martes, 30 de septiembre de 2025

La noche antes de los bosques de Bernard-Marie Koltès, dirigida por Sandra Moya / Víctor Bustamante

 



Víctor Díaz y Sandra Moya



La noche antes de los bosques de Bernard-Marie Koltès

Sandra Moya, directora, y Víctor Díaz, actor.

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Víctor Bustamante

La noche antes de los bosques, o sea, que, en su significación, el actor se encuentra a un paso de regresar a la naturaleza, podría ser desde un punto de vista algo elemental.  Ya sea en su diatriba contra todo; solo le queda esa opción, es decir, al hallarse pateado en un cuarto nocturno de hotel, no se sabe que hará después de sus palabras largas, vitales, de reclamo, poderosas. Lo digo de nuevo solo le queda una opción, vociferar y de qué manera después de la lluvia, después de esa noche, en ese bautismo de palabras con su fuego interior que las sopla, las vomita como eructos, como ofensas; las tira como tufaradas al aire de la noche. Uno piensa que será como un acto de exorcismo para irse de una vez al bosque profundo, con toda la significación que ello trae. Es decir, no caminará por sendas perdidas donde el camino desaparece a cada paso, sino que no hay camino en el bosque solo hay la encrucijada de árboles y follajes ya que si se entra en él, quedará perdido al ser emasculado por la misma naturaleza que lo engulliría sin misericordia. En este largo monólogo, sin tregua, intenso, brillante, a veces siniestro, la voz de su actor que pervive y profana el camino de una vida común y corriente, y sin emociones, perdura en medio de  la habitación desnuda, para él desnudarse con sus palabras, pero ya sabe que también es el primer paso para buscar un refugio, y ese refugio como lo indica el título de la obra es irse al bosque, ese mismo bosque que no menciona ya que la ofensa que más lo atraviesa en esa noche corsaria, es la palabra que reclama, la palabra que arde, que no duda y por el contrario es dura, que merodea y vaga en su cabeza, pensamientos breves e intensos, pensamientos como armas de fuego, pensamientos como dardos venenosos. Así él, Víctor Díaz, el actor, quien vive un presente perene en una noche perfecta, fustigando todo, y ese todo es su  irascibilidad de incomprendido para romper con todo, para romper los cristales de la realidad que lo acecha y lo cerca, para así volver añicos, no a puñetazos, sino con sus palabras que vomitan su ser, sus odios, sus rabias, sus reclamos, sus defensores, su desprotección, su anomalía básica, la falta de amor en una calle de una ciudad llena de putas que merodean sin destino y desatino por los meandros de su memoria. Así el actor, Víctor Díaz en La noche antes de los bosques, donde insoslayable hace palpitar su voz, en ese cuarto anónimo que lo estruja y lo engulle, ya que sus palabras lo delatan a cada momento en que reclama y las pronuncia, y de qué manera.

Entonces, cuando vocifera el actor sin nombre, el extranjero que se lamenta como un Job moderno, es que caemos en cuenta que la obra nos ha atrapado, y es cuando reparamos que estamos en medio de la habitación, en medio de un personaje solitario a quien le bullen todo los despropósitos del mundo  en la cabeza, y solo lo calma una mujer situada en la pantalla o en una ventana que mejor sería un agujero para ella huir y mimetizarse, para luego regresar y darle un aire nuevo y direccionar la obra, ya sea cuando habla, cuando le canta o cuando arenga o cuando saca un fusil arriba de él en una suerte de púlpito, o cuando jaranea desde la pantalla en puro blanco y negro, y es que ella trata de calmarlo, conversarle, hablarle en su desosiego  no como un show de media noche, sino como una samaritana certera que no le da de beber pero si le habla, lo acompaña en medio de esa sala, en medio de ese camino oscuro de esa vida donde él, precisamente, el actor, solo debe verla a través de la pantalla como esa mujer que nunca será suya, ya que solo es palabra e imagen y, además, es un símbolo de lo inicuo nunca ocurrirá nada con ella, que está a salvo de él, de una fría noche, en la otra orilla detrás de la pantalla que se erige ante él, pero que en verdad es como la pantalla del móvil que crea cierto atisbo de compañía cuando no lo es al haber tanta separación debido a que no se está de frente.

Entonces, vemos que en el escenario a media luz, algo tétrico, algo desolado no solo se erige como el detritus donde vive el actor sino sus propios derelictos donde parece que viviera, pero que ante sus quejas no solo es un Job desolado, un santo inmisericorde que habita un cuarto de hotel en un segundo piso donde sus murmullos inmisericordes lo hacen ver no solo visiones, sino vivir su propia misión de ser un  solitario en esta noche oscura del alma como diría el poeta, san Juan de la Cruz. No obstante el escenario, que no se debería perturbar ante esta angustia es preciso, solo para cinco personas de trapo, cinco muñecas que, inermes, solo se miran así mismas porque es ahí donde surge esa lapidaria contradicción, el actor en su monólogo intenso y perspicaz, solo tiene frente a él cinco monigotes, que no se mueven, no sienten, no escuchan, es decir son la representación de algo, pero esa es la pura entereza de esa contradicción mientras el actor enseña su vitalidad con su reclamo que es el monólogo puro. Ya que, esas muñecas, nunca de la mafia, cerca de él solo atinan a no moverse, a no aplaudir ni a escucharlo ni a mirarlo, es decir no existen para él; solo son signos de una falsa presencia.  Decía que en el escenario el actor debe sentirse solo orgulloso de su palabra nunca del público que lo acompaña en esa eterna diatriba, en esa eterna noche donde se refiere sin escrúpulos a los ocupantes de ese lugar, a lo mejor extranjeros como él, desarraigados como él, ya que, sin patria, esa palabra, todos somos desarraigados, entonces sé que desde su caverna también ejerce su diatriba contra ellos. Y eso sí no cumple ese antiguo precepto, Donde viajes haz lo que vieres, por el contrario, asume una actitud crítica y llena de desalojos.

A él le han colocado un espejo, y así, nada más ambiguo que un espejo multiplique su soledad, ya que su voz no queda impresa allí, sino su figura y finura de santo caído en desgracia en suelo extranjero. Es extraño ese concepto del espejo en medio de la crueldad donde quien se observa, se ve así mismo y se reacomoda en sí mismo en un solipsismo cruel de virtualidad y de cuasi acompañamiento.

Quién habla de una manera delirante a veces, otras reflexivo, habita la sinrazón de un mundo sin nadie cerca, es decir, habita las cloacas del desalojo, por esa razón recuerda, cada que puede, su carácter, su estatus de extranjero sumido entre una escenografía de velos, o serán gasas que pueden ser velos entre lo cuales muere cada noche. Pero esa suerte de clochard inteligente, severo, locuaz, que aún tiene amor a la vida a pesar de sus rencores salta a cada momento con ideas, a veces brillantes, a veces contradictorias como cuando es genuflexo con un par de tacones sobre un atril, los cuales lo mantienen en vilo. A lo mejor en su monólogo, aparece otra lectura, y es que sospecho que sea adicto a ese fetiche, a la manera de Sacher Masoch o a Restif de la Bretonne que, cuando escribe, no se aguanta esa manera de mirar los zapatos femeninos, como si fueran piezas sagradas. Y eso que escribió en plena Revolución Francesa.

Una utopía lo circunda, crear un Sindicato Internacional, SI. Una idea lo fustiga, trabajar, ¿quiere redefinir su papel de inmigrante?, solo sabemos que son ideas tiradas al azar que lo mantienen en vilo para así supurar su propia existencia cuando recuerda a alguna desconocida, y entonces es que, en su alegreto contagioso, pero inmerso de tragedia, se acicala un pasamontañas, así la esfera de su hábitat personal parece cambiar y es cuando reclama una parte de sí mismo ya que anda buscando habitación, es decir protegerse.

Lo conmueve la muerte, la vejez, hay música, zonas de pesadumbre. Abraza a una mujer de seda armada por él mismo en el colmo de su improvisación, ya que se lo come la moral, cuando repite que las putas se enfrían en el cementerio.

En lo de la mujer que él ha elaborado no solo con la imaginación, sino con las sedas o velos que encuentra en el suelo, que le sirven de mortaja, subyace un momento inexorable, como ocurre en Casanova cuando el perspicaz de Fellini termina dando su toque al permitir que Giacomo baile su minué con una muñeca de cuerda. Así, Sandra Moya embauca a Víctor Díaz, el actor, sin nombre teatral, ya que su autor seguro pensó que podría ser cualquiera y no quería arruinarlo, y en esa soledad de una noche de invierno, encerrado en la noche y lejos de la lluvia, decide que él siga conversando con una mujer, podría ser una putilla ocasional, que lo acompaña en su encierro, y en el ditirambo de su creatividad ya que le habla a esa muñeca que se desvanecerá cuando él suelte el velo. Cosas de esas que suceden en esa infinita saudade del hombre por algo tan insólito, que es solo una presencia femenina.

Algo es cierto, en este monólogo donde sopesan todo tipo de ideas y diatribas, seduce esa sentencia griega, Conócete a ti mismo, lo cual él vapulea con sus palabras, ya que para conocerse así mismo debe ocurrir lo que sucede en este monólogo. La experiencia y la calle, los tropezones que cualquiera da en la vida, las altas y bajas de ese pupilo personal, es lo que ayuda a conocerse, como diría en otras palabras Paul Claudel.

Todo lo anterior se debe a esa puesta en escena, a la dirección de Sandra Moya, a esa actuación de Víctor Díaz. Y los menciono en este momento no como Coda, sino como advertencia debido a la admiración que aparece al ver como Sandra no solo no deja que haya puntos muertos en la obra, sino que ella no se aguanta sus deseos de enseñar su  talento de cantante, sus extravíos como actriz, ya que al aparecer, ya sea en la pantalla, ya sea arriba en esa suerte de ventana sirve para que la obra mantenga un aire fresco, que sirve de contrapunto para que Víctor salga unos instantes del  monólogo para ser acompañado, para ser alguien a quien se le insufla la realidad del diálogo con otra persona, y así sea en el trascurso de esa noche algo más veraz, dentro de esa realidad que lo apasiona y aprisiona.

La noche antes de los bosques de Bernard-Marie Koltès, ha sido dirigida por Sandra Moya, y Víctor Diaz es el actor; ambos lo han revivido. No sé qué diría su autor, pero sospecho que estaría orgulloso.


Bernard-Marie Koltès








 

Carta a una suicida de Santiago Corzo / Santiago Serna Serna

 

foto de Noell_Oszvald

 Carta a una suicida de Santiago Corzo

Santiago Serna Serna

Y usted me dice compañera que no le encuentra sentido a la vida, con una fe intacta en el sentido de las cosas que no ve lo que tiene en frente, mire hacia adelante, ¿cómo es que le vamos a hacer?

Porque queda prohibido compañera, renunciar a los sueños, no ir tras ellos...

 si sus ojos son como un atardecer en marte con dos lunas,

Si su sonrisa es como el amanecer mirando el sol salir lentamente.

Cuide la vida compañera, cuídela como un fuego, porque si su risa se acaba, las flores perderían su colorido.

Recuerde que aquí vinimos a darle sentido a la existencia, a llenarla de paisajes hermosos, a acumular amaneceres,

Y me dice que harás lo posible, con un sacrificio que hasta yo mismo creería que usted es una mártir,

La diferencia entre usted y yo es que usted no le tiene miedo a la muerte, en cambio yo temo por usted, y por mí y por todas las personas a mi alrededor, temo que a usted le pase algo, ¡temo que a usted le pase algo!

Le tengo un respeto sagrado a la muerte, Diosa de las coincidencias,

Dama de los labios blancos... Entonces

¿Cómo es compañera?

 

Porque yo soy un cobarde, diré, por temer por usted, pero entonces usted es dos veces cobarde por temerle a la vida.

Sencillamente no sé cómo hacen, cómo no entienden...

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DEFINICIONES POLITICAS / Darío Ruiz Gómez

 

DEFINICIONES POLITICAS

Darío Ruiz Gómez

 ¿Mi criterio y conocimiento sobre la política dónde me situarían hoy? Para mis desconocidos y conocidos enemigos lo más fácil para deshacerse de Darío Ruiz Gómez  ha sido llamarlo con tono enfático un “H.P uribista” o un maldito derechista. Y chao, liquidado del todo tal como efectivamente me ha pasado con los escritores pertenecientes a la llamada extrema izquierda quienes simbólicamente desde hace mucho  decretaron mi muerte literaria. Violencia simbólica como la describe Pierre Bourdieu. Como veo en los noticieros continúa la discusión sobre los “Partidos Políticos”  que han conformado  el núcleo más cerrado de defensores del Presidente Petro, el Pacto Histórico, Comunes, Colombia Humana negándole a este último  la Corte Electoral su fusión con el Pacto Histórico, lo cual constituye  un acierto ya que si hasta ahora aparecieron fusionados  lo ha sido por una jugada electoral ya que radicalmente son contrarios. El Partido Comunista, Polo Democrático y Unión Patriótica aparecen como Partidos autónomos cuando son en realidad el Partido Comunista, lo contrario políticamente a un Partido Frankestein como la Colombia Humana rescoldo del M19 lleno de oportunistas y corruptos. El Partido Verde donde aparecen Iván Cepeda y Gloria Ramírez entre otros militantes de siempre del Partido Comunista ha sido el disfraz en las estrategias del comunismo criollo para  negar su verdadera identidad. Ahora veo que el profesor Heraclio Landinez y David Racero, acusado este último de corrupción,  pretenden que la Corte Electoral valide su Partido Fantasma “Progresista”  así por las buenas, sin rendir cuentas de su ineficacia, de no haber propuesto nada en beneficio de la ciudadanía y como el resto de estos Partidos sin un programa político que los defina. Y encima el Partido Político de Roy Barrera Preguntarse entonces por lo que a estas alturas supone la aparición de estos Partidos es tener en cuenta la necesidad de impedir   que persistan estas triquiñuelas a través de cuya práctica  ha aumentado  la  inseguridad, el dominio de los violentos , y lo único que  puede estar asegurado es el aumento del sueldo de estos supuestos representantes de un pueblo que la mayoría de ellos desconoce

 

La crítica de la política debe señalar estos peligros que la indolencia  deja convertir en costumbre, permitiendo que se imponga la indiferencia. Contar con una perspectiva sobre los   acontecimientos es evitar que sigamos  cerrando los ojos ante los efectos del  terrorismo que hasta el momento no ha contado con la sanción debida. Fragmentarse en grupúsculos es la estrategia utilizada por estos movimientos con el fin de continuar  en el Congreso, el Senado, las Corporaciones públicas como representantes de minorías inexistentes. Y sobre todo bajo rótulos mentirosos como “progresistas” cuando lo que han demostrado – no dejo de repetirlo- durante este gobierno es exactamente lo contrario a la responsabilidad de rescatar la salud, la educación, los territorios y sobre todo de devolver a la izquierda el rigor intelectual que le dieron las izquierdas históricas en Colombia. No podemos transigir con  la recocha donde el Presidente de una nación en el recinto de la ONU se transformó en un peleador calllejero  enarbolando la bandera roja y negra de las jornadas de tierra arrasada  bajo las cuales miles de españoles y sus familias fueron ejecutados  y el terror robespierriano mostró una insania que ha manchado para siempre la vida y obra de Bolívar. Hacerle  frente  con los argumentos de la democracia a este intento  de utilizar el poder político  como  encubierta arma de terror,  es la misión de quienes aún creen en los valores de la civilización.

DEMASIADAS GUERRAS / Darío Ruiz Gómez

 

DEMASIADAS GUERRAS

Darío Ruiz Gómez

Si durante lo que va corrido del Gobierno Petro el número de mercenarios al servicio de los nuevos grupos dedicados al narcotráfico ha aumentado en un 43% el crecimiento de los cultivos de coca ha crecido, curiosamente, en la misma proporción y en triple proporción ha aumentado el número de víctimas, de poblaciones destruidas en estas guerras fabricadas para que el crimen organizado se enriquezca en proporción más exagerada. Un reciente artículo del New York Times se refería al Guaviare como el escenario de “Otra guerra” más en Colombia haciendo una  descripción  sobre las características de los nuevos líderes de estas organizaciones delictivas que como sabemos luego del Acuerdo  aparecieron disfrazadas de “Disidencias” para continuar con el dominio sobre territorios que nunca fueron devueltos a las víctimas. De las consignas totalitarias llamando al levantamiento popular contra el imperialismo   se ha pasado de manera explícita a la normalización de la extorsión, del secuestro, del tráfico de drogas y personas. Lo que  llamaron sus principios revolucionarios fueron dejados a un lado como lo señala el artículo cuando lo que prevalece es el afán de enriquecimiento de los Calarcá, Mordisco, Pablos Beltran y Garcías.  Descertificar por parte del gobierno Trump al gobierno Petro por haber convertido a Colombia en un  narco país no se limita solamente a condenar el aumento de estos cultivos -  tal como lo escucho en boca de algunos políticos  que reducen el problema a erradicar sembrados, olvidando  los daños colaterales  que continúan destruyendo los valores que fundamentan  una sociedad libre,  e imponiendo con la complicidad del gobierno, una justicia títere que previamente ya  absolvió de sus tropelías a estas organizaciones criminales.

Hemos visto esta semana el asalto a diferentes municipios del Cauca llevados con la ferocidad propia de estos delincuentes para los cuales nada está vedado como  en este intento de  borrar al corregimiento de El Carmelo en Cajibío. Cinco policías en solitario resistiendo el desproporcionado  ataque a una la población desprotegida, aterrada, escondida, la iglesia y el Cuartel de la Policía destruidos por los drones y las descargas de las ametralladoras y finalmente otro policía muerto. La voz de un ciudadano solicitando una ayuda que solamente llegaría dos horas después. ¿Por qué la fuerza Pública no ha podido recuperar el cañón del Micay? La aparición de territorios por parte de los grupos del ELN y las Disidencias viene acompañado no sólo de la siembra de más hectáreas de coca sino de lo más grave,  la destrucción de las familias, de iglesias y escuelas. Nueve años necesitó el desconsiderado número de burócratas de la JEP para burlarse de estas graves faltas a la dignidad humana, para que conceptos como Delitos de Lesa Humanidad hayan desaparecido de la llamada “Justicia Transicional” y ahora ante  la prolongación de estas otras guerras donde se cometen los mismos crímenes que cometieron y siguen cometiendo las FARC y el ELN, ya las víctimas de los más morbosas irracionalidades  han tenido tristemente que aceptar  que a estos  monstruos,  el castigo que les impondrá esta farsa de justicia será la de hacer placa huellas o recoger tomates, o, aprenderse de memoria los “textos  de Sandra Ramírez sobre los beneficios del aborto. Esta es una  afrenta a la justicia universal, a los Acuerdos de Roma y a la lección que dieron al mundo los juicios de Nuremberg donde se condenó a los jerarcas nazis pero también a jueces y magistrados de la llamada justicia ordinaria que callaron ante estos atropellos al ser humano. ¿Cuánta es la población colombiana que ha tenido que marcharse al exilio? Como a nadie del Comisariado  ha condenado la JEP   por el delito de esclavitud al no diferenciar el bien del mal, la descertificación viene a recordarle a la Justicia de este país que  en el Chocó, Guaviare, Catatumbo, Putumayo y donde se siempre coca no hay campesinos sino esclavos sometidos a infamias que creíamos habíamos sido capaces de superar.


jueves, 25 de septiembre de 2025

CERRO EL PICACHO Antonio Machado "El Viejo Macha". Medellín

 

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CERRO EL PICACHO…

Antonio Machado


Un Cerro, piedra Sagrada, que vigila el horizonte,

con un poquito de monte, donde vuelan golondrinas

y zarzas llenas de espinas y besos de enamorados

que suben por todos lados a regalarse la luna.

 .

Y un cristo abriendo los brazos

Y piedras hechas pedazos rodando por el sendero,

y un gran manto de luceros que sale al atardecer

como un hermoso dosel para el manto de la luna.

Y abajo una gran comuna que lucha por renacer.

.

Subir, subir, respirar el viento fuerte que llega

de las montañas del norte, y ver volar en cohorte

los negros buitres silentes que llegan a descansar.

.

Sentarnos y ver pasar el rio, al pueblo, las nubes

comer algo y meditar en cada cosa que pasa

y luego empezar a andar para volver a la casa

y al mundo de la rutina,

Esquivar alguna espina que quiere hacernos sangrar

y sin saber por qué pasa, lento, lento, mientras bajas…

Sentir ganas de llorar.

 





martes, 23 de septiembre de 2025

Prohibido vender la colección de Débora Arango del Mamm / Víctor Bustamante

 

Débora Arango

Prohibido vender la colección de Débora Arango del Mamm

Víctor Bustamante


Corre por las redes sociales una solicitud para firmar y, por supuesto, solicitarle a la directora del Museo de Arte Moderno de Medellín que no venda ninguna de las obras de Débora Arango, primero por los acuerdos con la familia que las cedió y los compromisos adquiridos de no separarla, lo cual de pura lógica es algo que se debe cumplir. Lo otro, que respeten la colección del Mamm. Nunca un gran museo que valore su legado le da por deshacerse de una manera atrevida al ofrecer sus tesoros. Precisamente un museo es para salvaguardar su patrimonio, para enriquecer su colección, no para desbaratarla, ni saquearla, con motivos anodinos. El Museo de Arte Moderno, deja de ser moderno al practicar viejas y conocidas prácticas dignas de comisionistas agalludos.

Lo otro, es lo siguiente, la obra de Débora Arango no fue encontrada en ninguna guaca. Y menciono esta palabra con justa razón, ya que los guaqueros le han hecho mucho daño a la cultura en diversos países, al sacar estos tesoros y venderlos. Por el contrario, esta obra fue salvaguardada por la autora y luego por su familia en un momento en que Débora fue silenciada, menospreciada y casi olvidada.

Ahora, en este caso, que es más oneroso, alguien, que no es de acá, que no tiene raigambre ni lazos con la ciudad, se atreve a ofrecer obras de la pintora excluida años antes, y precisamente ahora es que se trata de comenzar a venderla, no sabemos si con autorización de la junta directiva de la institución. Lo cual, de ser así, creará incertidumbre por la irresponsabilidad de permitir que siquiera eso se discuta. 

En la misma actitud ordinaria y descarada con que se quiere anunciar esta venta, hay motivos anodinos como decir que con este dinero logrado de esta expoliación serviría “para financiar muestras de artistas jóvenes y en mantener la misma colección”. Argumentos de risa, de mentira sin piedad, un pintor se hace con su mismo pulso creativo, recordemos a Botero, su lucha no solo por subsistir, sus viajes, todo alimentado por su pasión a la pintura, lo mismo le ocurrió a la misma Débora Arango pintando las mujeres de los cafés de Guayaquil pasando acompañada para buscar el otro Medellín. O a Álvaro Marín Vieco que nuca ha mendigado para que lo incluyan en esta irrespetuosa promoción. Es decir, cada artista vive, padece su camino, pero nunca es subsidiario de que saqueen el Museo de Arte Moderno de Medellín, para este fin. Me imagino la cantidad de arte anodino como instalaciones, o performances ridículos con Marina Abramovic, a bordo, que se debería morir de risa si viene a Medellín para que la vean y resistan callados una semana en una misma posición los curadores de arte del museo, con la misma directora desquiciada e incompetente, pero seguro que así se internacionaliza la ciudad.

La mayoría de los artistas en la banal Medellín se han hecho solos desde Arenas Betancur, Flor María Bouhot, Jorge Botero, María Villa, Rangel, Tálaga, Jaime Guevara y William Reaza; nunca han necesitado de esta patraña melancólica del dinero fácil y atrevimiento de ser mimados, para ser grandes pintores, porque lo son por ellos mismos, por su talento y tesón, y menos para que se asevere que al vender obra de Débora Arango también sirva para proteger el resto de sus pinturas; este caso es único en el mundo.

Es decir, ese disparate proveniente de una mente calenturienta y sin arraigo con Antioquia lo propone, por supuesto con disquisiciones anodinas, de una pobreza a prueba de revisar por quién está asesorada esta señora, y además para saber qué motivos ocultos existen tras esta propuesta. Pienso que la familia de Débora Arango debería reclamar ese legado antes de que sea feriado.

Si María Mercedes González vino a Medellín a vender los cuadros de nuestros pintores más relevantes, en este caso, Madona del Silencio y Rojas Pinilla, podría entonces volverse una marchant muy agalluda para que trafique con pinturas de colecciones privadas o regrese a sus orígenes de ser  una gran politóloga, es decir que en el set de alguna tele comente fruslerías como se hace a diario en los medios. El Mamm se respeta.

De tal, manera hemos caído muy bajo en ese vacío de pensar que dejando de lado nuestro patrimonio, en una ciudad precisamente que no lo cuida, al seguir esos pasos de los tartufos de su momento que vendieron el Palacio Nacional, porque a ellos, que salen de sus madrigueras mentales les quema el llamado arte. Estas personas al intentar vender el patrimonio lo que realizan es deshacerse de lo que no les interesa, ni les pertenece, por una innegable, razón de peso: no sienten lo que es la cultura antioqueña. La poco cauta María Mercedes sin merced, debería asomarse a los pisos altos del Palacio Nacional para mirar si se acomoda a los vendedores de arte y comisionistas que desfilan por allí. 

Hay una mentira crasa que se inventan algunos ideólogos de los medios, y, sobre todo, de la ciudad, y es internacionalizarla, para ello se traen dizque personas especializadas entre comillas, que terminan ofreciendo el legado ajeno.

La tecnocracia sin humanismo está muerta, solo produce magras intenciones, discursillos pobres y fatuos. No me imagino a los otros museos vendiendo obra, devorando a sus hijos como Goya, para promocionar otros pintores consentidos y sin obra o para cuidar entre comillas una colección del museo.

Hay un gran pintor, escultor y escritor, de Medellín, que ha patrocinado, promovido e invitado de su propio bolsillo a grabadores de la ciudad para presentarlos en Washington y en Nueva York, y que, además tiene una obra única y valiosa, y que ha hecho por Medellín más que el Mamm, y cualquier institución de la ciudad llena de burócratas sin ideas, ahumados con lentes oscuros para ocultar estas fechorías que piensan cometer, y es nada menos que Félix Ángel. El sí debería ser el director del Mamm.

Entro a la página del Mamm ,y en la parte que se dice, Quiénes somos, se añade, “Somos el equipo que le da vida al museo, nuestro propósito es compartir con el mundo nuestro amor por el arte”. Lo cual no parece ser cierto, es un simple eslogan. Total, en una fotografía desfilan unas 60 personas, todas sonríen, lo que da motivos para creer que ellos la pasan bien allí. Lo que es cierto es que allí no hay ningún artista, sino quienes sí viven de los artistas, incluida la directora. Es decir, es la fotografía de los conchudos y conchudas que viven del cuento de los otros. Estoy seguro que ninguna de los que posan para la foto ha pintado un cuaderno, pura burocracia es lo que debe tener quebrado al Mamm que anda de limosna.

En el apartado de su Misión se asevera:

“Generar y promover espacios de conocimiento y disfrute para todos a través del arte y las prácticas artísticas contemporáneas”. Deberían incluir, dilapidar la colección del museo, y no ofrecer como alguien despreciable y nefasto, que cambió el Plan territorial para aprovecharse de un lote inmenso. Es decir, el Mamm no debe ofrecer para la venta algunas de sus pinturitas.

NB: Parece que ha sido desestimada esta operación desde el Ministerio de Cultura. Lo cual no deja de ser preocupante que se admita este tipo de propuestas. ¿De quién serán las manos enguantadas que mecen la cuna?

 

lunes, 15 de septiembre de 2025

Un poeta de Simón Mesa, entre la ruptura y el encantamiento / Víctor Bustamante


 

Un poeta de Simón Mesa, entre la ruptura y el encantamiento

--- Víctor Bustamante

--- Para Natalia

--- Para Marcela

 

--- Lo que hay que abonarle a Un poeta es que poco a poco empezamos a salir de ese estorbo, de esa mácula; mejor, mancha en que se ha convertido el cine no solo en Medellín, sino en el país, ya que algunos realizadores por imitar la obra de Víctor Gaviria, terminaron convertidos en epígonos y falsos analistas de la relamida realidad social al hacer películas sobre sicariato, como si ante su falta de creatividad y riesgo descansaran en el oasis bajo y barato de la mafia. Esa idea de visualizar o escribir sobre el presente que siempre huye viene de la apoteósica definición de Miller, que sé que muchos cineastas no saben quién es, y por lo tanto no lo han reflexionado; y es cuando el talentoso Henry, añadía que el artista no es una a arista, sino que es como una antena que capta la sociedad. Estas palabras han sido recogidas por algunos ávidos y avivatos de la realidad social dizque para expresar, en este caso a Medellín. Ciudad solo expresada desde la óptica cómoda, simplista y sin crítica, sino frágil miserable y domeñada por los noticieros como único referente intelectual de estas personas que solo ven a Medellín desde esa óptica empañada de mugre al pensar que la ciudad es solo una tina sangrienta. De tal manera si nos atenemos a lo de Miller vemos que estos cineastas solo dirigieron sus antenas oxidadas a mirar hacia los barriecitos de las comunas donde la vida no solo fluye en las babas injuriosas de las bandas, sino que va de la mano de lo que no tuvieron en cuenta, la dura concepción y dura lucha por la existencia. La vida no se vive allí la vida vive.

--- Además, esta actitud ha llevado a que Medellín solo sea mirada y admirada en el exterior como un nido de matones y de droga, pero quienes aún realizan documentales sobre los barriecitos y solo idealizan una parte nefasta, dejan de lado el rico ambiente popular olvidando que solo es una parte de la ciudad, ya que hay otros paisajes, hay otras actitudes y momentos emblemáticos. Así, inferimos que quienes hacen este tipo de películas solo revalúan la porno miseria como intento de arte, no como reflexión. Desde esta pobreza mental solo buscan asistir y ser premiados en festivales de alta y baja estofa, adosados al sentimentalismo por los sicarios, por el paisaje inacabado de ladrillos que arden al sol de verano, astillando de una manera barata la falsa conciencia social de aquellos que persisten en el mismo tema que sirve de impronta para darle una mínima mirada a lo que en realidad es Medellín.

--- De ahí lo valioso de Un poeta de Simón Mesa, ya que deja de lado esa temática, y al buscar otro camino, ha creado una ruptura con el cine en Medellín y quizá del país. Al abandonar ese quejumbroso neorrealismo paisa que se muerde la cola y llena de admiración a los estólidos jurados de festivales europeos.

Un poeta, por fortuna, se ha salvado de seguir ese camino recalcitrante tantas veces realizado, ya que se atreve en parte a una mirada diferente, y esa mirada diferente nos agasaja, aunque sea de una manera parcial. De ahí que, Un poeta, ha creado una ruptura en parte con la temática mohosa que creo que ha terminado con algo tan lamentable como, Matar a Jesús, y con todo ese ripio que prosigue con cine y libros sobre sicariato.

--- Un Poeta es admirable, a pesar de alguna parte de los diálogos, y a recurrir a la palabra gonorrea que ya estamos jartos de escucharla, lo cual da signos de que Simón Mesa no debe ser un gran lector, pero sí tiene algún sentido de la crítica y gusto por hacer otro tipo de cine. Afirmo lo de los diálogos porque a veces me da la intención de pensar que, debido a ellos, a Simón aun lo seduce el neorrealismo de paja y cartón corrugado de colegio que ha debilitado el cine y la literatura en el país.

--- Oscar Restrepo entrega su visión no solo de la poesía, sino del ser poeta, él no vive de la poesía, sino para la poesía, lo cual da una mirada honesta de su ser. Eso sí, es un poeta anacrónico que exhibe, como un centinela, en la pared de su cuarto la fotografía de José Asunción Silva, aquel poeta, al cual le decían los bogotanos José Presunción Silva por vestir elegante y parecer un dandy francés en las calles polvorientas de una ciudad fría y distante. Además, de mantener comunicación con Huysmans a quien le enviaba orquídeas frescas a París, para que, sensible y decadente, percibiera el olor del trópico, y viviera sus deliciosas depravaciones. Pero Silva no se suicidó por ser un poeta maldito como slogan, sino debido a que se había gastado la fortuna familiar en excesos y en viajes. De ahí que Oscar Restrepo al marcarse el corazón como el poeta bogotano lo hace más como imitación, y por no ser un gran poeta, que por la deficiente percepción de lo que es un poeta maldito, ya que prefiere beber en las calles, como si en ellas exprimiera su poesía y, además, mostrara su sed de sacrificio entre comillas por la sociedad que no lo escucha en esa autoinmolación de tanto poeta sin poemas, puros nonchalants. Hay un dicho en el Centro, de que si en Junín alguien grita: Hey, ¡poeta!, miran aludidas y aturdidas las personas que caminan pensando que han sido reconocidas. Eso sí, en la peli, como añaden los gomelos, hay un gran momento cuando el poeta en plena noche de la calle y de la vida, recita a todo pulmón el Nocturno; uno de los grandes poemas de un excepcional poeta como fue Silva.

--- Pero si al poeta Oscar Restrepo lo cautiva la distorsionada lectura de la vida de Silva, lo que es notorio es su complicado amor por las letras, al no querer trabajar, por querer vivir de la poesía, lo cual es difícil, al no ser  uno de los  avivatos del Festival de poesía, porque el poeta Òscar con su actuación cautiva, así como cautiva a su madre, porque es un buen hijo, eso sí contemplado e incomprendido a morir solo por su madre aunque no le presta el auto, él se lleva, y eso sí,  y lo mantiene azotado para que sea profesor, lo cual contradice el poeta ávido de la calle y de la noche y de sus dos libros, y que en la calle exhibe sus andrajos de poeta triste o mejor de poeta maldito, entre comillas, porque esta decisión y entereza es de más peso, ya que si bien hay una perturbadora y honda crítica sobre algunos poetas, la cosa es de más peso porque sí hay verdaderos poetas que son inmolados por la indiferencia de cierta cultura paisa arrodillada a los culebreros y trovadores que habitan La Alpujarra.

--- Lo cierto es que Oscar, valiente a veces, cobarde y timorato en otras ocasiones, pero eso sí decidido con su arte, termina alejado de la poesía en parte al trabajar como profesor improvisado; y en esas aulas como jaulas encuentra lo que él considera una gran poeta, que es Yurlady, la cual lo deja perplejo, ya que una chica que no sabe nada de poetas ni de sus menjurjes, escribe poesía íntima y tan fresca y tan fácil, que cautiva a Oscar que, a pesar de su facha, a pesar de su amor a la poesía y a pesar de sus dos libros no ha expresado su ser. En otras palabras solo ha escrito basurita personal: le huye la dura experiencia, ante la cantaleta familiar que le exige la farragosa necesidad de ser útil. Pero Oscar no se enloquece, al aislarse en un colegio, sino que se convierte en el manager, consejero y admirador de Yurlady. Sus mismos alumnos, molestos y envidiosos, le dicen que solo le gustan los poemas de esa chica indolente que escribe para desagraviar su interior y para salir de ese embotellamiento y pobreza ante una familia destrozada, ante hermanas ya madres a temprana edad y ante padres ausentes y sin cinco, y cosas de esas que ya sabemos que ocurren allá en los barrios altos, y es aquí donde Simón no es capaz de apartarse de ese paisaje visto tantas veces en otras películas como si este fuera el paisaje férreo de Medellín para cautivar los europeos y su remordimiento tercermundista.

--- Hay una parte valiente en Un poeta, y es la crítica mordaz a aquellos muñidores que, con su microempresa familiar de poesía, pensaron que eran los dueños y expertos de la poesía en Medellín y no dejaron de ser unos charlatanes, como si se pudieran fabricar chorizos totalitarios,  persistiendo en añadir que con su festival  habían salvado a Medellín ante los ríos de sangre que corrían por las calles, según ellos, lo cual cautivó  a los europeos otra vez para que les dieran más dinero a estos agalludos, que aun piensan que son los mesías y salvadores de la poesía en el país cuando solo siguen la tradición de los comerciantes paisas.

--- Unas palabras de Yurlady, que escribe por pasión para desahogarse, los define, no le gusta ir a esas reuniones, ya que en ese antro de Epicuro, lo que se enseña y escribe en la Escuela de poesía, no le gusta, claro que ella tiene razón por algo específico, allá en la llamada Escuela de poesía, donde seguro han dictado clases otros poetas del exterior y de la comarca fingiendo de malditos y malitos, solo se demuestra  esa parte mentirosa que avasalló y puso de rodillas a los ingenuos vates que querían dizque ser reconocidos internacionalmente. Y es precisamente allí donde la película adquiere otro aire más poderoso, ya que ahí están ellos, estos vividores de la poesía, estos negociantes, estos mentirosos y okupas que piensan que su concepción de la poesía, con su fraternidad de pandereta, como poesía social militante y mugrosa,  es la que vale, y no el alma pura a veces cándida, y eso sí honesta como la de Yurlady que, a pesar de ser indiferente al ámbito de reuniones como que poéticas, nos conmueve. Y eso sí Yurlady, que sí es poeta, no se soporta así misma con su indiferencia, con su desazón, con lo interesada que es como su madre y su padre y esa familia que habita una pieza con perro a bordo.

--- Pero aquí no acaba la película ya que subyace como, una corriente subterránea, la relación de Oscar con su hija, esa hija que, sí es su amor, a pesar de ser una adolescente cruel, intransigente y mala persona, que le da pena que la vean con su padre. Al final del filme se reencuentran y ella le lee uno de sus poemas. Juro que vi durante la proyección en el teatro lleno, allá en la Florida, madres llorando y profesoras con los ojos acuosos, parejitas moqueando; lo cual da cuenta del manejo de los tiempos narrativos de su director.

--- Oscar Restrepo, protagonizado por Ubeimar Ríos, quedará como un personaje en el cine; es preciso, cauteloso, conversador, acelerado, lloroncito, trabajador de calle, medio vago y medio poeta, además valorado en medio de esa tragedia no solo de la película de la cual lleva el peso no solo con su inteligencia y su corazón de cristal, sino también con su buena actuación.

Con Un poeta ocurre una ruptura temática en parte, lo cual da un aire diferente, fresco, donde es posible buscar otras historias, eso sí despojándose del mismo paisaje allá en los barrios que ha sido contado no solo por la literatura de quiosco que vuelve cada año sobre la ciudad como una peste negra, sino por el cine que aniquila con el mismo tema. Cierto, en Medellín existen otras historias que contar como dice el cantautor Harold Dávila, y esas otras historias hay que decirlas, escribirlas, no quedarse solo con la misma temática de siempre y apartar a la ciudad de ese velorio continuo con matoncitos en cada película y en cada novela, con el mismo telón de fondo las callecitas inacabadas, los muros desolados y desnudos de ladrillo cariado, donde a los ingenuos, pero interesados, que posan de cineastas, hacen turismo irregular, como los estólidos turistas de otros países y del interior, incluso; que de día van a San Javier a montar en las escaleras eléctricas, ven los mercadillos de chucherías y pasan de largo por esas calles que fueron violentas, ya que la noche los espera para el festín. Droga, sexo y licor o lo uno o lo otro, no se tiene escapatoria decía el Poeta triste a Heleno de Troya.   

--- Al salir del teatro, atestado de personas, uno siente cierta felicidad. Hemos visto una hermosa película. Nunca del fracaso como se estila porque el poeta debe persistir. Recordemos que unas ochenta editoriales rechazaron la obra de Samuel Beckett, y por ninguna razón el irlandés se dispuso a llorar con lágrimas de cocodrilo como Oscar; por el contrario, tenía su arma personal, eso sí sin vanidades, su voluntad, y su armazón y talento. Lo demás son las volutas elaboradas con detergente para el éxito.

 ….

 

Poemas de Key Serna Herrera (2)

 

Key Serna Herrera

No contestes el teléfono

 

Me sobresaltan las naranjas

que caen sobre el techo.

Temo quedarme dormida

dentro de un sueño

del que ya no pueda despertar.

Me asusta cuando mi hermano

sale de casa

y mi madre le da la bendición en el aire,

como si se fuera a la guerra.

Pero solo va al supermercado.

Su uniforme:

un impermeable a prueba de gotas.

Y aún así, tengo miedo.

Porque conozco la muerte:

una vez vino a casa

y se llevó a mi hermana

a beber un trago de licor verde.

Nunca regresó.

Le temo a las malas noticias.

Me asusta el teléfono cuando suena.

Mi cuerpo se pone alerta,

Se anticipa al caos.

Contesto leyendo el tono de voz,

como si leyera el clima del alma:

¿Hay angustia?, ¿hay calma?

A veces, antes de sonar,

ya estoy despierta.

Escucho un zumbido,

como un insecto que no encuentro.

Y entonces suena.

Hoy llamó la funeraria.

Ofrecían:

“Si pagas cinco meses,

te regalamos uno más de vida.”

Duermo con un ojo abierto

y el otro soñando,

un pie en el suelo

y el miedo en el bolsillo,

como una piedra

que aprieto

y sé que sigo viva.

No contestes el teléfono.

..

Diosa de la luna

(A mi hermana)

 

La fase lunar de su vida

se eclipsó para siempre

en aquella tarde fatídica.

El viento no trajo el rumor del bosque,

el mar no anunció con su brisa

el secreto oscuro que tejía la noche.

Fue el tintineo de las copas

el que despertó a la muerte dormida,

invitándola a brindar por la noche eterna

con veneno verde inocente:

néctar del jardín del duende.

Como diosa en un mundo mortal,

cabello de luna creciente,

sostiene en su copa Artemisa,

y bebe su último sorbo de alegría.

Su alma libre deja a su cuerpo inerte,

se adentra en la espesa bruma,

vaga buscando una luz diferente,

una estrella fugaz sin deseo.

De este mundo se desprende.

Ahora su pasión duerme en las rosas,

su sangre retorna al mar.

El rojo de su vestido deja

las copas rebosantes de vino

y su luz en el cielo,

como luna nueva,

Siempre aparece.

….

Partida

El médico era tan alto

que no pude ver su rostro.

Solo su voz

cayó sobre mí:

—Está muerta—

y siguió caminando.

Ni un segundo de silencio,

ni una grieta para mi alma.

Corrí a verla.

Su cuerpo aún tibio.

Tomé su mano,

un objeto pesado,

el alma salía de su cuerpo

y yo no podía sujetarla

Yo quería soplarle vida,

darle mi respiración,

abrirme las venas

y vaciarle dentro

todo lo que me quedaba.

La metieron en una bolsa negra.

Y la llevaron por el pasillo.

La gente se abría como el mar,

miraban sin saber qué hacer

con tanto dolor expuesto.

Salimos a la calle.

Y afuera,

los edificios seguían de pie.

Las personas reían.

Los vendedores ofrecían dulces,

los carros seguían sonando.

No entendía.

¿Por qué reían?

Y entonces,

los edificios comenzaron a caer.

La tierra se abrió en dos.

Se tragó a la gente.

A los puestos.

A la normalidad.

Yo gritaba sin sonido,

yo veía el fin del mundo.

Pero era solo yo.

Una bocina sonó.

Y todo volvió:

los edificios en su sitio,

la gente de pie,

el mundo intacto.

Solo yo

me había partido en dos.

 

Polvo de hada

Las cosas de ella

cargan el polvo del olvido,

como el polvo de un hada muerta.

Su ropa no huele a su perfume de fiesta.

Los bolsillos no guardan el rastro de sus días.

Inmóviles, sin baile,

sus vestidos no giran.

Cuelgan de hombros de plástico

Sin la forma de su cuerpo.

Sus zapatos yacen sin pasos;

algunos, nunca los usó.

El tiempo lo desgasta todo:

los tacones, como los de cenicienta

no le sirven a otras.

Su reloj se detuvo

En el instante en que se fue.

Las perlas de su collar

ruedan por todas partes,

No se detienen

Hasta perderse en una grieta.

Sus cosas ya no tienen alma,

no cumplen su función.

Son recuerdos moldeados,

piezas que no encajan en esta realidad,

donde intentamos conservar:

el molde de sus pies,

el contorno de su cuerpo,

el color de sus labios

en un labial gastado…

para no olvidar

lo que era,

y lo que hizo.