miércoles, 31 de julio de 2024

Entre esquinas de Guillermo Aguirre/ Antonio Arenas Berrío

 

Guillermo Aguirre




Entre esquinas

Antonio Arenas Berrío

“A Propósito del libro de cuentos “Entre esquinas” de Guillermo Aguirre)

“Yo soy del barrio de Tres Esquinas,
viejo baluarte de un arrabal
donde florecen como glicinas
las lindas pibas de delantal.
Donde en la noche tibia y serena
su antiguo aroma vuelca el malvón
y bajo el cielo de luna llena
duermen las chatas del corralón”.

Tango, Enrique Cadícamo

Imagino a Guillermo Aguirre, sentado en una banca en una esquina del parque de “la pequeña ciudad”. El afamado y céntrico parque de la localidad de Bello, vergel citadino lleno de árboles, grama, bancas y negocios a su alrededor. Ver la gente pasar y mirar la Iglesia imponente y un cielo azul descubierto en un día medio soleado y el sonido de la música, un tango en un bar de una esquina del parque.

El escritor gozará de emoción al contemplar los puntos emblemáticos del parque, los bares y otros tanteos que denotan su especial interés por las esquinas. Entonces su existencia tranquila y provinciana se verá alterada por los recuerdos de su antigua ciudad natal. “Pequeña ciudad” caótica, violenta, convulsionada y el trasegar de sus habitantes acudiendo a sus lugares de trabajo a ejercer sus labores diarias.

Pero la urbe que él sueña es una ciudad lejana, donde se dan cita los fantasmas del pasado en el diferencial de las violencias cercanas a una mujer de la minifalda roja, un hombre, un mandadero, dos hermanos, un perro, los olores de la calle, la calle, un callejón, un bar, un tango, una pistola, los rojos y los negros, el hijo, las esquinas, la risa, el ir y venir en contracorriente, los mangos, las flores, el tío, un niño, una pareja, una mirada, un diluvio local, claveles, el maldiciente, la ciudad, las marchas , las manifestaciones, la fogata, la luna, la yerba ,el barrio, los ladrillos, las casas , el escritor etc.

Hay en la narración de Guillermo Aguirre, un arraigo por referir la “pequeña ciudad”, más luego el tránsito a gran “la ciudad”, y un universo literario de una urbe, descerraja e inhumana, donde la imaginación, la música y la memoria se fusionan con los temas de la soledad, la violencia, la muerte y el destino.

“Un realismo sucio” como dirían los norteamericanos en sus argucias literarias. “El realismo sucio”, es una forma de narrar historias de gente corriente, de personajes grises los que no les sucede nada extraordinario o les suceden cosas y son narradas con un lenguaje premeditadamente sencillo.

Una especie de minimalismo literario, que utiliza los mínimos recursos para narrar una historia cotidiana, sin añadir apenas figuras retóricas, huyendo de las moralejas y dejando la historia sin cerrar. Las historias son contadas con la mayor naturalidad posible, mostrando los personajes en acción y en la descripción del lugar.

“Una de las características propias del “realismo sucio” es que es un estilo que apuesta a la sencillez, como por ejemplo en la moderación en la cantidad de palabras que se deben usar, en especial a la hora de describir situaciones”. Las historias del libro de cuentos “Entre esquinas”, son contadas con la mayor naturalidad posible como cuando una persona les cuenta a otras cosas que han ocurrido en voz baja.

El narrador de los cuentos pasa completamente confiado y se tolera como una autentica cámara fotográfica. Los personajes de estos cuentos no son extraordinarios ni por su perversidad o bondad, son incultos, bobos, débiles, pobres o tontos, obreros, mujeres y la idea fundamental, es mostrar el modo en que actúan en entornos barriales tristes, rutinarios, desesperanzados y totalmente ausentes de heroísmo. Estos personajes irradian la auténtica naturaleza del ser humano común y corriente.

Ahora bien, “Entre esquinas”, es un libro de cuentos, y su prologuista Luis German Sierra Jaramillo. Los llamará “relatos” quizá por apelar a Julio Cortázar cuentista, argentino que indicaba: “Un cuento es un relato breve que produce tensión e intensidad” y “Todo cuento perdurable es como la semilla donde está durmiendo el árbol gigantesco. Ese árbol crecerá en nosotros, dará su sombra en nuestra memoria”.

Relatos, memoria, imaginación, retroceso temporal, este libro de cuentos no va más allá de ciento ochenta páginas y veintinueve cuentos, con unos títulos de claridad lirica y memorable.

Tiene una portada seductora de un cuadro de Eddier Tálaga, pintor, en ella se ve una mujer de vestido rojo, no se sabe si bailando o invitando a un cliente en un bar a subir a la alcoba, mientras este la observa y en su mano izquierda arde un cigarrillo, detrás una mesa, una botella de licor y una copa. En el fondo a modo de espejo dos figuras posiblemente una mujer y un hombre desnudos. Las escaleras de muchos peldaños todo invita al placer. Es a mi juicio una buena pintura.

El libro de cuentos fue escrito por el autor posiblemente en su vejez y con la experiencia de haber vivido y trajinado “la pequeña ciudad”, su barrio, las calles, los callejones, las esquinas y el mundo de los vivos y de los muertos. Hay un re - creación de la realidad sucia y de la vida cotidiana, el texto vale por la presencia señera de un pasado absoluto y muchos episodios de la órbita social, de la ciudad. Hay en él una retrospección con saltos hacia atrás y hacia adelante, manteniendo un tiempo pasado interno en cada cuento, aberturas internas en el tiempo historias que se narran como historias propias.

Se reconoce en los cuentos el bar, la casa, la calle, el callejón, el barrio, la pequeña ciudad. Todo esto es una línea literaria que permite la construcción de historias propias y ajenas imaginado el pasado. El autor de los cuentos nos dice certeramente: “Cada calle y cada época tiene su propio personaje que vive en contracorriente”. Esta frase es fundamental y nos permiten decir que los cuentos se conectan con fragmentos de vida, vidas distintas, y en ellos hay dos ciudades la pequeña y la grande.

El narrador, aunque el prologuista lo insinúe omnisciente, es también un narrador - testigo y puede pasar totalmente inadvertido y se comporta como una cámara que ha tomado una fotografía del pasado, por eso descifrar lo remoto no es nada fácil.

Ahora bien, un buen cuento precisa de tres elementos primordiales: unos personajes bien determinados, un argumento interesante, y fijarse bien en los detalles de las casas, calles, callejones, las esquinas, los bares, los hombres, las mujeres, el entorno.

Un escritor como Guillermo Aguirre, pudo haber escrito, yo vivía feliz en mi barrio y en aquella época, mis días trascurrieron serenos entre juegos callejeros, entre esquinas, las calles y callejones de mi “pequeña ciudad”, solo hubo algunos acontecimientos que perturbaron mi vida y aquí se los estoy contando y recordando. Todo lugar es paradójico. Sin la paradoja no existiría acontecimiento alguno. Se aspira a la paradoja en estos cuentos.

“La minifalda roja de diciembre”, es el primer cuento y está ligado la memoria, la navidad y la evocación, cinco adolescentes, la magia secreta decembrina, el pesebre, la pólvora, el bar, las caminadas, las aguas de la quebrada y el olor de la epifanía.

Es a la vez la historia de Marucha, mujer de carnes abultadas, que resaltaba de las demás mujeres por sus pasiones decembrinas y su minifalda roja, Ella, “sufría unos extraños temblores que hacían mover con ritmo sus pechos y sus nalgas”.

Está el parque Santander, para ver volar la pólvora y sus fuegos artificiales. El callejón y en especial la calle y el pesebre de los Tabuaica, “La calle apareció en el mundo sin ninguna razón de ser arquitectónica. Los vecinos construyeron sus casas al lado de la otra y dejaban por pura necesidad e instinto un espacio para poder entrar y salir”.

Los adolescentes lo quieren ver todo, el pesebre, los decorados y en especial a Marucha que, vivía la novena navideña, sudaba y temblaba y era el centro de atención de los muchachos. Seducía.

Ella, levantaba el pecho, tiritaba, insinuaba que estaba transportada al Belén del año uno y creía hablar en un lenguaje ignoto. “Sus pechos húmedos por el sudor transparentaban la piel”, inclinaba su cabeza hacia un lado como en un trance que desborda su cuerpo y espíritu. Hacia desfallecer a los chicos y sus piernas sobresalían en la minifalda roja.

El cuento relata la historia de una mujer en “minifalda roja” de buenas piernas, senos que se desbordan cuando entra en trance y se alborotan las pasiones decembrinas. Se rememora la vida de cinco adolescentes entre catorce y dieciséis años que suspiran por los acontecimientos del mes y en especial por las curvas, las piernas y los senos de Marucha.

Una mujer en trance que nos muestra la pasión y la trasgresión en la vida religiosa. Marucha, es una creación literaria producto de la memoria. El cuento vale por el personaje femenino, la descripción del lugar, los adolescentes, el ambiente barrial, el pesebre, los juegos artificiales.

El cuerpo esbelto de la mujer como foco de atención de los muchachos. Un cuento creado con varios elementos, el personaje, el ambiente, la imaginación, la religiosidad y el delirio. Más que el pesebre o la pólvora, es la historia de una mujer que, con su “minifalda roja", su blusa apretada y su cuerpo seductor delira y hace delirar. Embelesaba a los muchachos.

"Las yerbas, las aguas y el cielo rojo”, este cuento relata cómo fue trazado de forma desigual un barrio en “La pequeña ciudad”. Las personas venidas desbordando la urbe. Dos callejones sin salida, la percepción del espacio, la construcción de las casas, de la choza de bareque se pasa a la casa de ladrillo, y la casa de estilo colonial.

Todo es producto de la memoria. Un cuento de personaje y tres mujeres. Es la mejor descripción de los callejones sin salida en un barrio. El punto de vista de tres mujeres y un recadero medio tonto cumplidor de mandados con prontitud y conformidad.

El cuento habla de tres mujeres diferentes y el intento de adoctrinamiento político a Mayita Gonzaga. Se puede olfatear la lucha entre liberales y conservadores.

Ilduara García, la señora raizal, de aspecto aristocrático. “Su casa es una heredad de estilo colonial, ahora inmersa en un vecindario de gentes venidas de las zonas rurales aledañas quienes se aposentaron en desorden y le dieron a la callejuela ciega una forma laberíntica”. Ella le confía al mandadero el cobro de dineros y este pregona que, es una mujer caritativa con los pobres en el barrio y la ciudad.

La india Benita, yerbatera y que cree en el poder de los espíritus vegetales de los cuerpos y de la felicidad en las aguas corrientes y emboba a Mayita Gonzaga, con sus palabras. “El rito se interrumpía cuando tocaban a la pueta y él debía levantarse para abrirla y entregar al visitante un paquetico a cambio de unas monedas que aumentaban el dinero de la india”

Felipa Ramon, mujer con ideas políticas y de bebidas, con la idea de que Mayita Gonzaga, aprenda a beber y tener ideas políticas en la vida. “Vos tenés que ser liberal y pelear contra esta dictadura”. Todo sucede entre un recadero bobo, las ideas liberales, las yerbas, las corrientes de agua, y la aristócrata barrial, que dice ser la benefactora de los pobres. Una invención de enredos, callejones y un personaje masculino medio bobo, mandadero y singular.

"Procesión”, es una historia bastante interesante, un fratricidio. Un padre de familia “Jonás -ito”, tiene dos hijos varones y una hija mujer. Todo comienza con un niño y su hermana alba asistiendo a un desfile religioso. El viacrucis sale del parquecito de Andalucía y “un rumor de la gente”, parece que, así como hay un sacrificio en la sangre de Cristo.

Igualmente hay otro sacrificio en la casa de “Jonasito”. Jonás, la procesión, los dos hermanos, el sacrificio, impactan y señalan una trasgresión mayor en un día religioso para el barrio.

“La narración del fratricidio de Abel a manos de Caín está recogida en el capítulo 4 del Génesis. Caín es el primogénito de Adán y Eva y se dedica a la agricultura, mientras que Abel es pastor.

Ambos hermanos hacen sendos sacrificios a Dios. Abel le ofrece un primogénito de su rebaño y grasa, y Caín los frutos de la tierra. Dios mira con agrado al sacrificio de Abel y no al de Caín. Este se enfada y es reprendido por Dios. Caín lleva a Abel al campo y lo mata.

Dios pregunta a Caín por el paradero de su hermano y niega saberlo. Dios recrimina el acto que ha hecho y lo maldice con una vida errante y estéril.

Este tema fue muy popular en el arte medieval debido al dramatismo iconográfico y a las implicaciones didácticas derivadas del correcto sacrificio a Dios, del pecado de la envidia y del primer asesinato de la humanidad. Este tema anticipa la figura del martirio de Cristo.

Alfredo, el hermano menor mata al hermano mayor, quien abusa de su hermana Edilma, le roba a su padre y siempre lo recarga de más trabajo. “Alfredo siempre estaba regañando a su hermano por darle mayor cantidad de trabajo, por maltratar a Edilma y desobedecer y robar a Jonasito”. los hermanos bebían, eran musculosos y se golpeaban en su casa y Edilma siempre lloraba y no salía de casa.

El cuento es la versión invertida de Caín y Abel, no median los celos, la envidia de un hermano hacia el otro, sino el maltrato, el robo y el abuso por parte del hermano mayor. La procesión pasa rápidamente y solo queda la tragedia de un hermano que mata a otro y se puede pensar en un doble sacrificio.

Ahora bien, La representación minimalista del parquecito de Andalucía es fenomenal veamos: “El parquecito era redondo, tenía jardineras en triangulo y en el centro una fuente de forma irregular forrada en azulejos. Las jardineras tenían lirios amarillos y pequeños avisos en metal donde leíamos con dificultad- “nnn…no ppp…pi…se ll…los gr gr graam ma- no pise la grama. Nos metíamos en la fuente.

Los hijos de Jonasito no gustaban de vernos jugar allí. Trataban de atraparnos, esto nos daba miedo y corríamos a nuestras casas”.

El rumor resulta ser cierto “lo mató, lo mató, lo mató el hermano”. Y la repetición de la palabra lo mató, sirve para aumentar la desdicha y contar un acontecimiento muy grave ocurrido en el vecindario.

“Semilla de algarroba”, es una narración que habla de las cosas, y de los recuerdos infantiles, de una pesadilla o sueños infantiles, erotismo, un Polifemo. Las burlas de Enrique y el despertar junto a mamá de una pesadilla.

Un cuento que le sirve al prologuista para elaborar su ensayo y darle un nombre. Enrique, el perro Sila, un collie, la fruta de algarrobo, los sueños o las pesadillas, la madre, Emilia, el monstruo Polifemo de un solo ojo, el anillo, los relatos fantasiosos. La circunstancia erótica del perro y Lola Mejia.

La pepa de algarrobo que se convierte en un anillo. “Una pepa de algarrobo labrada con intensa dificultad, en forma de anillo obispal, me decía que era obra de las brujas, veía esa fruta marrón con alma café pastel como negra protuberancia diabólica nacida justamente en el ángulo más recóndito del rincón, punto de encuentro del piso con dos paredes”. Una casa con un rincón del corredor de entrada.

Un niño que sueña y cuenta sus sueños y es objeto de burla, una madre protectora, y el aprendizaje de labrar las pepas de algarrobo, con los sueños y lo visto y oído, las palabras van tomando la forma de cosas.

Una escena donde el perro se le encaramó a Lola y se asemeja a un acto sexual. La fantasía alrededor de un orificio en la en la pepa de un algarrobo que se convierte en un anillo. Un deseo sexual reprimido dirá alguno.

“Rito de toro con olor”, Una narración ligada a los sentidos y en especial al olfato, el gusto y el acto. Oler, gustar y comer. Un juego con las palabras comer y oler, asociadas al apetito sexual, al instinto animal o natural.

“Inevitable, mi nariz seguía el vapor flameante despedido por la comida. Terminaba el gesto con la frente elevada, metiendo el olor en el fondo de la nariz”.

En el cuento predominan las repeticiones de palabras como: nariz, olor, olía, olores, excrementos, comida, todo llega a la memoria, aromas lejanos, tristes, agrios, alegres, dulces, en fin, lo importante es el olfato.

La nariz es un órgano, te permite sentir el gusto y oler, una puerta, un cruce de caminos, de ritmos individuales y cósmicos, olor de las comidas, olor de las calles, olor de los despojos, olor de los orificios traseros. La nariz es un sustantivo femenino, un órgano del olfato, antes de hacer el amor deberíamos olor a la persona amada, gustar su olor.

El profesor Julio enseñaba a sus alumnos que: “el olor intenso de esos excrementos (boñiga) a nosotros nos fastidiaba, pero que para las reses era su vida y que incluso el toro, tenía un rito con la vaca para iniciar la reproducción de su especie. El toro olía los orificios traseros de la vaca y levantaba la cabeza hacia el cielo en acto que sólo se explicaba pensando en lo bello de la naturaleza. Ese sábado en la mañana, así de golpe, entendí los reclamos de ella, cundo me servía la comida”. Curiosa relación entre el acto sexual, los olores y el contacto cósmico.

Intertextualidad en dos cuentos, el tango en la escena callejera (Izquierda quieta y Vivir contracorriente)

Vamos a decir que en estos dos cuentos hay una relación con los textos escritos de: “Entre esquinas” y con las letras de los tangos Garúa y Sangre Maleva. Existe correspondencia de un texto con el otro. Un vínculo de un texto con otro. Una entre mezcla, tejiendo o entrelazando, acoplando implícitamente las letras de los dos tangos Con los cuentos. Para tal efecto llamaremos intertextualidad a lo sucesivo: “la intertextualidad es un recurso estilístico que permite establecer una relación entre dos textos de manera implícita o explícita, citando a uno dentro de otro. Se puede plasmar con referencias a otros textos de la misma época o de otra, literales o parafraseados, del mismo autor o más comúnmente de otros.”.

El cuento: “Izquierda quieta” evoca o parodia el tango, Sangre Maleva, “James el personaje siempre pisa las teclas que seleccionan Sangre Maleva, porque cree que le habla de su vida”. Tiene un andar tumbao y desafiante y un enemigo, Carlos Mata.

La narración, además, es la mejor consolidación, del mundo barrial y en especial la vida entre esquinas. Hay bares donde se escucha tango, el bar del negro Ariza, el bar Palermo, el bar Danubio. Lo de las esquinas se precisa: “El cruce tiene cuatro esquinas. Hay bares en tres de ellas. Antes, los padres de los muchachos los llamaban cantinas. Los bares tienen traganíqueles y desde las seis de la tarde hasta las doce de la noche pasan tangos. En la esquina sede del grupo de muchachos funciona un negocio de alquiler de bicicletas. Tiene un aviso pintado a buen pulso, en colores negro, amarillo y rojo, que dice taller Raleigh. El dueño es un vecino que vive con su familia en el mismo espacio, la misma casa. En el frente, en diagonal, está el bar del Negro Ariza. A la derecha el bar Palermo y a la izquierda el bar Danubio”.

James, es una especie de niño mimando en casa con tiempo y dinero para embriagarse y hacer de malevo o matón y enfrentar a Mata. Recorre las calles desafiantes y en su cabeza repetía, el tango “La boca, avellaneda, Barrancas, Puente Alsina, el bajo de Belgrano y en el mismo arrabal fue siempre respetado el Zurdo Cruz Medina, por ser un buen amigo, muy noble y servicial”. Si se compara la letra del tango Sangre Maleva, con el cuento nos encontramos ante una intertextualidad. “La Boca, Avellaneda, Barracas, Puente Alsina, el bajo de Belgrano y en el mismo arrabal Fue siempre respetado el zurdo Cruz Medina Por ser un buen amigo, muy noble y servicial”. El cuento pluraliza el tango y el culto de “ser buenos, amigos, nobles y serviciales”.

James, “Se imaginaba ser el Zurdo Cruz Medina, su vida la llevaba como una canción”. El tango funcionaba como un mito. Pero además, James “dejó de idolatrar a Cruz Medina” la mano zurda se vuelve quieta, el en un arrebato de ira, rencor y tragos mata a Carlos Mata: veamos: “James se llenó de furia por el desprecio a su guapura, sacó el puñal y lo clavó en el corazón de su enemigo. La gente olvidó la lluvia, rodeo la esquina y presencio el procedimiento legal del levantamiento”.

Sangre Maleva (Tango)

“La Boca, Avellaneda, Barracas, Puente Alsina
El bajo de Belgrano y en el mismo arrabal
Fue siempre respetado el zurdo Cruz Medina
Por ser un buen amigo, muy noble y servicial

Fue hombre entre los hombres, fue taita entre matones
Pasó su vida breve allá en el arrabal
Donde se oyó de noche la ronda de botones
Y en un café del barrio solloza un bandoneón

Era un malevo sin trampas, sin padrinos ni agachada
Nada de compadrada, pero de temple y acción
Caseros lo vio jugarse sin achicar la parada
Y en el hampa está sentada su fama de gran varón

Pero una noche de ésas allá en Avellaneda
Guapeándole a la yuta por dentro el arrabal
Sonaron cuatro tiros y sobre la vereda
Caía Cruz Medina blandiendo su puñal

Pronto saltó la bronca, cayó la policía
Y en un charco de sangre al malevo encontró
Herido mortalmente, rebelde en su agonía
Pero con voz de macho de esta manera habló

"No me pregunten, agentes, quién fue el hombre que me ha herido
Será tiempo perdido porque no soy delator
Déjenme nomás que muera, y de esto nadie se asombre
Que el hombre para ser hombre no debe ser batidor"

Canción de Alfredo De Ángeles (Tango)

El otro cuento: “Vivir contracorriente”, evoca, parodia y presenta una influencia en el tema. Empieza con una lluvia fina y ligera, el tango es cuna canción triste y el relato también, se evoca a Garua, de Goyeneche, el personaje femenino Lena, tiene toda la música del mundo y en especial este tango. “El tema de la garúa llegó por el afuera, por la calle llena de luz amarilla de lámparas altas. Esa luz bohemia revelaba la garúa y producía un ambiente amable. “Garúa es una canción triste”. “Escuchamos la voz de Goyeneche”. Y, además, “Termino la canción y la garúa material, la de afuera, se trocó en llovizna y pasó a ser un aguacero que se prolongó hasta media noche”, el cuento reflexiona sobre la canción, la envuelve y mutra la disputa entre los tangófilos y los que escuchan rancheras.

Hay un recuerdo de una esquina, cerca del cementerio, riñas, el bar Ganadero y se dice que “cada calle y cada época en esta ciudad tiene su propio personaje que vive en contracorriente” Enunciado que se repite dos veces en la narración y concluye el cuento.

Garúa

“Que noche llena de hastío y de frío,
El viento trae un extraño lamento,
Parece un pozo de sombras la noche,
Y yo en las sombras camino muy lento
Mientras tanto la garúa se acentúa con sus púas,
En mi corazón.

En esta noche tan fría y tan mía
Pensando siempre en lo mismo me abismo
Y aunque yo quiera arrancarla,
Desecharla y olvidarla
La recuerdo más...

Garúa
Solo y triste por la acera
Va este corazón transido
Con tristeza de tapera
Sintiendo tú hielo
Porque aquella con su olvido
Hoy le ha abierto una gotera
Perdido como un duende que en la sombra
Mas la busca y más la nombra
Garúa., tristeza
Hasta el cielo se ha puesto a llorar

Que noche llena de hastío y de frío
No se ve a nadie cruzar por la esquina
Sobre la calle la hilera de focos,
Lustra el asfalto con luz mortecina
Y yo voy como un descarte, siempre solo
Siempre aparte, recordándote
Las gotas caen en el charco de mi alma
Hasta los huesos calados y helado...
Y humillando este tormento
Todavía pasa el viento empujándome”.

Compuesta por: Enrique Cadícamo”

Sería interesante que los habitantes de la ciudad de Bello leyeran este libro de cuentos, degustaran su prólogo y sus 29 narraciones y fijaran su atención en el punto de vista del personaje o los temas allí enunciados.


antonioarebe1@hotmail.com


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