jueves, 26 de agosto de 2021

COMISIÓN DE LA NO VERDAD / Darío Ruiz Gómez

 


COMISIÓN DE LA NO VERDAD

Darío Ruiz Gómez

Al repasar  de nuevo la lista de quienes conforman la llamada Comisión de la Verdad ha quedado en claro ante el país que cada uno de ellos(as) carece del talante democrático  necesario para quiénes  con el criterio  jurídico debido  en este choque de intereses  tienen la responsabilidad  de  impedir que la verdad  sea manipulada a conveniencia  por  los mismos(as) que  con astucia le metieron a la democracia colombiana  el aberrante  conejo de exonerar de sus crímenes a asesinos confesos y premiarlos además con diez curules.  En esta Comisión no se respetó la debida proporcionalidad entre  los representantes de esa  “Izquierda”    y la “Derecha que sería su contrapunto indispensable; tal vez porque  ésta fue desde el comienzo  la estrategia de la misma Comisión de la Verdad.  Verdad y verdades que han venido siendo presentadas caóticamente eludiendo la configuración debida de los diversos contextos en que se produjeron esos hechos, una charlita con algunos comandantes, el señalamiento de presuntos lugares donde como  con total descaro  decía Imelda Daza se dieron muchos “dabeibazos” . No pues  la rigurosa y objetiva investigación para  llegar a una verdad que todos seguimos esperando  y que exige para cada caso un contexto jurídico diferente,  ya que no es lo mismo la violencia de las FARC en el intento de toma de Urabá que la crueldad del Noveno Frente de las FARC en el Oriente antioqueño donde la insania de su Comandante  ha pasado a convertirse en una definición universal de la infamia  junto a la violencia de los Frentes del ELN Carlos Alirio Buitrago y Pedro León Arboleda. ¿Bajo qué perspectivas  jurídicas  estos advenedizos  Comisionados(as) están enfocando  cada hecho  de violencia  en concreto?  “Entréguense, entréguense los  militares culpables de falsos positivos porque si no lo hacen va a ser peor su castigo” vociferaba  una representante de izquierda recurriendo al más genuino terrorismo psicológico  el cual  consiste en apabullar a los inculpados   hasta que estos  terminan por “confesar” los supuestos  crímenes  contra el pueblo que nunca  cometieron. Aterrorizar a las poblaciones  reacias para luego someterlas  es una estrategia de la lucha armada mediante la cual fueron sometidas  por  las FARC  poblaciones enteras. ¿No es necesario señalar previamente como crimen de lesa humanidad esta horrenda práctica “revolucionaria”?

Los juicios de Praga y de Moscú, de la Habana ilustraron la técnica estalinista de hacer inculpaciones falsas para destruir a un enemigo(a) tal como se hizo  en  los  juicios secretos celebrados en “las montañas de Colombia”  que terminaron  en purgas sangrientas  como las de Javier Delgado  y que naturalmente la Comisión de la Verdad no llegará a investigar respecto al ELN. Estas omisiones, lo he dicho, cobran una mayor relevancia    en una sociedad agredida como la colombiana mientras algunos infiltrados en la JEP tratan de sabotear precisamente lo que debe ser el juicio de la sociedad civil a sus verdugos. De dónde salió Lucía González - a quien conozco desde su adolescencia -   es una pregunta que se hace todo el país porque en su grotesca intervención ante el expresidente Uribe quedó en claro su papel de patética  fonomímica  de Roux que buscaba recurriendo a la técnica de la crispación convertir al dialogante en inculpado. Sin conocimiento alguno de la política su adhesión a las FARC ha sido más sentimental que racional ¿Qué hace entonces ahí una persona carente de cualquier autoridad moral  para  indagar sobre una verdad que compromete el futuro de nuestra  sociedad? De Roux confesó recientemente haberse formado en el Camilismo y admirar a Pablo Beltrán. El fundamentalismo religioso- Talibanes. Alquaedas, la Sahria- que convierte a sus seguidores en  desalmados  fanáticos  está aquí de cuerpo entero. Saquen ustedes las conclusiones.

 

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