martes, 12 de mayo de 2020

FERNANDO DE SZYSZLO Y SU PASO POR ESTE MUNDO / Carlos Alfonso Rodríguez

Fernando de Szyszlo (BABEL)



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FERNANDO DE SZYSZLO Y SU PASO POR ESTE MUNDO

Carlos Alfonso Rodríguez

Desde la época de José Gil de Castro (Lima, 1785-1841) y de Pancho Fierro (Lima, 1809-1879), nacidos en la tres veces corona villa, cuando todavía esta ciudad era la capital de la Nueva Castilla, y bajo el gobierno de la corona española. Por coincidencia ambos pintores de origen afrodescendiente, pero en el caso de Pancho Fierro, fue un caso mucho más dramático pues fue hijo de un sacerdote y de una esclava. Mientras tanto en el Cuzco, se desarrollaba la denominada escuela cuzqueña con sus respectivos personajes y representantes.  Con el tiempo aparecen en el escenario pictórico peruano: Ignacio Merino (Piura, 1817-1876); Francisco Laso (Tacna, 1823-1869); Daniel Hernández (Huancavélica, 1856-1932); pero ya estos eran tiempos de la República y de algunas libertades. Hasta llegar al siglo XX en donde se registran nombres como los de: José Sabogal (Cajamarca, 1888-1956), Camilo Blas (Cajamarca, 1903-1985). Luego en las montañas peruanas el gran pintor César Calvo Araujo (Iquitos, 1910-1970) llenaba ese espacio con su profunda y vernácula obra. Juan Manuel Ugarte Eléspuru (Lima, 1911-2004), Teodoro Nuñez Ureta (Arequipa, 1912-1988) y en los médanos, arenales, oasis y paracas del sur nace Sérvulo Gutiérrez (Ica, 1914-1961), éste último logra convertirse en el más mediático del momento por la relación que mantuvo con la prensa y con Doris Gibson, directora entonces de la Revista Caretas. Pero es en definitiva con la generación de artistas encabezados por Fernando Szyszlo (Barranco, 1925-2017), que se logra una verdadera trascendencia, relevancia y denominada internacionalización por sus innovaciones creativas que causarán un buen impacto en la vida cultural, con sus exposiciones y con su frecuente presencia en los medios. Precisamente, en ésta generación se encuentran maestros como Víctor Humareda (Puno, 1920-1986), Tilsa Tsuchiya (Supe, 1924-1984), Armando Villegas (Ancash, 1926-Bogotá, 1913), Alfredo Ruiz Rosas (Lima, 1926-2002) y Alberto Quintanilla (Cuzco,1934- ), en donde como puede notarse por sus orígenes natales se manifiesta una suerte de descentralización del arte pictórico y una gama diversa de referencias, que ya se venía configurando por regiones, espacios y lugares de nacimiento, produciendo un nuevo panorama pictórico y un mapa geográfico cultural que se desbordaba de sur a norte, y del pacífico al oriente. 

Fernando de Szyszlo, empieza a estudiar Arquitectura en Lima, pero luego se traslada a la facultad de Artes Plásticas de la Universidad Católica de Lima, que en esos tiempos contaba con el aporte pedagógico del pintor y vitralista de Adolfo Winternitz (Viena 1906-Lima 1993), quien contribuirá al desarrollo de su vocación artística y creativa de manera decisiva e importante. El joven artista se casa con la joven poeta Blanca Varela, con quien se conoce en el tradicional barrio limeño conocido como Santa Beatriz, que estaba rodeado de casas construidas con estilos afrancesados con amplios jardines, balcones y patios solariegos, en donde ambos vivían bastante cerca, eran vecinos. Por lo cual se amistan, se atraen, se quieren, se casan y se van a vivir a París, muy jóvenes, muy locos y bastante decididos, allá logran contactarse con André Bretón y el movimiento surrealista y conoce de esta manera el denominado “abstraccionismo” que lideraba Kandinsky, y se entusiasma con esa corriente pictórica, porque prevalecía en aquella pintura la búsqueda incesante de la forma y el color; pero él a esa tendencia artística europea le agrega el potencial artístico que yacía en el arte precolombino, en especial en el arte de las viejas culturas del sur del Perú: Paracas y Nazca, que son culturas pre-incas, ubicadas en el departamento de Ica, precisamente tierra de la madre del pintor, que era hermana del poeta Abraham Valdelomar (Ica 1888-1919). Pero Fernando de Szyszlo, no buscaba solo lo folclórico ni lo efímero, sino más bien lo exótico, lo trascendental, la magia del color. Por lo que se puede decir que generó una fusión, un sincretismo y una novedad en su propuesta, ya lo había dicho con gran énfasis Armando Villegas: “Solo el conocimiento es capaz de lograr la innovación”. De esta manera ésta célebre generación abre las puertas a la pintura peruana que se hace más visible en el mundo, también bastante más apreciada, que demuestra que solo la investigación es el motor de la creatividad. No deja de ser casual la relación que el maestro Fernando de Szysyzlo tuvo con la literatura desde siempre, incluso llega a ser bastante pasional, porque el tío Abraham Valdelomar, que fallece cuando él tenía 6 años de edad, habitaba en su casa a través del profundo pesar de su abuela que lo tenía presente por medio de los recuerdos ante su prematura muerte, y también a través de los testimonios de su madre. La muerte del tío artista se convierte en un antecedente,puesto que también hereda la biblioteca personal. 
                                                    
La primera esposa del pintor fue la connotada poeta Blanca Varela, pero la literatura ya estaba presente también por medio de esas primeras lecturas que hace desde niño y adolescente en donde tiene a Verne, Proust, Alejandro Dumas, Rilke, Malraux, César Vallejo, Georgette Vallejo, Emilio Adolfo Whesphalen, Jorge Eduardo Eielson, Javier Sologuren, entre otros. Existe una fotografía en donde se encuentra con Guillermo Cabrera Infante, Damián Bayón, Octavio Paz y Mario Vargas Llosa que se encuentra en el único libro que publicó: Una vida sin dueño (España, 2017), en donde se explaya contando sus historias más íntimas y profundas, en donde también responde a muchas preguntas e interrogantes, como también a la posibilidad de haberse quedado en Europa, y tener mucha más fama, reconocimiento y dinero: “En Perú tengo todos mis vínculos y creo, como Unamuno, que la única manera de expresarse es de local a universal. Tener raíces profundas es lo que siempre he buscado. No he buscado tener éxito, aunque lo he tenido, y no he dependido de nadie y eso es tener mucha suerte.” 
  
Hay una generación de pintores que es posterior a la generación que surgió en los años cincuenta, en donde se encuentran nombres como Carlos Enrique Polanco, Ciro Madueño, Carlos Alberto Ostolaza, Hugo Huerto Wong, Cristián Bendayan, que directa o indirectamente resultan depositarios y beneficiarios de la generación encabezada por Fernando de Szysyzlo que entre otros pergaminos tiene el haber incursionado en la política activa al haber participado en lo que fue la campaña a la presidencia de la República del laureado novelista Mario Vargas Llosa, aunque siempre a preferido autodenominarse o definirse políticamente, como un liberal de izquierdas.

A mediados de junio del 2015 Fernando de Szyzylo realizó una gira a Colombia y llega a Medellín, en donde ofrece una conferencia magistral en el Museo de Arte Moderno de Medellín, luego presenta veinte nuevos cuadros en una sobresaliente exposición realizada en la Galería Duque Arango, en el Poblado, suscitando, motivando y satisfaciendo las más altas expectativas. Recuerdo haber estado presente en ese evento en donde a las siete de la noche corrió el rumor que se habían vendido todos los cuadros expuestos en ese local y empezó ipso facto una repentina celebración de la que participó el propio artista. Todos los actos y eventos en donde se presentó el gran maestro Fernando de Szyzylo en Medellín, fueron bastante concurridos y durante cada uno de ellos fue asediando tanto por la prensa, estudiantes, seguidores y colegas pintores; que era difícil entender si en verdad era un pintor o era una estrella de fútbol, o un cantante de rock, o un famoso youtuber. Antes de fallecer abanderado de múltiples reconocimientos el notable pintor alcanzó a dejar como una memoria viva y legado, ése libro autobiográfico en donde cuenta las anécdotas más remotas de sus amores, desamores, amigos de toda la vida como Octavio Paz, con quien tuvo una relación amical muy entrañable. Existen cuadros del artista que han trascendido fronteras como: Inkarri, La noche, El intihuatana, Trashumante.  Pero hablar de Szyzylo es también una buena oportunidad para contar que el movimiento pictórico actual de Lima, se encuentra en estos momentos bastante agitado por una generación de artistas que han dado vida a las galerías y espacios de arte en la ciudad, entre estos nuevos nombres se puede mencionar a Flori Bandini, Daniella Queirolo, Elia Amador, Rafael Moreno Lozano, Javier Arriola, Violeta Block, Rodolfo Zappino, Harold Wilson, Clavel Mena, Claudia Casusso Rocha, Pablo Huamaní Buleje, Joseph De Utía, Eduardo Cochachín, César Cáceres, Roxana Granda, Chanel Delfín, Rafael Guevara,  José Carlos Espinoza, José Saldarriaga, Miguel Ángel Velit, Fernando Alcócer y Mila Rispa.       


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