domingo, 1 de mayo de 2022

LUIS FERNANDO GARCÉS: LA MEMORIA MUSICAL DE MEDELLÍN / Carlos Alfonso Rodríguez



LUIS FERNANDO GARCÉS:

LA MEMORIA MUSICAL DE MEDELLÍN

Carlos Alfonso Rodríguez

LA ESTRELLA DEL CANTANTE

Luis Fernando Garcés, nació el 14 de junio de 1947 a las 11.15 minutos de la noche, era sábado y en el pueblo de La Estrella había fiesta, eran tiempos en que este municipio estaba separado del centro de Medellín, ahora forma parte del área metropolitana. Siendo apenas un mozalbete perteneció al coro del colegio Salesiano El Sufragio y luego pasó a formar parte del coro de la principal parroquia del barrio Boston hasta que empieza a cantar en la emisora La Voz del Triunfo.

Mientras converso con Luis Fernando Garcés, en una cafetería del Club Unión, en el Centro de Medellín bajo el tibio sopor de un atardecer, me recuerda con profunda nostalgia que la parroquia de La Estrella se llama Nuestra Señora de Chiquinquirá.

Cuando canta en un escenario se siente como un pez en el agua, como un caballo en la pradera, como un águila en el cielo; porque es un comunicador innato que se desenvuelve con la más absoluta libertad. Se podría decir que el diálogo, la tertulia y la conversación es su hábitat natural. Cuenta que “La época de la violencia” un día lo trajo de La Estrella al Centro de Medellín con su madre Estela Villa de Garcés, y su hermano Javier Garcés Villa (1944-2015), quienes se asentaron en el barrio Boston, en donde siempre ha permanecido hasta la fecha de hoy participando de la vida cultural, creativa y artística de la ciudad de manera permanente. Uno de los primeros dramas que le tocó vivir en carne propia se suscita cuando se produce la prematura muerte de su padre que ocurre cuando él tenía solo dos años de edad y su progenitor contaba entonces con treinta años, Rafael Garcés, era vendedor de autos (1919-1949). Desde entonces el pequeño niño y artista decidió echar para adelante con el arte de cantar, labor en que tuvo el apoyo incondicional de su amada madre Estela Villa.

En 1966 del siglo pasado participó en un promocionado concurso denominado “14 impactos juveniles” se trataba de un gran evento de repercusión nacional, que se organizó para que los ídolos de la juventud no sean extranjeros sino colombianos, en donde aparecen: Harold, Juan Nicolás Estela, Los Yetis, Tommy Arraut y Luis Fernando Garcés, que fueron promocionados por el productor Alberto Gómez cuya grabación se hizo en Discos Fuentes. Desde esa primera producción colectiva destacó Luis Fernando Garcés de manera rutilante e inicia una exitosa carrera que lo posesiona como uno de los cantantes más sobresalientes de la nueva ola colombiana y del rock nacional.

En el mes de marzo de 1966 se graba “Despierta Lorenzo” que es una de las canciones que compuso el famoso cantautor Eduardo Franco, vocalista de “Los Iracundos”, inspirado en la conocida tira cómica de los años 60 “Lorenzo y Periquita”.

“Despierta Lorenzo” fue una de sus primeras grabaciones del cantautor uruguayo, esa sencilla canción lo consagra como uno de los jóvenes intérpretes de la ciudad de Medellín y Colombia. Luego grabó “Satisfaction” de la legendaria banda The Rolling Stones, que lo vincula de manera directa con el movimiento del rock and roll colombiano, en el que es un verdadero pionero. Después graba “Tú la vas a perder” de Lennon y McCartney, “Me equivoqué” de los Ángeles Negros, de España, “Submarino amarillo”, “El juicio universal” y “Rock and Roll Boomerang” entre otros tantos temas. Por aquellos días tenía la vitalidad de los veinte años y una meteórica carrera que le exigía realizar giras por todo el eje cafetero junto a estos nuevos intérpretes y músicos con quienes viajaba a: Pereira, Manizales, Ibagué, Cali, Bogotá, Barranquilla y Cartagena.

 


LUIS FERNANDO GARCÉS/ LOS YETIS/ EL NADAISMO

“Mi primer juguete” hit de Los Yetis, es una composición del poeta nadaista Elmo Valencia, que en 1967 llega a las manos del grupo Los Yetis y que posibilita extender más un repertorio propio. De esta manera, se unen estos dos fenómenos musicales: el rock colombiano y la poesía transgresora de los nadaistas encabezados por Gonzalo Arango que con proclamas y manifiestos había alborotado la marranera en Cali, Medellín y Bogotá. Se cuenta que la primera versión de “Mi primer juguete” la hace de manera artesanal el poeta Jota Mario Arbeláez cuando tal parece que quiso incursionar como cantante de la Nueva Ola. Cali, perdió un cantante, pero ganó un poeta. “Mi primer juguete” de Elmo Valencia con los arreglos de Los Yetis, se graba en el Volumen 2 del grupo y se convierte en un clásico.      Posteriormente el grupo graba “Llegaron los peluqueros” letra de Gonzalo Arango que es interpretado por los Yetis, historia que nace a partir de una orden emitida por el alcalde de Medellín, que en esa época le mandó la policía a Los Yetis para que se cortaran el pelo de manera obligatoria. Uno de los personajes que se solidariza de inmediato con el grupo, es el poeta, narrador y periodista Gonzalo Arango Arias, que escribió una crónica a favor del grupo.

“Por esos días estaba de moda autorizar a los policías el abuso de autoridad de motilar a la fuerza a los melenudos en los calabozos, acusados de atentar contra el orden social y las venerables “virtudes de la raza”. Los agentes del orden al dar “el parte” de captura en la inspección decían simplemente: “es go-go”. Ser go-go en Medellín era un alias de delincuente, un antisocial.

 Mis amigos nadaístas me habían pedido que lanzara un manifiesto nacional protestando por tamaña iniquidad de que eran víctimas nuestros compañeros de la nueva ola, hecho que constituía a todas luces un flagrante delito de abuso de autoridad, pues era tanto como meter a la cárcel a los calvos por el “delito” de ser calvos. La justicia por falta de grandes causas que defender, estaba pendiente de un pelo, o de un kilo de pelo, da lo mismo. La cosa era indignante”.  


Los Yetis y Luis Fernando Garcés

Desde entonces se selló una tácita alianza entre El Nadaísmo y Los Yetis. “El profeta” Gonzalo Arango, no llegó a escribir un manifiesto sobre el tema; pero escribió aquella letra de “Llegaron los peluqueros”. Sin embargo, se podría decir que todo esto era una cosecha que se había iniciado desde el primer manifiesto nadaísta en 1958 y el influjo que tuvo en los jóvenes en los colegios y universidades, junto a la desbocada vida de sus aurorales gestores. Esto es lo que escribe “El Profeta” en la contra carátula del LP Los Yetis Volumen 2: 

Los Yetis por Gonzalo Arango. Cromos, N°2601. Bogotá, agosto 28 de 1967.pp. 62-65

LOS YETIS EL DOLOR DE NUESTRA GENERACIÓN

“De un tiempo para acá, la nueva generación estaba en crisis de valores y de palabras, esperando un signo, un presagio salvador, ídolos que encarnaran la rebelión y la esperanza.

Nadie sabía qué hacer con su alma ni con sus sueños y terminaron por acoger una rebeldía sin causa, consagrándose a una orgía de pasiones desenfrenadas que lindaban con el delito y el terror. Era el fruto prohibido engendrado por la frustración y el hastío de la vida contemporánea.

Pero la juventud encarna el frenesí, el espíritu de la aventura y siempre tiene la razón, aunque no la tenga. Para reclamar sus derechos frente a la vieja generación, encontrará una oposición vehemente y el poder autoritario de los viejos que se escandalizan con sus ademanes desafiantes, sus irreverencias contra los cultos y mitos tradicionales.

 Definitivamente eran los esperados. Un puesto de honor en la vanguardia de esta revolución musical, ocupan por derecho propio Los Yetis de Medellín, un conjunto privilegiado por la variedad e inspiración creadora de sus cantantes, intérpretes y compositores como Juan Nicolás Estela, Iván Darío López, Juan “Juancho” López, Norman Smith y Hernán Pabón, artistas de lujo para una generación que ya los consagró en el altar de la nueva ola. Los Yetis artistas exclusivos de Discos Fuentes lanzan su segundo volumen con canciones y ritmos delirantes, un éxito más en su ascendente carrera de astronautas de la música a Go-Go.

La guitarra de Los Yetis tiene la palabra para convocarnos a la alegría de vivir, a la danza, al olvido de esta época agitada por convulsiones y presagios siniestros.

En su arte radiante de vitalidad y frenesí, daremos un nuevo paso en la conquista de la fraternidad, la libertad y la esperanza de un mundo mejor.

Luis Fernando Garcés, que había hecho giras con Los Yetis, que había grabado varias de sus interpretaciones con el mismo grupo, que realizó festivales y conciertos con ellos, que eran amigos, hermanos y socios de generación desde los años 60; cierto es que no era fundador del grupo originalmente, pero Luis Fernando Garcés, era un admirador, seguidor y divulgador del grupo fundado por Nicolás, Iván Darío y “Juancho” López, con el tiempo y los años se integró a “Los Yetis”, primero como baterista; luego como vocalista e intérprete, labor en la que continúa hasta la fecha de hoy.

Luis Fernando Garcés, es una leyenda de la música popular, contemporánea, un referente indiscutible para las nuevas generaciones musicales y un intérprete excepcional. Cuando se unió a Los Yetis, en realidad estaba sellando una alianza musical y artística, una sociedad generacional y la cristalización de un sueño de juventud, porque en sus propias palabras: “Ser un Yeti es un honor muy grande para mí. Es como ser declarado un quinto Beatles”.       Sabiamente se reinventaba, en una época en la que nadie hablaba de “reinvención”.

Una pasión pública de Luis Fernando Garcés, son Los Beatles, pues posee una vasta colección original y única en su casa ubicada en el barrio Boston, con las joyas musicales más imaginables e inimaginables. Una colección que ha sido construida en varios años, lustros y décadas como fiel testimonio de una pasión creativa, que ha sido archivada gracias a muchos familiares que durante esa época vivían en Inglaterra y EE.UU. También a su apasionada vocación de coleccionista musical, comentarista radial e investigador, pero sobre todo a su laboriosa actividad de gestor musical como distribuidor de música, agente artístico y periodista musical; porque es una memoria andante de la música colombiana, latinoamericana y universal, que tanto lo seduce y apasiona.

  

Sandro y Luis Fernando

LUIS FERNANDO GARCÉS EL INTERNACIONAL                         

En 1976 la Casa discográfica mexicana Peerles solicitó expresamente los servicios de Luis Fernando Garcés para grabar un cover en español de la canción Piccola E frágile (Pequeña y frágil) de los italianos Enrico Riccardi y Luigi Albertelli. La grabación encomendada por la casa discográfica Peerles de México se escuchó en toda Latinoamérica y en la comunidad Hispanoamérica de EE.UU. Ese rotundo éxito exigió que se grabaran otras canciones en Colombia que se realizó en Discos Fuentes y que actualmente se puede tener acceso a través de las redes.

La extensa carrera artística iniciada en mil novecientos sesenta y seis este año llega a cincuenta y cinco años que es necesario celebrar como un acontecimiento creativo y artístico. Por lo menos de la ciudad de Medellín, para de esta manera rememorar sus giras nacionales e internacionales; porque fueron memorables sus conciertos en Quito, la capital de Ecuador; pero también en Guayaquil, en donde sus conciertos llegaron a ser multitudinarios. Gratos momentos que permanecen en la memoria del artista, por siempre.             En 1976 cantó acompañado por la Orquesta de Julio García en un Festival que se denominó “Milo a Go Go” que se llevó a cabo en el Coliseo Cubierto de Medellín que consiguió un lleno total y que además contó con la presencia de sus compañeros de múltiples giras artísticas como Harold, Juan Nicolás Estela, Tommy Arraut y otros.                                               De la misma manera que mantuvo su carrera artística por años, fue incursionando en otras actividades vinculadas al mundo de la música como por ejemplo al periodismo artístico, como comentarista musical que le permitió crear conocidos programas de radio como “Desenfreno juvenil”, “Inolvidable” y “Los maravillosos 60” en La Voz de Colombia; “El abecedario de los Beatles”, por RCN en los 93.9 del dial. También trabajó en “La Feria del Disco” conocido almacén discográfico que se encontraba ubicado en el Centro Comercial Junín y Maracaibo. Finalmente incursiono por años como agente musical por todos los pueblos antioqueños, conociendo los 126 municipios a donde llevaba los discos y grabaciones más actualizados del acontecer musical en Medellín, Colombia y Latinoamérica.   

 

                                                            Mónica y Luis Fernando


ENAMORADO DE UNA FANS ENAMORADA

Cuando Mónicaencuentra a su media naranja en el corazón de Mónica Denise Suárez Naranjo (1964-2010), el universo se le armoniza de por vida, porque encontró la pareja ideal, su alma gemela. Un ser con quien convivió por espacio de treinta años y desde entonces la ha venerado hasta hoy con suprema devoción.

 Luis Fernando Garcés conoce a Mónica Denise cuando ella era solo una adolescente de dieciséis primaveras y es muy probable que fuera una fan enamorada del artista con quien tuvo un gran y bello romance que solo la muerte pudo separarlos cuando un cáncer al colón acabó con su vida. Desde entonces Luis Fernando no la sustituyó por nada ni por nadie, pues Mónica Denise permanece en su corazón como una compañera espiritual, aunque muchas veces se ha negado a compartir poemas o canciones, el recuerdo de Mónica Denise, permitió que evocara uno de esos cantos o poemas escritos para ella. Recuerda que hace once años cuando falleció Mónica Denise, por algunas desavenencias familiares las hermanas de Mónica le impidieron que ingresara a la sala de velación. Tal vez porque de manera arbitraria buscaban responsables de la prematura muerte. Ante tal impedimento, él fue durante cinco años consecutivos al cementerio y en uno de esos tránsitos o viajes le escribió este texto.

AUNQUE TÚ YA NO ESTÉS 

(Fragmentos)

Mi vida triste y sola está

desde aquel domingo en que te vi partir.

Tus manos no pudieron detener

aquel duro y cruel adiós;

pero tú no podrás regresar…

Y las plantas y las rosas no se marchitarán.

Tal vez se marchitarán;

pero yo nunca te he de olvidar…

 

LA SUERTE DEL BEATLEMANIÁCO

Luis Fernando Garcés cuenta que en 1978 iba caminando de lo más tranquilo y sereno por Boca Grande, en Cartagena, cuando de pronto él que siempre anduvo pensando en Los Beatles, creyó ver a John Lennon y Yoko Ono, pero cuando estuvo frente a frente, ya no lo dudó un segundo, era él, su ídolo de toda la vida, entonces Luis Fernando, se acerca y le dice:

—Míster Lennon…

—¡Watts!

—¡John!¡John!¡John! 

—¡Hello!¡Hello!¡Hello! —Le dijo el Beatle, el ídolo, le extendió la mano, le desglosó una sonrisa y le regaló la señal de chito, para luego seguir andando de la mano de Yoko Ono e irse perdiendo entre el calor de Cartagena, la brisa del mar, el crepúsculo del atardecer y la multitud de la gente. Luis Fernando, también continuó su camino, pero feliz de haber conocido a su máximo ídolo musical de toda la vida, que llegó como una aparición, como un encuentro inesperado, como un regalo de la vida.

Los encuentros con los nadaistas fueron frecuentes en esa época, que se realizaban generalmente en la casa de Norman Smith y es que los unía el repertorio formado por las letras de sus locos y peligrosos poetas, pero también la artista Rosa Smith y el filósofo de “Otra parte” Fernando González.

Luis Fernando Garcés, conoció a Gonzalo Arango, que se puede decir que era su vecino, porque el líder nadaista vivía en la calle Bolivia, entre Cali y Reebot, en pleno Centro de la ciudad. Sucede que “El Profeta” era amigo de las primas de Luis Fernando, quienes vivían en la calle Perú, entre El Palo y Girardot, entonces Luis Fernando era solo un adolescente de once o doce años. Después conoció a Darío Lemos, Eduardo Escobar, Elmo Valencia y Pablos Gallinazus. Otra de las pasiones secretas de Luis Fernando, es cantar las canciones de “Los iracundos” entre ellas: “Calla”, “Fábula”, “Despierta Lorenzo”, “Puerto Mont”, “Voy a pedirte”, “Te han visto el domingo en la noche”, “Te siento tan distante” y muchas otras canciones más. Pero también lo mejor de Charles Aznavour y Sandro.

—Luis Fernando, ¿por qué no escribiste canciones? ¿Por qué no cantaste canciones propias?

—En verdad, la pura verdad es que hay muchas canciones más bonitas que las que yo intenté.

—¿Eso significa que escribiste algunas?

—Sí, muy pocas, pero he escrito canciones y poemas.

—¿Por qué no continuaste grabando?

—Entre otras cosas, porque la gente pide siempre las viejas canciones de los años 60: “Despierta Lorenzo”, “Mi primer juguete”, “La chica del billete”. Entonces no paga grabar nuevas canciones…

—Sin embargo, has logrado una larga carrera artística.

—Sí, pero en Colombia les va mal a los artistas, porque se le trata mejor en el extranjero.

—Hace algunos días me contaste el motivo por el cual caminas hoy con dificultad.

—Tuve un derramamiento del líquido encéfalo raquídeo. Me acosté bastante normal y al día siguiente sentí un charco de humedad sobre mi cama, ese es el motivo por el cual tengo una lentitud para caminar. También me ha afectado la visión, un poco en la vocalización y actualmente leo con bastante dificultad.

Luis Fernando Garcés, recuerda que cantó en el teatro Junín, ese monumento artístico que existía en la ciudad y se encontraba ubicado entre la calle Junín y la avenida La Playa, pero que fue demolida para construir un edificio en ese mismo lugar. “Era una sala espaciosa que tenía unos camerinos inmensos como los grandes teatros europeos, en donde escuché cantar a Pedro Infante, y en donde también canté en 1968 junto a Roberto Ledesma, Alci Acosta, Los Golden Boys, Juan Nicolás Estela”. Sobra decir que también escuchó a Julio Jaramillo, y que fue amigo de Lucho Bowen, Olimpo Cárdenas y tantos otros grandes intérpretes.

—Gracias Luis Fernando Garcés.

—Por nada, hermano.

Luis Fernando Garcés es también la memoria musical de Medellín, la memoria de los 60, 70, 80 y 90 de la ciudad de Medellín, es muy normal verlo transitar por las calles del Centro, entrar por Junín, a “juninear”, entrar al Club Unión, en estos años en que es un gran Centro comercial, en cuyas cafeterías se encuentra y reencuentran los músicos, autores, compositores y poetas.

Los fines de semana Luis Fernando Garcés, el artista, el cantante, suele llegar a la famosa cafetería y restaurant El Versalles, ubicada entre la calle Junín y el parque Bolívar, a la tertulia de los sábados con Víctor Bustamante, Andrés Upegui, Gustavo Hernández, Rubén López Rodrigué, Luisa Vergara, Álvaro Restrepo Gaviria, encuentros y reencuentros, que se suceden los días sábados por la tarde acompañados por las fotografías de Carlos Gardel, Gonzalo Arango, Jorge Luis Borges, Manuel Mejía Vallejo y el poema Piu Avanti de Pedro Bonifacio Palacios, que firmaba con el seudónimo de “Almafuerte”, aquel que reza: No te sientas vencido ni aún vencido/ no te sientas esclavo ni aún esclavo que yo se lo escuché declamar muchas veces al periodista uruguayo Emilio Lafferranderie.

La tertulia de los sábados en El Versalles un espacio en donde lo más importante es el diálogo, la poesía, el cine, el teatro, la música popular y la vida creativa de la ciudad de Medellín, a donde puede llegar de manera intempestiva Harold (1947-2017), Nicola Di Bari, Gerónimo o Piero.

 

       Luis Fernando Garcés/Juan “Juancho” López/ Juan Nicolás Estela



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