VIVIR
EN LA POLÍTICA
Darío
Ruiz Gómez
Cada
libro de José Antonio Marina es un pedagógico llamado de atención sobre la
vida social fundamentalmente sobre los diversas formas de comportamiento a nivel
individual, pero sobre todo recordando
aquello que las sociedades suelen ocultar en su seno como fracaso de un comportamiento ético,
o, como las terribles falsedades
que se disimulan detrás de algunas ideologías políticas donde los valores morales fueron sustituidos por caricaturescas proclamas electoreras
encubriendo así la degradación de
la política y desencadenando la más ofensiva campaña contra la razón y la
lógica. “Hay sistemas políticos,
recuerda Marina, poco inteligentes en ambos sentidos. Empobrecen la
inteligencia de sus miembros, limitan sus posibilidades, deprimen sus
ocurrencias, y las creaciones colectivas son igualmente miserables” Ceausescu en Rumania envileció a toda la
sociedad rumana tal como Putin lo hace hoy con la sociedad rusa o como lo han
hecho los Castro en Cuba y desde luego en el deprimente ejemplo de la Venezuela
de Maduro. La vida pública en Colombia se ideologizó previa
y perversamente para que la maldad política pudiera
revestirse de legalidad y de este modo relativizar los conceptos
referentes a los derechos de cada ser humano. ¿Qué pensará nuestra izquierda
chavista, nuestros periodistas e intelectuales, la social bacanería bogotana, fieles servidores de estos asesinos después del demoledor y terrible informe Bachelet sobre la tortura, la represión, las
ejecuciones extrajudiciales contra
la oposición en Venezuela? Ni Goebbels ni Beria
lograron imaginar tales bajezas. El espanto que sentimos ante esta enumeración de brutalidades paraliza las palabras, avergüenza nuestra
condición de seres civilizados. Cuando se derrumbó el cruel régimen nazi el
mundo se asombró al descubrir que
grandes empresarios, habían apoyado
aquel espantoso régimen con tal de obtener grandes ventajas económicas y
descubrió a su vez el papel cómplice de una sociedad conformista ¿No hemos visto durante los años
del peronismo kirchnerista envilecerse a
importantes empresarios que ahora deberán enfrentar el engaño al país en
lo que se refiere a obras públicas
inacabadas, puentes caídos,
blanqueo de capitales? ¿Cuánto billete
ha corrido bajo cuerda de parte de las económicamente poderosísimas FARC en el caso de Santrich?
Santos
no tuvo empacho alguno en anunciar por anticipado la mermelada a la cual
recurriría para que cualquiera de sus
proyectos fuera aprobado. Y en esto el eufemismo – bajo ese alcance político
que le dio Marcuse a esta manipulación totalitaria del lenguaje- fue una de sus armas más recurridas para
degradar el lenguaje l político: “no se
puede hablar de mermelada cuando son ayudas a proyectos regionales, cuotas
legítimas de los congresistas” Una paródica grandilocuencia para escenificar catástrofes y ofrecer “ayuda inmediata” a los damnificados, para hacer promesas que nunca se cumplirían no por olvido sino como una burla deliberada a gentes que consideró inferiores y de
las cuales, además, rápidamente se alejó
para
vivir en un mundo abstracto eludiendo los debates públicos enajenado
alrededor de su gran y único proyecto: su proceso de Paz. Los medios de comunicación a su servicio no
necesitaron de los fake news ya que
desde antes el eufemismo había instaurado
la neolengua de la falsedad, pero si recurrieron sus ideólogos al deepfake creando videos falsos sobre acciones falsas o
sea desacreditando el testimonio visual. Por eso nunca tendremos los nombres de
las víctimas, nunca se logrará hacer la topografía de las masacres pero si
saldrán a flote las figuras de los traidores, de los cómplices del horror, lo que nos señala ante esta primera y profunda
crisis del proceso, que sin eliminar las viejas estructuras políticas jamás podremos aspirar a contar con una práctica
democrática de la política y porque
sin incorporar modelos educativos
que hablen de emancipación personal, de conocimiento hacia la libertad, de respeto a las palabras, las garras de
FECODE seguirán ahogando cualquier intento de futuro.
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