lunes, 25 de noviembre de 2024

Santiago Serna / Poemas




Poemas

Santiago Serna / 


Testamento

Devuelvo mis pertenencias a la nada:

25 gramos de cabellera, 300 huesos menos uno,

12.600 horas de sexo memorable.

 

Una fe infinita en el fracaso,

Bohemio, promiscuo y lenguaraz,

Una presencia para siempre altiva.

Ni tampoco humilde, no faltaba más.

 

Una cuantiosa inversión en botellas de vino,

Una deuda rigurosa con los muertos.

 

Un atado de cartas de despedida,

Un puñado de corazones rotos.

 

Entrego mis despojos a este mar tempestuoso,

Unas cuantas uñas mordidas

Un par de días y mil noches

robadas a la poesía.

 

Una amante inolvidable,

Un coqueteo incesante con la muerte

 

La sonrisa de un amigo que colgó sus sueños

en un árbol de silencio,

la amistad de un gato negro.

27 años derramados, siete meses, doce días y contando.

 

No se engañe nadie no

No se engañe nadie no,

No tengo nada que ofrecer, soy una carta marcada, un juego de azar.

Pagando a la soledad el precio caro del amor, me fui arruinando.

Conozco esta vida ambulatoria de cuartos de hotel.

Desconozco la felicidad, esa que para muchos es una norma es para mí una excepción, la abundancia me resulta tan dañina como la necesidad.

Bebo hasta la embriaguez y hago el amor hasta quedarme dormido. Soy avaro con el dolor, como debe ser.

Mis apetitos no tienen otro límite que la fatiga o el aburrimiento.

Soy ávido, terco y voraz, me fumo en la mañana los cigarrillos de todo el día. Trabajo en las calles dedicando versos robados a transeúntes que sienten lástima y me arrojan unas monedas, ¡qué importa! de todas formas, poesía es prostitución. Duermo en las bancas de las iglesias y así me siento más cerca de Dios, al fin y al cabo, el camino errado es también un camino, me volveré un ojo de poeta, una enredadera venérea, recuperando así mi naturaleza invasora para cubrirlo todo, acecharlo todo, verlo todo y sumirlo todo  bajo mi reino de las sombras.

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