viernes, 14 de mayo de 2021

LA VERDADERA DERROTA DE PETRO / Darío Ruiz Gómez


 

LA VERDADERA DERROTA DE PETRO

Darío Ruiz Gómez

Lleno de entusiasmo revolucionario  Petro regresó a Madrid a encontrarse con el Coleta Pablo Iglesias  y Correa el depredador ecuatoriano y seguramente delegaciones de tercerones enviados  por Cristina Kirschner, Evo Morales y López Obrador  para estar presentes dando saltitos con los brazos en alto en el momento en que se proclamara  el “aplastante” triunfo de la gran Izquierda populista contra “el poder fascista de la ultraderecha de Isabel Díaz Ayuso” La estrategia de los asesores de Iglesias fue revivir como arma de combate algo que consideraban infalible  para  derrotar  a la gran enemiga: creerse héroes revividos del Frente Popular que en el asedio a Madrid durante la Guerra Civil lanzaron la famosa proclama “Madrid no caerá” La carta firmada por un grupo de  intelectuales de izquierda encabezada por Muñoz Molina y su esposa Elvira Lindo, por el Director del Instituto Cervantes nombrado por Pablo Sánchez, García Montero y su esposa Almudena Grandes , entre otros, señalaba “la ignominia de 26 años de gobierno de Derechas y  la persecución, violación de mujeres y atropellos continuos a los gays”. ¿Escondidos en sus refugios, se pregunta uno, cómo fueron capaces de negarse a disfrutar de la maravillosa vida de terrazas, tabernas, discotecas, vida de barrio de todos estos años  en que Madrid afirmó su alegría de vivir ante el mundo, una renovada vida cultural? Los once mil ciudadanos fusilados por las checas comunistas por ser católicos, pensadores de Derechas tal como entre otros lo describe el gran Chávez Nogales, mostraron las miserias de esas ideologías que Iglesias y estos intelectuales quisieron suplantar mostrándose como héroes necesarios para derrotar al “fascismo” actual. Olvidó Iglesias que se predica con el ejemplo y rápidamente puso al descubierto su verdadero rostro de  pequeño burgués que odia  a los ricos pero quería vivir cerca de ellos tal como lo hizo  comprándose un lujoso chalet con piscina  en un sector exclusivo como Galapagar. ¿En qué barrio vive Petro? ¿Viven los dirigentes Verdes y los Comunes, los del Polo en barrios estrato tres o cuatro acasos? Señalando a diestra y siniestra los “peligros del fascismo”. Iglesias recuperó el peronismo más genuino que aprendió de sus maestros Laclau y Chantal Mouffe: cuando los representantes de Vox hicieron un mitin en el barrio popular Vallecas los gorilas guardianes de Iglesias lo rompieron a porrazo limpio. Vallecas -según él su bastión de origen social- que ya lo había declarado como persona non grata, en estas elecciones lo derrotó olímpicamente. Iglesias, tomen nota, tenía en su programa de gobierno   el aumento desconsiderado de nuevos impuestos. “Los madrileños –ha dicho cáusticamente Alberto Olmos- votaron a una mujer con convicciones y dejaron el último a un hombre con eslóganes”

¿Podemos imaginarnos la estupefacción y la biliosa amargura de Petro, Correa y demás populistas acompañando a Iglesias en el momento de conocer el último y definitivo informe electoral donde Ayuso y “el fascismo”, las cañas de cerveza y los berberechos habían triunfado abrumadoramente mientras Iglesias se cortaba la coleta y desaparecía para siempre del panorama político español? ¿Qué va a pasar entonces con los pactos que el petrismo hizo con Podemos y su asistencia para la lucha contra el “fascismo” en Colombia y la expansión de la “revolución bolivariana”? El calificativo fascista, ultraderechista, paracouribista está siendo utilizado recurrentemente y con extremada violencia por nuestra izquierda intelectual y por los activistas para descalificar y condenar a la infamia a quienes no se plieguen a los dictados de este populismo frente al cual toda alternativa democrática de antemano está ya condenada. ¿Dónde estaba el pueblo que Iglesias convocaba? ¿Pueblo o masa, enjambre informático o plebe, turba, lumpen?  Llamarle la atención a Petro es imposible ante un ego marcado por el resentimiento que le ha acelerado la derrota de Iglesias en Madrid y en España y porque el cinismo con que quiere arrasar al país no ha sido sancionado tal como lo exige una democracia en peligro para detener un populismo dañino que no supone una conquista social. De este modo va desapareciendo la sociedad pluralista y se va imponiendo mediante trifulcas callejeras, la funesta multiculturalidad de la dictadura de las minorías, de las etnias tal como lo están intentando hacer en Cali para destruir el Estado de Derecho del cual tanto se han beneficiado.

P.D ¿Qué pasó con los dos billones que, pregunta Diana Perafán, el Consejero Miguel Ceballos entregó hace seis meses a Feliciano Valencia para sus “comunidades”?  

 

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