jueves, 29 de febrero de 2024

LOS INTELECTUALES Y LA PAZ / Darío Ruiz Gómez

 

LOS INTELECTUALES Y LA PAZ

Darío Ruiz Gómez

En un video Félix de Azua el gran escritor y pensador español y a propósito de la salida de Fernando Savater del periódico “El País” del cual  éste fue columnista durante cuarenta y tres años es decir desde la deslumbrante aparición  de este medio de comunicación como  defensor preclaro de la libertad de opinión, de la necesidad de modernizar  las instituciones del Estado ancladas aún en el franquismo y abrir un espacio propicio al diálogo de la política y la cultura, propósito que reafirmaba mediante un gran periodismo y la concurrencia en sus páginas de las voces de los más importantes pensadores  contemporáneos  hasta que  con el transcurrir de los años  cuando se hicieron notorias  las fricciones causadas  por una lucha interna de poderes  se  fue mostrando que  esa filosofía inicial  se había agrietado  ante  la opinión pública.  El llamado modelo Berlusconi comenzó a desconfigurar todas las secciones bajo el dictado de la era del consumismo para el cual era más importante la crónica del espectáculo, la frivolidad de las varietés que la secciones de cultura. La claridad democrática fue igualmente permeada con la irrupción del chavismo, del peronismo, del castrismo defendidos bajo  el ladino sofisma de que “ es necesario escuchar todas las opiniones”   El despido de Savater es el  resultado de estas derivas no resueltas como señala Azua. Resumo aquí estas consideraciones sobre una propuesta periodística  y  los sucesos  que terminaron por minar su imagen democrática  Como conocedor de primera línea de estos contratiempos y contradicciones ya que algunos de sus protagonistas se graduaron conmigo en la legendaria Escuela Oficial de Periodismo a lo largo de estos años he escrito muchos artículos de análisis sobre este amargo final.

Azua quien tuvo el valor en su momento de denunciar el populismo de Ada Colau  y de los nacionalistas catalanes y se trasladó a vivir a Madrid para que su familia no sufriera atrocidades como la de la imposición a la fuerza del catalán como lengua única, señala  que  quien impone hoy  los contenidos políticos del periódico  es el bufón del chavistamadurista  Zapatero, - sí el que mandó al exilio a 10.000.000 de españoles con su quiebra económica-   y también  poderes ocultos que espantan. ¿Dineros de Maduro, de las Farc, del kirchnerisma, de Evo Morales? Ya que sus periodistas respecto al caso de Latinoamérica han sido obstinados defensores de estos regímenes  como ha sucedido en el caso de Colombia donde  sus enviados han demostrado desde hace años su solidaridad con la guerrilla tal como el corresponsal que denuncié en su momento y que a cinco días antes  de que reventara el llamado “estallido social”  ya informaba por anticipado  que  en Colombia había comenzado  la más violenta represión policial”. La identificación total de “El País” con Sánchez y con  el sanchismo ha llevado a una  necesaria  toma de posiciones de muchos catedráticos, intelectuales colaboradores de sus páginas  a renunciar a sus columnas ya que no se puede  ser cómplice de esta astracanada  de la  amnistía a los terroristas del  Tsunami  de los enemigos  de España que han terminado por destruir económica y culturalmente   a  Cataluña , de los cómplices de las fechorías de Putin como Puigdemont. De izquierda no es el sanchismo quien intenta acabar con el Estado de Derecho  y a favor de la paz no pueden estar los áulicos del nacionalismo de Eta, de la Cup: quiénes seguimos por t.v esas intensas jornadas de terror con corte de carreteras y  ensañamiento  contra quienes  hablan  español, no podemos agachar la cabeza y aceptar que en nombre de la paz eso “no sucedió”. La tarea del intelectual en estos momentos consiste en su defensa de la libertad de expresión, en la condena  abierta  del terrorismo y en denunciar  a una justicia de pandereta.  La pluralidad social y no un multiculturalismo pernicioso.  Postdata: la información sobre la relación de Puigdemont con Putin antes de las jornadas de terror las hizo  Michiko Kakutani en su texto “La muerte de la verdad”. Ediciones Galaxia Gutenberg 2019   

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