Gonzalo Arango en la hoguera / Víctor Bustamante

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Gonzalo Arango en la hoguera

Víctor Bustamante

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Noticia aparecida en el Facebook. Octubre 12 de 2013

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“UN COLECTIVO DE JÓVENES EN MANIZALES HA INMOLADO EN LA HOGUERA DE LOS DIOSES DE LA IRA LA EFIGIE DEL POBRE POETA NADAISTA GONZALO ARANGO Y SIN QUE NADIE LE DEFENDIERA LE HAN DADO TRES TAZAS DE LA MISMA TOMA.
ME DICEN QUE HARÁN LO MISMO CON LA ENORME FORTUNA, LAICA Y RELIGIOSA, DE JOSÉ MARIO”

Harold Alvarado Tenorio

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Hermosas las palabras del poeta Alvarado Tenorio, cuando refiere que se “ha inmolado en la hoguera de los dioses de la ira la efigie del pobre poeta nadaísta Gonzalo Arango”. Primero porque es nada menos que un sacrificio. Recordamos a Abraham  cuando Yahvé le indicó que, como una prueba de amor y obediencia, él, debía inmolarle a su hijo Isaac, no a Jorge Isaacs lo cual hubiera sido mejor para que generaciones de colombianos no se entristecieran con la novela del Caballero de las Lágrimas. Lo cual se asimila a que estos muchachos de Manizales, le hayan rendido una ofrenda de obediencia y amor al nadaísmo puro del profeta Gonzalo Arango.

Desde Medellín nos sentimos halagados por este acto de pureza que, además, recuerda el poder del fuego cuando referimos el mito del ave Fénix que se quema para renacer de entre sus propias cenizas. Nada.  Este evento de Manizales es puro nadaísmo.

Además muy acertado el calificativo de Alvarado al decirle, “pobre poeta”, al profeta, pues nadie como él vivió en ese verdadero abandono, casi monacal, san Antonio en su tebaida, lejos del mundanal ruido de los abalorios,  y decidió refugiarse en un convento de Villa de Leiva.

Desde ahora proclamamos, testigo de ese glorioso evento en Manizales, a nuestro gran timonel Harold Alvarado Tenorio como nuestro guía espiritual por ese camino tortuoso de la creación y de las letras en el país donde algunos queman a nuestros santos como una forma de recuerdo y santificación. Las loas sean dadas.  Y como diría un Mao posmoderno, una chispa enciende no solo la pradera sino la efigie del profeta.

Si fue un acto de protesta también nos unimos a él, porque nadie es perfecto y además todas las ideologías son malas, los apoyamos, aunque recuerdo la ocasión en que la efigie de Sade, ante su huida, fue incinerada en ausencia por crímenes de lesa perversión y erotismo, lo cual ahora le agradece la humanidad entera, que entre cadenas también gime pero de placer.

Por supuesto, cuando refiere a los dioses de la ira, es claro Alvarado Tenorio en colocar allí al profeta Gonzalo, quien sacudió la cultura en el país hace más de cincuenta años, al lado de sus energúmenos amigos quienes bajo la ideología de literatura de alcantarilla cambiaron la manera de ver el mundo: ya fuera desde un confesonario, desde  los púlpitos  o desde las azoteas del poder, desde las cláusulas cerradas de los partidos políticos de izquierda y de derecha,  o desde las frías salas de redacción de los diarios del régimen. Si miramos un poco de historia veremos que Alvarado le da la razón a Gonzalo, así haya sido inmolado de nuevo.

En la mitología griega Lisa, una daimon hija de Nyx y Urano, es la encarnación de la ira, la furia, la locura, el frenesí y la rabia. En la mitología hindú, Angala Parameswari personifica la ira. También hay otros dioses que en algunos de sus aspectos incluyen a la ira, como Hera y Sekhmet. También existen otros seres, como las Furias y Némesis.

En la actual Colombia, nuestros dioses de la ira son: Gonzalo Arango quien aún calienta la escena y Harold Alvarado Tenorio un nadaísta de corazón quien sacude los cimientos de los escritores taimados y sin consuelo, la literatura y los malos manejos de la cultura colombiana con todas sus dotes, rayos y centellas.

No sabemos además si en Manizales, recordaban la quema de libros realizada en Medellín por los nadaístas hace unos 50 años.

 ¿Acto simbólico o de barbarie?

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FUEGO EN EL ALTAR

Gonzalo Arango

Están ciegos y no quieren ver,

están sordos y no quieren oír;

están en oscuridad y no quieren creer,

están muertos y no quieren vivir.

Estamos oprimidos sin libertad,

estamos perdidos sin camino;

estamos solos sin amistad,

desorientados sin destino.

¡Hermanos: despertad, despertad,

hay un camino hacia la luz!

Hay un camino a la libertad,

es la esperanza de la luz.

¡Hermanos: buscad, buscad,

hay una luz que brilla más que el oro!

Es el amor puro, la felicidad,

es Jesús que nos guía hacia el tesoro.

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