SOBRE LA VERDAD
Darío Ruiz Gómez
El escándalo desatado a raíz
de la presentación del video donde aparece Petro empacando fajos de billetes ha sido utilizado por algunos medios de información para relativizar un hecho arrojando sobre éste un velo de ambigüedad. Lo importante
para este amarillismo consiste en convertir una grave falta a la ética por parte de un
reconocido político en una telenovela donde el
suspenso cumple la tarea de arrojar la duda sobre algo constatado
ya que su objetivo consiste en relativizar la verdad.
Relativizar la verdad es despojarla de sus contenidos morales haciéndola
superflua, convirtiéndola en flash informativo. El verdadero periodismo parte
de la reflexión de aquello sobre lo cual informa porque considera que cuenta
con un lector crítico. Entre la procacidad de Petro y su
gesto lleno de la avidez de un avaro y este tipo de descrédito de lo
que veo no hay diferencia alguna. Es el
autismo de quienes pretenden eludir mediante la relativización de
la verdad su responsabilidad ante la ciudadanía. ¿No fue grotesco aquel
espectáculo de los carros recogedores de la basura comprados en Estados Unidos,
ya deteriorados? Se banalizan los hechos
para banalizar al protagonista de los hechos
para que al final nadie sea culpable
ya que todos podemos llegar a ser culpables.
¿Bajo qué presupuestos
morales tendríamos que enfrentar a la llamada Comisión de la Verdad? Si a lo
largo de los años he leído los artículos de Francisco de Roux mi gran formación
política me sirve para identificarlo con la Teología de la Liberación, ese sector de los Jesuitas proclive al más radical de los mesianismos, su
estrategia para disfrazar sus verdaderas intenciones recurriendo a oportunas
citas de los Evangelios. Lectura objetiva la que hago de unos textos siguiendo las normas de la más estricta hermenéutica política. Pongo un ejemplo: el fallido intento
de las FARC de convertir Urabá en una República Independiente y que terminó en
las más inicuas masacres de trabajadores de Sintraunal. Alfredo Molano a quien, hay que reconocerlo, nunca ocultó su
simpatía por las Farc tal como lo pone
de presente el enfoque que le ha dado a sus estudios culturales ha conocido igualmente y desde una
posición privilegiada la verdad sobre lo que supuso el proyecto planteado por
el Comité Central de Partido Comunista sobre la toma de Colombia a través de la
combinación de distintas formas de lucha. Y esto es Historia no rumor. Pero
recordemos que no hay verdad sin justicia y que quienes diferenciaron la
justicia revolucionaria para justificar las masacres no pueden recurrir ahora a
los principios de la justicia “burguesa” que sí establece diferencia entre humanismo y terror tal como lo demuestran
los juicios al totalitarismo donde
aquello que se juzgó y se seguirá juzgando
es un proyecto inhumano al cual se sacrificaron millones de víctimas. Esta columna da fe de que en el momento preciso condené los crímenes
del paramilitarismo de manera que lo que no se puede es descalificar a quienes manifiestan su desacuerdo con la pretensión
de imponer una sola verdad, lo cual
cerraría las puertas a la reconciliación
pues negar el derecho de las 65.000 víctimas de las FARC a tener voz es negar la pluralidad democrática. Nadie
conoce más sobre la verdad de estos hechos que de Roux y Molano, repito y sobre
lo que surgió con la irrupción del
paramilitarismo, la muerte de Manuel Cepeda, el atentado contra Aída
Abello, los relatos que vivió Karyna directamente. Y estos son debates
nacionales que no se han propiciado por desgracia o que se están tratando de
ocultar por desgracia.
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