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| Marisol Castaño Suárez |
LA CUIDADANÍA: APUESTA A LA
DESCOLONIZACIÓN.
UNA REFLEXIÓN DESDE LA IMPLICACIÓN
PSICOSOCIAL
“Basta ser más humano con el otro para llegar a la otredad”
Marisol
Castaño Suárez[1].
La importancia de las prácticas profesionales en
psicología cada vez más cobra valor, ya que dichas prácticas deben ser
supervisadas como lo nombra Benatuil (2013), “Las practica profesionales
supervisadas se dirigen a estimular y producir el aprendizaje, “saber
hacer”, “poder hacer” y “saber estar”. No se
trata solo de conocer y saber aplicar técnicas y estrategias de intervención,
sino sobre todo de adquirir un aprendizaje del rol” (p. 401). Es en las
agencias de práctica donde se consigue poner en práctica los conocimientos
aprendidos durante el transcurso de la carrera y es allí donde se obtiene el
aprendizaje como bien lo ha nombrado Benatuil y a ello se le suma la
importancia de la hermenéutica que en Viveros (2019), tiene que ver con “Asunto
hermenéutico es aquel que da algo para pensar y que sirve de foco para que los
dialogantes deliberen sobre él y ejerzan así su capacidad interpretativa”.
(p. 346). Se puede deducir que toda practica está llamada a un ejercicio
psicosocial que permita develar e interpretar lo que a el otro le acontece, es
decir como desde la hermenéutica se evidencia maneras de pensar y de actuar
siendo dos elementos importantes para poder comprender al otro desde su propia
realidad.
En este
sentido, la cuidadanía en la implicación psicosocial ha de estar centrada en
unas prácticas con un alto grado de responsabilidad hermenéutico con el fin de
proporcionar en los acompañamientos psicosociales el respeto por el otro dado
que, no se trata de manosear la información dejando de lado el acto político y
ético del mismo; en lo que sigue se brinda algunas reflexiones sobre este tema.
Reflexionar
sobre la Ciudadanía, es hablar del cuidado del otro que parafraseando a Junco,
et al., (2006), la cuidadanía se trata
de darle lugar al otro desde su diversidad, reconocerle la vida en compleción y
permite el derecho a cuidarnos y que nos cuiden, esto es un derecho ético y político a cuidar en
condiciones dignas de equidad fomentando las participaciones socio comunitarias
para la emancipación de los mismos, como lo nombra Barrero (2012), en cuanto a
una psicología de la liberación, que hace ruido para una implicación
emancipatoria y liberadora del que no tiene voz y una psicología social que
está anclada en el acompañamiento psicosocioespiritual como lo esboza el padre
Vives, “la Espiritualidad es vivir
el espirito para estar más cercano a las personas”, una espiritualidad que se
áncora a la cuidadanía y en la psicología social conectándose con el saber de
las ciencias humanas y sociales, como una impronta dando lugar a otras
posibilidades de relación.
Otros
grupos domésticos, otra diversidad sexual, superando la oscuridad de lo privado
en su marco más clásico que es la familia, estableciendo redes de cuidado más
amplias que pueden abarcar el barrio, las organizaciones sociales... Cuidadanía
como una nueva forma de reconocernos como sujetos no sujetados siendo responsables
de una sociedad no jerárquica que apueste por poner la vida en el centro, y es
ahí donde la psicología social, la teología de la liberación, y la propuesta da
la cuidadanía pretenden hacer estallar una forma de pensamiento que ciñe y nos
somete a una percepción de la realidad totalmente disociada de lo que vivimos y
hacemos día a día.
En ese
mismo orden de ideas, se quiere encarnar nuestro discurso en lo que somos, en
lo que hacemos más allá del modelo del ciudadano de mercado atomizado que se
impone. Aunque pretendan hacer creer (y muchas veces lo logren), que la mayoría
de las relaciones están fundamentadas en el individualismo, eso es una falacia
porque si fuera a sí ninguno de nosotros sobrevive a tanto horror neoliberal.
Es
menester que las prácticas de psicología se deben cuestionar frente al hacer,
desde una mirada critica que permita la reflexión de nuestros jóvenes, comunidades,
colectivos, grupos sociales entre otros, para no fundirnos en un discurso mimético
como bien lo nombra Platón citado por Barrero (2012). Con relación a la
mimesis, plantea lo siguiente: “Vista
desprevenidamente – es un bello proceso natural de fundición del “Yo”,
en el todo. Es un estado en el que poco
existe la posibilidad de lo reflexivo y mucho menos de lo crítico. Es una especie de encantamiento místico, en
el que el sujeto desconoce su realidad concreta de existencia y su deseo se
aleja de pretensiones de transformación histórica”. (p. 140).
De esto puede inferirse como un ensalmo en
la que no existe la posibilidad de reflexión y mucho menos el pensamiento
crítico es algo así como un obrar sin una cavilación permanente en el contexto
individual, social, cultural y familiar es por ello que el acompañamiento
psicosocial su plus esta en un acompañar desde el amor, pero también desde la apertura,
del despertar humano como una oportunidad descolonizante de práctica foráneas que
no tienen nada que ver con nuestra realidad Latina.
La tesis que se defiende es que la cuidadanía no es una ciudadanía, ya que la ciudadanía integral como lo nombra el informe sobre derechos humanos citado por Fernández y Girado (2013), desde la cual se debe considerar que él “ciudadano de hoy debe acceder a sus derechos cívicos, sociales, económicos y culturales, y que todos ellos conforman un conjunto indivisible y articulado”, (p. 157). Basta con afirmar que la ciudadanía reconoce al otro en la sociedad, y la historia lo ha demostrado que desde la ciudadanía hay una exclusión, una invisibilidad de los derechos negados, ultrajados y no reconocidos y está marcado por el mercado capitalista que deja de lado a los menos favorecidos en todas las instancias, de ahí que la cuidadanía atiza una manera diferente de reconocer a las personas en colectividad, como un estrado distinto, esto es revindicando los derechos negados a la población, A sí mismo la cuidadanía, la psicología de la liberación en su quehacer pretende robustecer las prácticas psicosociales reconociendo la voz de los que no tienen voz y de todas las demás personas que están por fuera del sistema, como una apuesta a la derrota total de prácticas nefastas que no dan el lugar y no reconocen al otro como diferente, como distinto en pensamiento, en forma y, ¿por qué no?, en las distintas estéticas que muestran los medios de comunicación sobre el prototipo de ser macho o hembra es como un encantamiento en el ideal de ser como lo exigen las sociedades capitalistas dejando de lado el valor de cada persona en su esencia y en sus valores que están cimentados en sus acciones, es por ello que la psicología social en su quehacer social pretende una humanidad humanizante donde se dé el lugar al otro como lo señaló Viveros (2016 ), “El otro se opone a ser idéntico y reclama su lugar de diferencia. Exige una ruptura con la ipseidad que he ido construyendo y me pide un paso más lejos, el acto de la proximidad. En ese instante me reconoce como posibilidad de relación. Ahí están las condiciones de reconocimiento mutuo”, (p. 5). Reconocer al otro implica protegerlo, darle el lugar desde obras encaminadas a preservar lo bello, pero también lo distinto.
Es por
ello que las prácticas profesionales de psicología deben trascender en la
cuidadanía porque esta, no excluye y sus matices están enraizados en cuidar y
permitir que el otro al ser diferente forme parte de la humanidad como un
componente importante para el aprendizaje y es aquí donde Levinas (2002), refiere
que “el ser-para-el-otro no es una relación entre conceptos cuya
comprehensión coincidiría, ni la concepción de un concepto por un yo, sino mi
bondad. El hecho de que, existente para el otro, existo de otro modo que al existir.
para mí es la moralidad misma”, (p 271), lo anterior implica, que solo se puede ser estando con otros y esto
es cuidadanía porque se está haciendo humanidad a partir de la implicación con
el otro y los otros que se complementan para la evolución y el desarrollo
psicosocial, como bien lo nombra Honneth (citado por Tello, 2011), al hablar
del reconocimiento en la esfera del derecho refiere que: “es la que procura la libertad individual de los sujetos
posibilitando el libre ejercicio de sus capacidades” (p, 48), y es aquí donde el ejercicio de la psicología social
cobra más relevancia, debido a que dicha esfera busca la dignidad humana y el
reconocimiento social como también lo hace la perspectiva psicología social en los diferentes contextos y objetos de
intervención.
La cuidadanía
en la implicación psicosocial en Colombia, tiene como tarea importante desideologizar
lo foráneo como lo nombra Baro citado por Pavón (1.986), implica: “Rescatar nuestra experiencia original”, (p. 337), esto es un descolonizar
que en el buen sentido de la palabra invita a una psicología en la cual sea
pensada por nosotros mismo, a través de nuestras experiencias en las prácticas
psicosociales, es dejar de limitarnos a manipular ideas ajenas que no tienes
nada que ver con nuestra realidad Latina, es implicarnos como psicólogos desde
una cuidadanía que permite una enfoque integral del contexto y las personas que
lo habitan y es ahí donde nos invita Pavón al referirse a la Ética de la liberación
( 2016 ), se trata entonces, “trabajando a la par de los empobrecidos (as), los
oprimidos (as), las explotadas (os), de asumir el desafío de construir una
nueva praxis de la psicología (…)”
(p. 88). Lo anterior involucra a ser humanidad
para el encuentro con el otro o con aquel que pide a gritos la lucha por la
libertad de pensamiento o de otras maneras de hacer las cosas en el buen
sentido de la palabra, es por ello que en palabras de Vives y González (1986), se
podría decir que: “el sentido de
vida está en hacer humanidad a través del amor y la espiritualidad siendo el
foco fundamental para crecer en humildad”.
Las ideas
de Vives y González, y enraizándolas con la implicación psicosocial sobra dejar
claro que lo que se pretende con las diferentes perspectivas psicosociales es
construir humanidad a través de una psicología incluyente como bien lo propone
la cuidadanía que no es más que otra cosa que poner: “el cuidado de la vida en el centro” (1986, p.3), y eso le interesa a la psicología social la cual
cobra sentido cuando se está con el otro para ser y hacer humanidad porque de
lo contrario se cae en el peor error de la ciudadanía que lo que pretende es un
sistema excluyente, que solo pretende abrir nuevas vías para la domesticación y
para la poca reflexión. (1986, p. 1).
Conclusión
En este mismo orden de ideas es urgente que la psicología
social se implique como bien lo nombra Ventura (2011): “el orden implicado debe pues, considerarse como un proceso de
pliegue y des- pliegue continuo de un espacio multidimensional, donde la
estructura general de la materia implica un orden implicado multidimensional.
(p. 95)”.
Es un
trabajar desde adentro en donde el psicólogo/a pone en su accionar su saber
psicosocial pero también se implica en cada acontecer individual, social,
cultural entre otros, de ahí que la perspectiva psicosocial en la impronta de
los practicantes de psicología puede adentrarnos a las diferentes posturas
psicológicas que pueden comprender una problemática psicosocial. Así mismo, una
perspectiva social que trabaja por la democracia, la dignidad humana, y que se
asuma como una apuesta por la vida, dando lugar a una psicología libertaria que
permite las expresiones subjetivas de cada consultante o porque no de cada
persona que se acercó en las diferentes zonas de escucha de las/os practicantes
y que pusieron allí sus situaciones, angustias entre otros. Fue allí, donde cada practicante se implicó en
las historias, hechos y experiencias de cada persona utilizando diferentes
herramientas psicosociales no solo para conocer al otro sino mas bien para
logra comprender su angustia, preocupación o por llamarlo de otra manera su
dolor y llama la atención en las experiencias de cada practicante el trabajo
con el cuerpo inconsciente. Dice Barrero (2020), al hablar del cuerpo inconsciente,
que: “se puede entender como un
conjunto articulado de dispositivos simbólicos altamente ideologizados para la
naturalización, normalización y enraizamiento social de fenómenos sociales,
políticos, económicos y militares potencialmente dañinos para la condición
humana. Un proceso de acostumbramiento sutil para la sumisión extrema y para la
obediencia ciega hacia las crueles condiciones de existencia que imponen las
elites. En el cuerpo inconsciente es que se puede normalizar lo anormal
ideologizado”. (p. 137). Interpretando
la postura de Barrero da lugar a que el cuerpo inconsciente es donde se
normalizan las violencias, los actos crueles que permiten de algún modo la sumisión
y justificación de situaciones que afectan todo un entramada emocional en las
personas que acudieron a las zonas de escucha, los talleres reflexivos entre
otros.
Es
posible creer que hay varias formas de expresión de la
psicología latina y lo importante no es que estás sean sólo respuestas
emancipadoras sino también liberadoras, debido a que la psicología de la
liberación no se liga necesariamente a ideas de izquierda. Hay que pensarla
desde perspectivas más democráticas, progresistas, dado que la psicología tiene
que ir ganando confianza entre las personas. Esto puede lograrse, entre otras
cosas, a través de propuestas como la de formular conversatorios de arrepentimiento,
para Barrero ( 2014 ), “destaca el
arrepentimiento como elemente importante, el mostrar formas concretas de
arrepentimiento, de los responsables cómo participaron directa o indirectamente
en la construcción de esta violencia política que estamos viviendo, pero lo que
se ve es que no hay tales muestras de arrepentimiento al contrario lo que se
hace es aumentar la polarización social, aumentar el odio y el desprecio hacia
el contradictor, (…) entonces el perdón, el famoso perdón del que se habla pues
se vuelve una cosa mucho más compleja porque tienen que irse dando muestras de
arrepentimiento y tiene que irse dando muestras de reparación frente al daño
que se ha generado”. Esta consideración de Barrero nos ofrece una idea sobre la
importancia del arrepentimiento para ir desconfigurando la violencia y crear espacios
para dialogar sobre lo acontecido en la historia Colombina.
Para finalizar, toda la psicología es
social y es política, no es posible sin una relación con el otro y como psicólogos/as
debemos hacer una apuesta de vida que atraviese lo que pensamos, somos, decimos
y hacemos, en términos de clínica, se trata de trabajar con la verdad, la
justicia y la reparación, porque, el problema de la psicología no es de praxis
es de imposiciones políticas y no podemos ser sólo activistas. Hay que pensar,
ser, hacer y hay que humanizar la psicología por ello hay que hablar de
prácticas contra el capitalismo salvaje, porque el anticapitalismo ya es
suficiente de ahí que nuestro papel como psicólogos/a es ser diferentes: ayudar
a que los conflictos grandes no sean manejados políticamente. En este sentido
podemos contribuir a la dignificación de las personas y hay que encontrar
formas de expresión que conlleven a la superación del fatalismo y es necesario
democratizar el saber psicológico.
Desde mi
ventana miro a lo lejos y siento tus huellas con sabor a tú alma, que enuncian
un nuevo regreso a tú casa a nuestra casa esperando tú regreso intermitente y
que espera aun, un nuevo regreso.
Esos
nuevos regresos alegran no solo la belleza de tú alma sino también la alegría
de mi alma que se sumerge no solo en sus perspectivas psicosocial si no también
con tu presencia que me envuelve, en la fragilidad de mi cuerpo, a través de la
oscuridad de la noche, y que dan luz desde la belleza de tú alma. Pero, no solo
es la presencia de la belleza de tú alma, son tus huellas que encienden y han
encendido en las practicas psicosociales la pureza del amor que siento por las
practicas psicosociales, un amor con olor a rosas rojas que perfuman la
suavidad de los hechos vividos, bajo la belleza de aprendizajes que aflora un
bonito recuerdo en cada experiencia vivida.
La
belleza de tú alma, que engrandece la inmensidad de la lucha por la justicia y
por la vida de cada persona, a través de sus aportes teóricos y prácticos en el
ejercicio de las prácticas y esa es la belleza de la psicología que no se toca,
pero se siente.
Referencias
Barrero, E. (2012). Psicología de la liberación.
Del discurso encantador a la praxis liberadora. Ediciones Cátedra Libre.
Barrero, E. (2020). Clínica psicopolítica. Hacia una psicología de la subversión en tiempos
del horror neoliberal. Ediciones Cátedra Libre.
Benatuil, D., &
Laurito, J. (2015). El rol de las prácticas profesionales supervisadas en una
muestra de estudiantes de psicología de una universidad de gestión privada
argentina. PSIENCIA. Revista Latinoamericana de Ciencia Psicológica, 7,
397-410. doi: 10.5872/ psiencia/7.2.141
Giraldo y Fernández. (2013). La
formación de una ciudadanía democrática: Una prioridad de la responsabilidad
social universitaria.
Junco, C. Pérez
Orozco, A., y del Ríos. (2006). Hacia un
derecho universal de cuidadanía (si, de cuidadanía). Revista libre pensamiento, 51, 44-49.
Levinas, M. (2002) Totalidad e infinito Ensayo
sobre la exterioridad. Ediciones sigueme Salamanca.
Pavón, D. (2016), Ignacio Martín-Baró: una lectura en tiempos de quiebres y esperanzas. Editorial Arlekín.
Pavón, D. (1987). Descolonizar e indigenizar: Dos
tareas urgentes en el proceso de liberación de la psicología Latinoamericana.
Tello Navarro, F. (2011). Las esferas de
reconocimiento en la teoría de Axel Honneth. Revista De Sociología, 26, 45–57. https://doi.org/10.5354/0719-529X.2011.27487
Universidad de Nariño. (2014). Reconciliación y
construcción de paz en el Departamento de Nariño. Conversatorio Pasto.
Vives, J. y González, A. (1986). Monseñor Luis Amigó y Ferrer. Obras completas.
Biblioteca de autores Cristianos de la Editorial Católica, S.A.
Ventura, Mª C. (2011). Reflexiones acerca de una nueva psicología del
orden implicado: sistemática, fenomenológica y psicofísica. Educación
y cultura, 22, 89-98. http://ibdigital.uib.es/greenstone/collect/educacio/index/assoc/Educacio/_i_Cultu/ra_2011v/22p089.dir/Educacio_i_Cultura_2011v22p089.pdf
Viveros, E. (2019).
El dialogo como fusión de horizontes en la comprensión hermenéutica de
Gadamer. Perseitas Vol. 7.
Viveros, E. (2016).
Sobre la necesidad de reconocimiento.
Perseitas.
[1]
Marisol Castaño Suárez. Licenciatura en Pedagogía Reeducativa Fundación
Universitaria Luis Amigó. Especialista en: Farmacodependencia Fundación
Universitaria Luis Amigó. Psicóloga Universidad Católica Luis Amigó. Magister
en: Intervenciones Psicosociales Universidad Católica Luis Amigó. orcid.org/0000-0002-1723-0027
marisolpsicologia.especialista@gmail.com

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