PAYASITO GUTIÉRREZ
JAIRO OSORIO
Loor al desatino de los antioqueños
La implosión del
edificio Mónaco es bufonada paisa. Esconden con pólvora los pecados deleznables
de su alma: amoralidad, falsía y mal gusto.
Cuando la riqueza del
capo sirvió, en sus aposentos la dirigencia local negociaba el salvamento de
sus ranchos viejos y heredades. Pedían préstamos. Vendían chécheres. Rogaban
favores. Ahora estorba ese vestigio que les recuerda la deuda de las migajas.
Con el mismo pretexto
con que se piensa expiar la culpa colectiva, tendríamos que bombardear los
miles de bienes incautados por la Sociedad de Activos Especiales del gobierno; oratorios
y construcciones de la Comuna 14, inyectados con dineros ilícitos; demoler la
Catedral de la ciudad (allí también la plata del narco fue limosna); la
basílica de María Auxiliadora de Sabaneta, la gruta de la Rosa Mística del
Aguacatal, qué pesar… la ciudad entera, porque la villita es hábitat natural de
la transgresión. Yo conozco: El terrero sur del campus de la universidad
prestante de Medellín, donde empresas locales sufragaron luego laboratorios de
investigación, fue propiedad del Clan Cifuentes. El solar era un vivero que
servía de trastienda a las labores clandestinas de la banda, como los hangares
del Olaya. A Milton y sus hermanos compró la Universidad, después de mucho
ruego directivo. ¿La cañoneamos?
La mojiganga urde la
especulación inmobiliaria: frente a las ruinas de lo vengado ya un notable
proyecta torre de lujo en el lote de la pizzería del barrio. La hipocresía se
alimenta con palabras del chocarrero. No somos los mejores; por eso dinamitan
las evidencias que dicen lo contrario. Lo que pudo ser Museo de Historia y
Galería del Crimen (infraestructura cultural, gesta común, renta turística),
ahora será meadero de perros. Qué asco ese olor a estiércol de mascotas. Los
ricos no necesitamos más parques, nos bastamos con el Club Campestre y nuestras
fincas en Llanogrande. La moda de los “jardines” es suelo fértil para corruptos
y dirigencia nada ingeniosos. ¡Cómo engañan los guasones! Y ofenden. Nos creen
brutos, como sus caletres.
Federico termina lo
que tanto desearon los hermanos Rodríguez Orejuela: volar la joya de Pablo. Hace
el favor, y gratis. Continúan así los
funcionarios oficiales trabajando para las pandillas criminales. Me informan
que don Gilberto y don Miguel celebrarán el viernes 22 en las celdas de los complejos correccionales de Butner y Edgefield, Carolina del Norte, mientras el zoquete lisonjea a su prensa, este jueves 21,
con un almuerzo en el Hotel Intercontinental de Medellín. Extravagante. Nada
más mafioso que un condumio en el Inter.
Quico debería aprovechar la promoción dos por uno: demoler
esa otra vergüenza de la raza, la biblioteca España. (Qué pena con el Rey.
Montaron escenografía de cartón para que bendijera la burla y, apenas hizo mutis por el
foro, se cayó la estantería). Cómo somos de farsardos.
¡Vana la gloria del
embustero!
Medellín, jueves 21
de febrero de 2019
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