LUIS FERNANDO GARCÉS:
LA MEMORIA MUSICAL DE MEDELLÍN
Carlos Alfonso Rodríguez
LA ESTRELLA DEL CANTANTE
Luis Fernando Garcés, nació
el 14 de junio de 1947 a las 11.15 minutos de la noche, era sábado y en el
pueblo de La Estrella había fiesta, eran tiempos en que este municipio estaba
separado del centro de Medellín, ahora forma parte del área metropolitana.
Siendo apenas un mozalbete perteneció al coro del colegio Salesiano El Sufragio
y luego pasó a formar parte del coro de la principal parroquia del barrio Boston
hasta que empieza a cantar en la emisora La Voz del Triunfo.
Mientras converso con Luis
Fernando Garcés, en una cafetería del Club Unión, en el Centro de Medellín bajo
el tibio sopor de un atardecer, me recuerda con profunda nostalgia que la
parroquia de La Estrella se llama Nuestra Señora de Chiquinquirá.
Cuando canta en un
escenario se siente como un pez en el agua, como un caballo en la pradera, como
un águila en el cielo; porque es un comunicador innato que se desenvuelve con
la más absoluta libertad. Se podría decir que el diálogo, la tertulia y la
conversación es su hábitat natural. Cuenta que “La época de la violencia” un
día lo trajo de La Estrella al Centro de Medellín con su madre Estela Villa de
Garcés, y su hermano Javier Garcés Villa (1944-2015), quienes se asentaron en el
barrio Boston, en donde siempre ha permanecido hasta la fecha de hoy
participando de la vida cultural, creativa y artística de la ciudad de manera
permanente. Uno de los primeros dramas que le tocó vivir en carne propia se
suscita cuando se produce la prematura muerte de su padre que ocurre cuando él tenía
solo dos años de edad y su progenitor contaba entonces con treinta años, Rafael
Garcés, era vendedor de autos (1919-1949). Desde entonces el pequeño niño y
artista decidió echar para adelante con el arte de cantar, labor en que tuvo el
apoyo incondicional de su amada madre Estela Villa.
En 1966 del siglo pasado
participó en un promocionado concurso denominado “14 impactos juveniles” se
trataba de un gran evento de repercusión nacional, que se organizó para que los
ídolos de la juventud no sean extranjeros sino colombianos, en donde aparecen:
Harold, Juan Nicolás Estela, Los Yetis, Tommy Arraut y Luis Fernando Garcés,
que fueron promocionados por el productor Alberto Gómez cuya grabación se hizo
en Discos Fuentes. Desde esa primera producción colectiva destacó Luis Fernando
Garcés de manera rutilante e inicia una exitosa carrera que lo posesiona como
uno de los cantantes más sobresalientes de la nueva ola colombiana y del rock
nacional.
En el mes de marzo de 1966
se graba “Despierta Lorenzo” que es una de las canciones que compuso el famoso cantautor
Eduardo Franco, vocalista de “Los Iracundos”, inspirado en la conocida tira
cómica de los años 60 “Lorenzo y Periquita”.
“Despierta Lorenzo” fue
una de sus primeras grabaciones del cantautor uruguayo, esa sencilla canción lo
consagra como uno de los jóvenes intérpretes de la ciudad de Medellín y Colombia.
Luego grabó “Satisfaction” de la legendaria banda The Rolling Stones, que lo
vincula de manera directa con el movimiento del rock and roll colombiano, en el
que es un verdadero pionero. Después graba “Tú la vas a perder” de Lennon y
McCartney, “Me equivoqué” de los Ángeles Negros, de España, “Submarino
amarillo”, “El juicio universal” y “Rock and Roll Boomerang” entre otros tantos
temas. Por aquellos días tenía la vitalidad de los veinte años y una meteórica
carrera que le exigía realizar giras por todo el eje cafetero junto a estos
nuevos intérpretes y músicos con quienes viajaba a: Pereira, Manizales, Ibagué,
Cali, Bogotá, Barranquilla y Cartagena.
LUIS FERNANDO GARCÉS/ LOS YETIS/ EL NADAISMO
“Mi primer juguete” hit de
Los Yetis, es una composición del poeta nadaista Elmo Valencia, que en 1967
llega a las manos del grupo Los Yetis y que posibilita extender más un
repertorio propio. De esta manera, se unen estos dos fenómenos musicales: el
rock colombiano y la poesía transgresora de los nadaistas encabezados por
Gonzalo Arango que con proclamas y manifiestos había alborotado la marranera en
Cali, Medellín y Bogotá. Se cuenta que la primera versión de “Mi primer
juguete” la hace de manera artesanal el poeta Jota Mario Arbeláez cuando tal
parece que quiso incursionar como cantante de la Nueva Ola. Cali, perdió un
cantante, pero ganó un poeta. “Mi primer juguete” de Elmo Valencia con los
arreglos de Los Yetis, se graba en el Volumen 2 del grupo y se convierte en un
clásico. Posteriormente el grupo graba “Llegaron los
peluqueros” letra de Gonzalo Arango que es interpretado por los Yetis, historia
que nace a partir de una orden emitida por el alcalde de Medellín, que en esa
época le mandó la policía a Los Yetis para que se cortaran el pelo de manera
obligatoria. Uno de los personajes que se solidariza de inmediato con el grupo,
es el poeta, narrador y periodista Gonzalo Arango Arias, que escribió una
crónica a favor del grupo.
“Por esos días estaba de
moda autorizar a los policías el abuso de autoridad de motilar a la fuerza a
los melenudos en los calabozos, acusados de atentar contra el orden social y
las venerables “virtudes de la raza”. Los agentes del orden al dar “el parte”
de captura en la inspección decían simplemente: “es go-go”. Ser go-go en
Medellín era un alias de delincuente, un antisocial.
Mis amigos nadaístas me habían pedido que
lanzara un manifiesto nacional protestando por tamaña iniquidad de que eran
víctimas nuestros compañeros de la nueva ola, hecho que constituía a todas
luces un flagrante delito de abuso de autoridad, pues era tanto como meter a la
cárcel a los calvos por el “delito” de ser calvos. La justicia por falta de
grandes causas que defender, estaba pendiente de un pelo, o de un kilo de pelo,
da lo mismo. La cosa era indignante”.
Los Yetis y Luis Fernando Garcés |
Desde entonces se selló una tácita alianza entre El Nadaísmo y Los Yetis. “El profeta” Gonzalo Arango, no llegó a escribir un manifiesto sobre el tema; pero escribió aquella letra de “Llegaron los peluqueros”. Sin embargo, se podría decir que todo esto era una cosecha que se había iniciado desde el primer manifiesto nadaísta en 1958 y el influjo que tuvo en los jóvenes en los colegios y universidades, junto a la desbocada vida de sus aurorales gestores. Esto es lo que escribe “El Profeta” en la contra carátula del LP Los Yetis Volumen 2:
Los Yetis por Gonzalo Arango. Cromos, N°2601. Bogotá, agosto 28 de 1967.pp. 62-65
LOS YETIS EL DOLOR DE NUESTRA GENERACIÓN
“De un tiempo para acá, la
nueva generación estaba en crisis de valores y de palabras, esperando un signo,
un presagio salvador, ídolos que encarnaran la rebelión y la esperanza.
Nadie sabía qué hacer con
su alma ni con sus sueños y terminaron por acoger una rebeldía sin causa,
consagrándose a una orgía de pasiones desenfrenadas que lindaban con el delito
y el terror. Era el fruto prohibido engendrado por la frustración y el hastío
de la vida contemporánea.
Pero la juventud encarna
el frenesí, el espíritu de la aventura y siempre tiene la razón, aunque no la
tenga. Para reclamar sus derechos frente a la vieja generación, encontrará una
oposición vehemente y el poder autoritario de los viejos que se escandalizan
con sus ademanes desafiantes, sus irreverencias contra los cultos y mitos
tradicionales.
Definitivamente eran los esperados. Un puesto
de honor en la vanguardia de esta revolución musical, ocupan por derecho propio
Los Yetis de Medellín, un conjunto privilegiado por la variedad e inspiración
creadora de sus cantantes, intérpretes y compositores como Juan Nicolás Estela,
Iván Darío López, Juan “Juancho” López, Norman Smith y Hernán Pabón, artistas
de lujo para una generación que ya los consagró en el altar de la nueva ola. Los
Yetis artistas exclusivos de Discos Fuentes lanzan su segundo volumen con
canciones y ritmos delirantes, un éxito más en su ascendente carrera de
astronautas de la música a Go-Go.
La guitarra de Los Yetis
tiene la palabra para convocarnos a la alegría de vivir, a la danza, al olvido
de esta época agitada por convulsiones y presagios siniestros.
En su arte radiante de
vitalidad y frenesí, daremos un nuevo paso en la conquista de la fraternidad,
la libertad y la esperanza de un mundo mejor.
Luis Fernando Garcés, que había hecho giras con Los Yetis, que había grabado varias de sus interpretaciones con el mismo grupo, que realizó festivales y conciertos con ellos, que eran amigos, hermanos y socios de generación desde los años 60; cierto es que no era fundador del grupo originalmente, pero Luis Fernando Garcés, era un admirador, seguidor y divulgador del grupo fundado por Nicolás, Iván Darío y “Juancho” López, con el tiempo y los años se integró a “Los Yetis”, primero como baterista; luego como vocalista e intérprete, labor en la que continúa hasta la fecha de hoy.
Luis Fernando Garcés, es una
leyenda de la música popular, contemporánea, un referente indiscutible para las
nuevas generaciones musicales y un intérprete excepcional. Cuando se unió a Los
Yetis, en realidad estaba sellando una alianza musical y artística, una
sociedad generacional y la cristalización de un sueño de juventud, porque en
sus propias palabras: “Ser un Yeti es un honor muy grande para mí. Es como ser
declarado un quinto Beatles”. Sabiamente
se reinventaba, en una época en la que nadie hablaba de “reinvención”.
Una pasión pública de Luis
Fernando Garcés, son Los Beatles, pues posee una vasta colección original y
única en su casa ubicada en el barrio Boston, con las joyas musicales más
imaginables e inimaginables. Una colección que ha sido construida en varios años,
lustros y décadas como fiel testimonio de una pasión creativa, que ha sido
archivada gracias a muchos familiares que durante esa época vivían en
Inglaterra y EE.UU. También a su apasionada vocación de coleccionista musical,
comentarista radial e investigador, pero sobre todo a su laboriosa actividad de
gestor musical como distribuidor de música, agente artístico y periodista
musical; porque es una memoria andante de la música colombiana, latinoamericana
y universal, que tanto lo seduce y apasiona.
Sandro y Luis Fernando |
LUIS FERNANDO GARCÉS EL INTERNACIONAL
En 1976 la Casa
discográfica mexicana Peerles solicitó expresamente los servicios de Luis
Fernando Garcés para grabar un cover en español de la canción Piccola E frágile
(Pequeña y frágil) de los italianos Enrico Riccardi y Luigi Albertelli. La
grabación encomendada por la casa discográfica Peerles de México se escuchó en
toda Latinoamérica y en la comunidad Hispanoamérica de EE.UU. Ese rotundo éxito
exigió que se grabaran otras canciones en Colombia que se realizó en Discos
Fuentes y que actualmente se puede tener acceso a través de las redes.
La extensa carrera
artística iniciada en mil novecientos sesenta y seis este año llega a cincuenta
y cinco años que es necesario celebrar como un acontecimiento creativo y
artístico. Por lo menos de la ciudad de Medellín, para de esta manera rememorar
sus giras nacionales e internacionales; porque fueron memorables sus conciertos
en Quito, la capital de Ecuador; pero también en Guayaquil, en donde sus
conciertos llegaron a ser multitudinarios. Gratos momentos que permanecen en la
memoria del artista, por siempre. En 1976 cantó acompañado por la
Orquesta de Julio García en un Festival que se denominó “Milo a Go Go” que se
llevó a cabo en el Coliseo Cubierto de Medellín que consiguió un lleno total y
que además contó con la presencia de sus compañeros de múltiples giras
artísticas como Harold, Juan Nicolás Estela, Tommy Arraut y otros. De
la misma manera que mantuvo su carrera artística por años, fue incursionando en
otras actividades vinculadas al mundo de la música como por ejemplo al
periodismo artístico, como comentarista musical que le permitió crear conocidos
programas de radio como “Desenfreno juvenil”, “Inolvidable” y “Los maravillosos
60” en La Voz de Colombia; “El abecedario de los Beatles”, por RCN en los 93.9
del dial. También trabajó en “La Feria del Disco” conocido almacén discográfico
que se encontraba ubicado en el Centro Comercial Junín y Maracaibo. Finalmente
incursiono por años como agente musical por todos los pueblos antioqueños,
conociendo los 126 municipios a donde llevaba los discos y grabaciones más
actualizados del acontecer musical en Medellín, Colombia y Latinoamérica.
Mónica y Luis Fernando
ENAMORADO DE UNA FANS ENAMORADA
Cuando Mónicaencuentra
a su media naranja en el corazón de Mónica Denise Suárez Naranjo (1964-2010),
el universo se le armoniza de por vida, porque encontró la pareja ideal, su
alma gemela. Un ser con quien convivió por espacio de treinta años y desde
entonces la ha venerado hasta hoy con suprema devoción.
Luis Fernando Garcés conoce a Mónica Denise cuando
ella era solo una adolescente de dieciséis primaveras y es muy probable que
fuera una fan enamorada del artista con quien tuvo un gran y bello romance que
solo la muerte pudo separarlos cuando un cáncer al colón acabó con su vida.
Desde entonces Luis Fernando no la sustituyó por nada ni por nadie, pues Mónica
Denise permanece en su corazón como una compañera espiritual, aunque muchas
veces se ha negado a compartir poemas o canciones, el recuerdo de Mónica
Denise, permitió que evocara uno de esos cantos o poemas escritos para ella.
Recuerda que hace once años cuando falleció Mónica Denise, por algunas desavenencias
familiares las hermanas de Mónica le impidieron que ingresara a la sala de
velación. Tal vez porque de manera arbitraria buscaban responsables de la prematura
muerte. Ante tal impedimento, él fue durante cinco años consecutivos al
cementerio y en uno de esos tránsitos o viajes le escribió este texto.
AUNQUE TÚ YA NO ESTÉS
(Fragmentos)
Mi vida triste y sola está
desde aquel domingo en que
te vi partir.
Tus manos no pudieron
detener
aquel duro y cruel adiós;
pero tú no podrás
regresar…
Y las plantas y las rosas
no se marchitarán.
Tal vez se marchitarán;
pero yo nunca te he de olvidar…
LA SUERTE DEL BEATLEMANIÁCO
Luis Fernando Garcés
cuenta que en 1978 iba caminando de lo más tranquilo y sereno por Boca Grande,
en Cartagena, cuando de pronto él que siempre anduvo pensando en Los Beatles,
creyó ver a John Lennon y Yoko Ono, pero cuando estuvo frente a frente, ya no
lo dudó un segundo, era él, su ídolo de toda la vida, entonces Luis Fernando, se
acerca y le dice:
—Míster Lennon…
—¡Watts!
—¡John!¡John!¡John!
—¡Hello!¡Hello!¡Hello! —Le
dijo el Beatle, el ídolo, le extendió la mano, le desglosó una sonrisa y le
regaló la señal de chito, para luego seguir andando de la mano de Yoko Ono e
irse perdiendo entre el calor de Cartagena, la brisa del mar, el crepúsculo del
atardecer y la multitud de la gente. Luis Fernando, también continuó su camino,
pero feliz de haber conocido a su máximo ídolo musical de toda la vida, que
llegó como una aparición, como un encuentro inesperado, como un regalo de la
vida.
Los encuentros con los nadaistas
fueron frecuentes en esa época, que se realizaban generalmente en la casa de
Norman Smith y es que los unía el repertorio formado por las letras de sus
locos y peligrosos poetas, pero también la artista Rosa Smith y el filósofo de
“Otra parte” Fernando González.
Luis Fernando Garcés,
conoció a Gonzalo Arango, que se puede decir que era su vecino, porque el líder
nadaista vivía en la calle Bolivia, entre Cali y Reebot, en pleno Centro de la
ciudad. Sucede que “El Profeta” era amigo de las primas de Luis Fernando,
quienes vivían en la calle Perú, entre El Palo y Girardot, entonces Luis
Fernando era solo un adolescente de once o doce años. Después conoció a Darío
Lemos, Eduardo Escobar, Elmo Valencia y Pablos Gallinazus. Otra de las pasiones
secretas de Luis Fernando, es cantar las canciones de “Los iracundos” entre
ellas: “Calla”, “Fábula”, “Despierta Lorenzo”, “Puerto Mont”, “Voy a pedirte”,
“Te han visto el domingo en la noche”, “Te siento tan distante” y muchas otras canciones
más. Pero también lo mejor de Charles Aznavour y Sandro.
—Luis Fernando, ¿por qué
no escribiste canciones? ¿Por qué no cantaste canciones propias?
—En verdad, la pura verdad
es que hay muchas canciones más bonitas que las que yo intenté.
—¿Eso significa que escribiste
algunas?
—Sí, muy pocas, pero he
escrito canciones y poemas.
—¿Por qué no continuaste
grabando?
—Entre otras cosas, porque
la gente pide siempre las viejas canciones de los años 60: “Despierta Lorenzo”,
“Mi primer juguete”, “La chica del billete”. Entonces no paga grabar nuevas
canciones…
—Sin embargo, has logrado
una larga carrera artística.
—Sí, pero en Colombia les
va mal a los artistas, porque se le trata mejor en el extranjero.
—Hace algunos días me
contaste el motivo por el cual caminas hoy con dificultad.
—Tuve un derramamiento del
líquido encéfalo raquídeo. Me acosté bastante normal y al día siguiente sentí
un charco de humedad sobre mi cama, ese es el motivo por el cual tengo una
lentitud para caminar. También me ha afectado la visión, un poco en la vocalización
y actualmente leo con bastante dificultad.
Luis Fernando Garcés,
recuerda que cantó en el teatro Junín, ese monumento artístico que existía en
la ciudad y se encontraba ubicado entre la calle Junín y la avenida La Playa,
pero que fue demolida para construir un edificio en ese mismo lugar. “Era una
sala espaciosa que tenía unos camerinos inmensos como los grandes teatros
europeos, en donde escuché cantar a Pedro Infante, y en donde también canté en
1968 junto a Roberto Ledesma, Alci Acosta, Los Golden Boys, Juan Nicolás Estela”.
Sobra decir que también escuchó a Julio Jaramillo, y que fue amigo de Lucho
Bowen, Olimpo Cárdenas y tantos otros grandes intérpretes.
—Gracias Luis Fernando
Garcés.
—Por nada, hermano.
Luis Fernando Garcés es también la memoria musical de Medellín, la memoria de los 60, 70, 80 y 90 de la ciudad de Medellín, es muy normal verlo transitar por las calles del Centro, entrar por Junín, a “juninear”, entrar al Club Unión, en estos años en que es un gran Centro comercial, en cuyas cafeterías se encuentra y reencuentran los músicos, autores, compositores y poetas.
Los fines de semana Luis Fernando Garcés, el artista, el cantante, suele llegar a la famosa cafetería y restaurant El Versalles, ubicada entre la calle Junín y el parque Bolívar, a la tertulia de los sábados con Víctor Bustamante, Andrés Upegui, Gustavo Hernández, Rubén López Rodrigué, Luisa Vergara, Álvaro Restrepo Gaviria, encuentros y reencuentros, que se suceden los días sábados por la tarde acompañados por las fotografías de Carlos Gardel, Gonzalo Arango, Jorge Luis Borges, Manuel Mejía Vallejo y el poema Piu Avanti de Pedro Bonifacio Palacios, que firmaba con el seudónimo de “Almafuerte”, aquel que reza: No te sientas vencido ni aún vencido/ no te sientas esclavo ni aún esclavo que yo se lo escuché declamar muchas veces al periodista uruguayo Emilio Lafferranderie.
La tertulia de los sábados
en El Versalles un espacio en donde lo más importante es el diálogo, la poesía,
el cine, el teatro, la música popular y la vida creativa de la ciudad de
Medellín, a donde puede llegar de manera intempestiva Harold (1947-2017),
Nicola Di Bari, Gerónimo o Piero.
Luis Fernando Garcés/Juan “Juancho” López/
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