sábado, 31 de agosto de 2019

SIMULANDO DEMOCRACIA / Darío Ruiz Gómez


SIMULANDO DEMOCRACIA
Darío Ruiz Gómez
Me llamó poderosamente la actitud de la llamada Oposición el día de instalación de las sesiones del Congreso ya que cada uno y una de ellos, enarbolaba la fotografía de un líder social asesinado al grito de no volverá a suceder y en clara actitud de señalar al Presidente Duque como el presunto causante de esos crímenes. Olvidando los representantes y representantas –sigo su particular léxico- que como se ha comprobado cerca de 30 de estos(as) líderes  fueron  asesinados  directamente por las FARC caso de la execrable ejecución días antes de firmar la Paz, del líder  afroamericano  Ciro Guerra abaleado en pies y manos, en la cabeza por orden del Comandante  guerrillero  de la región del Naya, tarea de exterminio que ha seguido en manos de la llamada Disidencias, mientras que los desalmados del ELN han asesinado a más de cuarenta de ellos y el resto de estos horrendos crímenes los continúan  cometiendo los Pelusos, los Golfos, las Bacrim. Lo cual nos conduce irremediablemente a una pregunta: ¿cuántos líderes sociales, mujeres hombres han sido silenciosamente  asesinados  durante los años del llamado conflicto sin que hayan tenido deudos que se valgan de su muerte para elevar una protesta justa? ¿Cuántas mujeres de las JAL a manos de los especuladores de tierras  municipales? Inflando acomodaticiamente las  cifras  de muertos, robándose la vocería de los asesinados,   se elude  la descripción de  las circunstancias de vida, las coyunturas sociales  de miseria en que se ha venido produciendo este exterminio  frente a cuya desaparición nadie de estos portaestandartes  del  Partido de las FARC  - ¿Qué ha dicho el caricaturesco “rey africano” “Benkos  Biohó” (Israel Alberto Zúñiga)  sobre sus propios crímenes? - ha pedido perdón a sus familias a pesar, repito de que  estén sindicados de unas acciones que si hoy algunos repudian-  tengo que  reconocerlo-   ayer   fueron “justificados”  por   su  teoría  leninista. Pero este es el lastre de un pasado que todos los revolucionarios del siglo XX tuvieron que afrontar con el valor moral necesario, en muchos casos acusados por sus burocracias  de ser “disidentes” que debían ser eliminados  físicamente  - recuérdese a Trosky- tal como lo fueron efectivamente. Lo que quiero señalar es que precisamente a partir de  la coyuntura de entrega de las armas, la presencia de la JEP ha permitido que se abra ante el pasado inmediato una serie de interrogantes  que solamente la mediocridad y el conformismo tratan de eludir olvidando  que para que se den unas mínimas condiciones para una paz  social es indispensable una sinceridad que no puede  travestizarse  en astucia y mamadera de gallo  ante una sociedad que ya no les come cuento. Cuando  la ciudadanía  estaba esperando  que  Jorge Enrique Robledo pronunciara una  verdadera  propuesta de nueva política  a partir de estas premisas,  lo que escuchamos a  continuación fue  un sartal de lugares comunes, de clichés “revolucionarios”, de acusaciones  sin fundamento. La lucidez de Félix Ovejero nos recuerda: “La resistencia a mirar limpiamente cómo han sido realmente las cosas conduce a defensas empecinadas de despropósitos e incoherencias  y, a medio plazo, cuando se confirma la ruina del edificio y que no hay orden ni concierto en los remiendos, al desprestigio de cualquier política racional”

Una Oposición  únicamente dedicada  a protestar contra cualquier nimiedad  sin haber construido  antes un discurso  consecuente, sin haber admitido  las ruinas que ha propiciado y haberse dado cuenta que por azares de la historia ellos han terminado por ser aquello que más odiaron: pequeños burgueses  mañés,  sembré dragones dice Marx , y coseché moscas. Porque para dar racionalidad a sus protestas se necesita de la lucidez que da la investigación in situ, el análisis del pasado  y el valor  de admitir que la tarea frente a un país herido  no es otra que acercarse a las víctimas  sin la mediación deformadora de la propaganda ideológica, para  descubrir la humanidad de la cual ellos  carecen.

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