domingo, 20 de abril de 2025

ACERCA DE LAS VÍCTIMAS / Darío Ruiz Gómez

 

ACERCA DE LAS VÍCTIMAS

Darío Ruiz Gómez

A las seis de la mañana del miércoles anterior me enteré por un noticiero radial de que este día se estaba conmemorando la muerte de Gaitán y la celebración del día de las Víctimas Lo que se constituía en una pesada broma  ya que el desplazamiento de poblaciones enteras en El Catatumbo que era de 50.000 víctimas seguía aumentando para dar paso a un nuevo Estado bolivariano socialista. Ese mismo día la presentadora del noticiero Caracol de T.V. lo interrumpió para decirle a Colombia que el Catatumbo el ELN acababa de ejecutar a un joven líder social su número cuatrocientos en su guerra de terror contra la población civil. Y a renglón seguido otro noticiero informó que El Clan del Golfo había asesinado en Anorí, la población - donde nací y los grupos violentos no me han permitido conocer -  a un joven campesino, se habían llevado a dos mujeres mientras era imposible el rescate de dos asesinados esta vez por las Disidencias de las FARC o el ELN que se turnan en este macabro oficio de asesinar campesinos, de reclutar niños. Pero coincidencialmente a la vez se nos informó que en la martirizada Arauca a un grupo de ganaderos a los cuales  extorsionaba  las Farc mientras marchaban a una reunión exigida por estos delincuentes, fueron secuestrados por el ELN. Desde hace quince años Arauca ha permanecido bajo el dominio del ELN donde matan a placer tal como lo hizo con el Arzobispo Monseñor Jaramillo, un hecho bochornoso por el silencio cómplice de las Jerarquias de la Iglesia Católica. ¿A cuánto asciende el número de desplazados desde hace diez años en el Cauca estableciendo por parte del ELN e Iván Mordisco y su Secretariado, “territorios libres”? ¿Quién ha cuantificado el abrumador número de víctimas en el Chocó? ¿Puedo decir que vivo en una democracia?

“El victimismo, escribía hace poco Gregorio Morán, se ha convertido en el arma defensiva de los cómplices” Ya que, caso del país vasco, en el poder están no las víctimas del grupo terrorista ETA sino los ejecutores de la violencia que asesinó a 850 personas ,secuestró, extorsionó a miles de sus víctimas. Como si hubiéramos llevado a la Presidencia de Colombia a una delincuente como Sandra Ramírez o a uno de los confesos violadores de niños y niñas que poco faltó para ello en las concesiones de Santos. Ha sido la habilidad de los terroristas y la debilidad vergonzosa de los “representantes de la Democracia” aquello que se nos ha impuesto,tal como se acordó en el acuerdo Santos-Farc regido por un astuto estalinista como Enrique Santiago cuando  ya sabemos que la JEP no castigará por motivos “desconocidos” a esta gran delincuente y que los miembros  del Secretariado de las FARC que públicamente reconocieron sus crímenes gozarán de penas ridículas de cinco años en la tranquilidad de sus apartamentos, sin haber entregado reparación alguna a sus víctimas. ¿A esto se le llama corrupción de la justicia o enajenación moral de los medios de comunicación propiciando mediante su ausencia de crítica que esta catástrofe de la civilización se continúe produciendo? ¿No es igualmente llamativo el silencio de los altos empresarios y de los llamados grupos de presión o de la política reducida al tejemaneje electoral?

Era de esperarse lo que sucedió en el Congreso cuando la mayoría de representantes de los llamados Partidos democráticos salieron a almorzar mientras  que irascibles Victimarias como Aída Avella que nunca fue llamada por la JEP a pesar de  su activa participación en el intento sangriento de las FARC de declarar  Urabá como “territorio Libre” trataban de impedir que las víctimas hablaran. ¿Será que ocho millones de víctimas no aparecen incluidas en la programación electoral de estos Partidos?

 

VIRTUDES PUBLICAS Y VICIOS PRIVADOS / Darío Ruiz Gómez

 

VIRTUDES PUBLICAS Y VICIOS PRIVADOS

Darío  Ruiz Gómez

 Rodrigo Borgia, fundador de la dinastía  familiar de César, maestro éste de la traición, de la intriga, cruel; tratará hasta conseguirlo  en convertirse en el Papa  Alejandro VI. Decimos virtudes públicas y vicios privados porque esto es lo que intentó Rodrigo, ser un gran Papa haciendo grandes obras para la historia como el descubrimiento de América a través de Colón y los Reyes Católicos  pero persistiendo en una vida privada dedicada al vicio, a la infamia. En nuestra época moderna muy pocos han logrado conjugar las virtudes públicas con los vicios privados ya que con el perfeccionamiento de las cámaras espías se ha logrado hurgar  hasta en  los más recónditos rincones de casas, oficinas, moteles, de manera que cada vez la vida privada es asaltada por funcionarios de seguridad o por simples paparazzis dedicados a crear escándalos pillando algún desliz sexual de algún personaje de la vida pública o alta vida privada. El Presidente de una nación debe atenerse al cumplimiento  de las normas de conducta que le exige su papel de ejemplar dirigente de una comunidad. Es el dominio del cuerpo o de las emociones al estar en una ceremonia, al presidir una cena oficial. Llegar tarde y en malas condiciones físicas a una ceremonia pública es ante los ojos de la ciudadanía cometer un grave pecado al demostrar que sus vicios privados están por encima de la conducta pública que le exige la ética al ser el representante de una Comunidad. Recuerdo la historia de aquel Presidente de un país latinoamericano que pudo ser un gran gobernante pero el alcohol terminó por destruir  su vida privada y debió renunciar a su cargo. Traigo a cuento esta historia luego de leer las insidiosas insinuaciones que el ex Canciller Leyva, un intrigante, un ventajoso urdidor de tramas en la sombra para su beneficio personal, ha hecho sobre la presencia del alcohol y la droga en la vida privada del Presidente Petro. Como en la célebre balada aquí se le puede responder a Levya:  ¡Ya lo sabía! ¡Ya lo sabía! Porque la vida privada de Petro ha sido pública hasta en los más mínimos secretos que ha querido ocultar, su homosexualidad por ejemplo. El alcohólico, el vicioso necesitan de compañeros de aventuras lo que, naturalmente despierta una morbosa curiosidad sobre quiénes serán esos compañeros(as) de juerga.

Victoria Camps se ha encargado de recordarnos lo que son las virtudes públicas en especial para un gobernante:  la Excelencia, la Tolerancia, la Responsabilidad y la Solidaridad, virtudes que desde luego están imposibilitados de cumplir los ignorantes y sobre todo los incompetentes o diría yo unos funcionarios como los que le han hecho compañía que solamente pensaron en enriquecerse rápidamente al pregón de “que lo que nada nos cuesta volvámoslo fiesta”. ¿Qué sienten las autoridades municipales y los ciudadanos de una comunidad después de tener que esperar cuatro horas a que el Presidente llegue en malas condiciones físicas y suelte un discurso casi cantinflesco repitiendo lugares comunes sobre un pueblo que no conoce? El alcohol y las drogas ablandan con largas resacas el cerebro e impiden recordar las tareas fijadas aun cuando las repita una funcionaria leyendo de un Computador, de ahí la imposibilidad  de cumplir con las promesas que anunció al comienzo de su mandato como las de la carretera Panamericana en el Sur.  En “Estética de la desaparición” ya nos había recordado Paul Virilio que solamente exhiben su vida privada las gentes vulgares.

 

A SOLEDAD DE LOS ENFERMOS / Darío Ruiz Gómez}

 

LA SOLEDAD DE LOS ENFERMOS

Darío Ruiz Gómez

Escuchando a un destacado abogado pronunciarse sobre la crisis de la salud que ya está causando en Colombia muertes sin cifras por falta de medicamentos, dando explicaciones sobre lo que supone esta grave situación, pero sin decir cómo debemos hacerlo, olvidando que una denuncia no puede ser válida si no está acompañada de la ejemplaridad de una respuesta moral. Otro destacado especialista en salud dio minuciosas explicaciones técnicas sobre esta crisis describiéndola desde el punto de vista más burocrático pero olvidando el inhumano panorama de gentes humildes - o de gentes de todas las clases sociales que han optado por la discreción-  reclamando medicamentos que no van a serles concedidos y anunciando lo que será el elevado número de muertes a un corto plazo,  un vaticinio técnico  que  desconoce  lo que   está sucediendo en el mismo instante en que ambos hablan  ya que es necesario  pensar en las muertes que se multiplican  sin que nadie pueda verificarlas, sin que se tenga en cuenta el sufrimiento de los enfermos abandonados por la ineficacia de unos funcionarios que continúan mirando el problema de la salud como una oportunidad para la politiquería. Las cifras de un informe privado o gubernamental  nunca podrán informarnos  sobre lo que comporta esta tragedia donde el sufrimiento personal, el abandono de los ancianos pobres quienes durante horas y bajo un clima inclemente deben hacer larguísimas colas para finalmente recibir la seca respuesta de un funcionario(a) que les dice que no hay medicamentos y deben devolverse con el ánimo abatido como el de esa pareja de ancianos que se desplazó de un municipio de los Llanos para obtener esta negativa. ¿No hay sufrientes que se quedan en la fila durante doce horas para no perder su puesto? ¿En dónde podrán alojarse esos dos ancianos de los Llanos? El sufrimiento del enfermo no puede ser transformado en palabras, en comunicación verbal o escrita y mucho menos ser cuantificado ya que el sufrimiento de un niño o de un anciano, de una muchacha, los sitúa en un espacio donde ya no es posible la comunicación de aquello que se siente cuando se extingue la confianza que se llegó a tener sobre la piedead humana.

En su magistral texto “La soledad de los moribundos” Norbert Elias describe con inusitada claridad lo que supone toda muerte en esa soledad incomunicable donde el día y la noche se confunden. Y ¿Qué es estar enfermo? No es posible entonces caer en el grosero error de reducir a cifras inventadas lo que supone el sufrimiento causado a una persona por una autoridad inhumana, por una falsa ciencia. Lo más terrible al acudir a mis visitas para el tratamiento de quimioterapia de un cáncer que finalmente se lo llevó, me decía mi amigo Fernando González Restrepo, era llegar a la sala del hospital y constatar el vacío dejado por un niño que se había ido dejando en la mente su lugar de ausencia. ¿Había imaginado la humanidad una pandemia que llevara a que millones de gentes en el mundo debieran morir en la más absoluta soledad? ¿Qué es espacialmente un Centro de salud o un hospital o una clínica? ¿Un lugar para la amistad o un desalmado panóptico? Hablar de salud pública es referirse a esta personalización del sufrimiento   y es por esto que considero que el atropello que viven hoy los enfermos por falta de medicamento constituye un delito de Lesa Humanidad que como tal debe ser penalizado por la Justicia. ¿Y qué pensar de los cientos de heridos y de muertos en estas jornadas repetidas de barbarie de las FARC sin que ninguna voz se levante para condenarlos?

 

 

martes, 15 de abril de 2025

AMOR, MEMORIA Y OLVIDO EN LA FICCIÓN: “LA MUJER DE LOS SUEÑOS ROTOS”, de Antonio Arenas Berrío

 


AMOR, MEMORIA Y OLVIDO EN LA FICCIÓN:

“LA MUJER DE LOS SUEÑOS ROTOS”.

 

                                                         Antonio Arenas Berrío

En todas las obras de María Cristina Restrepo y en especial “La mujer de los sueños rotos” se examina la ciudad. Entrar o salir de la urbe es asumirla en su dimensión interior o exterior. Es prestar atención a la ciudad como escritura y el habitante es una especie de intérprete que, según sus obligaciones y desplazamientos, selecciona fragmentos de la realidad para interiorizarlos secretamente y grabarlos en su memoria. Difícilmente un lector encontrará novelas cargadas de significación y periodos históricos, como esta. Describir el sentido de las circunstancias, es devolver una historia literaria que, por imaginada que sea, se regresará verídica. En las tres novelas de la autora, es usual que lo vivido, hablado, sentido, observado, se convierta en lenguaje literario y urbano. La ciudad es un discurso literario colmado siempre de tradición y análisis de la realidad, mejor de interpretación y explicaciones sobre el entorno. La ciudad de Medellín fue un epicentro de expresión de la violencia y actualmente es un constructo de dispositivos de poder y luchas por territorialidad. La ciudad es una disertación y este discurso es verdaderamente una creación literaria. La ciudad habla en los textos a sus habitantes, nosotros le dialogamos a nuestra ciudad, sólo con habitarla, recorrerla, mirarla, la imaginaremos real. “La mujer de los sueños rotos”, es una atrayente ficción sobre la ciudad de Medellín y focalizada en las décadas de los ochenta y noventa con alcance tanto en el tiempo, como en el tópico y lo que le da un valor extraordinario por estar, al tanto de lo que les pasó a sus habitantes ante el pánico del narcotráfico, los horrores del secuestro y las bombas. Los temas abordados en la novela son muy diversos: meditaciones sobre un amor resquebrajado de una mujer (Laura), los sueños y las ilusiones rotas. Un don Juan y su insensibilidad ante el amor (Fernando). Las épocas violentas y funestas de la ciudad. La parodia de una sociedad permeada por el dinero fácil del narcotráfico. El terror y las bombas. Los recuerdos y el olvido. Las reflexiones íntimas en las que se apunta al fracaso. El secuestro y sus secuelas en la vida de un ser humano. La ola de miedo en la localidad. Los relatos se deslizan a través de un amor resquebrajado. La mujer ve sus sueños rotos al punto que el amor cruza con la violencia y entrelaza varios personajes (Pedro Luís Jaramillo, conocido como Jaimison Ocampo, Laura, Marcela, Juan Camilo, Esteban, doña Lucia y el doctor, Martínez) en un remolino turbulento afectando sus vidas de comienzo a fin. La acción consolida la destrucción del tejido social de todos los habitantes de la ciudad. La infidelidad o la sinceridad intuye meras prácticas transformadoras de la subsistencia. La irrupción masiva de las violencias, secuestros, asesinatos, las masacres dan a nuestras “formas” de existencia efectos inesperados.

El miedo se vuelve una representación de la vida doméstica, es decir, desnaturaliza a la gente. La mujer, la familia y el entorno sufren cambios simbólicos ante el flagelo del narcotráfico, las masacres y lo anómalo del sicariato. La ficción elabora una estrecha alianza entre: narcotráfico-miedo-olvido. Muchos de los sucesos ocurridos en la ciudad, en tiempos pasados, saldrán a la luz y sus habitantes, empezarán a descubrirlo. Profesamos no tener memoria y el olvido creciente representa una especie de insurrección atrasada contra la dolorosa experiencia de la intimidación que se ha padecido. Cerrar los ojos es reducir la dimensión de la realidad y nuestras mentes recontaran un escenario que ya pasó. La ficción es la señal de una Laura destruida y sin ilusiones; se nos pide que nos volvamos prisioneros de un sinnúmero de recuerdos y no olvidemos el terror y el miedo y el gusto por la vida. “La mujer de los sueños rotos”, como texto literario, es un homenaje a la omisión. Es también, la memoria de las gentes de una ciudad sitiada por la violencia. Medellín es, en esta fábula, una urbe ingeniosa, lucrativa y con espíritu moderno, pero con una enorme deuda social con sus habitantes más pobres. La paz y la perfección le han sido esquivas, la industria, la banca, los centros comerciales y el desarrollo urbanístico en sectores como el Poblado, son una prueba de una modernidad ilusoria. Las vías, el tránsito vehicular, el ruido, el hollín, la contaminación visual y el calor han logrado coger, desapercibidos a sus habitantes, que siempre quieren pasar la primavera sin ningún tropiezo, ni atisbo de violencia. Entre extensas carreteras y curvas, yace un río de aguas negras, sin oleajes a cuyas orillas se disfruta la naturaleza. En sus bordes flotan innumerables desperdicios revueltos con espuma y uno que otro remolino donde, en ciertos tiempos del año, toma largos y finos resultados pintorescos, con encendidos de diversos coloridos, ruido y congestión. La muchedumbre camina a lo largo del río, en forma de paseo, siguiendo la carretera, las casuchas de ventas improvisadas y el arrume de vendedores. Al lado del torrente algunos árboles y los esquivos senderos peatonales que, en las épocas de violencia, arrojaban las sobras de la muerte. Por un lado, está el cerro Nutibara, un viejo pueblecito, que descubre la supervivencia antigua y el germen de una sociedad montañera.  A lo lejos se extiende la urbe y se ve el Poblado, aquel barrio de los ricos, escenario donde se tejen de manera patética los hechos violentos del narcotráfico y el auge del sicariato en la ciudad de Medellín. Se plasma la realidad de unos períodos crudos y crueles donde todo tenía su precio y se compraba con el dinero rodeado de sangre. Las imágenes que crea María Cristina Restrepo, en esta novela, son translúcidas y se quiere narrar también, la historia de amor de Laura Martínez y Fernando Pérez; los amores aquí son realizados y negados. El secuestro de Laura es cruel y siniestro y la vida que le perdona Jaimison, una vez van las autoridades en su rescate, es algo inesperado. Se cuenta la situación convulsiva de dos décadas. Se narra como Jaimison Ocampo (Pedro Luís) surge de la nada, queriendo imitar a los ricos desde su juventud.

Se convierte en el lugarteniente del Capo máximo y opera desde una oficina siniestra de sicarios, dándose una vida de lujos y con una extraña y emocionante relación con su madre, quien vive en la comuna trece, reza y ayuda a los más necesitados. Los relatos se mueven como el testimonio de un amor fallido, hay sufrimiento, dolor y deterioro de un ser humano. Cuando las circunstancias sociales son presa de la violencia y el caos son las bombas. Sólo hay espacio para el pasado azaroso y el error de una infidelidad de una mujer. Laura, ahora:” tendría que vivir sin la ilusión de volver a conversar con su antiguo amante. La hora del reencuentro había concluido llena de vacilaciones. Comprendió que faltaban años para que el tiempo cubriera de indiferencia el recuerdo de aquel almuerzo que marcaba el final definitivo de una historia largo tiempo atrás interrumpida”. De toda manera para el lector “La mujer de lo sueños rotos”, esta es una novela de carácter histórico, como sus anteriores ficciones. La ciudad siempre es retratada, vista, leída e interpretada desde diversos periodos fidedignos. María Cristina Restrepo con sus tres novelas: De una vez y para siempre (2000), Amores sin tregua (2006), La mujer de los sueños rotos (2009) y un libro de cuentos: La vieja casa de la calle de Maracaibo (1989), bien podría figurar al lado de novelistas colombianas como: Rocío Vélez de Piedrahita, Elisa Mújica, Alba Lucía Ángel, Flor Romero, Fanny Buitrago, Amparo María Suárez, Marvel Moreno, Laura Restrepo etc. La mujer escritora actualmente, ya no corre los riesgos de los años 50 y 60 al escribir. Seguramente existe una simbólica de la cultura femenina, donde no hay temor a la escritura, el fervor o el freno el yugo de los hombres. La palabra de la mujer bordea la realidad, sin discriminación, ni ideologías sexuales o feminismos, ni contagios de realismo mágico o de picaresca literaria. Al comienzo y al final de la novela, Retrepo coloca en boca del narrador, una reflexión singular que refresca la memoria del lector. Allí se asienta el recuerdo y las ilusiones rotas para que queden ancladas a la conciencia de los habitantes de la ciudad. El argumento lo expresa así: “El tiempo se encargaba de mitigar el recuerdo de las horas de horror, la situación era definitivamente mejor que antes. La violencia parecía haber cedido y la esperanza brillaba para muchos. Durante los últimos años la mayoría de los habitantes de Medellín se había afanado, cada cual, a su manera, con los medios a su alcance, por superar los problemas que asolaron la ciudad durante casi dos décadas. Los empresarios trabajaban para mantener a flote sus industrias. Las autoridades locales ingeniaban nuevas formas de convivencia. Los noticieros de televisión hablaban de la ciudad en términos optimistas, demasiado optimistas tal vez porque el peligro seguía latente, aunque no de aquella manera indiscriminada que la misma Laura había padecido en carne propia. Algunos consideraban que lo mejor era no recordar, echar tierra sobre lo ocurrido, así evitaban cualquier referencia a los duros años de la guerra.

Otros necesitaban mantener vivo el recuerdo del terror para que no volviera a sorprenderlos, de manera que no perdían la oportunidad de ver una película, leer un libro, o registrar cualquier noticia relacionada con la historia que tardaría generaciones en concluir”.

Leer en este momento la novela de María Cristina Restrepo, es un acto de fe y no de olvido. Es la memoria escrita que permanecerá en las nuevas generaciones y la hermenéutica de la ciudad.

 

 

viernes, 11 de abril de 2025

PIERRE HADOT Y LAS TERAPIAS ESPIRITUALES: UNA PERSPECTIVA FILOSÓFICA PARA LOS DESAFÍOS CONTEMPORÁNEOS / Fredy Fernández Márquez

 

Fredy Fernández Márquez

PIERRE HADOT Y LAS TERAPIAS ESPIRITUALES: UNA PERSPECTIVA FILOSÓFICA PARA LOS DESAFÍOS CONTEMPORÁNEOS

Fredy Fernández Márquez[1]

 

A la psicagoga Rocío Cadavid, cuyo coraje expresado en cada palabra, ha enfrentado el dolor, transformándolo en una fuente de felicidad para su spirĭtu en referencia a las personas que ama y están a tu alrededor, porque eres toda una psicagoga experta en leer el alma espiritual.  

A las médicas

Marilyn Monsalve, amante de la salud mental y física. Con su voz melodiosa apacigua las tormentas internas de quienes la consultan, ofreciendo el descanso y la serenidad para el alma. A través de su noble y generoso spirĭtu, disipa las borrascas que azotan lo más profundo de aquellos que la necesitan, dejando tras de sí una luz que va más allá de la aurora boreal. 

Luz Miriam Villegas, cuya voz serena, refleja en cada momento, una paz interior que irradia hacia los demás. Emana con naturalidad y frugalidad, pasión y bondad, en el trato con quienes buscan tu asistencia. Tu noble saber se dirige a lo más profundo del alma, con una mesura provocadora y gentil que calma los males más profundos.    

La vida examinada es la única que merece ser vivida

                                                                          Sócrates.

Es la razón por sí misma lo que hace la vida feliz y agradable, al expulsar todas las ideas y opiniones falsas, y evitar así toda perturbación de la mente

                                                                       Epicuro.

El tiempo de la vida humana no es más que un punto, y su sustancia un flujo, y sus percepciones torpes, y la composición del cuerpo corruptible, y el alma un torbellino, y la fortuna inescrutable, y la fama algo sin sentido [] ¿Qué puede pues guiar a un hombre? Una única cosa, la filosofía

                                                                               Marco Aurelio.

 

Nacido en París en 1922 - 2010, fue director de École Practique des Hautes Études (1964-1986), además, docente del Collège de France (1982). La Universidad de Neuchâtel le otorgó Doctor Honoris Causa. Laureado con el Gran Premio de Filosofía de la Academia Francesa (1999). Goza de una amplia publicación filosófica traducido a varios idiomas. Filólogo, historiador y filósofo. Con un alto influjo ascendente en la Filosofía actual o contemporánea, sobre todo, en Michel Foucault, historiador y filósofo, quien se interesa por su trabajo filosófico en su postrero período, en los comienzos de los años 80s. La influencia de Hadot en Foucault se ubica en: Historia de la sexualidad volumen II-III, en el uso de los placeres e inquietud de sí (2024). Posteriormente publica dos trabajos en referencias a Foucault, que llevan como título: Diálogo interrumpido con Michel Foucault. Acuerdos y desacuerdos (2000), luego, Hadot interviene en un Congreso conmemorativo a Foucault, con la ponencia Reflexiones alrededor del cuidado de sí. Finalmente, en una conversación entre Jeannie Carlier en compañía con Arnold I. Davidson (2009), Hadot hace alusión a Michel Foucault.

     Ambos filósofos sienten una profunda admiración por la filosofía antigua, se preocupaban por la vida práctica en función a los ejercicios espirituales, que buscaban, de alguna manera, aproximarse a la verdad, porque la verdad permite el cambio del individuo o sujeto. No es posible ocultar, la influencia de Hadot en Foucault. Entre los dos se presenta toda una riqueza puesta en común para degustarla en una buena conversación. Las obras filosóficas de Hadot, son paradigmas para diferentes ciencias, entre ella la medicina o en disciplinas como la psicología, entre otras. Cuenta con una amplia producción entre las cuales están: ¿Qué es la filosofía antigua? (1998), Plotino o la simplicidad de la mirada (2004), Ejercicios espirituales y filosofía antigua (2006), Filosofía como forma de vida (2009), No te olvides de vivir. Goethe y la tradición de los ejercicios espirituales (2010), Ciudadela interior (2013), El velo de Isis. Ensayo sobre la historia de la idea de Naturaleza (2015), Elogio de Sócrates (2024), entre otros.

     Desde los griegos, hasta nuestros días, han existido doctrinas, formas, sistemas, paradigmas y métodos filosóficos. Pero se ubican esencialmente en dos orillas. Por un lado, la filosofía como forma de vida o llevar una vida sabia en armonía con la naturaleza (filosofía práctica), una de las tantas preocupaciones es: ¿cómo vivir?, ¿qué hacer con mi vida? En términos socráticos preocupaciones ético-morales. La tarea es transmutar las pasiones a través de los ejercicios espirituales, en otras palabras, aprender a vivir. La otra una filosofía intelectual (hacer academia). Hadot, se inclina por la primera.  

     La filosofía intelectual o académica en las aulas, transformó lo práctico en lecturas de estudios desplegando cantidades de teorías, análisis, virajes, dejando de lado la praxis. Los discursos se hacen presente, pesados con muy pocos interlocutores, en exclusividades hermeneúticas traspasando mucho más allá de lo abstracto. Los espacios como las aulas, ponencias, charlas, exposiciones o congresos se han convertido en reticencias gélidas, filosofía transliteraría  mediatizada en las funciones o actividades inconmensurables, inclusive, en la actualidad recurren al estoicismo que está de moda, como una manera de salir de los problemas físicos-mentales, por los agobios que los asfixia en sus propias angustias, recurriendo al mercado de los auxilios psíquicos que prometen solucionar todo tipo de problemáticas que adsorben a la intensa sociedad del consumo.

      A su vez, la misma filosofía intelectual, ha abandonado campos de estudio como el cuerpo, el gusto, la lógica, la cotidianidad, el afecto, las emociones, las pasiones, la buena vida, la felicidad, entre otras. Lo que la filosofía ha dejado atrás, otras disciplinas como la psicología y la psiquiatría las han recogido y se han apropiado de ellas. Personas inexpertas, han convertido los ejercicios espirituales en bebidas aromáticas. Gracias a lo retomado por la psicología y la psiquiatría, han dado respuesta a muchas problemáticas presentes que padecen los sujetos de hoy, llenos de vacíos, miedos e inseguridades. Sin embargo, muchos profesionales recurren a respuestas inapropiadas debido a la falta de una mirada filosófica antigua, lo que incrementa las complejidades emocionales, que caracterizan las sendas de los calveros solitarios llevándolos a una obcecación absoluta.   

     En los medios televisivos o plataformas abundan los gurús espirituales, ofrecen fórmulas mágicas curativas para aquellos que aún no han resuelto las complejidades de la vida, y que no serán solucionadas ni siquiera por el más cuerdo. Para calmar los problemas mentales o del alma, surgen cantidades de medicamentos farmacéuticos con el objetivo de aumentar más la adicción, verbigratia, el prozac, la fluoxetina o la lectura del tarot, como lo más inmediato, dejando de lado una de las primeras medicinas como lo fue la palabra, a través del diálogo. Esto permitía la elaboración de un cúmulo de conocimientos y técnicas que eran aplicadas como dispositivo para la prevención de enfermedades del alma. A través del lenguaje se trataban las deficiencias humanas, ello permitía la rehabilitación de los individuos o sujetos para que volviesen, otra vez, a la calma interior.

     Abundan los centros de yoga, propuestas como feng shui, la toma de yajé, práctica antiquísima de nuestros ancestros que ha sido vulgarizada por aquellos que se hacen llamar parapsicólogos porque regula el cuerpo, la mente y el espíritu. Sin embargo, olvidan que estas prácticas hacen parte de culturas indígenas específicas, y que ahora, muchas personas angustiadas, se ven atraídos por ellas, creyendo que podrán conectar con espíritus interiores y exteriores para mejorar sus vidas, que han convertido en una marejada de caos y desdicha. En este contexto, emergen también nuevas formas de terapias modernas que, lejos de promover una rehabilitación o transformación genuina del individuo, pueden terminar alimentando adicciones químicas o generando daños en la salud mental. Entre las sustancias que han ganado popularidad como soluciones a crisis existenciales, se encuentran la Psychotria viridis, un componente de la Ayahuasca, la psilocibina contenida en hongos alucinógenos, o incluso la aplicación de venenos como el del sapo Bufo alvarius, conocido por sus efectos alucinógenos o los retiros espirituales, donde buscan una solución con la dirección de un superior sacerdotal, a través de la palabra sagrada.  

     El uso de estas sustancias dista mucho de la auténtica práctica filosófica, que se fundamenta en el autoexamen, la reflexión y la meditación, buscando el bienestar integral del individuo a través de un enfoque holístico, mucho más allá de la simple estimulación química del cerebro o la consecución de metas superficiales. Aunque algunas de estas prácticas pueden generar experiencias de introspección o momentos de conexión profunda con uno mismo, no logran ofrecer la sabiduría que la filosofía antigua proponía como un camino hacia la verdadera libertad interior. A diferencia de las sustancias externas que generan dependencia, los filósofos antiguos o las escuelas helenísticas y romanas, como los escépticos, eclecticismo, cínicos, estoicos y epicúreos, integraban la filosofía en su vida diaria, mediante ejercicios espirituales que cultivaban la reflexión, el autoexamen, la palabra, el diálogo y la meditación. A través de estas prácticas, buscaban transformar la mente y las pasiones, promoviendo una vida en armonía con la naturaleza y la verdad, sin necesidad de intervenciones químicas o artificiales. Esta es la diferencia esencial entre las terapias actuales y la auténtica filosofía práctica, que busca una transformación profunda desde el interior, sin depender de altibajos externos, ni soluciones rápidas ofrecidas por los gurús espirituales de la moda o coaching. Volver a una filosofía práctica es dar un giro de 180 grados. Todo lo que se mueve, pasa, pero cambia; así, como lo enseñó Heráclito, los flujos de la filosofía se han transformado. Los individuos también pasan de un estado a otro, modificándose. Lamentablemente, las terapias o los ejercicios actuales, por más que se ofrezcan en abundancia, para calmar las angustias de las personas, a menudo se limitan a ofrecer soluciones superficiales, mientras que ninguna de ellas les enseña a meditar sobre sí mismos, a pensarse más allá de su propio ser o de su ego.

     Las problemáticas que se han generado, a partir de la salud mental, más las alteraciones o trastornos que engullen a los habitantes de las sociedades actuales, como: la depresión, demencia, toxicomanía, suicidio, la epigenética y la esquizofrenia, develan los trastornos que se han vuelto habituales en los individuos de hoy, padeciendo así el rechazo social, el cual aumenta los problemas de salud mental, como lo manifiesta Thomas Szasz:

[] La noción de enfermedad mental se emplea hoy en día sobre todo para confundir y «justificar hábilmente» los problemas existentes en las relaciones personales y sociales, tal como la noción de brujería fue utilizada con el mismo fin desde comienzos de la Edad Media hasta bastante después del renacimiento (1994).  

     Szasz, sabe claramente que en la actualidad se vive de una forma terapeutizada, para cada afección emerge una terapia o ejercicio cualificado como solución al declive personal. Se debe reconocer que, una buena intervención, por parte de un médico, psicólogo o psiquiatra se puede convertir en un buen cimiento estimable y eficiente para dar respuestas a las inquietudes de los trastornos mentales de las personas que la solicitan. La pregunta es: ¿a cuál terapia o ejercicio recurrir?

     Hadot, a través de sus obras, deja plasmado la existencia de varias escuelas clásicas griegas y latinas filosóficas, como cada una de ellas poseían sus propios ejercicios espirituales, por ejemplo, la escuela estoica, que le apostó a la virtud, tranquilidad y a la felicidad. Mientras que la epicúrea, apostaba por el placer que es el principio y fin de la felicidad. Los cínicos, por su parte, apostaban por enfrentar la vida con sabiduría, entre otras escuelas. Ahora bien, la filosofía, psicología y la psiquiatría tienen sus propios intereses. Todas ellas van en busca de la misma disposición: “la felicidad del individuo o sujeto”.  

     Hadot es todo un fiel observador de la naturaleza humana. Usa los ejercicios espirituales de la antigüedad como hilo conductor, para señalar la practicidad que poseen las terapias o ejercicios a través de la filosofía práctica. La idea hadotiana, permite acercar, poco a poco, a los individuos a la areté a través de la paideia como educación racional del alma, para el cuidado de la misma. Porque a medida que transcurre el tiempo y las prácticas sociales germinan, las falsedades también van dejando a los sujetos en pleno desvalimiento. Este es el nuevo milenio en el cual, se vive, lleno de incertidumbres, vacíos, miedos, líquido, riesgos, cambios climáticos, pandemias, consumo, espectáculos con artistas de papel celofán, que sólo brillan un instante, de generaciones extraviadas en sus propias identidades sexuales, trastornos como el TEPT, las herencias epigenéticas, el ADN no codificante (ADNnc), las influencias de los genes CRF1, CRF2, el microARN y otras afecciones que estropean el alma, por cierto, bastante abandonada por los individuos que lo llevan todo a la colectividad o al montón, la cual gira en su propio ritmo repitiendo el ciclo. En palabras de Nietzsche: el eterno retorno. Todo parte, pero se devuelve perpetuamente a través del redondel. Todo fallece, pero emerge de nuevo, así es el transcurrir de la humanidad. Ante ese proceso del eterno retorno, debería existir una ruptura, la cual es la propuesta de Pierre Hadot. En palabras de Molina Gómez, Cambiar la mirada (2004): una transformación. Es decir, un proceso para la trascendencia del alma que irradie el cuerpo. Según Callaway, Schnitker y Madison (2020) trascender es, entonces, atravesar la división entre uno mismo y los otros, o entre uno mismo y el mundo (2021. P. 48). Ese manifestarse es el mirar dentro de sí mismo que, de acuerdo con C, Jung: Quien mira afuera, sueña; quien mira dentro, despierta (2021. Vol. 1). Auscultar desde los cimientos más ocultos y temerosos del yo, por oscuros que estos sean.     

     Cambiar la mirada, es enfrentarse a sus propios temores, aunque esto ocasione pavor, pánico, espanto o sobresaltos que desajustan al ser en su pobre devenir. El transformarse es la trascendencia dentro de sí, para ver su otra existencia interna, para luego reflejarla hacia el exterior o fuera de sí mismo. Eterno retorno: dentro-fuera. De acuerdo a Hadot:

La palabra latina conversio corresponde de hecho a dos términos griegos de diferente sentido, por una parte, a episthrophe que significa «cambio de orientación» y que implica la idea de un retorno (retorno al origen, retorno a uno mismo), y por otra a metanoia, que significa «cambio de pensamiento», «arrepentimiento», sugiriendo la idea de mutación y renacimiento. Se produce por lo tanto dentro del concepto de conversión cierta oposición interna entre la idea de «vuelta al origen» y de «renacimiento» (2006. P. 177). 

     La permuta hadotiana, se da al girar la posición que se tiene por una abjuración que se propague más allá de los presupuestos cotidianos de la persona. Retornar a la fuente del nacer para direccionar la vida fuera, de manera pertinente y evitar contaminar los actos con la sociedad del consumo, no sentirse extranjero dentro de sí. No es excluirse, es saber mirar el orden establecido por la sociedad postmoderna y no dejarse arrastrar por la multitud. El principio, nacer u origen de cada persona es fundamental, porque es allí donde se acredita la mayoría de los cimientos de la adultez. Dejar de sentirse ajeno consigo mismo. Al respecto, argumenta Hadot: la impresión de ser una ola en un océano sin límites, de ser una parte de una realidad misteriosa e infinita(2009. P. 28). Al enfrentarse a sí mismo, se ven sus propias olas, fantasmas, dementores, depresiones, su propia oscuridad, lo más siniestro de sí, que se encuentran presos de los miedos producidos por la fe, la educación, la moralina, la familia y los adultos.   Desafortunadamente, cuando no se busca ayuda profesional adecuada o se realiza una intervención incorrecta, ya sea médica, psicológica o psiquiátrica, esto puede llevar a engaños, aumentar las ilusiones distorsionadas, generar confusión y profundizar la sensación de desesperanza. En algunos casos, estas circunstancias pueden desencadenar pensamientos oscuros o dañinos, afectando gravemente el bienestar emocional y la salud mental de la persona. Esto, a su vez, puede llevarla a tomar decisiones que, no solo impactan su vida, sino también la de sus seres más cercanos.

     Leerse a sí mismo, no es ser un gran sabio, es ser filósofo. El sabio todo lo sabe, el filósofo busca la verdad. Y muchas verdades están dentro de la persona. Conocerse implica la búsqueda de su propia verdad, de su origen (Del latín orīgo -īnis) principio, el nacimiento, la raíz y la causa de ese algo que se busca como lo es la verdad de sí, la ciudadela interior. Para los griegos de la época, los ejercicios eran consuetudinarios (Del latín. consuetudinarius), praxis reglamentadas a consagrarse, lo cual les permitía transformarse o convertir, particularmente, su vida de manera progresiva, paso a paso para salir de sus miedos, rencores, egoísmos. Esta lectura interna, se volvía inteligible para luego hacerse toda una analogía (Del latín. Analogĭa, a su vez del gr. ναλογα), de esta manera se buscaba una vida virtuosa no te olvides de vivir. Era dar el paso de un estado a otro. Ruptura entre el consumo que impone la sociedad como lo son las riquezas, la abundancia, opulencia, placeres, despilfarro, honores, arrogancia, displicencia, ego, que implicaban toda una carencia de la ética, la moral y sus valores. Hadot, propone en sus obras ese giro o cambio de mirada por sabiduría, virtuosidad, asombro, contemplación, simplicidad, para el reposo y la tranquilidad del alma, la filosofía como forma de vida. En palabras de Hadot:

Estos ejercicios () corresponden a un cambio de visión del mundo y a una metamorfosis de la personalidad. La palabra espiritual permite comprender con mayor facilidad que unos ejercicios como estos son producto no solo del pensamiento, sino de una totalidad psíquica del individuo (2006. P. 24).

     Lo que propone el pensador francés con los ejercicios, no es una mera conjetura, es la búsqueda de la transformación simultánea: Mente-Cuerpo, como sabiduría para la vida, virtud del saber existir. Liberarse de las culpas y la opulencia, hacer de los ejercicios un hábito práctico, pleno todo, un giro de su ser-yo, para no caer en los círculos viciosos impuestos por la sociedad líquida y de consumo. El ejercicio que propone Hadot es toda una protréptica, la cual no implica por sí o por sí mismo una denominación, por el contrario, es toda una deconstrucción de una forma de vida que provoque la mirada simplista plotiniana, verbigratia:

¿Que cómo puedes ver la clase de belleza que posee un alma buena? Retírate a ti mismo y mira. Y si no te ves aún bello, entonces, como el escultor de una estatua que debe salir bella quita aquí, raspa allá, pule esto y lo limpia lo otro hasta que saca un rostro bello coronando la estatua, así tú también quita todo lo superfluo, alinea todo lo torcido, limpia y abrillanta todo lo oscuro y no ceses de «labrar» tu propia estatua hasta que se encienda en ti el divinal esplendor de la virtud, hasta que veas «a la morigeración asentada en un santo pedestal» (Plotino, 1992. P. 92).  

     El trabajo filosófico de Hadot, es importante y significativo, porque provoca una mirada a las escuelas helenísticas y latinas como paradigmas para el presente o para las sociedades actuales. La intención hadotiana, es auscultar su ciudadela interior, con una mirada apoyada en una simplicidad como educación del alma, a través del velo de Isis, para que no nos olvidemos de vivir, tener la filosofía como forma de vida, apoyados en los ejercicios espirituales desde la filosofía antigua. El ser humano es y debe de ser su propio laboratorio, en el encontrará todos los materiales necesarios: Vaso de precipitados, probeta, pipeta, microscopio, medir, calentar, mezclar sus propios líquidos, medir sus volúmenes, transferir los líquidos pequeños, ampliar su propia visión interna-externa para ver mucho mejor su mundo interior, para luego proyectarse al mundo de las apariencias sin extraviar su sentido de vida. Toda una preparación para salirse de la vida cotidiana, para evitar la prolongación y el retorno de lo mismo, con lo mismo. Aclarando que en los ejercicios es vital la oralidad. El provocar de la palabra a través del diálogo, generalmente en los debates. En estas escuelas se utilizaba la diatriba como una herramienta de choque con el otro u otros. El diálogo como trebejo, es el medio más adecuado para hacer hermeneútica, análisis e intelección del mundo, de la vida para la propia reflexión de sí mismo dentro y fuera de su universo. Lo anterior, permite mirar las quimeras del individuo o sujeto para interpretar mucho mejor su permanencia en este mundo, para Hadot, esto sería el verdadero filosofar para hacer de la vida toda una virtuosidad, la areté (ρητή-Bueno, lo mejor).    

     Recurrir a lo necesario, a su propia paidología, o si es posible a las ciencias agógicas en referencia a su propia lectura desde la infancia. Porque se hace tan difícil saber vivir o incluso sobrevivir. Objetarse a sí mismo, debería de ser el propósito para iniciar los progresos del alma en alusión al cuerpo. Implicaría ubicarse tanto geográfica como existencialmente ante el mundo y su universo, a través de su propia interpretación. Para lograrlo, es más adecuado recurrir a una acción dialógica interna: una práctica que lleva hacia la Anabasis, evitando en la medida de lo posible la dromología. A lo anterior, Hadot, recurre a Sócrates: debe justificarse a sí mismo y la manera en que vive y ha vivido. Las preguntas socráticas lo obligan pues a preocuparse por sí mismo y por consiguiente a cambiar de vida (1998, p. 195). Ahora bien, ¿por qué debe transformarse la persona? La vida se enfrenta constantemente a abismos. Quien se transforma traza su propia línea de fuga, sin ver estos abismos como meras ilusiones, sino como puntos que deben ser trascendidos y dejar de lado la subjetualidad. Una de las tantas propuestas hadotiana como la anterior, es apelar a la filosofía antigua como forma de vida,el discurso filosófico se origina por tanto en una elección de vida y en una opción existencial, y no a la inversa(1998, p. 16), es un saber vivir ante el universo y el destino, que depara un más allá de la cotidianidad. Ante todo, se debe evitar la posverdad interna-externa, concepto que deviene del inglés post-truth. Es decir, es una alteración o de malformación de la verdad que modifica la existencia y su realidad, la cual manosea las emociones, pasiones de la sociedad o de la persona. Un ejemplo de ello es que, en Colombia, los periodistas de los medios tradicionales de comunicación, todos los días convierten sus noticias en posverdad: mentiras, pura información psicomágica. Los sujetos o individuos, de acuerdo a Hadot, no deben mentirse a sí mismos, porque deforman su propia realidad tanto dentro como fuera, confundirse a sí mismo, ello evitaría la transformación de sí. Se debe evitar la posverdad, porque supone renunciar a su propio conocimiento crítico. ¿A qué llama Hadot ejercicios espirituales? El autor, explica este concepto así:

Ha sido intensamente discutida. ¿por qué la he escogido? Me impactó mucho el título de una antología aparecida después de la guerra. Beethoven, llamaba ejercicios espirituales a los ejercicios de composición musical que hacía hacer a sus alumnos y que estaban destinados a alcanzar cierta forma de sabiduría estética, los famosos ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola habían sido heredados del pensamiento antiguo por mediación de los monjes que habían empleado la expresión ejercicios espirituales a propósito de su práctica, según mi opinión el concepto de ejercicios espirituales no era religioso, pues tenía un origen filosófico, busqué todas las alternativas posibles, ejercicios morales, ejercicios éticos, ejercicios intelectuales. Entonces me resigné a emplear la expresión ejercicios espirituales que se emplea en todas partes desde hace tiempo para designar aquellas prácticas voluntarias de las que he hablado (2009. P. 144-145)[2].                             

     El concepto de espíritu proviene del latín spirĭtus, que hace referencia a un ser inmaterial, pero dotado de razón, aunque intangible. Los ejercicios espirituales son una forma de saber cómo llevar la vida en sociedad y en relación con el mundo, frente a la incitación, la seducción y las distintas distracciones que nos rodean. Estos ejercicios buscaban educar el alma para aprender a vivir.

     Los vínculos entre las personas se desarrollan a través del diálogo, la lectura, la palabra, la reflexión y la escucha atenta. También incluyen saber escoger los alimentos, consultar cuando es necesario, y dejar de lado el egoísmo, la indiferencia, escapar de los malos recuerdos, la envidia y el rencor. Implican, además, aprender a saber morir, leer la vida y el mundo que nos rodea, y crear nuevas formas de conocimiento, cogito ergo sum (meditar), esquivar la resistencia al salirse de sí, fuera de su zona de holgura, para ver el fondo de su propio ser. Asomarse a su propio averno para renunciar a sus propios temores inculcados antes de su adultez. Evitar que el ego administre nuestras vidas. Salirse de la ignorancia a través de la meditación como si fuera un ritmo gamma con una musicalidad beta. En palabras de C. G. Jung: hasta que el inconsciente no se haga consciente, el subconsciente dirigirá tu vida, y lo llamarás destino (2003) temor a las propias sombras. Porque el inconsciente es el paso o la transición al espíritu, y esa es la grandeza de Pierre Hadot, porque los ejercicios espirituales llevan al individuo más allá de su consciencia y de su propia sombra, para que el ego sea mucho más diáfano. 

     La ascesis, el autoestudio o la exploración interna son fundamentales, así como el manejo adecuado de nuestros impulsos, reacciones y deberes. También consiste en educar nuestras pasiones y emociones, conmemorar las cosas bellas, caminar, saber beber, observar más allá de la realidad, disfrutar de la música, escribir y amar la naturaleza, dejar el miedo a lo desconocido, entre otros aspectos. Por ello: no debes apartarte de tus principios ni cuando duermes, ni al despertar, ni cuando comes, bebes o converses con otros hombres (2006, P. 27-28). A renglón seguido sostiene Hadot: libérate de las pasiones siempre provocadas por un pasado o un futuro que en absoluto depende de nosotros (Ídem). Hacer de la meditación parte de nuestras vidas, en palabras de Foucault como si fuera una obra de arte, aunque no nos dice como hacerlo. A lo anterior, Roca Jusmet afirma:

El arte de vida es algo que vamos construyendo a partir de nuestra experiencia y la filosofía forma parte de ella, pero no es un arte de vivir. La filosofía nos hace más lúcido, pero no más felices (2023, P. 124).   

     Entristece, porque es enfrentarse a sí mismo, deconstruye lo que nos pasa, cambiar la mirada y dejar de lado las falsaciones que se han construido, pero que a la postre no han generado nada valioso al ser humano, solo vaguedad profunda. Una de las tantas ideas hadotianas es la de redescubrirse, que entristece a sí mismo, un esfuerzo que apunta mucho más allá de la cotidianidad, la liberación de sí, como cuidado de sí hacia los demás.

     Es hora de volver a lo que Hadot llamó: filosofía como forma de vida, sin antifaz, evitando los extravíos, sin descuidar el alma como emblema de lo que nos queda de vida. Evitando a toda costa los libretos de autoayuda, los gurús, coaching, la farsa, inclusive dejar a un lado la guía de Chayanne en su canción Cuidarte el alma. Los engaños abundan como solución a los problemas del alma:

Pero el problema no reside justamente en el original sino en la copia, y es esta última la que se ha impuesto en nuestros días con la fuerza de un vendaval incontenible y con la supuesta evidencia de ser portadora de beneficios (Giusti, 2015. P. 19). 

     El facilismo es el amo y propiedad de las mentes en la actualidad, engañan o alucinan a los transeúntes desvalidos de su propio ser, prevaliéndose de las palabras que acompañan los traumas que los sujetos, a través del tiempo han adquirido, es decir, un candor engañoso. El ideal hadotiano es el alma. En ella ve lo más puro para alcanzar la fóvea retinal humana, por ejemplo, la phrónesis (φρόνησις), apostándole a las ciencias del lenguaje, como hilo conductor para apoyarse en los ejercicios espirituales y la filosofía antigua, permitiendo así la verdadera eudaimonía (ευδαιμονία), el quid pro quo algo ha cambiado de algo sería lo mínimo para lograr a conmutar, es o sería el preludio para una buena etiología para conocer a fondo las causas de las cosas que atormentan a los sujetos o individuos de hoy. La aporía como orden inviable racional tendría que ser objetada, porque no permitiría las prácticas propuestas de Hadot. Es uno de los oponentes que se encuentran constantemente en las sociedades actuales, como una línea de escape, en la cual, muchas de las infelicidades están puestas.

     El trabajo filosófico de Pierre Hadot, ha fundamentado una deconstrucción profunda que abre una nueva perspectiva en la filosofía: hacer de la vida misma una filosofía. Sus obras deberían ser una referencia indispensable para aquellos que inician su camino filosófico en la actualidad. Les invita a ver en la Sophrosyne (σωφροσύνη) un ideal sublime de equilibrio mental, donde la formación del carácter se asemeja a una tesela, pieza fundamental de un todo. Leer a Hadot es liberarse de las construcciones apofánticas, es un ejercicio de leer sin prejuicios, perjuicios ni limitaciones filosóficas, ya que su discurso trasciende las fronteras de los dogmatismos y doctrinas que aún siguen imperando. A través de sus escritos, busca ejercitar la mente, emprender un camino para revelar la intencionalidad subyacente en los libros de autoayuda y los bestsellers que han colonizado nuestra cultura contemporánea. Hadot invita a ver con los ojos del alma, así como el Búho de Minerva levanta el vuelo al anochecer.   

 

Referencias Bibliográficas

 

Foucault, M. (2024). Historia de la sexualidad Volumen II. España. Siglo XXI. 

__________ (2024). Historia de la sexualidad Volumen III. España. Siglo XXI. 

Giusti, M. (2015). Disfraces y extravíos. Sobre el descuido del alma. Perú. Fondo de Cultura Económica.

Hadot, P. (1998). ¿Qué es la filosofía antigua? España. Fondo Cultura Económica.

_______ (2000). Diálogo interrumpido con Michel Foucault. Acuerdos y desacuerdos. Madrid. Alianza Editorial                

_____________ (2004). Plotino o la simplicidad de la mirada. España. Ediciones Alpha Decay.

_____________ (2006). Ejercicios espirituales y filosofía antigua. Madrid. Siruela. 

_____________ (2009). Filosofía como forma de vida. España. Ediciones Alpha Decay.   

_____________ (2010). No te olvides de vivir. Goethe y la tradición de los ejercicios espirituales. Madrid. Siruela. 

_____________ (2013). Ciudadela interior. España. Ediciones Alpha Decay. 

_____________ (2015). El velo de Isis. Ensayo sobre la historia de la idea de Naturaleza. España. Ediciones Alpha Decay.       

_____________ (2024). Elogio de Sócrates. España. Ediciones Alpha Decay.

Jung, C. G. (2003). Los arquetipos y lo inconsciente colectivo. Madrid. Editorial Trotta.   

Jung, C. (2021). Cartas, vol. 1. Brasil. Editora Vozes. 

Molina Gómez, C. (2004). Cambiar La mirada. Diez Ensayos sobre educación ciudad y sociedad. Palmira. Editorial Luis Amigo. Fundación Universitaria.

Roca Jusmet, L. (2023). Manifiesto por una vida verdadera. España. Ned Ediciones.    

Rueda Castaño, J. M. (2021). ¿Qué significa transformarnos? Aproximación a la noción de transformación en Pierre Hadot. Bogotá. Editorial Universidad Del Rosario.  

Szasz, T. (1994). El mito de la enfermedad Mental. Buenos Aires. Amorrortu editores

Plotino. (1992). Eneada I. Bogotá. Editorial Planeta.  

 



[1]. Filósofo. Historiador. Especialista en Cultura Política. Mg en filosofía Moral. Ph. D. Doctor. Filosofía contemporánea. Docente universitario-secundaria. Investigador. Orcid: 0000-0001-8230-8831. frecho13@hotmail.com

 

[2] La cita fue modificada por el autor del ensayo, por su extensión.

¿EL PRINCIPIO DEL FIN? / Darío Ruiz Gómez

 

¿EL PRINCIPIO DEL FIN?

Darío Ruiz Gómez

El Sr Presidente apareció en la tarima de la Plaza de Bolívar para dirigirse a los distintos sindicatos, asociaciones de indígenas, escuelas públicas que disciplinadamente iban llegando a la plaza en apoyo a su llamado revolucionario. El Presidente lucía inestable, nervioso talvez porque quiénes lo rodeaban no eran sus Ministros y Vice Ministros, altos cargos, tampoco las juventudes universitarias, sus teóricos políticos. El rumor se refería a que Carlos Ramón González ex director de Inteligencia y que está siendo imputado por corrupción en el UNGRD; muy enfermo había buscado asilo en Cataluña. Notoria ausencia, pero para ir atando cabos recordemos que hace meses Junqueras, dirigente de ERC estuvo en la Casa de Nariño firmando el acuerdo por el cual Petro apoya la libertad de Cataluña. Pero sí estaba presente y muy alborotado Fredy Muñoz el de la célebre maleta con cocaína, exembajador en Nicaragua donde apareció desfilando al lado de los siniestros Ortega y Murillo con el uniforme de los defensores de la Dictadura. Estaba presente la representante de los Comunes que con su dulce acento caribeño nos informó alguna vez que los 18. 000 niños reclutados por las Farc habían venido a ellos por su propia iniciativa, huyendo de sus hogares, buscando  la hospitalidad de estos “amigos de los niños”.  Estaba también, como nó,  María José Pizarro sonriente y atenta como Muñoz a aplaudir con presteza las frases de cliché sobre los pobres y los ricos malditos con un déficit de ideas políticas, de conocimiento de las regiones que esta vez y hecho un manojo de nervios, el Sr Presidente ya resteó esa fraseología, esperando seguramente que la narrativa sobre  los rumbos del actual populismo le sean dictados por sus invisibles consejeros.

Las ausencias de sus altos funcionarios no creo que se haya debido a discrepancias ideológicas, o por descontento con el manejo de un plan de paz que nunca ha existido, tampoco se han librado guerras intestinas o discrepancias de fondo en la elaboración de las únicas estrategias que se les ha conocido: las de enriquecerse rápidamente y escapar.  Quien está en desacuerdo tenía que haberlo expresado públicamente. Muchos exmilitantes del M19 fuera del gobierno han venido señalando sin temor alguno lo que la ambigüedad de la Paz Total supone  y sobre todo disimula  y hoy es el verdadero problema que un gobierno que se dice justiciero debe atender, el crecimiento inmoderado de los grupos delincuenciales ocupando territorios, la mamadera de gallo que suponen las llamadas mesas de conversaciones, el aumento incesante de desplazados y de colombianos que siguen huyendo del país. Solamente en España la cifra de exiliados llega a 800.000. La imagen del Sr Presidente en la tarima llamando nazis  a quienes no están de acuerdo con él, olvidando que el discurso de sus funcionarios es nazi,, no es la imagen del optimismo ni de la confianza de que esta problemática se irá solucionando ya que el avance de la barbarie parece incontenible tal como lo demuestra la degradación de la estructura de gobierno, de sus funcionarios. El belicoso Alfredo Mondragón supone la entrada en el poder de los cuadros de choque sustituyendo al verdadero representante político, esto es lo característico de todo régimen fascista. ¿Qué hacia el canal de t.v. de un desalmado como Hollman Morris en el Plateado? Es aquí donde el cuadro de Goya, “Saturno devorando a su hijo”, nos recuerda que quien juega con fuego muere quemado. ¿Es el principio del fin o el horror por adelantado?

 

EL NUEVO POPULISMO / Darío Ruiz Gómez

 

EL NUEVO POPULISMO

Darío Ruiz Gómez

Llamo una vez más la atención a los encargados de imagen delo Presidente Petro porque  el vehemente llamado a salir a las calles, cortar carreteras, acudir a la violencia de las trifulcas por parte de la Minga indígena, las centrales obreras, los estudiantes y profesorado revolucionario  hay un anacronismo terrible, un deja vu ya que al ver al Presidente levantar los brazos recordé inevitablemente aquellas jornadas  que viví en mi adolescencia cuando los dirigentes de Rojas Pinilla desataron unas jornadas de terror recurriendo no al pueblo sino a la plebe, al populacho. ¿No recordamos a Pedro Castillo y su enorme sombrero en el momento de comunicar el cierre del Congreso del Perú? No había terminado de leer su mensaje cuando de inmediato fue detenido por las fuerzas militares en defensa de la Democracia. El error de los asesores de Petro fue no haberse dado cuenta de que este tipo de proclama necesita de un Caudillo que no existe y de que a quienes colocaron detrás del Presidente no eran al pueblo”  si no a una comparsa disfrazada de indígenas, de obreros, de sindicalistas Esta treta es propia de los populismos para negar la directa representación de esos sectores sociales, negando el derecho a la diversidad, a la pluralidad política y colocando como en el peronismo o el populismo de López Obrador y hoy de la Sheinbaum a caricaturas de politiqueros disfrazados de “representantes del pueblo” No digamos Venezuela donde el madurismo coloca a narcotraficantes como “representantes del poder popular” Hoy en estos países el populismo es utilizado para mantener en la pobreza y la ignorancia a los pobres militantes, a las indiadas  ya que la estructura económica que supone irreversiblemente el narcotráfico ha conducido como en Colombia  al desfase entre una falsa clase dirigente “para el cambio” proveniente  de la corrupción y el narcotráfico y un pueblo mantenido en el analfabetismo como en Bolivia con la demagogia de lo ancestral, lo raizal. ¿Podemos hablar entonces de una clase trabajadora si lo que históricamente la sustentaba, el trabajo, ha desaparecido?

¿A qué llamamos pueblo bajo la economía globalizadora que el narcotráfico sustenta? El pensador Jacques Ranciére nos aclara que Pueblo es un término general que designa más un concepto político que una realidad material. Ningún antropólogo “progre” se ha preguntado sobre como un corrupto dirigente como Feliciano Valencia destruyó una frágil identidad como las de los indígenas del Cauca movilizándolos hasta convertirlos en niños grandes que protestan sin saber por qué. Cuando el Presidente Virgilio Barco logró que el M19 se rindiera y entregara sus armas un alto dirigente de este movimiento lleno de entusiasmo convocó a las “masas populares” a reunirse en la Plaza de Bolívar a esperar su llegada. Nadie lo esperó y la plaza solitaria lo devolvió a la realidad. ¿Quiénes le volaron una pierna a Navarro Wolff en un atentado? Ellos mismos. Entonces debemos también preguntarnos sobre esa clase obrera que dicen representar demagogos baratos como Maltese y Fabio Arias si el Sindicalismo no puede cobijar a una clase obrera que ya no existe porque el trabador como señala Zygmunt Bauman no es ahora un desempleado si no un exconsumidor. El populismo ha cambiado de rostro en el mundo al vaivén de los grandes cambios económicos, de ahí la peligrosidad de este modelo anacrónico que llevará a un irracionalismo político sin precedentes. Pero al inesperadamente confesar Petro que la violencia en el Cauca la están haciendo los Carteles mexicanos considerados por el Gobierno Trump como terroristas, lo que está haciendo, paradójicamente, es justificar  la intervención directa del Gobierno norteamericano.