domingo, 17 de marzo de 2019

Laboratorios Uribe Angel Medellín: 73 Destrucción y abandono de su Patrimonio Histórico /




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Laboratorios Uribe Ángel de Horacio Marino Rodríguez

Víctor Bustamante

En la actualidad el edificio se nota burdamente pintado de una manera tan sin imaginación, tan rotunda en su desprecio arquitectónico que da la medida de sus dueños, aquellos comerciantes clásicos de la cacharrería paisa, sin sueños, que han ocultado toda la probidad y elaboración pulcra de este edificio. El amasijo del color crema, porque lo es, al pintarlo ha sido tan tosco y tan ridículo que han ocultado la nobleza del Art Decó con sus líneas como elemento decorativo. El color crema también ha ocultado el friso del último piso y ha dejado de lado, en la misma situación, el ladrillo como elemento decorativo del canal entre los dos torreones que enseñan sus hexágonos de la fachada, donde aún es posible entrever dos losas con dos esculturas donde una persona con su mortero preparan una droga y en el otro una figura, a mano derecha, con una rama como si la recogiera para algún bebedizo. Las otras dos imágenes, esculturas en cemento, del segundo piso han sido cubiertas, revocadas por esta inteligencia bovina. Estas cuatro esculturas son de Bernardo Vieco. Pero también el infausto color crema ha uniformado las vidrieras de cada torreón que, incrustadas, sobresalen en su fachada. Ese cerebro con neuronas al uno por ciento que ordenó “matizar” también las estribaciones de las columnas delgadas, decidió pintarlas con el color rojo oxido para destacarlas como si fuera su máxima creación, y, en realidad, fue su máxima creación pero la del desastre con sus excoriaciones en la fachada porque el edificio entre las demás construcciones, la de los edificios Carré y Vásquez que le sirven de marco en las fotografías lo dejan mal situado casi como un tugurio en pleno centro de Guayaquil.  Para colmo al tercer piso le ha sido agregado un cobertizo con improvisadas latas de zinc que lo dejan mal en su aspecto, típico agregado de los badulaques sin reposo y sin entorno, y, así mismo, irrespetan una obra con la firma de HM Rodríguez. Eugenio D’Ors diría que al mirar el estado actual de este edificio nos causaría, alipori, es decir, vergüenza ajena. Este edificio se había construido inicialmente por la firma HMR & hijos en 1926 para Droguerías Aliadas. 

En su primer piso funciona el Salón de Billares Aguadas, al lado izquierdo junto a las escalas para el segundo piso el aviso de la Sastrería y pantalones J Aristi, que se pierde en su significación ya que no existe, y en su reemplazo nada menos que un local pequeño para venta de celulares. Alguna vez quería subir al segundo piso cuando entraban mercancías, paquetes, cajas y bultos, seguro para uno de los almacenes de Guayaquil, pero el dependiente con su carreta atestada no me permitió subir las escalas. No, no se puede, dijo, y siguió con su pesaba carga al segundo piso, y con su paranoia en bandolera continúa a los pisos altos habilitados como bodegas.

Laboratorios Uribe Ángel emprendió la tarea de elaborar productos farmacéuticos que antes se importaban, teniendo considerable aceptación en el mercado de medicamentos. Inició operaciones el 10 de noviembre de 1922. Los socios fundadores fueron: Bedout Escobar & Cía., Ismael Correa & Cía., Lalinde Rodríguez & Cía., Nicanor Restrepo R. & Cía., y Restrepo & Peláez, luego se incorporó como socio, Luis Restrepo Mesa, propietario de la Droguería Nacional. El objeto de Laboratorios Uribe Ángel, según su escritura de fundación, era "la preparación y venta de especialidades y productos farmacéuticos en toda la República de Colombia; la introducción de materias primas y maquinarias para la elaboración de ellas; el establecimiento de almacenes o sucursales en todo el país para el expendio de sus artículos y en general cualquier otro negocio lícito que tienda a facilitar sus operaciones".


Foto de Luisa Vergara

En uno de los boletines que publicaron, Labor, hay una fotografía donde aparecen sus fundadores de pie: Don Jaime Rodríguez L., Don Jaime Retrepo M., Don Ismael Correa C., Don Alberto Latorre, Don Abelardo Botero G. Sentados: Doctor Enrique Ehrensperger, Don Daniel Peláez, Doctor Alejandro Vásquez B., Don Luis Restrepo M.

Luego, en sucesivas fotografías en cada página, se destacan Delio álzate B., farmaceuta y creador del Vermífugo Imperial, director de Labor, revista de Laboratorios Uribe Ángel, también había sido director del periódico Unión Liberal.  Daniel Peláez R., sería el gerente.  Enrique Ehrensperger, uno de sus fundadores, y el primer revisor fiscal, era oriundo de Suiza, socio de la Casa E vogt, representante en Colombia de los prestigiosos laboratorios Ciba y, además, llegó a ser profesor de química y metalurgia en la Escuela de Minas. Luego de su regreso a Europa, fue reemplazado como revisor fiscal por el cirujano Alejandro Vásquez B. También el Dr. Joaquín Escovar, químico de la universidad de Valparaíso en Estados Unidos y autor de, Nociones de farmacia para el examen, 1925, quien era profesor de Física en la Universidad de Antioquia y, además, administraba la Farmacia Blanca en Boyacá con Junín y dirigía la revista La Farmacia. Otro personaje fue el Dr. Samuel Arturo Meza y Posada, médico-cirujano de la Universidad de Madrid, del Instituto Médico Farmacéutico de Barcelona, muchos años más tarde en 1949 pertenecería a la Sociedad protectora de animales y publicaría un libro, El Elogio de los animales, también sería el primer presidente del Centro de Historia de Envigado al declinar el escritor Fernando González. Laboratorios Uribe Ángel también publicaría, más tarde un Boletín clínico.

El 5 de diciembre de 1928 varios empresarios decidieron unir sus distintas droguerías para conformar el grupo más poderoso del ramo en Colombia. De ahí nació Droguerías Aliadas en Medellín, compuesta por Droguería Restrepo & Peláez, Antioqueña, Bedout, Central, Medellín y Nacional. A las cuales se sumaron Droguería Nueva York en Bogotá y Droguería San Roque en Barranquilla.

En 1932 cuando Olaya Herrera estuvo de visita en la ciudad, en campaña política, hay una fotografía de Obando que enseña la plenitud de la Plaza de Cisneros atiborrada de personas, incluso sobre los techos de los edificios aledaños, en las ventanas del edificio Carré y aun mas allá en el edificio Uribe Ángel, se ven las personas ahítas por mirar a Olaya Herrera. Ese político de alta estatura pero física.

El nombre de estos laboratorios se debe a un homenaje que estos socios deciden realizarle a una de las personas más prestantes de la ciudad, Manuel Uribe Ángel, médico, político de otra catadura, investigador y escritor de uno de los libros de más peso en Antioquia, ya que aun su geografía, su topografía, trata de abarcar una totalidad: la riqueza de sus municipios, de sus departamentos, y asimismo da una idea de lo que era el estado de Antioquia a mediados de 1800.

En el libro, Medellín en 1932, de Luis F Pérez y Enrique Restrepo Jaramillo, un periodista de nombre armonioso, creo que sea un seudónimo, Alfredo Bonito, asiste con entusiasmo y curiosidad para conocer el funcionamiento de los laboratorios.  Ismael Correa, el gerente, le refiere los beneficios de esta empresa para abaratar los costos de sus productos con respecto a los de casa extranjeras así como a la calidad debido al trasporte y al tiempo de demora en su llegada de drogas del exterior. También refiere sobre su independencia, habla de su sede en Barranquilla así como de sus distribuidores en Bogotá, Manizales, Cali y Honda.

En este avieso momento de toda su prosperidad, el periodista acompañado por don Ismael tuvo la posibilidad de entrar al interior de los laboratorios, donde don Ismael comenta la gentileza de la Honorable Academia de Medicina que insinúa a sus profesionales medicar sus productos.

Luego sube al segundo piso con el químico alemán, el Dr. Hans Eduard Obergfell, hombre entusiasta, amable, emprendedor que revisa su libro de fórmulas y también piensa dedicarse a la revisión de algunos compuestos de la empresa. Además le habla de los productos del laboratorio: Vitaemulsión, Limolax, Urosalina, Ferrola Arsenical, Ferrol Simple, Antiplasmodio, Kola Granulada, Kitadolor, Sal de Frutas Lúa, pastillas de Melba.


Foto de Luisa Vergara

Luego con el gerente y el químico conoce los diversos departamentos donde las diligentes obreras prosiguen su labor.

Ya en 1940, el arquitecto Félix Mejía diseñó y construyó otras instalaciones para Laboratorios Uribe Ángel, en la avenida 33, motivo por el cual esta empresa abandona el edificio de Carabobo con la calle Estrada desde su fundación diez y ocho años atrás.

Una publicidad de Laboratorios Uribe Ángel aparecida en El Colombiano del 26 de octubre de 1940 añade: "Al levantarse o al acostarse, Urosalina normaliza hígado y riñones y mejora la digestión. Laboratorios Uribe Ángel, LUA. Medellín, Barranquilla y Cali". Ésta, la primera industria farmacéutica que se creó en Colombia, nació en Medellín. Su producto más recordado, la Sal de Frutas Lúa, aún está en el mercado, pero no ha bastado ese prestigio que en estas tierras es volátil, para que miremos lo que fue su primera sede en la actualidad.

Para 1945 ya funciona allí la Droguería Guayaquil, y, aun, el edificio mantenía el señorío, así como cierta prestancia, ya en ese Guayaquil arrabalero donde los cafés y cantinas y el mercado público sobrepasaban el ámbito de las calles y llego a merodear de una manera letal a los edificios, como este hasta convertirlo con su color crema detestable en el Hotel Olímpico. Ya sabemos que este cambio de oficio en esta construcción lo llevó nada menos que a ser una suerte de hotel de paso nunca para paseantes sino para lo más lastimero: para los vagabundos que nunca cayeron en cuenta que allí se había fundado una prestigiosa firma comercial. Además, una copera, Amalia Hernández, contaba que, a ese lugar, no entraba ni la policía por esa fachada fantasmal, sino la ralea clásica de las calles, y que de olímpico no tenía nada, sino el parecerse a un edificio de terror.

Años más tarde ya sin reputación ni alguna droguería en sus instalaciones el edificio se convirtió en el Hotel Olímpico. Allí vivía aprovechándose de este prestigio, estableciendo sus reales el Doctor Montoya, un anciano casi parecido a Uribe Ángel, mejor, que lo imitaba, que conocía la historia del lugar y su caída precisa y sin alarmar a nadie. En el último piso, el tercero, había situado su consultorio con el pretexto de que sus pacientes subieran algo cansados, es decir con la lengua afuera para buscar una consulta barata con remedios incluidos. Allí había establecido sus alambiques y retortas a fuego lento, nunca fatuo, donde los clientes maravillados veían esos elementos químicos calentarse, y burbujeantes, mostrar como pasaban de un frasco a otro, mientras él les examinaba y les recetaba sus específicos. Lo que no sabían ellos en ese cuarto con su escritorio donde reposaban las fotografías de Uribe Ángel y del médico escritor Alfonso Castro, era que esos productos los fabricaba con Coca Cola y gaseosas Posada Tobón compradas en la tienda de la esquina a la cual les agregaba esencias con hierbas de olor para enternecer a sus clientes. La mayoría de estos eran hombres díscolos, que acusaban alguna enfermedad venérea, adquirida en los lupanares baratos de esa zona nunca sagrada sino de placer, Guayaquil mismo. Para él era fácil, aun vendía el Treponiol, que era una droga para el tratamiento de la sífilis, a base de mercurio, arsénico, yoduro, zarzaparrilla, opio y belladona. Y su fama se debía a que retardaba los efectos de esta enfermedad. Además les recetaba a las damas otro producto emblema de los laboratorios Uribe Ángel, Ovariogen, la publicidad añadía, es un preparado de indicaciones precisas en la congestión uterina primitiva y un poderoso auxiliar en el tratamiento de las congestiones secundarias. Combate los dolores y las perdidas profusas. Romántico de los laboratorios Uribe Ángel aun vendía sus productos como Limolax, Sal de frutas, Palehol, Electrogeno, Mentolin, Urosalina, Tonikola. Ferrol y Vitaemulsión. El doctor Montoya, que no era médico, cuando el caso de algún paciente se salía de sus manos, le decía debes esperas unos días, tu caso es digno de tratarlo mejor. Así, en este interregno, consultaba con otros profesionales verdaderos la sintomatología y el tratamiento para salir de la encrucijada.


Pero, y ese pero es una reivindicación, ya que Oscar Castro en su cuento “Sola en esta nube”, 1979, narra el cumpleaños de Ana Clara Valderrama del Valle, en su monologo, ya desquiciada y perdida su aura de haber sido una mujer aclamada y que calmaba a los hombres de Guayaquil, sus amantes ocasionales, en el Hotel Olympia, trasunto del Hotel Olímpico. Ella sabe cómo a sus setenta años ha llegado la vejez a reclamar por esa vida disoluta, y ella, nunca aferrada a la moral, sino a la belleza y la deja en un cuarto sucio que huye para contarnos como su padre la había abandonado en la Estación de ferrocarril, y así no le queda sino la vana y perversa ilusión de ser una mujer, no de cuatro en conducta sino de muchos hombres que ahora desfilan como fantasmas en su recuerdo, mientras el humo, como una huella esplendorosa, incendia el último piso del Hotel Olympia.

Así Oscar nos aclarara la manera y el motivo para escribir uno de sus cuentos más emblemáticos: “… precisamente allí me llegué a tomar unos solitarios tragos cuando era joven y hermoso... mas no el lugar ni yo, sino lo que quería escribir en ese momento. El último trago que me tomé allí fue un "submarino", explosiva mezcla de cerveza, ron, aguardiente y no sé qué otros mejunjes (dice la RAE: " Cosmético  o  medicamento  formado  por  la  mezcla  de  varios  ingredientes."). Mas no conocía la nobleza de su origen, lo que me causa tristeza, pues merece el rescate al lado de los otros dos que han recuperado bien.


Cuando andaba por el 78 buscando temas y ambientes para escribir, allí me imaginé la historia de Ana Clara del Valle. Nunca entré en el edificio, pues iba de noche al lugar, el cual era tenebroso a esa hora en los años setenta. Ya se llamaba Hotel Olímpico, pero mi pudor y respeto por la propiedad ajena me llevaron a denominarlo Hotel Olympia en mi cuento "Sola en esta nube", para ubicar allí la última morada de Ana Clara. Para mí, cada piso equivalía a dos de la época, por lo que calculaba que tendría unos ocho pisos. Y el último es el que se quema con todo y arepa de Ana Clara en el cuento, claro. Quizá lo incendié en ese momento, por lo abandonado que estaba: tenía colores azulados, pero igualmente ya era un pastiche y de mala presentación, de mal gusto, tenebroso y deteriorado, etc., etc.”

Ahora encuentro la ironía. Dice la nota de Patrimonio del Municipio, registro 001-013, sobre este edificio:

"DESCRIPCIÓN GENERAL
Se localiza en un lote rectangular entre medianeros sobre la carrera Carabobo, importante eje vial y comercial de la zona, que conecta el centro administrativo La Alpujarra y el centro comercial Palacio Nacional. Además, se encuentra en el sector de Guayaquil, zona que poseía mucha importancia económica en la primera mitad del siglo XX, por ser el lugar de llegada de los visitantes a la ciudad cercana a la Estación del Ferrocarril y a la Plaza de Cisneros. Antiguo edificio de cuatro pisos de altura, paramento discontinuo y sencilla ventanería metálica donde inicialmente se albergó la Droguería Aliadas, diseñado por el arquitecto Nel Rodríguez, correspondió a una época que él mismo denominó "incertidumbre y copia" marcada por tendencias estilísticas traídas del exterior, algunas veces a solicitud del cliente.
El primer piso es destinado desde la época de su construcción al comercio; a partir del segundo, su fachada es marcada por la simetría definida por tres cuerpos así: Dos volúmenes hexagonales que sobresalen y se ubican a cada lado del plano central en donde está colocado el nombre del edificio y se distingue como remate una comisa decorada con figuras geométricas. El edificio ha recibido diversas intervenciones por los cambios de uso como la sustitución de algunas ventanas sin conservar ritmos, dimensiones y/o estilos y se realzaron los volúmenes laterales hasta alcanzar la altura del cuerpo central, ampliado el área de la edificación.

FACTORES FISICOS DE DETERIORO
Su uso comercial intensivo ocasiona trasformaciones en el interior y en la fachada que afectan su diseño original. Además, el deterioro urbano del sector donde se ubica y la vulnerabilidad a la contaminación ambiental y el alto tráfico".

Sí, en el cruce de Carabobo con la calle Estrada aún se levanta, nunca imponente, sino como una vergüenza ese edificio que se deteriora cerca de quienes deben protegerlo y regresarlo a su esplendor inicial. Como un dato, en la ciudad de los olvidos, la calle Estrada, rememora al Doctor Pedro Dimas Estrada, eminente médico y benefactor, en un momento de mucho prestigio para los médicos debido a la cercanía con quien protege la vida de las personas con sus recetas y cuidados, como Manuel Uribe Ángel, Miguel de la Roche, Tomás Quevedo R. y Ricardo Rodríguez Roldan. Este tramo de calle fue bautizado en homenaje a este eminente personaje muerto en 1888, que además colaboraba con Camilo Antonio Echeverri, con Lino R. Ospina, actor empresario teatral y director de la Imprenta Departamental, con Federico Jaramillo Córdoba, abogado y poeta, Jorge Isaacs, y Epifanio Mejía en el periódico literario La Aurora dirigido por Venancio A. Calle.
   
    
 HM Rodríguez e Hijos: Nel, Horacio Jr, Horacio Marino, Martín
Foto de Melitón Rodríguez

Para 1920 había una concepción del mundo donde los médicos, como antes dije, poseían una veneración casi religiosa, visible en un mosaico de graduados de la Universidad de Antioquia, donde el dibujo de un galeno acaricia la cabeza de un enfermo y, en medio, de la oscuridad, con la otra mano, le indica a la muerte que se detenga. Además, en estos años, no hay certidumbre en la construcción de edificios que recién se levantan, ya que hay arquitectos que otorgan su estilo para la conformación de un paisaje citadino, en este caso Guayaquil, cuando aún poseía una donosura, dentro de ese concepto y unión, así sea por conveniencia, entre los médicos y los comerciantes. Mucho más tarde dentro de ese cambio de mentalidad en estas profesiones, los médicos habitan el desfase de haberse convertido en una carrera ávida del prestigio y la insularidad. Eso sí la mala conciencia del mercachifle poseyó a los comerciantes, ya sin cierta ética un poco humanista, y se plasmó en el edificio que hoy vemos, avasalló a algunos arquitectos y, sobre todo, descubrió los planes fantasiosos de los responsables del patrimonio como el cúmulo de un álbum desvaído de fotos y nombres donde afloran los yerbajos y el óxido de la mala conciencia ya que cada que pasamos frente a este edificio pensamos que la conservación del patrimonio en la ciudad no deja de ser un mal chiste.



Huelga mundial por el clima / Extinction Rebellion / Medellín



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Huelga mundial por el clima / Extinction Rebellion / Medellín

Víctor Bustamante

Bajo una capa de un cielo gris, empozado sobre la ciudad, y en medio de lo que se llama el Parque de las Luces, por supuesto, proyecto inacabado, ya que la totalidad de la iluminación se dejó a medio camino por los altísimos costos. De todas maneras ahí en este sitio que borró de golpe una manera de ser del medellinense, y ahora luce y desluce, por supuesto, cierta asepsia, llena de asperezas como si ese lugar tan gris, y aún más descolorido sirviera precisamente para una refundación de la ciudad, la del caos, pero ahora es un lugar de encuentro para un puñado de personas que reclaman la atención ante el cambio climático, como en este momento ocurre en todo el mundo. Y no es para menos, las multinacionales producen ávidas junto a una publicidad que alienta los egos de los consumidores de chucherías de alta gama, y productos populares de cualquier gama, que precisamente poco a poco acaban con el entorno en que vivimos.

Para frenar, controlar, reglamentar esta avidez de una producción desbocada y de un exceso de consumo aún más desbocado, como norma de vida, existen los estados, pero no olvidemos que las leyes se promulgan precisamente para no cumplirlas; en este aserto no olvidemos que un gobierno lejano, el de Pastrana, padre, dictó en el país el código más severo sobre la preservación de recursos naturales, y precisamente no deja de ser una charada debido a que nada de esto se cumple. No olvidemos que los estados y los políticos, muchos de ellos, dependen de los apoyos económicos que en campaña les otorgan los grupos económicos dominantes y, entonces, para ellos es necesario pasar de agache, callarse. En este circuito vicioso nunca virtuoso con leyes que no se cumplen y políticos que solo les interesa su representatividad y su bolsillo, nunca una causa social de importancia, como la necesidad de entender el deterioro del clima interesa. De ahí que este puñado de personas acudan a decir, a mostrar la necesidad de que se comiencen a ejercitar políticas públicas sobre el medio ambiente y, sobre todo, por preservar el clima. Pero ya sabemos que esa dicotomía de los consumidores de todo, así no valga la pena, no hay manera que se sacien de otra manera sino con todo lo que le haga daño a nuestra casa común, la tierra que esta próxima a colapsar debido a nuestro propio descuido y abuso.

El nuevo romanticismo, la nueva utopía, es pensar, luchar por una tierra digna, un clima cuidado, pero ya sabemos que nadie le hace caso al poder imperial de las multinacionales, ya que si se dictan leyes, es solo para matizar y apaciguar un momento de incertidumbre porque quienes gobiernan son los mismos con sus cerebros descuartizados por el consumo y, además, son representantes de un sistema que solo se interesa producir y producir y saquear y saquear.

Y es cierto, no había un marco más desolado para este evento que estar en medio de un bosque de cemento donde los troncos de las columnas solo sirve para que los pájaros se posen en su remate, sin saber dónde están las ramas, las hojas y los frutos sino que se posan allá en una continua búsqueda de su hábitat que ya ha sido avasallado. A unas cuadras pasa lo que fue el río Medellín, y más arriba calles y cemento, es decir, el paisaje creado para que su majestad el auto pase descontroladamente vomitando sus heces de gas a la atmósfera bajo un sordo cielo, y, por supuesto, las toneladas de dióxido de carbono que le otorgan esa capa gris a la cuidad; ese veneno que no permite que las luces del sol lleguen sino que nos mantengamos en un permanente efecto invernadero.

A las empresas, las multinacionales, las legislaciones como un atrezo de falsas representaciones, se les dio un cheque en blanco, para que nos dieran comodidad, una comodidad, un confort que cada día deteriora y destruye nuestra casa común, la Tierra. Bastan dos titulares hoy en El Colombiano, 15 de las 20 estaciones que monitorean la calidad del aire encendieron las alarmas, y, por esa razón, han cancelado las ciclo vías y los ejercicios al aire libre. Y otro titular añade que el 75 por ciento de la deforestación ocurre en la Amazonía colombiana.

Varios líderes en este campo refieren la desolada manera de no prestar atención a un problema que ya padecemos, Edwin, Roberto, Álvaro, Juan David, Carla, Luisa, Damaris, Patricia, Lucy, Carlos Mario. Así como a unos proyectos valiosos de ciudad que rebasan lo institucional, -pues los concejales, los diputados, los representantes a la cámara y los senadores deben de estar reunidos para subirse las dietas- mientras que BiciAngel, el Grupo Ambiental Poderoso, los representantes del Colegio Soleira, Redajic, Penca de Sábila, Rebelión contra la extinción (solo por nombrar algunos), son exponentes de otro sentir. 

Por esa razón las marchas, por esa razón las calles; en ellas se dice lo que en los recintos de concejos, asambleas, cámaras y senados de todo el mundo se negocia, el sentir y el reclamo de las personas.








sábado, 16 de marzo de 2019

POLÍTICA Y TESTIMONIO PERSONAL / Darío Ruiz Gómez



POLÍTICA Y TESTIMONIO PERSONAL

Darío Ruiz Gómez

“Sin remedio” la novela de Antonio Caballero tuvo desde el momento de su aparición esa estólida aclamación que no concede  el verdadero lector sino los fans  políticos que la convirtieron en el ícono de la progresía bogotana, mezcla de nadaísmo tardío y de disfraz para sus rumbas. Recordemos que esos desmanes existenciales  fueron los que dejaron sin fuelle ideológico al talento de  Enrique Santos Calderón modelo de conducta que el protagonista de “Sin remedio” parece seguir inconscientemente. A este nivel de información la novela aún puede leerse enmarcándola claro está en ese contexto de aburridos hijos de papá que algunos novelistas latinoamericanos  llevaron a cabo con una mayor calidad literaria. Y que en “Últimas tardes con Teresa” Juan Marsé describió genialmente como la farsa de un grupo de “pijos progre” buscando un “proletario” para  acallar su mala conciencia. Con los ojos anegados de las lágrimas que brotan después de vomitar en el inodoro  los pijos-progre se preguntan  si están ante un dilema o ante un compromiso al cual no podrían  responder. Pero no responder a ese dilema es lo propio de un grupo generacional que envejecerá tirando coca y hastío y traicionándose a sí mismos. A través de una experiencia política llevada hasta sus últimas consecuencias como es el incorporarse a la guerrilla en “Soñamos que vendrían por el mar” el testimonio de Juan Diego Mejía sobre un grupo maoísta  se convierte en  incisivas reflexiones estéticas, políticas que hoy sirven para aclarar  lo que supuso esa aventura que tampoco terminó bien. En este sentido de reflexión y análisis crítico Víctor Bustamante escribió una excelente novela “Amábamos tanto la revolución” análisis del ambiente universitario  políticamente radicalizado, mezcla de  vicio y alcohol  en el bostezo de vidas abocadas  a hundirse  en la lumpenización. En “Luisa vuelve y baila” novela no ficción –recuérdese al respecto a Emmanuel Carrére- la habilidad narrativa de Rubén Vélez se une a su inteligencia para desmenuzar los hitos de vida de una mujer  burguesa destrozada por la polarizada violencia de los años 70, el amargo final de su familia  entre ese trasfondo de histérico  terrorismo de izquierda que gravita sobre una vida de mujer que no alcanza a escapar de este cerco de estúpidos mesianismos. Preguntas dolorosas y no afirmaciones que justifiquen a los criminales.

Una vez más la ficción demuestra ser más eficaz en la búsqueda de la verdad de los hechos que proyectan los políticos  y  que  afectan el corazón desolado de las gentes, que, las verdades posmodernas fabricadas por los grandes medios de comunicación y por supuesto por esa “literatura” que elogia al criminal  a nombre de la Historia  y olvida a las víctimas . Lean “La guerra y la paz” de Tolstoy, lean “Vida y destino” de Grossman para que dejen de repetir con cara de cretinos(as) a sueldo ese estribillo sin imaginación de “Sí a la Paz y no a la guerra” , una consigna inventada por Stalin, abstracciones a través de las cuales  se  pretende  desconocer  el alcance de la justicia como verdad y como reparación: lo que nunca, seguramente, debió  esperar Losada fue encontrarse  frente a frente con  la valiente mujer que le recordó, como directa testigo,  su aberrante  condición de violador de niños, acusación  frente  a la cual el infame  respondió que no había venido a escuchar acusaciones sino “planteamiento políticos”, lo cual equivaldría a que el Tribunal de  Nuremberg  que enjuició  al nazismo hubiera eludido la verdadera tarea de la justicia o sea el señalar  a los culpables de atrocidades  con nombre y apellido para que ni la memoria ni la Historia nunca jamás los olviden.

   

Marcha de Profesores / Medellín / Feb/ 2019


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Marcha de Profesores / Medellín / Feb/ 2019

viernes, 8 de marzo de 2019

LA IZQUIERDA VERGONZANTE / Darío Ruiz Gómez



LA IZQUIERDA VERGONZANTE

Darío Ruiz Gómez


Durante la última década  he sido víctima   del llamado fascismo de izquierda instaurado en las universidades y en círculos intelectuales que asumieron frenéticamente su radicalismo    instaurando  tribunales políticos en las sombras donde quien llegaba  a ser  considerado como enemigo  era condenado de inmediato  al ostracismo. No olvidemos que el origen social de estos grupúsculos  provenía  de las nuevas clases medias urbanas  y  de las clases populares  y  que al dar el salto al vacío, olvidando  la  lealtad a su origen social, mataron sus valores de referencia  y los  sustituyeron por  caricaturescos  íconos  “revolucionarios”.  Este fue el tema de ciertos films de Godard, de Bertolucchi  al analizar  a  una juventud  que de la rebeldía se precipitó  en el totalitarismo  rehuyendo  hacer  el  análisis crítico de las  situaciones  que vivieron, lo que les permitió regresar cómodamente, una vez cumplido su período de  justificación de una violencia anárquica, de negación del pensamiento crítico,  a  una vida vacía y llena de resentimiento.  Si se llegó a identificar  juventud con un impulso renovador hacia la verdad,  aquí  sucedió  lo contrario  y del odio solamente pudo  emerger la monstruosidad del mediocre, ese insultante vacío productivo en el pensamiento y la ciencia que nos caracteriza. Desde una reacción  emocional  no puede darse lo más importante en cualquier movimiento político  o sea la necesidad de una permanente  autocrítica  para no caer en el dogmatismo. Maoísmos, leninismos,  convirtieron al militante  en  un fanático  dedicado a perseguir enemigos imaginarios.  En Colombia   la crisis histórica que llevó  en Europa a que desaparecieran por  consunción  los Partidos Comunistas  aparentemente  no se produjo,  ya  que  el antiguo PCC   se mutó en las FARC para preservar su aliento leninista y para convertir en  idiotas  útiles a los intelectuales ingenuos  tal como recientemente  sucedió con los llamados  intelectuales  santistas.  Recomiendo vivamente el último texto de Félix Ovejero el importante pensador  español, “La deriva reaccionaria de la izquierda”, extensa  y profunda revisión sobre las teorías  socialistas  vigentes en el último siglo y  sobre el proceso hacia el  fracaso de una izquierda que,  despojada  de los  valores  que  llegó a  concederles   la lucha por la  emancipación  social,  las llevó a hundirse  en la deriva   del populismo peronista, chavista, petrista, al carecer de verdaderos  argumentos  nacidos de la  realidad   de las nuevas clases trabajadoras, de la aculturación de los grupos étnicos, de la reivindicación de las mujeres y los niños,  pero  sobre todo de su incapacidad para condenar  un pasado dominado por el crimen político. Después de ufanarse de una  supuesta superioridad moral, de su sobradez intelectual,  de gozar de todas las prebendas de la prensa “progre” ¿Cuál va a ser entonces el relato de esta “izquierda”   en el momento en que las FARC ya han admitido  que llegaron a secuestrar a diez mil personas, en que admiten el reclutamiento de miles de niños? ¿Van a seguir  en el vacío ideológico es decir sin un discurso propio sobre  la inequidad? Cuando denuncié  quince  años atrás estas iniquidades  fue cuando estos pijos intelectuales  me crucificaron para siempre y  era “progre” todo el mundo, filósofos de cátedra, casposos intelectuales, monjas y sacerdotes, escritores(as) de éxito, famosas periodistas  lo que ahondó la dimensión de un extravagante  conformismo político disfrazado de moda social y cuyos efectos han sido devastadores en la calidad de la educación superior, de la cultura, en la ausencia de esa madurez política sin la cual es imposible pensar en la racionalidad de un diálogo  sobre la suerte de un país que, hay que decirlo,  nunca llegaron a conocer.      

LA VERDAD Y LA HISTORIA / Darío Ruiz Gómez



LA VERDAD Y LA HISTORIA

Darío Ruiz Gómez

Debe acudir a la JEP, dice el padre de Roux, aludiendo a un personaje, para que sepamos la verdad histórica. Ya que lo que al parecer busca la Comisión de la Verdad no es la verdad humana  sino “la verdad histórica” Y es en este punto donde el padre de Roux se mete en un lío de conceptos muy profundos  y que hasta lo que yo sé no ha sabido aclarar hasta ahora ningún historiador colombiano pues la inmensa mayoría de estos(as) siguen considerando que solamente es histórico  aquello que ya pasó el filtro de los años, demostrando su condena o su absolución. Es la tonta frase de Fidel Castro al confiar en que “la Historia me absolverá” ante la enumeración de sus crímenes, la destrucción de la esperanza de los pobres y los oprimidos. Para Castro como para el leninismo la verdadera Historia debería estar comenzando una vez fueran “destruidas la sociedad y la Historia burguesa”. Pero eso no fue así y el estropicio que los barbudos hicieron fue   terrible y hoy Castro es simplemente un criminal más de la Historia. ¿A nombre de qué las FARC y el ELN salieron a matar gente invocando para ello la construcción de una “nueva Historia” luego de redimir las masas oprimidas?  ¿Cuáles son sus historiadores encargados de escribirla? En sus extensos territorios sólo imperó el abuso, el narcotráfico, la destrucción ambiental y no la redención social ni el reconocimiento de las culturas indígenas o afrodescendientes.  El concepto de la Historia de San Agustín es a partir de la presencia del cristianismo y antes que él Heródoto en Grecia escribió su Historia pero es Hegel quien va a definir -a partir  del desastre que suponen las guerras napoleónicas y sus veinte millones de muertos-   la Historia Moderna  como “el reino de la infelicidad”. ¿Sabían acaso por qué luchaban los miles y miles de campesinos que fueron reclutados a la fuerza durante nuestras bárbaras guerras civiles?   Iremos descubriendo los desplazamientos de poblaciones enteras, de fusilamientos para “mantener la moral revolucionaria” y otras bajezas que, paradójicamente, son verdades históricas incontrovertibles. Para el leninismo la Historia es el conflicto de la lucha de clases, un tópico  mandado a recoger pues el neoliberalismo  ha destruido los conceptos de trabajo y de trabajador.  Hablo  pues de diferentes  conceptos sobre la Historia:  de la que se atiene a la verdad dogmática  del  leninismo  para el cual no hay individuos sino hechos  y  de la historia con minúsculas que escriben quienes  inciden en  la heroica resistencia  de las gentes  anónimas  frente a una violencia abstracta. Yo me la juego por la verdad de esa madre que descubre que su hija fue fusilada por Karina,  y no  por las “verdades materialistas” detrás de las cuales se han amparado  los victimarios,  recordando además  que  la utilización  de  la mentira,  continúa siendo parte fundamental  de las estrategias leninistas en los períodos de paz.

 Lo que estoy haciendo son  cuestionamientos  fundamentados  desde disciplinas que han hecho de la pregunta,  la pedagogía s para acercarse sin manipulación alguna    a una verdad que estará siempre de parte de las víctimas de la Historia  y no de parte de quienes,  pretendiendo mediante  el terror  “cambiar” la Historia, han terminado  por convertirse en cómplices de lo peor. “La Historia, ha dicho Ortega y Gasset, no prevé el futuro, sino que tiene que aprender a evitar lo que no hay que hacer “

sábado, 2 de marzo de 2019

PAYASITO GUTIÉRREZ / JAIRO OSORIO





PAYASITO GUTIÉRREZ

JAIRO OSORIO


Loor al desatino de los antioqueños

La implosión del edificio Mónaco es bufonada paisa. Esconden con pólvora los pecados deleznables de su alma: amoralidad, falsía y mal gusto.

Cuando la riqueza del capo sirvió, en sus aposentos la dirigencia local negociaba el salvamento de sus ranchos viejos y heredades. Pedían préstamos. Vendían chécheres. Rogaban favores. Ahora estorba ese vestigio que les recuerda la deuda de las migajas.

Con el mismo pretexto con que se piensa expiar la culpa colectiva, tendríamos que bombardear los miles de bienes incautados por la Sociedad de Activos Especiales del gobierno; oratorios y construcciones de la Comuna 14, inyectados con dineros ilícitos; demoler la Catedral de la ciudad (allí también la plata del narco fue limosna); la basílica de María Auxiliadora de Sabaneta, la gruta de la Rosa Mística del Aguacatal, qué pesar… la ciudad entera, porque la villita es hábitat natural de la transgresión. Yo conozco: El terrero sur del campus de la universidad prestante de Medellín, donde empresas locales sufragaron luego laboratorios de investigación, fue propiedad del Clan Cifuentes. El solar era un vivero que servía de trastienda a las labores clandestinas de la banda, como los hangares del Olaya. A Milton y sus hermanos compró la Universidad, después de mucho ruego directivo. ¿La cañoneamos?

La mojiganga urde la especulación inmobiliaria: frente a las ruinas de lo vengado ya un notable proyecta torre de lujo en el lote de la pizzería del barrio. La hipocresía se alimenta con palabras del chocarrero. No somos los mejores; por eso dinamitan las evidencias que dicen lo contrario. Lo que pudo ser Museo de Historia y Galería del Crimen (infraestructura cultural, gesta común, renta turística), ahora será meadero de perros. Qué asco ese olor a estiércol de mascotas. Los ricos no necesitamos más parques, nos bastamos con el Club Campestre y nuestras fincas en Llanogrande. La moda de los “jardines” es suelo fértil para corruptos y dirigencia nada ingeniosos. ¡Cómo engañan los guasones! Y ofenden. Nos creen brutos, como sus caletres.

Federico termina lo que tanto desearon los hermanos Rodríguez Orejuela: volar la joya de Pablo. Hace el favor, y gratis. Continúan así los funcionarios oficiales trabajando para las pandillas criminales. Me informan que don Gilberto y don Miguel celebrarán el viernes 22 en las celdas de los complejos correccionales de Butner y Edgefield, Carolina del Norte, mientras el zoquete lisonjea a su prensa, este jueves 21, con un almuerzo en el Hotel Intercontinental de Medellín. Extravagante. Nada más mafioso que un condumio en el Inter.  

Quico debería aprovechar la promoción dos por uno: demoler esa otra vergüenza de la raza, la biblioteca España. (Qué pena con el Rey. Montaron escenografía de cartón para que bendijera la burla y, apenas hizo mutis por el foro, se cayó la estantería). Cómo somos de farsardos.

¡Vana la gloria del embustero!


Medellín, jueves 21 de febrero de 2019

ANTONIO MACHADO: ELOGIO DEL MAESTRO / Darío Ruiz Gómez



ANTONIO MACHADO:  ELOGIO DEL MAESTRO

Darío Ruiz Gómez

Juan de Mairena el heterónimo de Antonio Machado reconoce  que uno de sus alumnos  está “especializado en la función de oír”  Aquel a quien un día al preguntarle  su nombre  contesta. “Joaquín García, oyente” Ante lo cual  Mairena aclara: “Es cierto que no distingo entre alumnos oficiales y libres, matriculados y no matriculados; cierto es también que en esta clase, sin tarima para el profesor ni cátedra propiamente dicha – Mairena no solía sentarse o lo hacía sobre la mesa -, todos dialogamos a la manera socrática; que muchas veces charlamos como buenos amigos, y hasta alguna vez  discutimos  acaloradamente. Todo esto está muy bien. Conviene,  sin embargo,  que alguien escuche. Continúe usted, señor García cultivando esa especialidad” Escuchar es poner  atención  a  lo que no sabemos. La tarea del maestro era para Mairena este saber escuchar a medida que se adentra con infinito amor en la humillada tierra de España. “Mairena  hacía advertencias demasiado elementales  a sus alumnos. No olvidemos que éstos eran muy jóvenes, casi niños, apenas bachilleres, que Mairena colocaba en el primer banco de su clase a los más torpes, y casi siempre se dirigía a ellos”  El pueblo no es una abstracción al uso retórico de demagogos  sino la dura infancia  de la verdad.  En el niño que escucha están las preguntas. Maestro es quien se abre  a los ojos de la párvula  que  escucha desde el  fondo de las agonías y se hace solidario de éstas. Porque el maestro que fue  Machado es aquel que busca descifrar  el alfabeto inicial de sus alumnos para así establecer el diálogo. Machado sabe que su pedagogía debe  partir  de este intercambio  de experiencias, las auroras de las tierras sembradas,  los espacios de vida anteriores a la gramática, la perplejidad  de toda inocencia preservada y la experiencia del dolor que él, como adulto, lleva en sí, ilusiones fieramente guardadas, y las estrategias que un espíritu libre   ha desarrollado para   defender  las necesarias herencias del espíritu, el  legado de los  grandes maestros que  reclaman  un diálogo  socrático maestro-alumno  sobre  temas eternos como la verdad y la mentira, la caducidad y la eternidad y sobre aquello que periódicamente  ha llevado a España a entregarse –como hoy lo hace -  al cainismo, a la deslealtad, a la anarquía: la libertad  como tarea de emancipación  frente al  fatalismo de los populismos .  Por  esta razón la libertad es una premisa de la política y confundir la educación, que debe ser el permanente espacio del diálogo,  con el adoctrinamiento político,  equivale moralmente  a la violación mental de un párvulo, a la pérdida de su inocencia a manos de torcidos personajes disfrazados de maestros. Machado se refería a la juventud y con ésta establecía el diálogo buscando encontrar a través de sus voces la España que la política había traicionado.

Hemos visto en Colombia  el ejemplo del joven capaz de recorrer en canoa siete horas para dar clase a un grupo de niños en medio de la selva, hemos visto a maestras capaces de hacer largos recorridos a pié para dar  clase a un grupo de niñas campesinas,  vemos niños que diariamente  realizan  peligrosos recorridos para ir  a la escuela,  el amor a la enseñanza, el respeto a los principios éticos de la educación establecen en Colombia el contraste radical con esa parodia de  supuestos educadores  que nunca dieron una clase y aspiran a “tener un país como Cuba o Nicaragua”. Destruir la noble imaginación de un niño con atroces consignas “revolucionarias” es equivalente al delito de lesa humanidad que supone el reclutamiento de niños para la guerra.  P.D Hace 80 años murió Machado en Colliure  después de cruzar la frontera  junto al derrotado pueblo republicano.  Como ha dicho Ian Gibson todavía España no está preparada para recibir sus restos.