DE
REGRESO A GEORG TRAKL
1
Hace treinta años le escribí una carta a ex compañero de
universidad. Entre párrafos, mencionaba el deseo de aprender alemán y con ello
leer en su idioma al poeta Georg Trakl. Bien, al igual que con tantas cosas, empresas
y anhelos, el asunto no pasó de trivialidad emotiva. A lo largo de tres
décadas, eventos variopintos les han ocurrido al emisor y receptor de aquella
epístola.
Tal frustración se ha visto
medianamente compensada con el acceso a lo que Internet ha ido acumulando en lo
referente al autor austríaco; es más, si no velasen de por medio avaricias e
inexplicables morriñas, debería tener desde hace lustros versión de su obra
completa, amén de miradas hacia su poética, desde el ensayo de Hugo Mujica, hasta
reciente novela que reconstruye aquel capítulo visceral del incesto entre
hermanos. ¡Pereza devastadora!
Recuerdo haber tenido el
trabajo que realizó Martin Heidegger, el mismo que suele citarse
recurrentemente, no sin críticas con respecto a sesgos, en especial al complejo
misticismo cristiano del vate suicida. Basta anotar su nombre y “Google” provee
páginas en castellano, inglés, alemán … Hay de dónde escoger en cuanto a
traducciones: van desde un caballero que comete el atentado de presentarnos
poemas rimados, asunto muy ridículo, pese a que en el original sí se presenten
rimas. De hecho, lo sabemos, traducir es supremamente arduo, pero forzar versiones
entre idiomas tan diferentes entre sí como el español y el germano, no pasa de
burda maniobra acomodaticia. Se hallan cinco, seis versiones de su obra, por
supuesto similares; empero, algunas se estancan al hacerlas tipo diccionario,
literales, secas.
2
En estos años … Sé, al menos, de un autor peruano que
visitó la casa paterna de Trakl, ahora museo. Sensible descripción de una
vivencia que ha de ser poderosa para quienes festejamos poemas del autor de
“Grodek”. También que Celan joven visitó aquel lugar o, mínimo, inmediaciones. Especulo que un
enamorado Mujica ha debido ir allí, quizás en más de una ocasión. Ya mencioné
reciente novela, cuyo título (si mal no estoy) es “HIERE NEGRA ESPINA”, en alusión
a intenso verso de Trakl hacia Gretl; podría añadirse acotación sobre película
europea de hace pocos años: “TABÚ”. ¡Ha ido en aumento lo concerniente al
iluminado, nostálgico de bosques! Debería ser más específico con estos datos,
anexar citas o puntualizar detalles. A ver, ocioso en extremo, reacciono de
manera cínica pues, no quiero avalar perezas ajenas. Ahí, allí en Internet se
encuentran extensiones a lo expresado. Diversos portales españoles, chilenos y
mexicanos han hecho magníficos aportes en cuanto a exégesis de la complejidad “Trakliana”.
Cada voz que se aproxime a él enriquece ópticas, añade asombros y colabora con
el descubrimiento de un ser totalizado por la poesía.
Ya lo he dicho incontables
veces: uno de los lugares que me encantaría conocer (antes o después de …)
sería esa casa museo. Permanecer, sondear cuanto intersticio fuese habilitado
al emocionado turista. Ignoro sí lo logre, es fortuito el tiempo y es probable
que se me prohíba. Por ahora, fotos, datos biográficos y sus poemas prevalecen
como acicates de un fervor que raya en el fanatismo. Trakl escribió versos
poderosamente inquietantes, sobrehumanos. No el primero, no el último ni el
único de los grandes Poetas; sin embargo, el dramatismo de su vida le concede,
vale, macabro privilegio.
Georg Trakl
- Canción del solitario
A Karl Borromaus Heinrich
“Pleno de armonías es el vuelo de las aves. Los
verdes bosques.
se han reunido al atardecer en cabañas silenciosas;
las praderas cristalinas del ciervo.
Lo oscuro atenúa el murmullo del arroyo, las húmedas
sombras
y las flores del estío, que suenan bellas al
viento.
Ya anochece sobre la frente del hombre pensativo.
Y alumbra una lamparilla, lo bueno, en su corazón,
y la paz de la cena; porque benditos son pan y vino
por las manos de Dios, y te contempla desde ojos
nocturnos
silencioso el hermano, que pueda descansar del
peregrinaje espinoso.
Oh, vivir en el azul animado de la noche.
Amoroso abraza también el silencio en el cuarto las
sombras de los antepasados,
los tormentos purpúreos, queja de una magna
estirpe,
que piadosamente se extingue ahora en el nieto
solitario.
Porque siempre más resplandeciente despierta de los
negros minutos de la locura
el paciente en el umbral de piedra;
y lo abrazan poderosamente la frescura azul y el
luminoso fin del otoño,
la casa silenciosa y las leyendas del bosque,
medida y norma y las sendas lunares de los
solitarios”.
Gesang des Abgeschiedenen
Voll Harmonien ist der Flug der Vögel. Es haben die
grünen Wälder
Am Abend sich zu stilleren Hütten versammelt;
Die kristallenen Weiden des Rehs.
Dunkles besänftigt das Plätschern des Bachs, die
feuchten Schatten
Und die Blumen des Sommers, die schön im Winde läuten.
Schon dämmert die Stirne dem sinnenden Menschen.
Und es leuchtet ein Lämpchen, das Gute, in seinem
Herzen
Und der Frieden des Mahls; denn geheiligt ist Brot
und Wein
Von Gottes Händen, und es schaut aus nächtigen
Augen
Stille dich der Bruder an, daß er ruhe von dorniger
Wanderschaft.
O das Wohnen in der beseelten Bläue der Nacht.
Liebend auch umfängt das Schweigen im Zimmer die
Schatten der Alten,
Die purpurnen Martern, Klage eines großen
Geschlechts,
Das fromm nun hingeht im einsamen Enkel.
Denn strahlender immer erwacht aus schwarzen
Minuten des Wahnsinns
Der Duldende an versteinerter Schwelle
Und es umfangt ihn gewaltig die kühle Bläue und die
leuchtende Neige des Herbstes,
Das stille Haus und die Sagen des Waldes,
Maß und Gesetz und die mondenen Pfade der
Abgeschiedenen.
Traducción de: Rodolfo Modern
Pudo ser otro poema, varios son los que ejercen
fascinación. ¿Por qué este en particular? No se trata de “competir” con la
extensa mirada del filósofo alemán: “Del camino al habla”. Observé varias
versiones, tal vez exista alguna, digamos, “mejor”, pero es limpia esta traducción
y al desconocer el idioma original, hay que apoyarse en lo existente vertido al
castellano. NO tengo idea (y NO quiero averiguarlo) si en alemán el adjetivo,
tan propio de la sintaxis de Trakl, se ubique antes del sustantivo, como ocurre
con el inglés, lenguajes relativamente afines. Supongo que sí, lo cual pudiera
crear ambigüedad semántica al traerlo a nuestro idioma: existen sutilezas al
ubicarlo antes o después. He percibido excesivo orgullo en traductores
primerizos al ofrecer versiones de escritores italianos o portugueses. Obvio
que hay trabajo, pero las afinidades con el castellano son muy notorias.
Rememoro modelos de análisis, algunos con énfasis
recargadamente gramatical: número de versos, sílabas, ubicación de frases
compuestas, tiempos verbales, preeminencia de signos lingüísticos … ¡Absurdo!,
pero viable, nunca faltarán secuaces de la filología. También acudo a
remembranza según la cual presenté examen en aras de hacerme a un empleo. Gran
parte de la prueba giraba alrededor de un poema de León de Greiff: allende
truculencias semánticas, entrar a “dilucidar” lo que quiso decir el poeta en
tal o cual verso, es poco menos que tonto, salvo que sean tierna fabulilla o poemita
de poetiso en orgasmo.
Elementos gravitantes en el citado poema: aves,
bosques, cabañas, atardecer, ciervo, sombra, silencio, noche, nieto, solitario,
etc. En Trakl son frecuentes estos sustantivos (y otros más), conducen indeclinablemente
hacia atmósferas quietas, en tensa calma. Proveen descripciones íntimas, en
donde lo sereno y siniestro convergen hacia simbiosis muy particulares. ¿Hombre
de campo, nocturno o crepuscular Trakl? De seguro, pero no desde la rutina del
labriego, sino desde la sensibilidad del sujeto que identifica belleza y
deterioro al interior de paisajes, instantes y lo expresa, sumido en intensas hiperestesias
líricas.
Sea cual sea el acercamiento a la obra del nacido
en Salzburgo, es “leit motiv” referirse al singular uso de colores.
Honestamente desconozco si existe un caso semejante. Obvio es que la
utilización del adjetivo suele ser apuesta, por lo general perdida. Maestros como
Machado, Borges e incluso García Márquez no lo desdeñan, logrando memorables
calificativos. Trakl persiste obsesivamente al incluir colores (casi siempre en
función adjetivadora) como el azul, púrpura, plateado, negro, rojo … En “Canción
del Solitario” aparece dos veces la palabra “azul”, la primera como sujeto
ideal -si se quiere- con el participo pasado del verbo animar. Luego, sin duda
haciendo referencia al acervo de serenidad de dicho color, lo añade de manera
especial al concepto frescura.
Así como astrólogos y taoristas -farsantes ominosos-
creen interpretar símbolos o señales, existe sospechosa dialéctica con respecto
a los colores, sean primarios, secundarios. Aquí mismo, en este
tórrido-violento territorio colombiano, miles de idiotas (a derecha e izquierda)
han hecho “re paros” al significado del amarillo, rojo, azul. Gurús de modas,
maquillajes e insulsas parafernalias dictan directrices al maquinarlos entre
ropas o tinturas sobre la piel. ¿No fue
Neruda a quien le preguntaron por qué había escrito que a los hospitales
los deberían pintar de azul?. No faltan …
El uso sistemático de colores o alusiones a ellos
en la obra de Trakl conduce a ardua explicación o, sencillamente, podría
inferirse que vivía exultante obsesión o lúdica permanente hacia esos matices.
De este texto, en otras instancias (cuando era docente), habría solicitado
pocas cosas: ilustración, palabras básicas y mirada analítica (a modo de
exploración) ante versos sugerentes. En intrincados mamotretos, escritos o por
escribir, en donde prevalecen dinámicas universitarias atiborradas de citas, epígrafes,
con respetable pero agraz erudición, tendrían cabida análisis vastos. Propongo
este verso: {…} “porque benditos son pan y vino por las manos de Dios” {…} Es
alusión inmediata a la última cena, ¿o no? ¿Tendría más resonancia la mirada
cristiana o, por qué no, Judía, Musulmana, Budista? Pan, vino, Dios son conceptos
universales, ¿se los acredita una sola religión? Es aquí en donde, si no me
equivoco, que aquel filósofo se detiene, escribe , especula. Lo harían, con
gusto, teólogos enfervorizados y, enmarañados en pastiches escabrosos,
psicólogos (sin descartar a truculentos philosophos) agregarían sus mezquinas
opiniones. Ah de aquel lejano profesor de licenciatura, quien del poema
“Futuro” escribió casi una Biblia, ¿qué tanto se explayaría con este verso?
Poco respeto profusas capacidades de “doctores”, pues NO todos queremos ser
como Octavio Paz o candidato a magíster.
Este poema es hermoso, no el único en el breve
corpus de textos de Trakl. De él destaco:
“lo oscuro atenúa el murmullo del arroyo”
“ya anochece sobre la frente del hombre pensativo”
“amoroso abraza también el silencio en el cuarto
las sombras de los antepasados”.
De cada uno
pudieran extenderse cuartillas o hermético silencio. Ha de existir
inusual ósmosis que provoque en el Hombre sensaciones de arrobo, complicidad o
desborde al leer, escuchar o ver alguna creación intelectual y/o artística.
Sinergias entran en acción, complicidades estéticas. El primer verso genera
insólito ámbito de sosiego, debido a lo oscuro que, en este caso apuntaría a la
noche, suma de penumbras o lo que no vive: extrapolar se vuelve aventura
peligrosa. Inquietud: ¿qué tanto habitó o permeó en Trakl para revelarnos tan
magnífica sensación cromática y sonora?
En el segundo verso, vaya manera de personalizar el
verbo anochecer. Es sublime la imagen que crea, allende la oscuridad que
acarrea dicha acción, apuntala hacia un urgido momento de paz, mas no sobre
cualquier hombre, sino en el “pensativo”. Esta última palabra, peyorativa o
descriptiva del sujeto nada común, ensancha -allí- su significado al extremo.
Segunda inquietud: ¿por qué sobre el hombre pensativo? ¡Feroz ironía! El tercer
verso culmina -de hecho todo el poema pareciera SIEMPRE concluir al ritmo de
densa construcción- en un espacio temporal ideal. Con inquietante lenguaje, al
borde de umbrales se llega hasta “las sombras de los antepasados? Tercera
inquietud: ¿ nos habla de inevitable convite de fantasmas, concreción de
irreductibles nostalgias? Georg finaliza seguro sus textos; empero, provoca
inseguridad o insatisfacción en el lector, ya que persiste la idea de que nos
quiso decir muchísimo más, que tenuemente apertura puertas en donde frágiles
luces, estertores o verdades yacen a la espera de ser vistos o jamás
comprendidos.
Taladrante pregunta: ¿cómo demonios un ser tan
joven logró adentrarse tan abismalmente en la psiquis, en lo esencial de lo
visible e intangible? Algunos, por supuesto, lo hicieron e incluso a más
temprana edad -pienso en Rimbaud, Lautréamont-, pero no de tal talante, no con
la desgarradura ulcerosa de Trakl. Muchos de los que hemos perpetrado versos,
en porcentaje próximo al cien por ciento, entre los veinticinco a veintisiete
años, apenas si redactamos retórica de pacotilla, balbuceos manieristas, basura
por no decir menos. ¿Escasean los iluminados? Honestamente no sé si sea
envidiable el que este poeta haya vivido semejantes experiencias: escasos
soportarían horadantes estigmas.
Parco, hostil con respecto a las citas, acérrimo
enemigo de egocéntricas demostraciones de cultura, sin importar que sean
exigidas desde la academia, no podría pasar por alto la siguiente, tomada de
ese otro fantástico poeta Paul Celan:
El poema, dado que efectivamente es una forma de aparición de la lengua,
y por tanto de esencia dialógica, puede ser una botella al mar, abandonada a la
creencia —no siempre muy esperanzada, por cierto— de que algún día y en alguna
parte, pueda ser recogida en una playa, en la playa del corazón tal vez. Los
poemas, en este sentido, también están en camino: se dirigen a algo.
¿Hacia qué? Hacia algo abierto, vacante, hacia un tú invocable tal vez,
hacia una realidad invocable.”
COLOFÓN
La
física aún no explica fenómenos paranormales o sortilegios cuánticos. En teoría
es probable regresar al pasado, ir al futuro. Pero son resoluciones a largo
plazo o inalcanzables. De poder o haberse dado, ¿qué le diríamos, ¿cómo
actuaríamos con el Trakl vivo, aquel mediocre estudiante, huraño, vicioso?
Difícil conjeturarlo. Pocos fueron sus amigos, su actividad “social” estuvo
enmarcada desde lo distante, lo anormal si así vale decirlo.
Fernando Charry Lara al escribir sobre Aurelio
Arturo y en particular destacando la aparición del precioso poema “MORADA AL
SUR”, agrega un detalle personal, bellamente honesto al confesar que, tras leer
esos versos, revivió o se reorientó en él amor, apreciación por el fenómeno del
poema. Expreso lo mismo, admito extrema admiración por la obra del vate
destrozado anímicamente por la primera guerra mundial, pues sus poemas concitan
a un esfuerzo extra humano al transitar vericuetos de la poesía.
3 comentarios:
Muy especial de tu parte este artiuclo maravilloso. Hablas Aleman?. donde te unico?
muy ameno y descubro otro poeta. Trakl..Eres poeta?
Corrección. Muy especial de tu parte este artículo maravilloso. Hablas Alemán?. donde te ubico?
Muy amena la lectura y descubro otro poeta. Trakl..Eres poeta?
Hola. No, no hablo alemán: ¡ojalá! Soy muy perezoso. En Facebook como Raúl Mejía (se observa una foto en blanco y negro, de persona al parecer mirando lo que hay detrás de una puerta ubicada en el campo) Y si, pudiera decir que soy poeta, he publicado unos seis libros con poemas que, bueno, conocen mi mami, esposa y quizá la mascota.
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