lo desconocido, como si todo fuera un viaje a otro mundo. Contar historias, inventarlas, narrárselas a otros, para que estos las hagan suyas, las incorporen a su memoria, es un artificio propio de artistas. La literatura como una de las bellas artes, no es un invento ni un artificio de la creación humana, allí hay una fusión del artista y el arte. Imaginar otra vida, participar en ese sueño, no será nunca una diversión inocente. Ella apresura la ilusión y fragua los deseos, creando una grieta entre lo que florecemos y lo que nos gustaría ser. Imaginar otras vidas: He ahí la labor del maestro Onetti. La ficción no es exactamente una vida, sino una manifestación de la vida, que la entelequia y la quimera de los seres humanos han cimentado. La trama o los contenidos de la ficción y la vida son una constante en este escritor. Sus cuentos y novelas son un hechizo, un desagravio, un gran indicio de desarreglo, insubordinación, autonomía y goce así muchos de sus personajes terminen suicidándose. El novelista o cuentista es aquel que funde el encanto del soñar juntos, convocados por la palabra y las imágenes y escenarios creados por el escritor. En síntesis, los ensayos, en el libro de Mario Vargas Llosa se dividen en diez fragmentos, un prefacio o introducción a la visión antropológica del nacimiento del hablador o contador de historias por medio del relato oral o la palabra. Vargas Llosa, realiza un análisis de los dominios, la condición crapulosa, las sumas y las restas de un narrador y los agradecimientos múltiples a una serie de investigadores que hicieron posible este trabajo. Por este libro al igual que en” Los Nuestros” de Luis Harrs, logramos saber quién era en realidad Onetti. Sus fobias, los amores, los niveles de lectura, sus estudios y lo mejor, Ese mundo de Santa María inventado. La pasión de Onetti por la Literatura, la miopía de tanto leer. En 1939 escribe el “Pozo”, una de las más reveladoras novelas escritas en Latinoamérica.

J.C Onetti, escribió su primer cuento en 1933, “Avenida Primero de Mayo-Diagonal Norte”, “El Cuento delata (ya) su vocación experimental y su deseo de renovación de la forma., dando primacía al plano psicológico y mental sobre la realidad objetiva y el mundo exterior”. Para Mario Vargas Llosa la gran novela de Onetti será “La Vida Breve” (1950). Allí aparece por primera vez la imaginada Santa Maria, sus personajes y la influencia de William Faulkner. “Santa Maria, no lo olvidemos, nace ante los ojos del lector en” La Vida Breve” como una creación subjetiva de Brausen, como una realidad “irreal”, de segundo grado, como una pura proyección mental”. Hay pues, una relación entre lo vivido y lo soñado, lo irreal y lo real. En el texto “el Viaje a la Ficción, el mundo de J.C Onetti”, hay tres capítulos reveladores que, valen la pena leer con sumo cuidado. Santa Maria (III), el estilo Crapuloso (IV) y el de la ficción a la cruda realidad (VIII). Hay que analizar esta publicación de Mario Vargas Llosa, como una distinción a los cien años del origen del gran escritor uruguayo. Para finalizar recordaremos lo siguiente: “Si la vida es una porquería, como dice el tango, es natural que los personajes de Onetti prefieran a la real, la vida imaginaria y que, para no suicidarse, jueguen a los disfraces, al juego de las mentiras que es la ficción”.

martes, 10 de enero de 2023

LA GRANDEZA DE RATZINGER / Darío Ruiz Gómez



LA GRANDEZA DE RATZINGER

Darío Ruiz Gómez

“Los católicos cuando entramos a la iglesia nos quitamos el sombrero no la cabeza”, aclaraba con infinita ironía Chesterton. Porque si a Chesterton le tocó enfrentar  la superficialidad  de las llamadas élites intelectuales cuyo” toque de distinción” parte de la inocua aseveración de que “Dios no existe” y por lo tanto que quienes creen en Dios y en la Virgen María y en Jesús son unos ignorantes , ahora nos enfrentamos a quienes  aún fungen  como materialistas históricos  o  esnobistas de pipiripape  y quienes    de antemano  “ya han  resuelto”  las grandes preguntas sobre la condición  humana, punto de partida, como sabemos, de la filosofía. Ni siquiera el fracaso del comunismo los llevó a enfrentar estas preguntas. Pero como lo dice el Diccionario Google: Hacer preguntar  es una forma de prevenir nuestra pereza mental y de sacarnos de la comodidad del conformismo. Mi alborozo cuando Ratzinger fue elegido como El Papa Benedito XVI fue enorme ya que  conocía su figura de alto intelectual, discursos, declaraciones, aquella famosa conversación con el filósofo Habermas donde era claro que su tarea como pensador  consistía en responder  a las grandes falsedades culturales, ideológicas contemporáneas   que la misma Iglesia  estaba eludiendo veladamente ya que  la lucha de la Iglesia  lo era también  contra la lacra de los populismos, la esclavización de la  pornografía, los  grandes vacíos existenciales  dejados por un nihilismo que  renace como desesperanza absoluta  ante las cuales Ratzinger es enfático:”Pero de la oscuridad  y del barro se emerge con la fe, que ayuda a encontrar la brújula entre las tinieblas, la mano de Dios para redescubrir el amor y la verdad”  la contemplación del sufrimiento  de  millones de desplazados  olvidados por la Justicia desde  un Estado de Excepción donde pueden ser matados sin que nadie acuda en su ayuda tal como lo explica Agamben y tal como lo vemos en Colombia donde el Cese al Fuego supondrá  la silenciosa eliminación de miles de inocentes a nombre de “una Paz Total” totalitaria que niega la presencia del olvidado, del agredido a nombre de una nueva delincuencia   que lo ha despojado de su hogar natal.

Ante la  Encíclica “Cáritas in veritate” Ángel Barahona, recuerda  que frente a la ONU “ la Iglesia no puede ser marginada en la lucha  por la justicia, pero no puede quedarse sólo en los márgenes que le marca la acción política. Su tarea es el servicio del amor ágape que implica también la búsqueda de la verdad” ágape es el amor hacia los otros sin esperar nada, incondicional, lo contrario a nuestro egoísmo. Y la verdad es  el proceso de  re-conocimiento de quienes cometieron una  grave falta contra la vida con el  rompimiento violento de lo que se consideró un pacto escrito ante la Ley, en fin, el reconocimiento con nombre y apellido de los asesinos  para  someterlos al debido castigo. Frente a la demagogia peronista de Bergoglio, Ratzinger es el pensador que recogiendo la singular herencia del pensamiento católico sale a  enfrentar la complejidad de la vida contemporánea al responder con lucida racionalidad  al daño de la pederastia, a  la impenetrable burocracia vaticana y  al sufrimiento de los inocentes  y sobre todo  a un mal terrible, la relativización de la moral  mediante la cual termina por justificarse  al dictador y ha dejat a las víctimas en el olvido, casos  del  Foro de Sao Paulo o Puebla. La Razón demuestra Ratzinger nos da a conocer a Dios que nos concede derechos y deberes y la fe que nos concede confianza y lealtad hacia el prójimo, el reconocimiento de que somos trascendentes. Al Pastor que olvida este deber de piedad hacia el perseguido y se coloca como colaborador  del verdugo, le ha faltado al amor ágape  hacia quien quienes debió acompañar en medio de la oscuridad y el barro. P.D. La nueva farsa de nuestra Iglesia de Sao Paulo apoyando al ELN, Monseñor Henao, Monseñor Darío Fernández y demás conmilitones es otra ofensa al dolor de los inocentes perseguidos y masacrados.       

lunes, 2 de enero de 2023

Blanca de Moncaleano y el triunfo de la anarquía / Víctor Bustamante




 


Blanca de Moncaleano y el triunfo de la anarquía,

(La Valija de Fuego, 2022) 

 Víctor Bustamante

Colombia es un país de hallazgos y de olvidos, y digo de olvidos; de censuras podría ser, de relegamiento mejor, donde se deja de lado una larga tradición de escritores, periodistas y teóricos que han cuestionado el sistema del poder imperante, aquel poder que ha cambiado de manos cada cuatro años, pero cuyo telón de fondo es el mismo: dos partidos políticos que se han abrogado la capacidad de ser los dueños del país, y cerca a ellos, la diversidad de personajes que se les llama ilustres, ya que en el devenir político siempre se halla la expresión más elaborada del poder, poder ejercido casi siempre de una manera oscura para servir a lo que ya cada uno de los colombianos sabe, los intereses personales y de algunos grupos que han saqueado de diversas formas al Estado como si fuera su coto privado. Desde 1820, esa es la historia que nunca se le ha contado al país, esa historia ha sido a veces limitada en su reconocimiento, solo a jirones y olvidos.

Siempre la historia de Colombia ha sido la de los vencedores para regresar a una frase que siempre retorna y que por lo tanto no hacemos nada para que no sea así, ya que no hay nada más oprobioso que aquellos críticos o reseñadores de libros que solo buscan escritores de éxito, de ahí que esta primera aproximación sobre Blanca de Moncaleano sea un apartamiento sobre ese estado de las letras en el país, pero también un reconocimiento a ella y así mismo restablecer un capítulo, de los muchos olvidados en la historia de las ideas en Colombia.

Y ahora en este libro, Blanca de Moncaleano, y el triunfo de la anarquía, (La Valija de Fuego, 2022) se redescubre a una mujer recia de carácter y talento que por supuesto fue relegada y no aparecía en ningún lugar de nuestra historia contada por los mismos historiadores que se repiten desde siempre, por los teóricos rebeldes que terminan de asesores presidenciales y un largo etcétera de intelectuales que nunca se han enfrentado al poder, sino que se han convertido en serviles burócratas.

Por esa razón el hallazgo de los textos de Blanca de Moncaleano de una vez impresiona, impresionan por hacer parte de esa tradición de nuestra cultura olvidada, relegada mejor, junto a personas que buscaron otros horizontes intelectuales pero que debieron irse del país por amenazas o que fueron desterradas.

En ella, en sus escritos, es notorio un instante inicial del concepto de anarquismo de una manera muy presente en cuanto a que esa doctrina política aún se halla pendiente de criticar y superar el escollo religioso en el ámbito de una mentalidad conventual, y sí, teniendo muy presente como el socialismo y el sindicalismo redefinen el concepto de anarquismo, y muchas veces esas tres tendencias coinciden. También ella antepone su anticlericalismo a los avances de la ciencia.

Creo que es el ajuste de cuentas más permisivo de los escritos por Blanca que le sirve a ella para atizar sus fundamentos ideológicos este es, “Resultado de la confesión”. Ella tiene presente un evento acaecido en Bogotá en 1872 donde un sacerdote disoluto y enamorado, Juan Francisco Vargas, corteja a la esposa de Luis Umaña Jimeno y a su prima, lo cual lleva a que el ofendido asesine al sacerdote y, además, hiera al conocido Pardo Vergara que llegará a ser arzobispo, como dato la defensa del ofendido la asume el Tuerto Echeverri.

Estos primeros escritos están impregnados de unas palabras muy al uso: el porvenir, el pueblo, dos palabras que con el tiempo sufren diversas interpretaciones sobre el devenir de las ideas y de las promesas dadas por aquellos que se rigen y se eligen como portavoces de un nuevo estado de cosas, lo cual se retrotrae siempre a su carácter religioso.

Luego, en el exilio, junto a su esposo, Juan Francisco Moncaleano, maestro e intelectual, también borrado en el país, viven en Cuba, México y en Estados Unidos. Ese periplo lo podemos constatar en estas tres investigaciones desde un punto de vista que los congrega y los enaltece:

Amparo Sánchez Cobos en su libro, Anarquistas españoles en Cuba,1902-1925, entrega una nota sobre la presencia de esta pareja en la Isla:

 

“En 1912 miembros de !Tierra¡, junto con los anarquistas españoles Juan Tenorio Fernández, Juan Búa Palacios y Paulino Ferreiro del Monte, fundaron en el barrio del Cerro de La Habana una nueva asociación, la Agrupación Racionalista Ferrer. Esta institución organizaba frecuentemente veladas que tenían como objetivo definir el valor de la "acción educativa y del proyecto encarnado en la escuela moderna". Poco después de su fundación, el día 18 de febrero de 1912, constituyó su primer centro en el número 9 de la calle Santa Emilia, en el barrio de Jesús del Monte de la capital cubana. Allí ejercía como profesor el anarquista colombiano Juan Francisco Moncaleano, que se había establecido en Cuba en 1911 tras ser expulsado de su país por sus ataques a las autoridades. Desde su llegada se vincula a !Tierra¡ y participa en las conferencias organizadas para difundir las ideas anarquistas. Su compañera Blanca también fue profesora de esa escuela, donde además asistían sus tres hijos junto a unos cuarenta chicos y chicas. A principios del año siguiente Moncaleano abandonó la Isla y se marchó a México con la intención de formar una escuela racionalista en Yucatán; el centro de Jesús del Monte se trasladó entonces al número 82 de la calle Oficios, en el mismo local donde estaba establecida la Bolsa de Trabajo, y a su cargo estuvo el anarquista español Vicente Ferrer. A pesar de los esfuerzos de Blanca Moncaleano por sostenerlo, que incluyeron un proyecto de escuela de verano para recaudar fondos, la realidad fue que la escuela del Cerro no logró superar ese curso”.

 

En Discurso y persuasión Enrique Azúa Alatorre, Rubén D. Medina · 2003, sigue los paso de esta pareja y de la manera como se integran en la actividad que más los acoge:

 

LA ESCUELA RACIONALISTA Y LA CASA DEL OBRERO MUNDIAL


Las ideas de Ferrer Guardia tuvieron gran acogida en México, sobre todo entre dirigentes de diversos organismos proletarios que desde 1909 venían trabajando con gran entusiasmo a favor de la lucha organizada de los trabajadores, pues para ellos la Escuela Racionalista representaba el medio idóneo para el mejoramiento de las masas y el mecanismo principal para la organización de la clase obrera. Juan Francisco Moncaleano, un anarquista colombiano y fugitivo político perseguido por las autoridades de su país, llegó a México en junio de 1912 estimulado por las noticias sobre la revolución de Madero, el levantamiento de Zapata y el trabajo de organizaciones de trabajadores como la Confederación Tipográfica Mexicana, dirigida por el exiliado español Amadeo Ferrer. "Tras establecer algunos contactos, Moncaleano se dio a la tarea de formar su propio grupo. Este, con apenas ocho miembros, se formalizó con el nombre de Grupo Anarquista Luz, el cual se planteó dos objetivos: fundar una escuela racionalista semejante a la de Ferrer Guardia y publicar un periódico. Recabar fondos para la empresa constituyó la inminente tarea del naciente grupo. Fue la Unión de Canteros Mexicanos la que aportó trescientos pesos con los que se tomó en arrendamiento una casa y se compró la madera destinada a la construcción de mesas y bancos escolares”.

 

Algo es cierto, el anarquismo es la utopía llevada al máximo ya que nunca se han plasmado sus cánones. A pesar de su romanticismo y pureza en sus ideas, siempre se está dispuesto a todo, a estar el margen de todo autoritarismo, eso sí sin dejarse absorber por la realidad social que en ese momento intenta digerirlos.

Los Moncaleano enseñaron en escuelas anarquistas, crearon diarios, y regentaron asociaciones de obreros. Bien es sabido que el anarquismo está en contra de toda autoridad, por lo tanto, es un sistema enigmático donde podría afirmar que su ética, es incompatible con las heterogéneas relaciones políticas, económicas, y las condiciones sociales, bajo la premisa de que éstas no pueden implicar su manejo, así como bajo el monopolio capitalista, la negación de la libertad no es permitida por ellos, igual que en el dogmatismo de izquierda el anarquismo no es recién venido.

El periplo de ambos, los Moncaleano, es preciso destacarlo ya en Los Ángeles. Para ello nos hemos servido de este libro Anarchism and Syndicalism in the Colonial and Postcolonial World, 1870-1940. Editado por Steven Hirsch y Lucien van der Walt.

 

“Tal optimismo anarquista en California fue reforzado, al menos inicialmente, por la llegada a Los Ángeles de Juan Francisco Moncaleano y su esposa Blanca en 1913. Él había sido maestro en Colombia antes de llegar a La Habana. Ambos enseñaron en las escuelas anarquistas de La Habana, pero la atracción de la Revolución Mexicana lo llevó a dejar Cuba en 1912 y viajar a la Península de Yucatán en México para ayudar a establecer allí una escuela racionalista. Pronto se dirigió a la Ciudad de México donde influyó brevemente en la inclinación radical de la Casa". Marido y mujer se reunieron a principios de 1913 en Los Ángeles, donde ayudaron a abrir una escuela racionalista en la nueva Casa del Trabajador Internacional (Casa del Obrero International). Pero esta reunión, y la reanudación de sus actividades anarquistas en la costa oeste de EE. UU., provocó controversia. Juan Francisco Moncaleano demostró ser una fuerza divisoria entre los anarquistas de Los Ángeles. En mayo de 1913, los editores de Regeneración acusaron a los Moncaleano y a otros de intentar hacerse cargo del periódico y convertirlo en la publicación oficial de la Casa, no del PLM (Partido Liberal Mexicano). Los editores formularon una serie de cargos contra J. F. Moncaleano, incluyendo malversación de fondos de la Casa y abuso sexual de niñas. En julio, !Tierra!, criticó a los editores de Regeneración por recurrir a ataques personales que mancillaban la causa anarquista, por lo que el periódico cubano suspendió sus actividades recaudando dinero para Regeneración”.

Blanca de Moncaleano cuando se encuentra desbordada de un aspecto vindicativo señala como culpables del estado de cosas en una sociedad infectada moralmente y sin rumbo a esos dioses carniceros: Padre Hijo y Espíritu Santo, origen de la Trinidad bestial: Gobierno, Religión y Capital. Luego es muy proclive a la exuberancia y a la necesidad de ese cambio que nunca llega, entonces utiliza un lenguaje que atiza: ¡Incendiaremos!, como su grito de batalla. Y es que no hay nada más ensordecedor que las llamas que purifican con su fuego sagrado las ideas, es decir el mundo heredado, detenido en las mismas consignas.

La gesta anarquista ha estado teñida de una pasión casi secreta, libertaria, que es poco visible. A veces se señala con mucha confusión, de anarquistas, a algunos grupos desde el punto de vista literario y político cuando toman partido por ciertas ideas que se mantienen en vigor, pero olvidan el acervo ideológico de esa utopía ya que no especifican metas determinadas y que, a su vez, afectan las tácticas y métodos empleados en la intervención anarquista para la representación del futuro. Como escribe Malatesta: “Un partido autoritario, que pretende conquistar el poder para imponer sus ideas, tiene interés en que el pueblo siga siendo una masa amorfa, incapaz de actuar por sí mismos y, por lo tanto, siempre fácilmente dominados. Y sigue, lógicamente, que no puede desear más de esa organización, y del tipo que necesita para alcanzar el poder. . . Pero los anarquistas no queremos emancipar al pueblo; queremos que el pueblo se emancipe”.

En ese telón de fondo de ese theatrum Mundi que es la política y la exaltación de quienes no se merecen, por supuesto que hay escritores, pensadores, letrados, periodistas que han estado alerta y han denunciado la corrupción moral y ética en esta tierra de leones al decir de Rubén Darío. También hay teóricos, también hay políticos, pocos y de otro calado, que han cuestionado el poder en Colombia, pero que han sido desalojados, no aparecen en los libros de enseñanza, ni hacen parte de ese ejército de poetas, escritores, de letrados que han sido condenados al olvido, al relegamiento, como norma para dar la impresión de que no existen en ese pasado colombiano que devela lo que es el presente que les ha tocado vivir. Siempre han existido personas que han tenido agallas para enfrentarse al sistema, solo menciono algunas, Alfredo Greñas, Rafael Urdaneta, el Indio Uribe, Vargas Vila.

Algo es cierto y determinante, con este libro, Blanca de Moncaleano, y el triunfo de la anarquía, se hace una reivindicación a Juan Francisco Moncaleano, y Blanca de Moncaleano, para ser insertados en la historia de un país siempre a la deriva.