TÓPICOS, CLICHÉS POLÍTICOS; ÉTNICOS, DE GÉNERO, ETC
Darío Ruiz Gómez
“¿Qué piensa usted de la difícil situación del
país? La respuesta fue desafiante
“Pueblo unido jamás será vencido” ¿No podría ser más explícito(a) al respecto?
“No, pueblo unido jamás será vencido” Y pasaron los años mientras en los
claustros universitarios esta consigna iba, como las falas monedas pasando de
mano en mano hasta quedar convertida en frase tópica al uso de grupos de
primíparos, de desacreditados sindicatos, de ardorosas agrupaciones de los más
diversos oficios que al pronunciarlas levantando el brazo con el puño en alto creían
sentirse en una barricada. Un precario
deseo confundido con la realidad. Al día
de hoy esos revolucionarios de cafetería universitaria –admirablemente
descritos en su farsa por Víctor Bustamante y Juan Diego Mejía- convertidos en
viejos(as) aburridos(as), repiten los mismos clichés y se ilusionan de seguir
siendo los audaces(as) cuadros de mando de una revolución que solamente
en sus cerebros inflamados “no deja de avanzar” Ya sabemos que otro es el
negocio de la guerra. Sin embargo ¿Siguen considerando que el terrorismo está
justificado? ¿Por qué entonces no lo han condenado? Esta crisis de lenguaje para
enfrentar lo que supone el derrumbe de su ideología los tiene desconcertados,
aburridos. Permítanme por lo tanto insistir en la sentencia de Ortega y Gasset sobre
las Generaciones que llegan a traicionar sus ideales y terminan convertidos en “juguetes rotos”. Ya que, agrego yo, carecieron del valor moral
para aceptar en el momento indicado la falacia de esas consignas que continuaron
defendiendo a sabiendas de que ya
estaban muertas. Quienes sí lo hicieron –
los estigmatizados, los considerados como reaccionarios por denunciar a la burocracia comunista- engrandecieron la noción de independencia
intelectual. Imaginemos por unos
segundos la tristeza que acompañó a Camilo Torres cuando arrastrándose ya hacia
la muerte descubrió que sus falsos
camaradas eran quienes lo habían
engañado.
Hay hombres y mujeres que en
el momento de enfrentar las complejidades de la vida y de la realidad del mundo se colocan un “ techo” mental para dispensarse de pensar por
sí mismos eludiendo
toda responsabilidad moral, el hecho de que el destino de un país nos exige compromisos ineludibles, permitiendo
entonces que por ellos estas decisiones las tome el Partido, la Organización, convirtiéndose
así en una nueva Generación de fanáticos robots que son
movilizados a su antojo por las redes sociales. Con el agravante de
que estereotipos, clichés políticos,
machacan el cerebro, lo congelan impidiendo
que surja la necesaria autocrítica
acerca de lo que ha supuesto en Colombia
- no dejen de repetirlo en voz alta- el asesinato de 200.00 personas
bajo el modelo de la revolución de
Octubre, un modelo que desde 1940 ya había demostrado su traición a los ideales
del pueblo. ¿Por qué entonces los
estereotipos, los clichés en las marchas del nuevo Paro? Porque los zombis movilizados a
distancia sólo tienen como neo lengua este tartamudeo. Es aquí donde no podemos permitirnos ninguna debilidad
a la hora de hacer el juicio sobre el significado de estos atropellos a nuestra tradición y que irán cambiando de estrategia. En “1984” Orwell quien había sido un militante comunista
durante la Guerra Civil española se da cuenta de la mentira de esta utopía pero
como recuerda Fernando Amador-Savater no reduce su magistral obra de ficción a la condena de una sociedad totalitaria “sino que nos habla del sentido de
la common decency y del sentido del pasado como infraestructura
moral para hacer frente, ayer, hoy y mañana a la voluntad de poder” La recuperación de esa decencia propia del ciudadano (a) común mediante la
cual se ha defendido vigorosamente un
orden, una seguridad, el legado de los
padres de la civilización, se convierte en
la defensa de esa memoria de la
civilización que hoy pretenden
adulterar los victimarios.
1 comentario:
Muy interesante el asunto que se trata sobre el desgaste de las revoluciones. Todas se venden o fracasan con el tiempo. Además ya no hay líderes que nos inspiren a soñar con un país mejor. El "cliChé" Guevara ya perdió vigencia hace mucho tiempo, ya lo convirtieron en mercancía.
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