jueves, 2 de septiembre de 2021

TÓPICOS, CLICHÉS POLÍTICOS; ÉTNICOS, DE GÉNERO, ETC / Darío Ruiz Gómez

 


TÓPICOS,  CLICHÉS POLÍTICOS; ÉTNICOS, DE GÉNERO, ETC

Darío Ruiz Gómez

“¿Qué   piensa usted de la difícil situación del país?  La respuesta fue desafiante “Pueblo unido jamás será vencido” ¿No podría ser más explícito(a) al respecto? “No, pueblo unido jamás será vencido” Y pasaron los años mientras en los claustros universitarios esta consigna iba, como las falas monedas pasando de mano en mano hasta quedar convertida en frase tópica al uso de grupos de primíparos, de desacreditados sindicatos, de ardorosas agrupaciones de los más diversos oficios que al pronunciarlas levantando el brazo con el puño en alto creían sentirse en una barricada.  Un precario deseo confundido con la realidad.  Al día de hoy esos revolucionarios de cafetería universitaria –admirablemente descritos en su farsa por Víctor Bustamante y Juan Diego Mejía- convertidos en viejos(as) aburridos(as), repiten los mismos clichés y se ilusionan de seguir siendo los audaces(as) cuadros de mando de una revolución que   solamente en sus cerebros inflamados “no deja de avanzar” Ya sabemos que otro es el negocio de la guerra. Sin embargo ¿Siguen considerando que el terrorismo está justificado? ¿Por qué entonces no lo han condenado? Esta crisis de lenguaje para enfrentar lo que supone el derrumbe de su ideología los tiene desconcertados, aburridos. Permítanme por lo tanto insistir en la sentencia de Ortega y Gasset sobre las Generaciones que llegan a traicionar sus ideales y  terminan  convertidos en “juguetes rotos”.  Ya que, agrego yo, carecieron del valor moral para aceptar en el momento indicado la falacia de esas consignas que continuaron defendiendo a sabiendas de que  ya estaban muertas.  Quienes sí lo hicieron – los estigmatizados, los considerados como reaccionarios por denunciar  a la burocracia comunista-  engrandecieron la noción de independencia intelectual.  Imaginemos por unos segundos la tristeza que acompañó a Camilo Torres cuando arrastrándose ya hacia la muerte descubrió  que sus falsos camaradas  eran quienes lo habían engañado.

 Hay  hombres y mujeres  que  en el momento de enfrentar las complejidades de la vida y de  la realidad del mundo  se colocan un “ techo” mental  para dispensarse  de pensar por    mismos  eludiendo  toda responsabilidad moral, el hecho de  que el destino de un país  nos exige compromisos ineludibles, permitiendo  entonces que por ellos  estas decisiones  las tome el Partido, la Organización, convirtiéndose  así en  una nueva Generación de  fanáticos robots  que  son movilizados  a su antojo por  las redes sociales. Con el agravante de que  estereotipos, clichés políticos, machacan el cerebro, lo congelan impidiendo  que surja  la necesaria  autocrítica  acerca de lo que ha supuesto en Colombia  - no dejen de repetirlo en voz alta- el asesinato de 200.00 personas bajo el modelo  de la revolución de Octubre, un modelo que desde 1940 ya había demostrado su traición a los ideales del pueblo.  ¿Por qué entonces los estereotipos, los clichés en las marchas del   nuevo Paro? Porque los zombis movilizados a distancia sólo tienen como neo lengua este tartamudeo.  Es aquí donde no podemos permitirnos ninguna debilidad a la hora de hacer el juicio sobre el   significado de estos atropellos  a nuestra tradición y que irán  cambiando de estrategia. En “1984” Orwell  quien había sido un militante comunista durante la Guerra Civil española se da cuenta de la mentira de esta utopía pero  como recuerda Fernando Amador-Savater  no reduce  su magistral obra de ficción a la  condena  de una sociedad  totalitaria “sino que nos habla del sentido de la common decency  y del sentido del pasado como infraestructura moral para hacer frente, ayer, hoy y mañana a la voluntad de poder”  La recuperación de esa decencia  propia del ciudadano (a) común mediante la cual se ha defendido  vigorosamente un orden, una  seguridad, el legado de los padres de la civilización, se convierte  en  la defensa de esa memoria de la civilización  que hoy pretenden adulterar  los victimarios.

  

 

1 comentario:

Eduardo Albión Bretón Porto dijo...

Muy interesante el asunto que se trata sobre el desgaste de las revoluciones. Todas se venden o fracasan con el tiempo. Además ya no hay líderes que nos inspiren a soñar con un país mejor. El "cliChé" Guevara ya perdió vigencia hace mucho tiempo, ya lo convirtieron en mercancía.