LOS INVASORES DE CUERPOS
Darío Ruiz Gómez
El escándalo que la llamada
ley de “Sólo sí es sÍ” propuesta y
aplicada por la Ministra de Igualdad española Irene Montero consiste en imponer
que a partir de los siete años todos los
niños y niñas de España pueden libremente
decidir si aceptan hacer o no el amor con una persona adulta.
Histéricamente la Ministra Montero lo proclamó en una sesión del Congreso de
los Diputados poniendo de presente ante
la opinión pública una defensa abierta de la pederastia. El mundo al revés ya
que la pederastia es perseguida con el debido castigo de la ley en cualquier país civilizado incluso Colombia. Al ponerse en
marcha la llamada ley de “Igualdad” se dejó
ver de inmediato sus penosas consecuencias ya que más de catorce pederastas y violadores
han sido dejados en libertad y más de ciento catorce han pedido de inmediato
rebaja de penas como era de esperar. La iracunda Ministra que hace poco visitó a Petro y a su
Vicepresidenta para mostrarles las “bondades”
que supondría
para Colombia la pregonada ley de igualdad y la ley Trans - ante una
justa reacción ante las barbaridades justificadas por su Ley, acusó a los jueces y
juezas de ser unos “fachas” que deberían
ser reeducados por la “justicia
feminista” bajo esta nueva ley sexual donde los niños son castigados más
severamente que los adultos y se presupone que ninguna mujer puede llegar a
abusar de un niño o de matar a su hija(o).
Juristas notables, políticos, pensadoras destacadas ya habían advertido de los desatinos
mayúsculos a que esta Ministra podría llegar si no se la contenía a tiempo tal
como lo hizo Lidia Falcón una histórica y admirable defensora de la mujer española.
Lo que ya se califica como “la ofensiva arrogancia de la
ignorancia” es lo que una gran pensadora Amelia Valcárcel, quien desde hace años merece toda mi
admiración, ha puesto de presente, al
indicar que el PSOE no puede seguir identificándose con las trastadas de
esta Ministra que quiere someter a su antojo a los niños y niñas de España de
hoy y de mañana imponiendo
totalitariamente “ el cambio de sexo”
para proceder a hormonarlos y
someterlos a las cirugías necesarias. Una inédita industria médica que por
supuesto dará grandes dividendos y un espacio inédito de la psiquiatra para
tratar los trastornos que estas modificaciones de sexo causarán
inevitablemente. Queda en claro entonces que esta perversión no proviene de los
movimientos feministas o LGTBI sino que
es una manifestación de totalitarismo solamente
aplaudida por la nueva cutrería
política española. Algo que remite al
film “Los invasores de cuerpos” en el cual
los alienígenas se apoderan del cuerpo de los seres humanos para convertirlos en esclavos. Porque como ha
señalado David Mejía esto es, simplemente, un artefacto político y no jurídico. Proponerlo
como Ley en el Congreso por parte del llamado Pacto Histórico no es una idea nacida
de Francia Márquez sino un adoctrinamiento
de Podemos cuya participación
activa en la política colombiana se inició en la Alcaldía de Quintero y cuyo resultado
es nuestro primer Partido Queer, el MIN. De hecho Flórez
el ahora Senador acaba de reconocer que
está trabajando en una propuesta de “nuevas masculinidades para la policía”,
una tarea iniciada en España por Irene Montero. Exigir que - convirtiendo el sexo en ideología
totalitarista – declaremos públicamente nuestro sexo, constituye una agresión fascista al derecho a la
intimidad de cada ciudadana(o), un desconocimiento de las conquistas de la
mujer, de los grupos homosexuales, de los masacrados transexuales y al derecho a la infancia al conocimiento
pero primero a la alimentación, a la salud, a confiar en Dios. Ya veremos lo
que supone este atentado cuando los(as)
representantes del Pacto Histórico tengan, para ser consecuentes con lo que proponen, que
confesar públicamente su hasta ahora desconocida “identidad sexual”
Será todo un acontecimiento.
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